Artículos
Reacciones musculares
faciales ante imágenes con diferente contenido social. Un índice fisiológico de
empatía afectiva
Facial
muscle reactions to pictures with different social content. A physiological
index of affective empathy
Carlos Gantiva c.gantiva@uniandes.edu.co
Universidad de los
Andes, Colombia
Rocío Cendales c.gantiva@uniandes.edu.co
Universidad de San
Buenaventura, Colombia
Maite Díaz
Universidad de San
Buenaventura, Colombia
Yesenia González
Universidad de San
Buenaventura, Colombia
Reacciones
musculares faciales ante imágenes con diferente contenido social. Un índice
fisiológico de empatía afectiva
Interdisciplinaria, vol. 37,
núm. 1, 2020
Centro
Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines
Los autores son titulares de los derechos
sobre sus producciones y ceden a la revista Interdisciplinaria el derecho a la
primera publicación de cada uno de sus trabajos.
Recepción: 29 Enero 2018
Aprobación: 27 Noviembre 2019
Resumen:
La empatía tiene dos componentes, el afectivo y el cognitivo. La
empatía afectiva es la capacidad para sintonizarse afectivamente con las
emociones que experimentan otras personas. Su medición se ha hecho,
tradicionalmente, a través de medidas de auto-reporte, sin embargo, algunos
estudios de población latinoamericana han utilizado medidas fisiológicas de la
empatía afectiva. Adicionalmente, se ha planteado la hipótesis de que las
personas expuestas a contenido gráfico violento (ej., conflicto armado) pueden
estar desensibilizadas hacia este tipo de estímulos. Por ello, el objetivo del
presente estudio fue evaluar la actividad de los músculos cigomático y
corrugador ante imágenes con diferente contenido social, con el fin de
establecer la validez de estas medidas fisiológicas como indicadores objetivos
de empatía afectiva. Se registró la actividad electromiográfica de estos
músculos faciales en 60 sujetos (30 con alta y 30 con baja empatía afectiva),
mientras observaban imágenes con contenido social positivo, neutral y negativo.
Los resultados mostraron que los participantes con alta empatía afectiva
respondieron con mayor actividad del músculo cigomático ante imágenes sociales
positivas y con mayor actividad del músculo corrugador ante imágenes sociales
negativas, en comparación con los participantes con baja empatía afectiva.
También se encontró una relación positiva y significativa entre los puntajes en
la escala de preocupación empática y la actividad de los músculos cigomático y
corrugador ante imágenes positivas y negativas, respectivamente. Los resultados
sugieren que la actividad electromiográfica de los músculos faciales es un
indicador objetivo de empatía afectiva y se recomienda utilizarlo para aumentar
la validez de los estudios en este campo. No se encontró evidencia de
desensibilización ante estímulos sociales aversivos en esta muestra.
Palabras
clave: empatía, indicador,
cigomático, corrugador, electromiografía.
Abstract: Empathy has two components,
the affective and the cognitive component. Affective empathy is the ability to
emotionally tune into the emotions that other people experience. Its
measurement has been done, traditionally, through self-report measures,
however, there are some studies in Latin American population that have used
physiological measures of affective empathy. Additionally, it has been
hypothesized that people exposed to violent graphic content (e.g., armed
conflict) may be desensitized to this type of stimulus. In this context, the
objective of the present study was to evaluate the activity of the zygomatic
and corrugator muscles to pictures with different social content, in order to
establish the validity of these physiological measures as objective indicators
of affective empathy. The electromyographic activity of these facial muscles
was recorded in 60 subjects (30 with high affective empathy and 30 with low
affective empathy), while observing pictures with positive, neutral and
negative social content of the International Affective Picture System (IAPS).
The results showed that the participants with high affective empathy responded
with greater zygomatic muscle activity to positive social pictures (.2,96=
5.93, . = .01, η.. = .11) and with greater corrugator muscle activity to
negative social pictures (.2,96 = 4.85, . = .02, η.. = .09), in
comparison with participants with low affective empathy. The correlation and
regression analyzes show a positive and significant relationship between the
scores in the empathic concern scale of the Interpersonal Reactivity Index
(IRI) and the activity of the zygomatic muscle to positive social pictures (β =
.39, R. = .15, . = 3.00, . = .004), and the
corrugator muscle activity to negative social pictures (β = .27, R.=
.07, . = 1.99, . = .05). The results suggest that the electromyographic activity
of the facial muscles is an objective indicator of affective empathy. The
increase in the activity of the zygomatic and corrugator muscles in people with
high affective empathy, when they observe stimuli with different social
content, can be supported by the mirror neuron system and the theory of
simulation as an explanatory mechanism of empathy. The mirror neuron system is
composed of a complex network of visual areas in the occipital, parietal and
temporal regions and two predominantly motor regions, which interact to
generate movements similar to those observed, in this case the facial
expressions of the stimuli. This response in facial mimicry induces affective
states similar to those observed, which leads to a response of affective
empathy. Finally, the results of the present study do not support the
hypothesis of a desensitization in the participants to negative social stimuli
due to the fact of being Colombian, because independently of the level of
affective empathy, all of them responded with greater activity of the
corrugator muscle to negative social pictures in comparison with neutral and
positive pictures. However, as shown in the results, this response was
significantly higher in participants with high affective empathy. This result
cannot be generalized to the entire Colombian population, given the small size
of the sample and its origin. Overall, the results suggest that responses of
the zygomatic and corrugator muscles to stimuli with different social content
are reliable indicators of affective empathy, and can be used as physiological
markers of this kind of empathy in neuroscience and psychophysiology research.
No evidence of desensitization was found toward aversive social stimuli in this
sample.
Keywords: empathy, indicator, zygomatic, corrugator, electromyography..
Introducción
La empatía es la habilidad para entender y responder a los
mensajes emocionales de las demás personas (Decety
y Jackson, 2004). Está dividida en dos componentes, la empatía afectiva,
que es el proceso por el cual la respuesta emocional de otros genera una
reacción similar en el observador (sintonía afectiva o contagio emocional) y la
empatía cognitiva, que es la habilidad para adoptar el punto de vista de la
otra persona (teoría de la mente) (Lamm,
Batson y Decety, 2007; Tabernero y
Politis, 2016). De esta forma, la empatía comprende una ruta de ascenso (bottom-up) de
resonancia afectiva y una ruta de descenso (top-down) de procesos cognitivos,
las cuales son influenciadas por otras variables como la motivación (Decety, 2011).
En la neurociencia cognitiva, se considera que la empatía
depende de estructuras cerebrales superiores, aunque sus sustratos fisiológicos
subyacentes son necesariamente compartidos con aspectos más generales de la
emoción y la sociabilidad, que se ubican en estructuras cerebrales inferiores y
del sistema nervioso autónomo (Carter,
Harris y Porges, 2009; Porges, 2007).
La habilidad de usar información afectiva para predecir el
comportamiento de los demás o regular el propio comportamiento hace de la
empatía un elemento fundamental para la adaptación social y el desarrollo moral
(Vachon, Lynam y Johnson, 2014). Una
de las principales suposiciones con respecto al papel de la empatía en las
relaciones humanas es que inhibe los comportamientos antisociales (Jolliffe y Farrington, 2004; Miller y Eisenberg, 1988) y facilita la
conducta prosocial (Eisenberg y Miller,
1987). Por ejemplo, los sujetos con conducta antisocial, violencia o
agresión sexual son descritos como poco empáticos (Marshall, Hudson, Jones y Fernández, 1995;
Miller y Eisenberg, 1988). La baja
empatía también se relaciona con los síndromes externalizantes incluidos en el
DSM V (American Psychiatric Association,
2013), tales como los trastornos de conducta, el trastorno de personalidad
antisocial y el trastorno narcisista de la personalidad.
A pesar de la importancia de la empatía para el ajuste social de
los individuos y la explicación de algunos comportamientos disfuncionales, la
mayoría de los estudios en este campo se han desarrollado a través de medidas
de auto-reporte. Por ejemplo, el meta-análisis desarrollado por Vachon et al. (2014), con 86 estudios
realizados con población adulta desde 1960, identificó que solo el 7 %
utilizaron medidas objetivas de empatía (ej. pruebas de laboratorio). Ninguno
utilizó medidas fisiológicas como índices de empatía afectiva o cognitiva.
Cuatro meta-análisis que han evaluado la posible relación entre
empatía y agresividad (Jolliffe y
Farrington, 2004; Lovett y Sheffield,
2007; Miller y Eisenberg, 1988; Vachon et al., 2014) han encontrado
evidencia contradictoria. En todos se ha concluido que una posible causa de la
inconsistencia de los datos es el uso limitado de medidas objetivas de empatía,
como por ejemplo las pruebas de laboratorio o el registro de respuestas
fisiológicas.
Diferentes investigaciones muestran evidencia a favor del uso de
medidas fisiológicas para el estudio de la empatía. Por ejemplo, las personas
con alta empatía afectiva responden con mayor actividad del músculo cigomático
ante rostros alegres y con mayor actividad del músculo corrugador ante rostros
de ira (Dimberg, Andréasson y Thunberg,
2011; Dimberg y Thunberg, 2012; Hühnel, Fölster, Werheid y Hess, 2014).
Estas respuestas fisiológicas reflejan el sistema motivacional activado por los
estímulos (mayor actividad del músculo cigomático indica un estado motivacional
apetitivo y mayor actividad del músculo corrugador un estado motivacional
aversivo) (Bradley, Codispoti, Cuthbert y
Lang, 2001), por lo cual son índices fisiológicos de la sintonía afectiva
entre el observador y la respuesta emocional expresada por las personas en las
imágenes.
Este mecanismo ha sido previamente descrito en los estudios sobre
contagio emocional (Hatfield, Cacioppo y
Rapson, 1992; MacDonald, 2003), en
donde el proceso inicia con la percepción del rostro del otro individuo,
continúa con la respuesta de mímica facial que sirve como mecanismo de
retroalimentación para la propia persona y la induce a un estado emocional
similar, lo que finaliza en una respuesta de empatía afectiva y posteriormente,
empatía cognitiva. Este proceso está soportado a nivel neurobiológico por el
sistema de neuronas espejo que valida la teoría de la simulación como mecanismo
para el desarrollo de la empatía (Gallese,
2001; Gallese y Goldman, 1998).
La empatía se da como resultado de la interacción entre sus dos
componentes (i.e., afectivo y cognitivo); de hecho, se ha encontrado una
correlación positiva entre empatía afectiva y cognitiva (Pérez-Albeniz y de Paul, 2003). Sin
embargo, la empatía afectiva ocurre antes que la empatía cognitiva (Decety y Meyer, 2008). Esto se ha
demostrado a través de estudios de enmascaramiento, en donde la rápida
exposición (30 ms) a expresiones faciales de ira y alegría producen,
respectivamente, respuestas automáticas (i.e., sin procesamiento cognitivo), en
los músculos corrugador y cigomático (Dimberg,
Thunberg y Elmehed, 2000). De esta forma, la actividad de estos músculos
han demostrado ser indicadores confiables de procesos automáticos de mímica
facial (primer paso para la empatía afectiva, Hess y Blairy, 2001).
En países latinoamericanos son escasas las investigaciones que
han estudiado la empatía bajo esta metodología. La mayor parte suelen utilizar
instrumentos de auto-reporte (Pineda et
al., 2013; Plata, Riveros y Moreno,
2010) o técnicas cualitativas (Cortés,
Torres, López-López, Pérez y Pineda-Marín, 2016), las cuales tienen
limitaciones debidas al efecto de la deseabilidad social (Vachon et al., 2014). Esto ha generado
que el estudio de la empatía a través del registro de respuestas fisiológicas
tenga poca difusión.
Adicionalmente, en Colombia (país en donde se obtuvo la muestra
del presente estudio), existe la hipótesis de que debido al conflicto armado
que se ha presentado durante los últimos 50 años y a la sobreexposición a
imágenes al respecto en la población general, se ha generado una desensibilización
a estímulos con alto contenido social-afectivo negativo, así como un déficit en
la respuesta de empatía (Barreto, Borja,
Serrano y López-López, 2009; López y
Sabucedo, 2007). Sin embargo, no existe evidencia de este fenómeno a través
del registro de respuestas fisiológicas.
Por todo lo expuesto anteriormente, el objetivo del presente
estudio fue comparar la actividad de los músculos cigomático y corrugador ante
imágenes con diferente contenido social afectivo en personas con baja y alta
empatía afectiva. Esto se hizo con el fin de confirmar su validez como
correlatos fisiológicos de empatía afectiva y evaluar la hipótesis de una
posible desensibilización hacia estímulos con alto contenido social aversivo en
poblaciones que han estado expuestas a contenido gráfico violento. En caso de
que esta última hipótesis fuera cierta, se esperaría que los participantes,
independientemente de su nivel de empatía afectiva, presenten una actividad del
músculo corrugador de intensidad baja y no significativamente distinta ante
imágenes con diferente contenido social (i.e., positivo, neutro, negativo).
Debido a los resultados encontrados en otras poblaciones (Dimberg et al., 2011; Dimberg y Thunberg, 2012; Hühnel et al., 2014) y a la evidencia
sobre el carácter automático de las respuestas del músculo corrugador y
cigomático ante estímulos con diferente contenido social afectivo (Dimberg et al., 2000), la hipótesis del
presente estudio fue que las personas con alta empatía afectiva tendrían mayor
actividad de los músculos cigomático y corrugador ante imágenes con contenido
social positivo y negativo, respectivamente, en comparación con las personas con
baja empatía afectiva.
Método
Participantes
Los participantes se seleccionaron a través de un muestreo no
probabilístico intencional. La muestra estuvo conformada por 60 participantes
pertenecientes a población general con un rango de edad entre 18 y 30 años, los
cuales fueron divididos en dos grupos: baja empatía afectiva (. = 30) y alta
empatía afectiva (. = 30), de acuerdo con el puntaje obtenido en la escala de
Preocupación Empática, principal índice de empatía afectiva del Índice de
Reactividad Interpersonal (IRI) (Davis,
1980; Vachon et al., 2014). Debido
a que los puntajes en empatía afectiva suelen ser mayores en mujeres que en
hombres, la selección de los participantes se hizo a través de una división de
medianas (median-split)
separadas por sexo; de lo contrario, la muestra de sujetos con alta empatía
afectiva hubiera quedado conformada en gran parte por mujeres (Dimberg et al., 2011).
En la Tabla 1 se resumen las características
sociodemográficas básicas y los puntajes en la escala Preocupación Empática de
los participantes. Como criterios de exclusión al estudio se tuvo en cuenta el
reporte de enfermedades físicas o psicológicas, estar bajo tratamiento
farmacológico y tener problemas de visión no corregidos. Todos los
participantes firmaron el formato de consentimiento informado y el estudio fue
aprobado por el Comité de Ética de la institución.
Tabla 1
DE: Desviación estándar
Estímulos y manipulación experimental
Se seleccionaron 36 imágenes del Sistema Internacional de
Imágenes Afectivas[1] ([IAPS] Lang,
Bradley y Cuthbert, 2008). De estas, 12 representaban interacciones
sociales positivas (ej. personas felices o sonriendo), 12 representaban
interacciones sociales neutrales (ej. personas sin expresiones emocionales) y
12 representaban interacciones sociales negativas (ej. personas llorando, con
dolor o sufriendo).
Para la selección de las imágenes del IAPS se utilizaron los
valores normativos de la población colombiana (Gantiva, Guerra, y Vila, 2011), a partir
de los puntajes en las dimensiones de valencia y arousal (los cuales van de 1 a
9). Se utilizaron los siguientes criterios: a) las imágenes con contenido
social positivo no debían tener diferencias significativas en arousal en
comparación con las imágenes con contenido social negativo (. = 5.22, DE = .64; . =
5.76, DE
= .55; .(2,35) = 20.61, . = .08); b) las imágenes con contenido
social positivo fueron seleccionadas de aquellas con altos puntajes en
valencia, mientras que las imágenes con contenido social negativo tenían bajos
puntajes en valencia (. = 7.20, DE = .45; . = 2.31, DE = .47; .(2,35) =
272.58, . < .001); y c) las imágenes con contenido social neutral tenían
puntajes intermedios en valencia y arousal (. = 5.65, DE = .62; . = 4.27, DE = .52), con diferencias
significativas en valencia y arousal con las otras dos categorías de imágenes (todas las
. < .002).
Las imágenes fueron presentadas por seis segundos en un monitor
de pantalla plana de 19 pulgadas localizado aproximadamente a 60 centímetros
del participante. Se organizaron cuatro órdenes diferentes para la presentación
de las imágenes; cada orden estuvo conformado por 36 ensayos contrabalanceados,
con la restricción de no presentar dos imágenes consecutivamente de la misma
categoría de contenido social. Cada uno de los órdenes fue presentado a 15 participantes.
El intervalo entre ensayos varió aleatoriamente entre 10 y 14 segundos. La
presentación de las imágenes fue programada con el software E-Prime 2.0 (Psychology
Software Tools, PA, USA). El experimento se llevó a cabo en una sola sesión con
una duración aproximada de 45 minutos.
Registro de medidas fisiológicas
La actividad de los músculos cigomático y corrugador se registró
con un equipo PowerLab 26T (AD Instruments, Australia). La electromiografía
(EMG) fue registrada con electrodos de 4 mm de Ag/AgCl colocados sobre los
músculos cigomático y corrugador izquierdos (Fridlund y Cacioppo, 1986). Se utilizó un
filtro de banda entre 10 a 1000 Hz y la señal se integró y rectificó con una
constante de tiempo de 500 ms. Ambas respuestas se adquirieron con una tasa de
muestreo de 1000 Hz y se registraron en microvoltios (µv).
Medidas de auto-reporte
Para la evaluación de la empatía afectiva se utilizó la escala
de preocupación empática de la versión validada en Colombia del IRI (Davis, 1980; Pineda et al., 2013). El IRI es un
instrumento compuesto por 28 ítems con opción de respuesta de 0 a 4 que se
califica a partir de la suma de cada ítem en cada una de las cuatro escalas
(toma de perspectiva, fantasía, preocupación empática y estrés personal por
empatía). La escala de preocupación empática es la principal escala de empatía
afectiva (Vachon et al., 2014). La
consistencia interna de esta escala fue de .77.
Procesamiento de datos y análisis estadístico
La actividad de los músculos cigomático y corrugador se obtuvo a
partir del cálculo del área bajo la curva de la respuesta de cada músculo
durante la presentación de cada imagen; para esto, al valor de cada muestra
durante el período de observación de la imagen (6 s), se le restó la actividad
media durante el segundo previo al inicio de la imagen. Posteriormente, se obtuvo
el promedio de todos los puntajes diferenciales por cada categoría de imagen.
El análisis de los datos fisiológicos se hizo a través de dos
ANOVAs 2 × 3 bifactoriales mixtas, con la variable Grupo (Baja empatía / Alta
empatía) como factor intersujeto, la variable Imagen (contenido social
positivo, neutral y negativo) como factor intrasujeto y cada respuesta
fisiológica como variable dependiente. Los análisis post-hoc se hicieron a través de
la comparación de pares utilizando la corrección Bonferroni. Se reporta el
tamaño del efecto para cada ANOVA (η..; pequeño ≥ .01, medio ≥ .06, grande ≥
.14; Cohen, 1988) y para las
comparaciones de pares (. Cohen).
Finalmente, con el objetivo de establecer la relación entre los
puntajes en la escala Preocupación Empática (empatía afectiva) y las respuestas
de los músculos cigomático y corrugador ante las imágenes con contenido social
afectivo (i.e., positivas y negativas), se realizó un análisis de correlación
de Pearson y un análisis de regresión lineal. El nivel de significancia para
todos los análisis fue de .05 y se llevaron a cabo en el programa estadístico
SPSS 20.0.
Resultados
Actividad del músculo cigomático
El ANOVA identificó un efecto principal significativo para Imagen
(.2,96 = 13.16, . = .001, η.. = .21). Las imágenes con contenido
social positivo generaron mayor actividad del músculo cigomático (. = 4.28, DE = 7.65), en
comparación con las imágenes con contenido social neutral (. = .81, DE = 1.92, .=
.001, . Cohen = .62) y negativo (. = .27, DE = .99, . = .003, . Cohen =
.73). También se encontró un efecto principal significativo para Grupo (.1,48
= 5.13, . = .02, η.. = .09); en general las personas con alta empatía afectiva
respondieron con mayor actividad del músculo cigomático (. = 2.66, DE = 4.25), en
comparación con los participantes con baja empatía afectiva (. = .77, DE = 1.91, . =
.02, . Cohen = .57). Sin embargo, como se identificó en la interacción
significativa Grupo × Imagen (.2,96= 5.93, . = .01, η..= .11),
únicamente las imágenes sociales positivas generaron una actividad
significativamente mayor del músculo cigomático en los participantes con alta
empatía afectiva en comparación con los participantes con baja empatía afectiva
(. = .01, . Cohen = .71) (ver Figura 1A y Tabla
2).
Actividad del músculo corrugador
El ANOVA identificó un efecto principal significativo para
Imagen (.2,96= 19.79, . < .001, η.. = .29). Las imágenes con contenido
social negativo generaron mayor actividad del músculo corrugador (. = 3.40, DE = 5.39), en
comparación con las imágenes con contenido social neutral (. = .91, DE = 2.02, .
< .001, . Cohen = .61) y positivo (. = -.43, DE = 1.26, . < .001, . Cohen =
.97) y las imágenes con contenido social neutral mayor actividad que las
imágenes positivas (. = .003, . Cohen = .79). El factor Grupo no fue
significativo (.1,48 = 2.86, . = .09, η.. = .05).
Como se observa en la Figura 1B, el efecto de
interacción Grupo × Imagen fue significativo (.2,96 = 4.85, . = .02,
η.. = .09), solamente las imágenes con contenido social negativo generaron una
actividad significativamente mayor del músculo corrugador en los participantes
con alta empatía afectiva en comparación con los participantes con baja empatía
afectiva (. = .04, . Cohen = .61) (Tabla 2).
*. < .05
Figura 1
*p < .05
Tabla 2
Alta empatía afectiva M(DE) |
Baja empatía afectiva M(DE) |
||
Músculo cigomático |
Positivas |
6.61 (9.22) |
1.55 (3.91) |
Neutrales |
1.06 (2.47) |
.52 (.90) |
|
Negativas |
.29 (1.06) |
.26 (.93) |
|
Músculo corrugador |
Positivas |
-.67 (1.66) |
-.14 (.34) |
Neutrales |
1.22 (2.57) |
.55 (1.03) |
|
Negativas |
4.82 (6.74) |
1.72 (2.38) |
Nota: La magnitud de la respuesta está expresada en µv.
Relación entre los puntajes en empatía afectiva y la EMG facial
El análisis de correlación mostró que los puntajes en la escala
Preocupación Empática tienen una relación positiva y significativa con la actividad
del músculo cigomático ante imágenes sociales positivas (. = .39, . = .004) y
con la actividad del músculo corrugador ante imágenes sociales negativas (. =
.27, . = .05). El coeficiente de regresión estandarizado (β) revela una
pendiente positiva y significativa entre el puntaje en la escala Preocupación
Empática (empatía afectiva) y la actividad del músculo cigomático ante imágenes
con contenido social positivo (β = .39, R. = .15, . = 3.00, . = .004) (Figura 2A) y una pendiente positiva y significativa con la
actividad del músculo corrugador ante imágenes con contenido social negativo (β
= .27, R. =
.07, . = 1.99, . = .05) (Figura 2B).
Figura 2.
Discusión
La presente investigación tuvo por objetivo comparar la
actividad de los músculos cigomático y corrugador ante imágenes con diferente
contenido social en personas con baja y alta empatía afectiva, con el fin de
validar esta metodología y su uso como índice fisiológico de este tipo de
empatía. Los resultados mostraron que los participantes con alta empatía
afectiva respondieron con mayor actividad del músculo cigomático ante imágenes
positivas y mayor actividad del músculo corrugador ante imágenes negativas. Asimismo,
los puntajes en la escala preocupación empática, que mide empatía afectiva,
están relacionados positiva y significativamente con la actividad de los
músculos cigomático y corrugador ante imágenes positivas y negativas,
respectivamente. Sin embargo, esta relación fue mayor con la actividad del
músculo cigomático ante imágenes sociales positivas en comparación con la
actividad del músculo corrugador ante imágenes negativas.
La mayor actividad de los músculos cigomático y corrugador en
los participantes con alta empatía afectiva sugiere que experimentan un mayor
afecto positivo ante imágenes sociales agradables y un mayor afecto negativo
ante imágenes sociales desagradables (Bradley
et al., 2001; Gantiva y Camacho, 2016;
Gantiva, Guerra y Vila, 2015; Michelini, Acuña y Godoy, 2015), lo que
refleja una sintonía afectiva entre el observador y el contenido social del
estímulo, requisito fundamental para la empatía afectiva (Decety y Jackson, 2004; Lamm, Batson y Decety, 2007).
Estudios previos han reportado resultados similares; por
ejemplo, Dimberg et al. (2011)
encontraron en personas con alta empatía afectiva mayor actividad de los
músculos cigomático y corrugador ante expresiones faciales de alegría e ira,
respectivamente, lo que indica mayor mímica facial en las personas con alta
empatía afectiva. Estas diferencias se observan desde los 500 ms (Dimberg y Thunberg, 2012) e incluso sin
que la persona sea consciente de lo que observó (Dimberg et al., 2000).
El incremento en la actividad de los músculos cigomático y
corrugador en personas con alta empatía afectiva, cuando observan estímulos con
diferente contenido social, puede estar soportado por el sistema de neuronas
espejo (Gallese, 2001) y la teoría de
la simulación como mecanismo explicativo de la empatía (Gallese y Goldman, 1998). El sistema de
neuronas espejo está compuesto por una red compleja de áreas visuales en las
regiones occipital, parietal y temporal y dos regiones predominantemente
motoras (parte anterior del lóbulo parietal inferior y el sector del lóbulo
frontal conformado por el cortex premotor ventral más la región posterior del
giro frontal inferior) (Acharya y Shukla,
2012; Rizzolatti y Craighero, 2004),
las cuales interactúan para generar movimientos similares a los observados, en
este caso las expresiones faciales de los estímulos. Esta respuesta de mímica
facial induce estados afectivos similares a los observados lo cual desemboca en
una respuesta de empatía afectiva.
En conjunto, los resultados de los diferentes estudios sugieren
que las respuestas de los músculos cigomático y corrugador ante estímulos con
diferente contenido social son indicadores confiables de empatía afectiva y
pueden ser utilizados como marcadores fisiológicos en investigaciones en el
campo de las neurociencias y la psicofisiología.
Finalmente, los resultados del presente estudio no apoyan la
hipótesis de una desensibilización en los participantes ante estímulos sociales
negativos (Barreto et al., 2009; López y Sabucedo, 2007), pues
independientemente del nivel de empatía afectiva, todos respondieron con mayor
actividad del músculo corrugador ante imágenes sociales negativas en
comparación con las imágenes neutrales y positivas. Este resultado no puede ser
generalizado a toda la población colombiana, dado el tamaño reducido de la
muestra y su procedencia.
Los resultados de esta investigación deben ser analizados
tomando en cuenta las siguientes limitaciones. Primero, solamente se utilizaron
respuestas fisiológicas como índices de empatía afectiva; en futuros estudios
se sugiere utilizar medidas fisiológicas de empatía cognitiva, como por ejemplo
resonancia magnética funcional (Neumann y
Westbury, 2011). Segundo, si bien se utilizaron medidas de auto-reporte y
fisiológicas de empatía, existen otras metodologías para evaluarla; por
ejemplo, respuestas conductuales ante inducción de estados afectivos en el
laboratorio y lectura de gestos faciales (Vachon
et al., 2014). El uso de diferentes metodologías y su correlación
permitirán comprender de forma más integral el papel que tiene la empatía sobre
el comportamiento.
Finalmente, la distribución de los sexos al interior de cada
grupo no fue equitativa (mayor número de hombres que de mujeres), lo que
conlleva a que los resultados sean más generalizables a los hombres. Sin
embargo, se resalta que no hubo diferencias significativas en la distribución
de sexos entre los grupos, lo cual favorece la validez interna de los
resultados.
Referencias bibliográficas
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