Artículos
La toma de decisiones
de rescatistas y la efectividad en primera ayuda psicológica
The
decision making of the rescuers and effectiveness in the first psychological
aid
Aldana Sol Grinhauz solgrin@yahoo.com.ar
Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica, Argentina
Sergio H. Azzara azzarasergio@gmail.com
Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica, Argentina
Alejandro M. Otamendi solgrin@yahoo.com.ar
Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica, Argentina
Susana C. Azzollini solgrin@yahoo.com.ar
Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
La
toma de decisiones de rescatistas y la efectividad en primera ayuda psicológica
Interdisciplinaria, vol. 37,
núm. 2, 2020
Centro
Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines
Los autores conservan la titularidad sobre sus
trabajos y ceden a la revista Interdisciplinaria el derecho a la primera
publicación de cada uno de sus artículos.
Recepción: 06 Julio 2018
Aprobación: 29 Julio 2020
Resumen:
Se realizó un estudio explicativo y transversal con el objetivo
de analizar la efectividad y los tiempos en la toma de decisiones al momento de
brindar una primera ayuda psicológica (PAP) en las fases iniciales de un
desastre en función del estilo y el proceso decisorio implicados. Se tomó una
muestra no probabilística intencional de 165 voluntarios rescatistas de cuatro
cuarteles de la zona de AMBA, se los dividió aleatoriamente en dos grupos
(capacitados y no capacitados en PAP) y, a su vez, dichos grupos fueron
divididos aleatoriamente respecto de la consigna impartida en la evaluación
sobre el proceso decisorio a utilizar (decidir en función de lo que se piensa o
de que lo que se siente). Asimismo, cada rescatista fue clasificado como
“racional” o “afectivo” según el estilo decisorio urgente medido por el
instrumento Bases for Urgent Decisions under
Extreme Circumstances Inventory (BUDECI). Los resultados
mostraron que los menos efectivos y más lentos fueron aquellos rescatistas
capacitados con un estilo urgente decisorio afectivo, bajo una consigna que
apelaba también a lo emocional. Este último grupo no presentó diferencias
respecto de su efectividad cuando se lo comparó con el grupo de los no
capacitados. La mayor efectividad la obtuvieron aquellos grupos que tenían un
estilo o una consigna de tipo racional. La capacitación en PAP ha posibilitado
la adquisición de estrategias de acción sencillas. Se concluye que el estilo
decisorio y/o una inducción decisoria racionales favorecen una mayor
efectividad de las acciones de PAP en las fases iniciales de un desastre.
Palabras
clave: estilos decisorios,
tiempos decisorios, efectividad, rescatistas, primera ayuda psicológica.
Abstract: The protocol on
Psychological First Aid (PFA) establishes a number of actions to take on
victims who are in the area of an event. Through these actions, the victims are
assisted and helped to feel calm but not passive. Regarding the implementation
of PFA in disaster situations, the type of decision-making, analytic or
intuitive, could represent an important factor in the effectiveness of the
actions of aid provided by volunteers in emergencies and disaster situations.
Modifications of a PFA protocol are presented to apply to victims in the early
stages of a disaster; these modifications are intended to clear the life-saving
area for the rescuer and reduce the risk of post-traumatic stress disorder
(PTSD). Starting from the premises of the original model of Farchi, known as
the Model of the 6 Cs, a simplified version for its application in Argentina
was denominated the Model of the 4 Cs. In the same way, it is considered that,
when assisting a person in a situation of crisis or disaster, the objective is
to promote the activity of the prefrontal cortex and decrease the action of the
limbic system. To do this, four guidelines are proposed: 1) Cognitive
Communication, 2) Control and Challenge, 3) Commitment and 4) Continuity.
Likewise, a PFA protocol based on the above mentioned model is presented. An
explanatory and cross-sectional study was carried out with the objective of
analyzing the effectiveness and the decision times when providing a PFA in the
initial phases of a disaster, depending on the style and decision process
involved. An intentional non-probabilistic sample, composed of 165 rescue
volunteers from 4 fire stations in the AMBA area (Metropolitan Area and Greater
Buenos Aires) and a headquarters of the Red Cross of the party of Tigre (San
Fernando), was randomly divided into 2 groups (trained and untrained in PFA).
Each volunteer was evaluated through the Software of the First Aid Interactive
Psychological System (SIPAPSI); this consisted of a simulation of different
crisis situations during which the participants must decide between different
options presented in audiovisual format. The user must select the video that
most closely approximates to what he or she would do in the presented
situation. Then, the rescuers were randomly divided with respect to the slogan
about the decision-making process used in the evaluation (“decide based on what
you think”, rational, or “decide based on what you feel”, affective). The
software SIPAPSI recorded the participant's response and the response time for
each scene. Likewise, each volunteer was evaluated using the test Bases for
Urgent Decisions under Extreme Circumstances Inventory (BUDECI). The BUDECI is
composed of 8 elements that evaluate the decision-making style in unexpected
and very important situations according to two dimensions: affective and
rational. Rescuers were divided according to their urgent decision-making
style: affective or rational. Therefore, the volunteers were classified
according to whether or not they presented an adjustment between the decision-making
style and the decision-making process induced by the slogan. This allowed us to
study the influence of this adjustment on the effectiveness and decision time
in disaster situations. The results showed that the least effective and, at the
same time, slowest were those trained rescuers with an urgent affective
decision style but induced under an emotional process. The PFA training has
enabled the acquisition of simple action strategies in emergencies and disaster
situations. It is concluded that the rational decision-making style or a
rational decision induction favors a greater effectiveness of the PFA actions.
These results allow us to build an optimal decisional profile for the rescuer’s
performance in crisis intervention tasks.
Keywords: decision-making styles, decision times, effectiveness, rescuers,
first psychological aid..
Introducción
Una situación de desastre o de crisis implica un suceso
negativo, a menudo imprevisto y brutal, que provoca destrucciones materiales y
pérdidas humanas, y ocasiona un gran número de afectados y una desorganización
social importante dado que la estructura social se rompe y algunas de sus
funciones esenciales se ven inhabilitadas (Everly
y Mitchell, 2008; North y Pfefferbaum,
2013; Silove, Steel y Psychol, 2006).
En general, son situaciones extremas que ponen en riesgo y amenazan la
integridad física y psicológica de las personas.
La importancia del estudio de las situaciones de desastre está
justificada por los innumerables efectos que producen en la salud de una
comunidad, ya que pueden provocar tanto trastornos físicos como psicológicos:
ansiedad, depresión y el denominado trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Afrontar el suceso de la manera más adecuada permite al individuo sentir un
menor número de conductas disruptivas, evitar las consecuencias en su salud
mental, recuperarse y controlar la situación (Páez, Arroyo y Fernández, 1995), por lo
que la intervención en el momento del hecho a través de formas de actuación
eficaces para cada situación resulta central. Es fundamental que la persona
afectada juegue un papel activo y sea parte de la solución del problema.
La asistencia psicológica temprana a afectados en una situación
de desastre por parte de voluntarios rescatistas consiste en el cuidado
psicológico para estabilizar y reducir los síntomas de estrés y la conducta
disfuncional, de manera de lograr un estado de funcionamiento adaptativo y
facilitar, además, el acceso a otro nivel de atención (Everly y Mitchell, 2008; Jarero, Artigas y Luber, 2011). Este tipo
de intervención tiene cuatro objetivos centrales: (1) estabilizar el
funcionamiento psicológico a través de la indagación de las necesidades básicas
de los afectados y de la implementación de los recursos para poder
satisfacerlas, promoviendo gradualmente su autonomía; (2) disminuir el estrés
mediante la transmisión de seguridad, calma y contención; (3) recuperar el
funcionamiento psicológico autónomo y adaptativo; y (4) facilitar el acceso a
otros niveles de atención psicológica, en caso de que sea necesario (Everly, Barnett, Sperry y Links, 2010; Jarero, Artigas y Luber, 2011). Estos
objetivos favorecen el restablecimiento de la calma y de la estabilización, la
conexión con los demás y con los recursos para satisfacer las necesidades
básicas materiales y psicológicas, incrementando la sensación de autoeficacia y
de control (Benight y Bandura, 2004).
Siguiendo esta línea de abordaje, la Organización Mundial de la
Salud (OMS), en el año 2012, publicó una guía de Primera Ayuda Psicológica
(PAP) para los rescatistas y trabajadores de campo que intervienen en
situaciones de crisis o desastre. Se define la PAP como una respuesta de apoyo
hacia una persona que está sufriendo y que necesita asistencia. Bajo esta
premisa, la PAP se ocupa de brindar ayuda y apoyo de forma no invasiva, evaluar
las necesidades y preocupaciones, ayudar a las personas a atender sus
necesidades básicas, escucharlas sin presionar a los afectados para que hablen,
reconfortándolos y ayudándolos a sentirse calmos, asistiéndolos para que
accedan a información, servicios y apoyos sociales, y brindar protección
respecto a ulteriores peligros. Dicha ayuda no tiene que ser brindada
necesariamente por profesionales de la salud (OMS, 2012).
En nuestro medio, se ha modificado un protocolo de PAP (Azzollini et al., 2017, del original de M.
Farchi, comunicación personal, 7 y 8 de agosto de 2012) que aplica a las
personas afectadas en las fases iniciales de un desastre. Dicho protocolo tiene
como principales objetivos despejar el área de trabajo del socorrista y
disminuir el riesgo de TEPT. El modelo modificado consiste en cuatro premisas
que orientan la acción del rescatista:
1. Comunicación cognitiva: se trata de activar la corteza prefrontal y disminuir la hiperactividad límbica a través de una interacción cognitiva sencilla entre el rescatista y el afectado. - 2.
Control y desafío: el objetivo que se persigue es que el implicado vaya
adquiriendo la sensación de control a través de la toma de decisiones
simples.
- 3.
Compromiso: se propone disminuir la sensación de vulnerabilidad y soledad
a través del planteo expreso de un pacto de acompañamiento.
- 4.
Continuidad: apunta a disminuir la confusión de la persona ubicándola en
el tiempo y el espacio, explicándole brevemente qué fue lo que ocurrió,
qué está aconteciendo ahora y qué va a pasar después, a fin de contribuir
a organizar la secuencia temporal de eventos.
De esta manera, se intenta lograr que el afectado salga de una
situación de pasividad disfuncional y vulnerabilidad, y comience a adquirir
sensaciones de autonomía y autoeficacia que le permitan lograr gradualmente un
estado de actividad funcional, independencia y adaptación psicológica (Farchi et al., 2018).
Por todo lo expuesto, contar con un cuerpo de voluntarios
rescatistas entrenados para realizar la PAP y colaborar con los equipos
especializados en situaciones de desastre mejoraría la organización general de
la tarea de rescate y reduciría las tasas de TEPT (de Leo et al., 2003).
Las habilidades que constituyen la PAP suponen un conocimiento
técnico científicamente fundamentado que contempla destrezas y capacidades que
se pueden enseñar y adquirir mediante un programa de capacitación. La PAP
supone un perfil de competencias que son el conjunto de comportamientos
observables que están causalmente relacionados con un desempeño óptimo en una
tarea concreta (Pereda y Berrocal, 1999).
Se han llevado adelante estudios controlados que han validado la eficacia de la
capacitación en el rendimiento de rescatistas en PAP (Farchi et al., 2018).
Para llevar a cabo las cuatro acciones del modelo de PAP
mencionadas (comunicación cognitiva, control y desafío, compromiso y
continuidad), los rescatistas deben tomar decisiones a lo largo de todo el
proceso, lo cual supone una tarea compleja teniendo en cuenta que se debe
llevar a cabo en escenarios de elevada incertidumbre y, por sobre todas las
cosas, con un tiempo limitado para accionar.
En este sentido, el estudio de la relación entre los procesos de
toma de decisión y los tiempos decisorios se ha basado en las teorías de los
procesos duales (Kahnemany Frederick, 2002).
Desde esta teoría, se han postulado dos procesos de razonamiento independientes
y competitivos: un proceso automático, en gran parte inconsciente y poco
preciso (Tipo 1), y un segundo proceso analítico-racional que conduce a
resultados más certeros (Tipo 2) (Evans,
2012; Kahneman, 2003). El proceso
Tipo 1 supone poco esfuerzo, rapidez y una fuerte dependencia del contexto,
mientras que el de Tipo 2 funciona más lento y de manera secuencial (Evans y Stanovich, 2013).
Estudios recientes han mostrado que el proceso decisorio, ya sea
Tipo 1 (intuitivo) o Tipo 2 (racional), puede afectar la efectividad en las
tareas de rescate (Moreno Jiménez, Morett
Natera, Rodríguez Muñoz y Morante Benadero, 2006). Por un lado, se han
encontrado investigaciones que concluyen que las decisiones intuitivas suelen
ser más eficaces que las racionales en contextos de alta incertidumbre (Azzollini, Depaula, Piñeyro y Torres, 2012),
ya que las personas que utilizan el razonamiento consciente y deliberado no
pueden recabar y procesar toda la información relevante y, por lo tanto, toman
decisiones menos favorables; o bien, que las decisiones intuitivas se
benefician del uso de atajos cognitivos que permiten llegar a conclusiones más
rápidamente y con una mayor sensación de certeza (Dijksterhuis, Bos, van der Leij y van Baaren,
2009; Dijksterhuis, Loran y Nordgren,
2006; Gigerenzer, 2007; Halberstadt, 2005; Halberstadt y Levine, 1999; Wilson y Schooler, 1991).
Sin embargo, Evans (2012)
afirmó que las teorías previas basadas en los modelos duales suponen una serie
de falacias: (a) que el procesamiento Tipo 1 por lo general conduce a
respuestas erróneas (debido a sesgos cognitivos), mientras que el procesamiento
Tipo 2 favorece respuestas correctas; (b) el procesamiento Tipo 1 se utiliza
siempre y únicamente cuando los juicios se hacen rápidamente; (c) solo el
procesamiento racional Tipo 2 es consciente. Para responder a estas falacias,
Evans sostiene que la toma de decisión rápida puede corresponder tanto al
procesamiento Tipo 1 como al Tipo 2. También, este autor afirma que cualquier
proceso decisorio en el cual no haya influido el estado de ánimo del sujeto es
racional, aunque haya sido no consciente, por lo cual los procesos Tipo 1
pueden ser también racionales. Además, diversos teóricos (Betsch, y Kunz, 2008; Grandori, 2015) están de acuerdo en que
las decisiones correctas y rápidas pueden resultar de procesar grandes
cantidades de información, incluso más grandes que la cantidad usada en el
proceso secuencial, debido a la ventaja del procesamiento paralelo, aunque la
heurística simple también puede utilizarse en esos juicios.
En este sentido, Cosentino,
Azzollini, Depaula y Castillo (2017) sostuvieron que los juicios rápidos
pueden basarse tanto en la emocionalidad como en la racionalidad, y que tomar
decisiones rápidas no puede implicar, en sí mismo, tomar decisiones
equivocadas. Según Cosentino et al. (2017),
la toma de decisión urgente ante situaciones extremas está constituida por dos
dimensiones. Por una parte, una dimensión que se denomina “Decisión Urgente
Emocional-Afectiva” (DUa), referida a la decisión basada en una reacción
subjetiva, relacionada principalmente con el estado emocional de la persona.
Por otra parte, la dimensión que recibe el nombre de “Decisión Urgente
Racional” (DUr), y se refiere a la decisión caracterizada por el procesamiento
cognitivo de la información, el cual incluye la valoración de las ventajas y
desventajas de la situación urgente ante la que se está, el cálculo de
probabilidades de éxito o fracaso, y la planificación del comportamiento, entre
otros tipos de cálculos mentales.
De acuerdo con esto, un estudio reciente ha mostrado una
asociación positiva entre la efectividad de la acción del rescatista y la
tendencia individual a tomar decisiones racionales en situaciones de urgencia (Azzollini, Depaula, Cosentino y Bail Pupko,
2018). Por otra parte, en una investigación previa llevada a cabo en una
muestra constituida por peacekeepers, se constató que la tendencia individual a
tomar decisiones racionales rápidas está asociada con un menor tiempo de
reacción, y la de tomar decisiones afectivas, con una menor efectividad en
situaciones de incertidumbre (Cosentino,
Azzollini, Depaula y Castillo, 2016).
Sin embargo, por más que una persona tenga un estilo decisorio
urgente predominante, no necesariamente va a utilizarlo en todas las
situaciones que se le presenten, con lo cual sigue pendiente la pregunta sobre
qué proceso decisorio es el más efectivo a la hora de las intervenciones de los
rescatistas. El paradigma experimental de Bestch
y Kunz (2008) propone la inducción de uno u otro proceso a partir de la
consigna “decida en función de lo que piensa o en función de lo que siente”, a
fin de operacionalizar esos procesos.
A partir de esto, los autores introducen el concepto de ajuste
decisional cuando la estrategia de decisión preferida (estilo) se ajusta a la
estrategia efectivamente utilizada (proceso). Los sujetos suelen tomar
decisiones sobre la base de sensaciones emocionales o bien utilizando la
información concreta y el pensamiento racional, pero muchas veces será el
contexto el que definirá o determinará el proceso decisorio utilizado. De esta
manera, Betsch y Kunz (2008) plantean
la existencia de una mayor efectividad en la respuesta cuando hay ajuste
decisional entre el estilo y el proceso decisorio llevado adelante. Estos
resultados, en consecuencia, destacan la importancia de considerar los efectos
del ajuste entre el estilo y el proceso decisorio en los estudios en los que se
induce la toma de decisiones. Asimismo, otros autores plantean la relevancia de
indagar si el ajuste decisional también afecta la calidad de la toma de
decisiones, por ejemplo, si podría conducir a juicios y decisiones
objetivamente superiores (Dijkstra, van
der Pligt y van Kleef, 2017).
Paralelamente al tipo de estilo decisorio, debe considerarse
también el tiempo que el rescatista emplea para tomar dichas decisiones. En la
literatura, la velocidad de procesamiento (y, por ende, el tiempo utilizado)
que caracteriza los dos sistemas se ha postulado como una variable diferencial
distintiva. Los procesos de Tipo 2, más lentos y deliberados, dependen de
operaciones en serie que consumen tiempo y recursos y están limitados por la
capacidad de la memoria de trabajo. En relación con esto, una investigación
realizada en Argentina ha encontrado que los procesos decisorios intuitivos
requerían de menor tiempo y estaban vinculados con recuerdos semánticos, en
tanto que los procesos analítico-deliberados demandaban un mayor tiempo
decisional, y estaban también vinculados con recuerdos autobiográficos (Azzollini et al., 2012).
El objetivo del presente trabajo es analizar la efectividad y
los tiempos en la toma de decisiones al momento de brindar una PAP en las fases
iniciales de un desastre en función del estilo y el proceso decisorio
implicados. A tal efecto, se han planteado las siguientes hipótesis: (1) los
rescatistas capacitados tomarán decisiones más efectivas y presentarán menores
tiempos de decisión que los rescatistas no capacitados; (2) la efectividad y
los tiempos decisorios están relacionados; (3) el tipo de estilo decisorio
urgente y los tiempos decisorios explicarán la efectividad de la acción del
rescatista; y (4) la existencia de ajuste decisional mejorará la efectividad de
la decisión.
Método
Diseño y muestra
El estudio fue explicativo transversal de diferencias entre
grupos.
La muestra fue no probabilística intencional. Estuvo conformada
por 165 voluntarios rescatistas (66 mujeres y 99 varones) de cuatro cuarteles
de la zona del Área Metropolitana y Gran Buenos Aires (AMBA) y una sede de la
Cruz Roja del partido de Tigre (San Fernando), con una media de edad de 30.9
años (DE
= 9.9). La muestra se dividió aleatoriamente en dos grupos. Por un lado, un
grupo experimental integrado por 84 voluntarios (51 %) que recibieron una
capacitación en PAP previamente a la evaluación (35 mujeres y 49 varones; M =
29.34 años, DE =
9.22); por el otro lado, un grupo control integrado por 81 voluntarios (49 %,
31 mujeres y 50 varones; M = 31.39 años, DE = 10.74) que al momento de la
evaluación aún no habían sido capacitados (se les dio una tarea distractora
durante un tiempo equivalente a la duración de la capacitación).
Procedimiento
Se pactaron tres encuentros con los responsables de cada
institución. En el primero se capacitó al grupo experimental y se le dio una
tarea distractora al grupo control. En el segundo se realizó la evaluación de
ambos grupos entre una a dos semanas posteriores –el experimental y el control–
mediante el software
SIPAPSI. En el último encuentro se concretó la capacitación al grupo control.
Para una mejor comprensión del procedimiento explicado, se sugiere ver la Tabla 1.
Tabla 1
Grupo control |
Grupo experimental |
|
Primer paso |
Tarea distractora |
Capacitación en PAP |
Segundo paso Tercer paso |
Evaluación SIPAPSI Capacitación en PAP |
Evaluación SIPAPSI ------------- |
El SIPAPSI es un software que consta de 10 sets de cuatro videos cada uno, de
los cuales hay una única opción correcta, que corresponde al protocolo de la
PAP (véase apartado Instrumentos).
Al iniciar la evaluación del SIPAPSI, cada evaluado recibió una
consigna inicial. A un grupo de participantes se les pidió que respondieran en
base a lo que sentían y a otro grupo de participantes se les solicitó que
respondieran en base a lo racional. Posteriormente, se administró el
instrumento BUDECI (Bases
for Urgent Decisions under Extreme Circumstances Inventory; ver
apartado Instrumentos)
que permitió conocer la tendencia decisoria urgente –afectiva o racional– de
los participantes a la hora de responder a una situación de crisis, más allá de
la consigna inicial recibida puntualmente al comienzo. La consigna inicial y la
tendencia decisoria urgente (determinada por el BUDECI) permitieron clasificar
la existencia o no del ajuste entre el estilo y el proceso decisorio para
relacionarla con la efectividad (medida a través de la cantidad de respuestas
correctas al SIPAPSI). Para ello, se dividió la muestra en cuatro grupos. El
primer grupo, denominado “Ajuste Emocional”, estuvo integrado por aquellos
evaluados con una tendencia decisoria urgente afectiva en el BUDECI y que,
además, recibieron la consigna inicial de responder al SIPAPSI en base a lo que
sentían, es decir, a lo emocional. El segundo grupo, denominado “Ajuste
Racional”, estuvo integrado por aquellos rescatistas que obtuvieron una
tendencia decisoria urgente racional en el BUDECI y que, a su vez, siguieron la
consigna inicial de responder al SIPAPSI en base a lo que pensaban, es decir, a
lo racional. El tercer grupo, llamado “Desajuste Emocional”, estuvo compuesto
por rescatistas con tendencia decisoria urgente de tipo afectiva según el
BUDECI a pesar de haber recibido una consigna inicial en la cual debían
responder al SIPAPSI de acuerdo a lo que pensaban, es decir, a lo racional.
Finalmente, el cuarto grupo, consignado como “Desajuste Racional”, estuvo integrado
por aquellos rescatistas que recibieron una consigna inicial de responder al
SIPAPSI en base a lo que sentían, es decir lo emocional, y mostraron una
tendencia decisoria urgente racional de acuerdo al BUDECI. Para una mejor
comprensión, se sugiere ver la Tabla 2.
Tabla 2
Recibió consigna inicial |
Contestó al BUDECI con un estilo decisorio |
|
Grupo “Ajuste Emocional” |
Emocional |
Emocional |
Grupo “Desajuste Emocional” |
Emocional |
Racional |
Grupo “Ajuste Racional” |
Racional |
Racional |
Grupo “Desajuste Racional” |
Racional |
Emocional |
Resulta importante aclarar que, con el SIPAPSI, al tratarse de
un software,
se pudo cronometrar el tiempo que demoró cada participante desde que se le
presentaba cada situación a resolver hasta que, efectivamente, elegía la opción
que consideraba la correcta entre las cuatro posibles. Esto permitió evaluar
los tiempos de decisión promedio obtenidos por el grupo control y el grupo
experimental.
Debido a la cantidad de variables presentes en este estudio, se
ha elaborado la Tabla 3, la cual detalla cada una de ellas
con su correspondiente operacionalización.
Tabla 3
Variable |
Operacionalización |
Efectividad |
Cantidad de respuestas correctas obtenidas
en el SIPAPSI. |
Tiempo de decisión |
Tiempo cronometrado desde que se le presenta
la situación a resolver al voluntario hasta que elige la opción que considera
correcta entre los cuatro videos posibles. |
Estilo decisional |
Puntaje obtenido en el BUDECI. |
Ajuste decisional |
Coincidencia o no entre la consigna inicial
–racional o emocional– y el estilo decisional urgente obtenido por el BUDECI. |
Por otra parte, resulta pertinente aclarar que, en todos los
casos, los participantes firmaron un consentimiento informado y no recibieron
retribución alguna. La capacitación tuvo una duración de dos horas
aproximadamente, y se dividió en tres módulos (dos teóricos y uno práctico). En
un primer módulo se desarrollaron conceptos básicos: respuesta de estrés y
estructuras cerebrales involucradas. En el segundo módulo se abordaron
cuestiones referidas a la PAP y al protocolo basado en el modelo de las 4 Cs (Azzollini et al., 2017; Farchi, 2012). En
el último módulo –de índole práctico– se promovió el espacio para que los
rescatistas pusieran en práctica lo adquirido en los dos módulos teóricos
precedentes a través de dramatizaciones de situaciones que se repiten en su
labor cotidiana. Se entregaron certificados de asistencia a cada rescatista y
un certificado a la institución. Asimismo, se acompañó la capacitación con
material gráfico que resumía los principales aspectos de la PAP.
Instrumentos
Se utilizó el software Sistema Interactivo de Primera Ayuda Psicológica
(SIPAPSI) (Depaula, Torres, Piñeyro,
Cosentino, Clotet y Castillo, 2012), diseñado para evaluar las respuestas
de PAP en los usuarios. Consiste en la simulación de distintas situaciones de
crisis durante las cuales los participantes deben decidir entre diferentes
opciones presentadas en formato audiovisual. Al comenzar, se le otorga al
evaluado una consigna: que responda en base a lo que siente, es decir, a lo
emocional o que responda en base a lo que piensa, es decir, lo racional.
Posteriormente, se le presentan al usuario 10 sets de cuatro videos con
simulaciones de las respuestas de los voluntarios hacia las personas
recientemente afectadas por una catástrofe; en cada set hay una única respuesta
correcta en función de los 10 pasos del protocolo. El usuario debe seleccionar
el video que más se aproxime a lo que haría en la situación representada. Para
cada set, se realiza la presentación de los cuatro videos en sucesión, sin
interrupción o intervención posible por parte del usuario. Luego, el
participante tiene la posibilidad de revisar todos o algún video nuevamente. El
SIPAPSI registra las respuestas correctas y el tiempo de decisión promedio
total de cada voluntario (es decir, el tiempo que tarda el rescatista desde que
se le presentan las cuatro opciones de respuesta hasta que efectivamente elige
una, dividido por las 10 opciones de presentación). El SIPAPSI tiene evidencia
de validez de contenido, y cuenta entre los jueces expertos con el Dr. Moshe
Farchi, quien ha desarrollado el protocolo de intervención PAP basado en su
modelo original de las 6 Cs (Farchi et
al., 2018).
Luego de los 10 conjuntos de videos, se inicia la presentación
del BUDECI. El BUDECI está integrado por ocho ítems que valoran el estilo
decisorio en situaciones nuevas, inesperadas y muy importantes de acuerdo a dos
dimensiones –decisión urgente afectiva o racional– (Cosentino et al., 2017). La primera
dimensión, la DUa (véase apartado Introducción), refiere a la reacción subjetiva relacionada
principalmente con el estado emocional de la persona. Por su parte, la segunda
dimensión, DUr (véase apartado Introducción), se caracteriza por el procesamiento cognitivo
de la información, e incluye la valoración de las ventajas y desventajas de la
situación, el cálculo de probabilidades y la planificación del comportamiento,
entre otras cuestiones. La escala cuenta con un formato de respuesta Likert que
va del 1 (totalmente falso) al 7 (totalmente verdadero). Este instrumento
cuenta con evidencia de validez referida a los aspectos estructurales, convergentes
y de grupos contrastados. A su vez, los valores de confiabilidad de las
dimensiones fueron: para DUa, α = .87, y para DUr, α = .88.
Resultados
En principio, y para poner a prueba la primera hipótesis, se
analizó la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre el
grupo que recibió la capacitación en PAP y el grupo que no la recibió. Lo
hipotetizado en el presente estudio refería a que los rescatistas capacitados
(grupo experimental) deberían tomar decisiones más efectivas que los no capacitados
(grupo control). Se llevó a cabo una prueba t para muestras independientes.
Los resultados mostraron una diferencia estadísticamente significativa de la
efectividad (medida con el número de respuestas correctas al SIPAPSI) entre
ambos grupos. Se pudo observar que el número total de respuestas correctas en
el grupo experimental fue de 72, mientras que en el grupo control fue de 43.
por lo tanto, el grupo experimental presentó un promedio significativamente
mayor de respuestas correctas que el grupo control (capacitados: M = 6.88, DE = 1.81; no
capacitados: M = 5.14, DE
= 1.57; t = 6.59; gl. = 163; p = .01).
Luego, y siguiendo con la primera hipótesis, se buscó conocer si
existían diferencias en los tiempos de decisión promedio medidos a través del software
SIPAPSI de acuerdo a si los voluntarios recibieron capacitación en PAP (grupo
experimental) o no (grupo control). Con respecto a esto, se había hipotetizado
que el grupo experimental, al haber sido capacitado en un protocolo de PAP, que
detallaba los pasos a seguir en una situación de crisis (los cuales
posteriormente se evaluaban en el software SIPAPSI), deberían presentar menores tiempos de
decisión que los rescatistas del grupo control. Se realizó otra prueba t para
muestras independientes. Los resultados no estuvieron en consonancia con la
hipótesis, es decir, no existieron diferencias significativas entre las medias
de los tiempos de decisión promedio demandados por ambos grupos. Se indagó
entonces si la efectividad (medida a través de las respuestas correctas
brindadas en el SIPAPSI) se encontraba asociada a los tiempos de decisión,
segmentando la muestra entre capacitados y no capacitados. Se pudo observar una
correlación inversa y estadísticamente significativa entre la efectividad y los
tiempos de decisión únicamente en el grupo de los capacitados (r = -.26; p =
.02). Esto significa que aquellos voluntarios capacitados que mostraron una
mayor efectividad fueron a su vez más rápidos en tomar la decisión.
De acuerdo a la segunda hipótesis, se analizó la correlación
entre la efectividad y el estilo decisorio urgente afectivo, por un lado, y
racional, por el otro, mediante una r de Pearson. Los resultados mostraron que existe una
correlación inversa y estadísticamente significativa entre la efectividad y el
estilo decisorio urgente afectivo (r = -.27; p = .04) solamente en el grupo de
voluntarios capacitados (n = 84). Estos resultados sugieren que los capacitados
con un menor estilo decisorio urgente afectivo muestran mayor cantidad de
respuestas correctas al software SIPAPSI.
Posteriormente, y en relación con la tercera hipótesis, se quiso
conocer si el estilo decisorio empleado y el tiempo de decisión demandado por
el voluntario podían explicar la efectividad en las respuestas brindadas. Con
tal motivo, se llevó a cabo una regresión lineal en ambas muestras (capacitados
y no capacitados) habiéndose verificado previamente que los residuos
poblacionales eran independientes y se distribuían normalmente con una media 0
y con una varianza común para todos. De esta forma, para el desarrollo del
modelo se utilizaron, entonces, como variables explicativas
el tiempo de decisión y el estilo decisorio, y, como variable criterio, la
efectividad. La capacidad de predicción del modelo resultante fue significativa
solo para el grupo de capacitados, explicando el 11.5 % de la varianza. La
prueba de ANOVA fue estadísticamente significativa [F (3, 80) = 3.27; p = .02].
Tabla 4
* p < .05** p < .001
Finalmente, se puso a prueba la última hipótesis del presente
estudio que planteaba que la existencia de ajuste decisional mejoraría la
efectividad de la decisión conforme con lo planteado por Betsch y Kunz (2008). Se analizó el efecto
del ajuste entre la consigna y el estilo decisorio sobre la efectividad a
través de un ANOVA, segmentando la muestra en rescatistas capacitados y no
capacitados, utilizando como variable dependiente la efectividad medida por las
respuestas correctas al SIPAPSI y como criterio una variable categorizada en
cuatro grupos: (1) ajuste emocional; (2) ajuste racional; (3) desajuste
emocional y (4) desajuste racional (véase Tabla 2).
Se observaron diferencias estadísticamente significativas en las
medias de los cuatro grupos, pero únicamente en los capacitados [F (gl) = 4.05
(3); p = .01].
Las comparaciones post-hoc
indicaron que el grupo que mostró diferencias significativas fue el de ajuste
emocional respecto de los otros tres grupos: ajuste racional (p = .03),
desajuste emocional (p = .005) y desajuste racional (p = .006). En la Figura 1 se puede ver que el grupo ajuste emocional fue el que
menos efectividad mostró a la hora de responder al SIPAPSI aun habiendo sido
capacitado previamente.
Figura 1.
Discusión
En relación con la primera hipótesis, al comparar ambos grupos
–capacitados y no capacitados– se puso en evidencia la eficacia de la
capacitación en PAP. Es decir, los rescatistas voluntarios que recibieron el
entrenamiento en PAP mostraron un número promedio significativamente mayor de
respuestas correctas en la toma de decisiones sobre el software SIPAPSI que aquellos que
no habían recibido dicho entrenamiento. De esta forma, se puede afirmar que
dicha capacitación en PAP ha posibilitado la adquisición de estrategias de
acción sencillas en situaciones de urgencia (Farchi, 2012, 2018).
Sin embargo, y en disonancia con dicha hipótesis, es de interés
notar que no se encontraron diferencias significativas en el tiempo promedio de
decisión entre rescatistas capacitados y no capacitados. Esto pudo deberse a
que, para que los voluntarios entrenados puedan actuar más rápido, deben
primero internalizar el protocolo impartido en la capacitación (Klein, 1998, 2008; Klein
y Crandall, 1996), lo cual solo se logra mediante su práctica (Altman, 2012; Betsch y Glöckner, 2010; Depaula y Azzollini, 2016; Easen y
Wicockson, 1996; Gladwell, 2005; Lunenburg, 2010; Simon, 2000). En este sentido, debe
tenerse en cuenta que la evaluación mediante el software SIPAPSI se llevó a cabo
entre una y dos semanas luego de la capacitación, tiempo insuficiente para
llevar a cabo dicho proceso de incorporación y automatización del modelo (Betsch, 2008). Esto podría explicar por
qué el grupo de capacitados, si bien más efectivo, no mostró una mayor rapidez
en sus decisiones al ser evaluado. Sin embargo, al interior de dicho grupo se
observó que, cuanta mayor efectividad mostraban, más veloces eran a la hora de
escoger la opción correcta. En este sentido, la decisión rápida sustentada en
la activación instantánea de un patrón de reconocimiento ligado a experiencias
previas (modelo PAP) que se conectan (matching process; Dane
y Pratt, 2007) a la situación actual (situaciones planteadas mediante la
evaluación con el SIPAPSI) (Klein, 1998,
2008; Klein y Crandall, 1996) podría explicar
esta tendencia en el grupo de capacitados solamente.
Siguiendo con la segunda hipótesis, se encontró que las
decisiones urgentes de base afectiva se asocian de forma inversa al número de
respuestas correctas obtenidas en el SIPAPSI en general y en el grupo
experimental en particular. Dichos resultados se encuentran en consonancia con
un estudio previo también llevado a cabo en Argentina (Azzollini, Depaula, Cosentino y Bail Pupko,
2018). En dicha investigación, se pudo constatar que las respuestas dadas a
partir de la inducción racional resultaron más efectivas que las brindadas bajo
una consigna emocional. Si bien en estudios realizados en otros países se
encontró que las decisiones de tipo intuitivo presentan mayor eficacia que las
racionales en contextos de elevada incertidumbre (Gigerenzer, 2007; Halberstadt, 2005; Halberstadt y Levine, 1999), es necesario
recordar que la intuición entendida como proceso racional no consciente (Evans, 2012) podría estar ratificando los
actuales resultados obtenidos en el presente estudio.
Asimismo, y según la tercera hipótesis, se determinó un modelo
predictivo en el cual solo el estilo decisorio afectivo predijo una menor
efectividad. En ese sentido, se deberá hacer uso de procesos analíticos y
deliberativos para evaluar si es factible que una experiencia pasada pueda ser
aplicada en el contexto actual (Harteis y
Billett, 2013). Es decir, el sistema de procesamiento racional permite el
acceso a grandes cantidades de experiencia, sin embargo esto solo es útil si el
decisor evalúa que la situación que enfrenta puede ser asimilada a los patrones
y modelos almacenados en la memoria de largo plazo (Gladwell, 2005; Lunenburg, 2010). Otros autores (e.g. Gladwell, 2005; Lunenburg, 2010) señalan que aquellos que
tienen la capacidad de tomar decisiones eficaces inmediatas y precisas basadas
en “sensaciones” son expertos en el tema en cuestión y han pasado años
desarrollando conocimientos y habilidades a través de la práctica, la
repetición y la experiencia.
Por último, en relación con la última hipótesis, que se proponía
analizar el efecto del ajuste entre la consigna y el estilo decisorio urgente
sobre la efectividad, los resultados mostraron que solo el grupo de rescatistas
capacitados ajustados emocionalmente fue significativamente menos efectivo que
los otros tres grupos (ajuste racional; desajuste emocional y desajuste
racional). Este resultado contradice el modelo de Betsch y Kunz (2008), según el cual la
existencia o no de ajuste decisional debería influir en la efectividad. Esto
puede explicarse debido a que si a aquellos voluntarios con un estilo decisorio
urgente emocional se les solicita que respondan en base a lo que sienten, esto
potencia las dificultades que conlleva dicho estilo en las acciones de rescate
(Azzollini, Depaula, Cosentino y Bail
Pupko, 2018). Análogamente, así como en los afectados por una catástrofe el
componente emocional favorece la hiperactivación límbica y promueve la
aparición de TEPT, en los rescatistas disminuye la efectividad en las acciones
del protocolo de PAP (Farchi, 2018).
Lo que resulta interesante es que el grupo ajuste emocional resultó ser el
menos eficaz de los cuatro grupos. Esto quiere decir que, así sea el estilo o
la consigna, el elemento racional favorece una mayor efectividad (Depaula y Azzollini, 2016; Klein, 2005).
El juicio es un importante elemento en la intervención en
situaciones de desastre. Los rescatistas tienen que tomar decisiones urgentes
cuando entran en contacto con un individuo en situación vulnerable afectado por
una catástrofe. Por lo tanto, la toma de decisión, en tanto componente
predisponente del comportamiento a realizar ante contextos de incertidumbre y
riesgo, es crucial. Este estudio aporta información para la determinación de un
perfil que potencie la efectividad de las acciones ante una crisis. Conocer
este perfil individual les permitirá a las instituciones determinar previamente
qué elementos de recursos humanos se podrían disponer rápidamente en el terreno
para asistir psicológicamente a personas en una catástrofe. Si bien este
trabajo ha abordado el efecto de los estilos decisionales urgentes y de su
ajuste con los procesos decisorios efectivamente inducidos sobre la efectividad
de la acción, es indispensable analizar en trabajos ulteriores otras variables
psicológicas que permitan clarificar aún más el perfil decisorio más adecuado
del rescatista.
En conclusión, estos resultados permiten ir armando un perfil
decisional óptimo del rescatista en el desempeño de tareas de intervención en
crisis, así como inducirlo a realizar la PAP bajo una consigna racional que
favorezca la efectividad. Empero, se debería tener en cuenta para futuras
líneas de investigación la realización de estudios longitudinales en los cuales
se pueda llevar a cabo un seguimiento de la aplicación concreta por parte de
los voluntarios del protocolo de PAP, impartido en las capacitaciones, en el
campo de acción. Esto podría echar luz sobre los procesos de cristalización de
los conocimientos a través de la experiencia y la puesta en acto de lo
adquirido teóricamente.
Finalmente, el estudio presenta dos limitaciones principales.
Por un lado, la muestra es pequeña por lo cual debería aumentarse su tamaño
para así obtener resultados más confiables y de mayor fuerza estadística. Por
otro lado, su baja validez ecológica por lo cual resultaría esclarecedor
contrastar los presentes resultados, obtenidos en un ambiente artificial, con
escenarios de acción reales, lo cual –sin duda– incrementaría la validez
ecológica de la presente investigación. Pese a esto y entendiendo lo difícil
que puede resultar llevar a cabo un estudio en el momento mismo en el cual
ocurre la situación de crisis, el presente trabajo otorga conclusiones válidas
sobre el mejor accionar.
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