INTERDISCIPLINARIA, 2018, 35, 2, 381-394
Las vicisitudes de la identidad y la identificación
Las vicisitudes de la identidad y la identificación en el marco de la concepción heteróloga*
The vicissitudes of identity and identification within
the framework of heterologous conception
Natacha Salomé Lima**
*Trabajo
financiado por la Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires (Programa
UBACyT).
**Doctora en Psicología. Máster en Bioética. Docente-Investigadora de la
Cátedra I de Psicología, Ética y Derechos Humanos y de la Práctica Profesional
824: El rol del psicólogo en el ámbito de las técnicas de reproducción humana
asistida (TRHA). Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA).
E-mail: lima.natacha@hotmail.com
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, Argentina.
Resumen
La fecundación heteróloga, producto de los procedimientos de alta complejidad reproductiva, genera muchos interrogantes. ¿Qué es lo que deben saber las personas que fueron concebidas con gametos donados? En los últimos años, las guías de buenas prácticas médicas recomiendan la revelación del origen genético, bregando por la apertura y la transmisión intrafamiliar. Constatamos sin embargo, dificultades ante la revelación. El presente trabajo indaga la noción de identidad y los caminos de la identificación, que desde el discurso psicoanalítico aporta valiosos elementos de juicio. La lectura de los artículos del Código Civil y Comercial Argentino (2015) de muestra las contradicciones y dificultades inherentes a la normativización de ciertos aspectos filiatorios. Concluimos que la identidad, en tanto noción a construir, se encuentra enraizada en tramas identificatorias, significantes, que al no agotarse en el derecho de acceder a determinada información, requiere de una tramitación singular capaz de situar la posición subjetiva en el entramado de la novela familiar.
Palabras clave: Identidad; Identificación; Filiación; Tecnologías reproductivas; Bioética.
Abstract
The donation of gametes (eggs/sperm) or heterologous
fertilization as a consequence of high-complexity assisted reproduction
procedure has raised many questions. Should people know that they were
conceived with donated gametes? What information can they access?
Although the anonymity vs. non-anonymity debate of gamete donation is not new,
we are witnessing a shift in which guidelines suggest disclosure and openness,
but leave the final decision to the parents. While local and international
professional guidelines (ASRM. Ethics Committee. Informing offspring of their
conception by gamete or embryo donation: A committee opinion. American Society
for Reproductive Medicine; Fertility and Sterility, 2013; Nuffield Council on
Bioethics. Donor conception: ethical aspects of information sharing. London,
2013; The Human Fertilization and Embryology Authority. Code of Practice 8th edition.
London, 2015) recommend disclosures of genetic information at an early age, the
facts reveal that people face many troubles to disclose this information to
their children. Is this going against people’s right to identity? In other
words, can reproductive choices affect an individual´s identity?
The following essay explores the notion of identity and its relation with the
psychoanalytical term of identification (Freud-Lacan) aiming to develop a novel
perspectives to address the present discussion. It provides also an examination
of selected articles of the Argentine Civil and Commercial Code (2015),
extracted from the Family Relations section (Arts. 401-723), trying to show the
inherent contradictions and difficulties express in the regulatory domain to
address the filiatory aspects.
In conclusion, it may be said that identity is a concept that need to be build
considering many and diverse features. Within the technical procedures of
gamete donation, complex processes of subjectivation are involved which are
necessary to investigate. Personal identity is rooted in identification traits,
which are not fully dependent on the right to know the donor's identifying
information, but are connected to singular constitutional process, which
implies the elaboration of the subjective positioning in the family novel.
Key words:
Identity; Identification; Filiation; Reproductive technologies; Bioethics
Introducción
La donación de gametos (óvulos
y/o espermatozoides) junto con los procedimientos de alta complejidad
reproductiva (FIV, ICSI)1, han posibilitado la
filiación disociando los componentes biológicos y volitivos.
El hecho simbólico de consentir la filiación, reglamentado en el artículo 561
del Código Civil y Comercial Argentino a través de la figura de la voluntad
procreacional2, ha suscitado diversos
interrogantes, siendo el derecho a la identidad uno de los más inquietantes. ¿Qué
deben saber las personas que han sido concebidas con gametos donados? El no
saber respecto de su origen genético, ¿atenta contra su identidad? ¿Se trata
del derecho a la identidad o correspondería llamarlo acceso a la información?
En fin, ¿qué tipo de información constituye la identidad de una persona?
En el ámbito de las tecnologías de reproducción humana asistida (TRHA) en
general, y en el escenario que inaugura la donación de gametos reproductivos o
fecundación heteróloga en particular, el tema del acceso a la información
identificatoria de los donantes ha generado en la Argentina un intenso debate.
Previo a situar las controversias que se encuentran en los textos normativos
actuales, y la falta de reglamentación en -por ejemplo- la creación de un Registro
Único de Donantes de alcance nacional capaz de resolver en parte algunas de las
aristas de esta problemática, es necesario indagar una noción controvertida y
que conforma el corazón de la problemática: la noción de identidad. Se tendrá
en cuenta el aporte de autores como Ricoeur (1991), para quien la identidad
transita entre el sí mismo y el otro. O bien desde la perspectiva de Pennings (2014) quien sostiene que “una consecuencia
involuntaria de hablar sobre la identidad es que muchas personas tienden a
verla como una construcción intrapsíquica (…).
Sin embargo, el desarrollo de la identidad involucra tres niveles: a) un
componente intrapsíquico, b) la relación dentro de la familia y c) la relación
con el contexto social más allá de la familia” (pp. 313-314). Sin olvidar que
este particular ámbito de indagación presenta sus peculiaridades, y que no
puede ser generalizado, se introduce la perspectiva de DeGrazia
(2005) quien considera que la identidad personal no puede ser desligada de los
hechos contingentes de la vida social, histórica y física del símismo.
Este rodeo por la noción de identidad y la indagación de los textos normativos
ha hecho visible la necesidad de diferenciar dos ámbitos, que si bien son
complementarios, y por momentos parecen superponerse, es necesario distinguir:
el ámbito de lo público y de lo privado. Se realizará un recorrido por el
discurso público a partir de un análisis de los artículos del Código Civil y
Comercial Argentino (2015) que desde el apartado Relaciones de Familia (Arts.
401-723) ha reglamentado la práctica de las técnicas reproductivas como tercera
fuente defiliación.
Este análisis alcanza al sujeto del derecho que desde el elemento volitivo
inscribe su voluntad a través de la firma de un consentimiento informado. Sin
embargo, el deseo filiatorio trasciende el ámbito del derecho para inscribirse
en las coordenadas simbólicas que, desde el registro de las identificaciones,
donan significantes privilegiados a la cadena generacional. Se analizará
entonces una perspectiva, que desde el ámbito de lo privado o de lo íntimo,
inscribe en coordenadas identificatorias el devenir del sujeto.
El proceso identificatorio construye subjetividad, inscribiendo una legalidad
que no se agota en el hecho formal de consentir. Veremos qué elementos aporta
el psicoanálisis para analizar la dialéctica que se juega entre la identidad
como un derecho y las identificaciones simbólicas que se entretejen en el
devenir de cada historia singular.
Identidad y derecho a la información en el Código Civil y Comercial Argentino
¿Qué dice el derecho argentino
para elcaso de las personas concebidas por fecun-dación heteróloga? El discurso jurídico en-trama el
tema de la identidad con la pers-pectiva del acceso a
la información propiode la persona jurídica. ¿Qué
implicancias tiene pensar a la identidad como información? ¿Es la información
identitaria del donante suficiente y necesaria para responder acerca de la
pregunta por la identidad de las personas concebidas con sus gametos?
El término identidad se presenta como un significante privilegiado en el campo
de las tecnologías reproductivas. Es privilegiado porque no sólo presenta
múltiples resonancias cuando es acompañado por el enfoque normativo, por
ejemplo en el caso del derecho a la identidad, sino también cuando intenta ser
aprehendido por la legislación vigente bajo el articulado del acceso a la
información:
Art. 563: Derecho a la información de las personas nacidas por técnicas de
reproducción asistida. La información relativa a que la persona ha nacido por
el uso de técnicas de reproducción humana asistida con gametos de un tercero
debe constar en el correspondiente legajo base para la inscripción del
nacimiento.
El artículo 564 prevé dos variantes de acceso a esta información: a) los datos
médicos del donante pueden obtenerse directamente del centro de salud
interviniente, mientras que b) los datos relativos a la identidad del donante
pueden obtenerse sólo si existen razones debidamente fundadas vía autorización
judicial previa. Es decir que existiría cierto acceso a la información
identificatoria del donante siguiendo algunas restricciones. Sin embargo, la
cuestión de la identidad, tanto cuando es pensada como un derecho, como cuando
aparece velada bajo el rótulo de acceso a la información, sigue presentando
controversias al no quedar del todo claro: 1) quién resguardará está
información en el futuro y 2) cómo se instrumentará el acceso a ella. Es decir,
cómo accederán efectivamente a esta información las personas que han sido
concebidas por TRHA con material heterólogo. Las contradicciones, sin embargo,
no se hacen esperar. Por ejemplo, en el artículo 559 se lee Certificado de
nacimiento:
Art. 559: El Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas sólo debe
expedir certificados de nacimiento que sean redactados en forma tal que de
ellos no resulte si la persona ha nacido o no durante el matrimonio, por
técnicas de reproducción humana asistida o ha sido adoptada.
¿Es parte de la identidad de las personas saber que fueron concebidas con gametos
donados? ¿Correspondería llamarlo derecho a la información o derecho a la
identidad? ¿Debe el Estado regular el acceso a esta información o es un asunto
que corresponde a la intimidad/privacidad de las personas o parejas que
recurren a las técnicas?¿Cómo se legitima el acceso a esta información? En fin
¿de qué tipo de información se trata?
Los documentos ampliatorios que acompañan la sanción del Código (Herrera, 2014)
han pautado que para el caso de las TRHA la identidad de los nacidos puede ser
entendida observando la siguiente distinción: el entorno -o bios-
que comparte la mujer embarazada con su bebé corresponde a la identidad
biológica. Las características o más bien al bagaje genético que es aportado
por la donación de gametos delimitan la identidad genética, que puede ser
compartida o ajena al proyecto parental. Por último, la identidad volitiva se
materializa en la firma de un consentimiento informado y corresponde a lo que
legalmente se denomina voluntad procreacional,
voluntad que para el caso de las TRHA, es prueba de filiación. Ahora bien, algo
en la lógica del deseo de hijo (propio de la lógica del inconsciente) necesario
para el acto filiatorio, no deja aprehenderse por el hecho volitivo (es decir
voluntario o consiente) de consentir la paternidad/maternidad. En el mejor de
los casos puede entramarse allí y crear un espacio simbólico que permita la
subjetivación de ese deseo garantizándole al niño su filiación. Aunque el hecho
volitivo es necesario para el acto de filiar, no es suficiente. Se requiere
también de la simbolización de ese deseo que se rige por una Ley Otra que no es
la de la moral normativa.
Esto demuestra, una vez más, la insuficiencia de las leyes y de la moral
convencional para regir sobre el campo del sujeto, requiriendo otras categorías
analíticas que nos permitan echar luz sobre aspectos que todavía se presentan
oscuros. Desde el campo de la Filosofía, Ricoeur (1995a) ha desarrollado la
noción de identidad narrativa en el marco de la dialéctica que supone el
tránsito entre ipseidad y mismidad:
“En términos generales bajo el título de identidad buscamos precisar los rasgos
que permiten reconocer una entidad como siendo la misma. Pero de hecho
planteamos dos cuestiones diferentes según cómo entendamos la palabra ‘mismo’.
Aplicada a las cosas, la palabra ‘mismo’ en su primera acepción equivale a
buscar en las cosas una permanencia en el tiempo, una inmutabilidad. Esta
primera acepción nos concierne también en la medida en que hay, si se puede
decir, de cosa en nosotros: permanencia del mismo código genético, del mismo
grupo sanguíneo, de las mismas huellas digitales. (…) Así nos reconocemos al
hojear un álbum de fotos, desde el bebé hasta el anciano.” (Ricoeur, 1995a, p.
92).
Esta acepción de lo mismo da cuenta de cierta permanencia en el tiempo, de una
inmutabilidad que se distingue de las impresiones sensibles, los deseos y las
expectativas que suponen cierta variabilidad. “A despecho del cambio, esperamos
del otro que responda por sus actos como siendo el mismo que actuó ayer, que
hoy debe rendir cuentas y mañana cargar con las consecuencias. Pero, ¿se trata
todavía de la misma identidad?” (Ricoeur, 1995a, p. 92). No es posible sustraer
la identidad al mordisco del tiempo en la historia; sin embargo constituirse en
sujeto capaz de seguir las huellas de esa coherencia narrativa es prueba de
autonomía y libertad para el sujeto de derecho. Permanencia y cambio
constituyen los dos ejes que se analizarán en el siguiente apartado para situar
un camino posible para este devenir identificatorio.Tanto
la identidad como la autonomía se van moldeando en la intersección entre
mismidad y alteridad, que enlazados al modo de la banda de Moebius recortan el
espacio de lo singular, lo público y lo privado. “Darse cuenta de que la vida
de uno es también la vida de los otros, incluso si esta vida es distinta -y
debe ser distinta- significa que mis fronteras son a la vez un espacio de
límite y adyacencia, un modo de proximidad, e incluso de entrecruzamiento
espacial y temporal.” (Saez Tajafuerce,
2014, p.128).
Identidad Personal: Identidad Narrativa
Como se señaló anteriormente,
para Ricoeur, la identidad transita entre el sí mismo y el otro. Tanto en El sí
mismo como Otro (1996), como en Tiempo y Narración I (1995b), desarrolla la
noción de identidad diferenciando mismidad e ipseidad. La mismidad es aquello
que permite la expresión del sí mismo y es sinónimo de identidad personal.
Cuando este sí mismo es narrado en relación a otros y en relación al tiempo se
constituye en ipseidad, es decir invita a lo plural y a lo múltiple que hay en
el sí mismo. Esta distinción entre mismidad e ipseidad define a la persona como
una unidad que se reconoce en la pluralidad y en la diferencia a partir de los
otros por los que es narrado.
“Ricoeur comprende la identidad no como una esencia innata que se manifiesta,
sino como un proceso de construcción y reconstrucción narrativa desde un sujeto
capaz de acción. Una trama que, mirando al pasado, busca dar coherencia a lo
diverso, busca colmar un ‘vacío constitutivo’ que, a su vez, situado en la
historia, se ve amenazado por el acontecimiento, por la acción, por la
contingencia, por la emergencia de lo nuevo. La operación narrativa implica un
concepto de identidad dinámica que compagina las categorías de identidad y diversidad.”
(Marcús, 2011, p. 110).
De Grazia (2005) plantea que la identidad personal
está conformada por un aspecto constitucional que ubica en el componente
biológico y genético, como aspecto inmutable del sí mismo. Y lo contrapone al
aspecto narrativo, elemento que puede cambiar y mutar a lo largo del tiempo,
dado que es el aspecto conformado por los deseos, proyectos, planes y
expectativas variables. Siguiendo a Melo-Martín (2014), “la identidad personal
no puede ser desligada de los hechos contingentes de la vida social, histórica
y física del sí mismo, y de la interrelación entre el sí mismo y sus otros
significativos” (p. 5). Una defensa apresurada de la perspectiva del derecho a
saber [right to know] puede derivar muy fácilmente en el esencialismo genético3.
En sintonía con estas reflexiones, Pennings (2014)
distingue tres aspectos de la identidad: 1) un contenido intra-psíquico,
2) el contenido social y 3) el componente intra-familiar.
Como muestra la Figura 1, se podrían agrupar los tres
aspectos bajo la perspectiva que introduce lo simbólico como red de
significantes que entraman la historia del sujeto. “La identidad como ‘fluidez’
se genera en la interacción social y se construye y reconstruye constantemente
en los intercambios sociales. Esta concepción dinámica de la identidad se opone
a los planteos que la consideran una sustancia estable y permanente, que no
puede evolucionar.” (Marcús, 2011, p. 108).
Figura
1. Identidad
El aspecto simbólico de la
identidad comparte con el aspecto narrativo el hecho de que somos como nos
representamos, el aspecto representacional parte de una narración del yo que se
construye en contextos intersubjetivos. Según Malek (2006), “una característica
central de la identidad narrativa es su inherente flexibilidad.
La historia que un individuo cuenta acerca de sí mismo cambia constantemente. A
lo largo de su vida, algunos aspectos de esta narrativa pueden ser dejados
atrás mientras que otros son retomados” (pp. 88-89).
Hasta el momento, la noción de identidad ha adquirido distintos matices,
pudiendo ser esquematizada al observar los siguientes elementos: un contenido
narrativo (Ricoeur, 1991, 1995b, 1996) que da cuenta del entramado intra-familiar, social e intra-psíquico
(Pennings, 2014) como andamiaje simbólico, que se
enraíza o participa necesariamente del aspecto biogenético, constitucional (DeGrazia, 2005).
Si bien algunos autores sitúan que el interés por la identidad en las ciencias
sociales se produjo a partir del psicoanálisis (Marcús,
2011), en la obra freudiana, el término identidad aparece en contadas
oportunidades, refiriéndose a la identidad de percepción, es decir a cómo el yo
se percibe a sí mismo.
A partir de la lectura que realiza Lacan de la obra freudiana, el interés vira
hacia los procesos identificatorios ubicando cierta dimensión de la verdad del
sujeto anclada en el rasgo unario y en aquellos significantes privilegiados que
moldean la subjetividad en el interjuego de la
alineación y la separación. Se puede decir que hay identificaciones
precisamente porque no hay identidad, camino que propone recuperar la apuesta
subjetiva a partir del trazo identificatorio, en el que ubicamos cierta
dimensión del decir que habla allí de una verdad para el sujeto anudada en la
simbolización de singulares fantasmas del origen. Esta identidad significante,
que se constituye a partir de los dichos y el decir, comparte con el aspecto
constitucional aquello que tiene valor de verdad para el sujeto (Lacan, 1950).
En este punto conviene realizar una distinción importante. El cuerpo normativo
que se analiza en el primer apartado (específicamente la lectura de los
artículos del Código Civil y Comercial Argentino) y las guías de buenas
prácticas internacionales (American Society for Reproductive Medicine, Nuffield Council on Bioethics, Human Fertilization
and Embryology Authority)
intentan regular el manejo de la información relativa a los donantes (datos de
salud e información identificatoria) bajo los sistemas de no-anonimato. Es
decir, las personas concebidas con gametos donados podrían acceder, en mayor o
en menor medida, a esta información una vez cumplida la mayoría de edad. Ahora
bien la regulación de esta información, desde el ámbito público, correspondería
en principio al Estado. Y es en este punto donde se hace preciso resaltar la
necesidad del Registro Único de Donantes, capaz de regular, desde lo público el
manejo y acceso de la información genética e identificatoria de los nacidos con
gametos donados. Otros autores (Pennings, 1997, 2014)
han cuestionado el alcance de la intervención estatal en la regulación de esta
información. En Argentina, existe un vacío legal en lo que respecta a destino
de embriones criopreservados, gestación por susticuión y creación del Registro Único de donantes de
gametos y embriones.
Si este Registro no está garantizado desde el ámbito público, es decir si el
estado declina su responsabilidad, aparecen muchas incertidumbres acerca de
cómo y quiénes instrumentarán el acceso a la información identificatoria cuando
sea reclamada en un futuro. Así, en lugar de contribuir a la apertura, la falta
de reglamentación hace que hoy no estén garantizadas las condiciones para
asegurar a los pacientes y usuarios el acceso a la información.
Esta problemática pública se refleja en el ámbito privado por medio de dudas e
incertidumbres respecto al revelado intra-familiar.
En este ámbito se juegan preguntas en torno a por qué revelar que una persona
fue concebida con gametos donados, cuándo hacerlo, cómo hacerlo, miedos y
fantasías de los padres respecto a la figura y representación del donante. Si
bien las esferas de lo público y lo privado están emparentadas y son
complementarias -dado que si la persona no sabe que fue concebida por gametos
donados, tal vez (a nivel consciente al menos) no haría preguntas- para el
presente análisis resulta necesario distinguirlas.
En otros países donde se interroga la intervención estatal para normar aspectos
filiatorios, se ha propuesto un sistema de doble vía donde tanto donantes como
usuarios tienen la posibilidad de elegir la donación (o recepción) anónima o
no-anónima (Pennings, 1997).
Según Daniels (2007), el tránsito del orden privado a la esfera pública marcó
un cambio (shift) en el modo en que la inseminación con donante es percibida.
Si bien las guías de buenas prácticas recomiendan revelar la forma de
concepción y el hecho de haber recurrido a una donación de gametas
a una edad temprana, entienden que esta dinámica es propia del ámbito privado
de las familias, dejando la última decisión en manos de los padres (como
refiere el informe Nuffield Council on Bioethics, Londres, 2013).
Siguiendo las recomendaciones que se sintetizan en los Códigos de Ética y las
guías de buenas prácticas, se nota que el énfasis en revelar esta información a
una edad temprana, puede fundamentarse a partir de diversos argumentos:
políticos, sociales, psicológicos y éticos. Con el avance de la genética y de
los registros de almacenamiento de datos, lo que se conoce como Big data, el
hecho del anonimato de los donantes puede ser cuestionado. Es decir, aunque el
país adhiera a un sistema anónimo para la donación heteróloga, resulta difícil
sostener que en un futuro cercano, ese dato continúe manteniéndose anónimo
(Harper et al., 2016).
Por otro lado, estudios empíricos realizados con personas concebidas con
gametos donados, principalmente en Estados Unidos y Europa, intentan medir el
impacto emocional de enterarse a destiempo acerca del origen genético,
recomendando que mientras antes se sepa, mejor (Golombok
et al., 2004; Lalos et al., 2007). Otros estudios han intentado relevar las
razones para develar o no esta información (Readings
et al., 2011), mientras otros autores sostienen que existen incluso motivos
sociales y poblacionales para compartir esta información. El fantasma de la
consanguinidad invade a los padres, siendo también la oportunidad para
embarcarse en un diálogo abierto con sus hijos (Ravelingien
et al., 2013; Ormart, 2014).
La inseminación con donante supone un más allá de la mediación técnica que la
hace posible al tocar las fibras más íntimas de las personas y parejas en sus
deseos y fantasías de hijo. El componente genético se reviste imaginariamente
de atributos de pertenencia familiar y como tal importa a las personas. Sin ir
más lejos, los centros reproductivos ofrecen a través del matching
fenotípico la posibilidad de amalgamar a donantes y receptores, garantizando
así el parecido físico y con ellos la proyección narcisista del hijo como
propio.
Si bien el discurso que sostiene la oferta del parecido fenotípico puede
apoyarse en argumentos psicologistas, se hace preciso
indagar cuál es la relevancia de la coordinación fenotípica como mecanismo
productor de parentesco e identidad (Ariza, 2014).
Se llega así a los motivos éticos que se presentan como más difíciles de
contabilizar. ¿Qué se le oculta a un hijo cuando no se le habla acerca de su
bagaje genético? La filiación, para el caso de los niños concebidos con gametos
donados y para todos los otros también, es una pregunta a descifrar. Se trata
de una adopción que a partir de los otros primordiales, inscriben al niño en la
cadena generacional, en una historia, en un orden familiar que siempre es
sintomático.
“Zygmunt Bauman, sociólogo que se interesa en la estructura líquida de las
sociedades contemporáneas, habla del lugar del niño en la actualidad como ‘un
objeto de consumo emocional’, término que indica el carácter fetiche que el
niño puede tomar en nuestras sociedades de mercado, y abre la vía para pensar
el valor sinthomático que evocábamos en ciertas parejas.
(…) A las funciones del ‘niño síntoma de la pareja familiar’ y del ‘niño
fetiche’ que Lacan aísla en la ‘Nota sobre el niño’ habría que agregar, de
ahora en más, la función inédita del ‘niño sinthoma’
que la ciencia y el derecho han hecho posible.” (Fajnwaks,
2013, p.72). Sintomático porque parte de la inscripción en una relación de
palabras, en una relación significante. No es la relación sujeto-objeto, es una
relación mediada por el fantasma y por las fantasías, miedos y deseos de esos
otros por los que el niño/a es hablado/a. En este punto ¿cuáles son las
implicancias y las consecuencias de contar o no contar?
Hay cierto registro de la verdad-biológica, que necesita ser anudado a lo que
se llama una verdad-para-un-sujeto (Lima &Navés,
2016). Se habla de identificación al referirse a aquellos significantes
privilegiados que entraman la vida psíquica de un sujeto, para referirse a esa
trama deseante que dice de un sujeto, a la cual Freud llamó novela familiar y
que distinguió como aquel tejido de identificaciones que dan cuenta de un lugar
en el nudo generacional de cada historia. “En esa novela familiar, en la
biografía infantil, se cifra el modo en el que se han presentificado los deseos
del padre y de la madre. Deseos que no pueden ser anónimos para que pueda
producir(se) lo irreductible de la transmisión de la constitución subjetiva.” (Seldes, 1992, pp. 131–139).
Es innegable el peso que el componente biológico presenta aun a la hora de
decidir sobre la progenie. Lacan (1969), en el Seminario 17, decía que el padre
real es el espermatozoide. Claro que no es más que una ironía para pensar la
función simbólica del padre como aquella que no se deja aprehender por la pura
organicidad. Sin embargo, este real puede ser simbolizado y pasar a formar parte
de la novela familiar del sujeto si es capaz de ingresar en la dinámica
familiar como dato que dice de un deseo y de cierta imposibilidad; dice de un
querer y de una falla.
“Tenemos, por ejemplo, siete años. Papá ha ido esta tarde a buscar el análisis
de paternidad por ADN. El resultado fue que “no tiene relación biológica” con
nosotros. Papá llega a casa, abre la puerta. Nos mira (…). Su mirada baja hacia
nosotros. Todavía no sabemos qué hará, pero debemos saber que ningún análisis
de ADN lo eximirá de su responsabilidad ante nuestro llanto.” (Gerez Ambertín, 2005, p. 2).
Dialéctica identidad-identificación desde el discurso psicoanalítico
El psicoanálisis introduce
identificaciones mediadas y sin mediación. La identificación es un estigma de
la influencia del Otro, estigma que como punto de infatuación -punto de
identificación no mediada por el otro-, puede producir una detención del ser.
Lacan propone pensar esta variante como la expresión más lograda de la
alienación; se niega lo que el sujeto toma prestado del Otro en lo que cree
propio (del sí mismo). “Lacan concibe entonces la función del yo como de
desconocimiento del propio ser, y en consecuencia, de alienación. Llevada a su
extremo, esa alienaciónes la locura (ya sea en la
neurosis o en la psicosis). Y así pensada la locura como alienación extrema,
dos características definen la identificación que la sostiene: la inmediatez y
el estancamiento. La inmediatez se refiere a la ausencia de distancia respecto
de la imagen ideal, es decir, a la infatuación.” (Mazzuca,
2007, pp. 77).
Este rechazo, esta negación del Otro es el punto de alienación máxima. Bajo
este reparo, la identificación, como aquello que tomo prestado del Otro, sin
mediación, puede venir al lugar del punto defensivo frente a la angustia que
supone el vacío de ser. Allí donde no hay una respuesta por el ser del sujeto,
la identificación viene a suplir ese lugar, dando al sujeto un falso ser. Algo
ajeno, tomado del Otro, se vuelve propio y brinda consistencia.
En El Yo y el Ello, Freud (1923) ubica un primer tipo de identificación que
llama primaria respecto de la cual todas las demás formas de identificación
serán secundarias. Lo primario en Freud es mítico, no acontece durante la vida
del sujeto, pero supone una construcción lógica. Bajo esta primera forma,
podemos decir con Freud, que el niño/a toma al padre como su Ideal, pero la
forma de tomarlo es canibalística.
Esta primera forma de identificación freudiana, primaria, mítica, será llamada
por Lacan estructural. En Freud, esta identificación constituye el Ideal del
Yo, mientras que en la versión lacaniana constituye al sujeto como tal, al
tiempo que lo introduce en el campo del lenguaje. La identificación primaria
abre paso para que el viviente, en tanto ser mítico, ingrese al campo del
lenguaje y se transforme en sujeto. Esta operación es posibilitada por la
introducción del Otro primordial. Esta identificación traumatiza el cuerpo del
viviente y es una identificación que Freud ubica como falla inicial en el
padre:
“Hay entonces la falla del padre y esa falla es primaria. Cuando digo primaria
me refiero a lo que Freud llamó identificación, que él adjetivó, precisamente,
como primaria en el Yo y el Ello. Recordarán el capítulo VII de Psicología de
las masas y análisis del yo, donde Freud ubica esa identificación previa a todo
lazo libidinal: el niño toma al padre como su Ideal. Para Lacan, lejos de
regular, esa identificación traumatiza al organismo viviente. Es la invitación
misma, formulada al viviente, a habitar el lenguaje. Pero más que una
invitación, es en verdad una conminación. Se empuja al viviente a habitar el
mundo en que nosotros vivimos, que es un mundo de palabras. La identificación
primaria es traumática. Desvitalizadora.
Mortificante. Perturba, enloquece la armoniosa relación que podemos suponer
entre el animal y el objeto que calma su necesidad.” (Schejtman,
2014, p. 12).
Esta identificación es traumática porque supone el trozamiento
del viviente. Este es el momento de la satisfacción anárquica de las pulsiones
parciales, donde el sujeto se encuentra sujetado, alienado al Otro (A)
primordial. Se trata de una identificación simbólica porque no constituye al
Yo, sino que constituye al sujeto. Las marcas que deja conformaran al Ideal del
Yo. Freud llamó rasgo unario a estas marcas que deja la identificación
primordial. “El rasgo una-rio es un «trazo particular» que funda lo Uno y es el
«soporte» del significante”(Haddad, 2011, pp. 327–330). Esta primera
identificación supone un tiempo primordial en la constitución subjetiva. En
términos del Einziger Zug freudiano es lo que
sostiene la relación entre la identificación y la formación del síntoma
neurótico. Freud dirá que las identificaciones que constituyen al Yo son
secundarias, pero cuentan con el apoyo simbólico del Ideal del Yo como
instancia simbólica de soporte.
Como se puede ver en el Cuadro 1, hay un segundo grupo de
identificaciones que distingue Freud; son las identificaciones formadoras de
síntomas neuróticos. Ubica para estas dos formas: a) identificación a un rasgo
del objeto odiado, y b) identificación a un rasgo del objeto amado. Estas dos
primeras formas suponen un lazo libidinal previo. Lacan unificará estas formas
freudianas de identificación secundaria bajo la denominación identificación a
un rasgo significante.
Cuadro 1. Formas de la
identificación en Freud y en Lacan
Podemos ubicar también una
cuarta forma que es un tipo de identificación que prescinde del lazo libidinal
previo. Freud la llamó identificación histérica. Es también la identificación
propia de la masa, donde los miembros han ubicado al mismo objeto en el lugar
del Ideal del Yo (lo que se ha dado en llamar manifestaciones de idealización o
enamoramiento), identificándose entre ellos de Yo a Yo (Freud, 1921). En este
caso, la identificación no es producida por el lazo libidinal previo, sino que
lo importante aquí es la situación en común que acontece entre los
involucrados. Este es el tipo de identificación que según Freud, ubicamos en el
escenario del ataque histérico que se genera a partir del lazo que se produce
de deseo a deseo, manteniendo a las histéricas enlazadas en el punto del deseo
insatisfecho. También es una identificación que hace masa. Sin embargo, Lacan
afirmará que esta identificación es prevalentemente imaginaria. Esta cuarta
forma es propia de la identificación constitutiva del Yo, que se constituye
como la masa, es decir por medio de la identificación con la imagen especular
sostenida por la instancia simbólica del Ideal del Yo.
Freud (1923) distinguirá luego un segundo subtipo que caracteriza como formas
regresivas y narcisistas de identificación: a) Identificación en la
homosexualidad masculina: identificación total con el objeto amado a diferencia
del tercer tipo que era sólo a un rasgo y b) identificación melancólica:
introyección del objeto, que también es una identificación total.
Uno de los modos de justificar la existencia es seguir el camino de la
identificación, que no es lo mismo que el de la identidad. La identidad es un
proceso que tiene que ver con una afirmación. El tránsito por un análisis puede
poner en cuestión las identificaciones del sujeto. Freud ubicaba que el
análisis supone ir en contra de la represión, pero distinguiendo una doble vía:
mientras algunas represiones son levantadas, otras son afirmadas, deviniendo
entonces el síntoma lo más singular de un sujeto. Este hecho permite inscribirlo
como una singularidad. Y por eso Lacan alienta a recorrer esa senda particular
sosteniendo que: “vale la pena errar a través de toda una serie de particulares
para que, algo singular, no sea omitido.” (Lacan, 1975, p. 3).
La identificación incluye siempre la dimensión del otro (Mazzuca,
2007). Sin embargo, puede también sostener un significante que aplasta al
sujeto. Para que se produzca una identificación (no alienante) es necesaria una
mediación regulada en un punto simbólico. Laidentificación
puede ser una oportunidad para sustraerse de tener que responder. Y puede ser
también una pérdida en el margen de libertad y elección en el transcurso de
devenires particulares. Sin embargo, como de la posición subjetiva se es
siempre responsable, el psicoanálisis le ha devuelto al sujeto la posibilidad
de interrogar sus identificaciones, devolviéndole así la responsabilidad por su
posición sexuada en la existencia.
Conclusiones
El presente trabajo ha
presentado un recorrido por la noción de identidad en la multiplicidad de sus
significaciones, destacando la importancia que actualmente reviste la
especificación del concepto y sus usos para el caso de las tecnologías de
reproducción humana asistida. Luego se presentaron los artículos legislativos
específicos sobre la temática, correspondientes al Título V del Libro Segundo
dedicado al derecho filiatorio del Código Civil y Comercial Argentino para
reflexionar en torno al modo en que el discurso jurídico aborda la cuestión. El
derecho filial que involucra directamente el derecho a la identidad, propone
pensar la identidad sobre la base de una verdad biológica que se asienta en la
certeza respecto de los lazos de sangre.
Sin embargo, la moral normativa se presenta como insuficiente para afrontar la
novedad y sobre todo la velocidad que los desarrollos científico-tecnológicos
imponen a las sociedades contemporáneas. Este límite normativo fue la
oportunidad para introducir la perspectiva filosófica y psicoanalítica con el
afán de indagar respecto del tema de la identidad desde ángulos diversos. El
discurso filosófico, presentado a partir de los desarrollos de Ricoeur
principalmente, nos confronta con cierta dimensión de la identidad que oscila
entre la permanencia y el cambio, tomando como punto de referencia distintas acepciones
de lo mismo. Desde la mismidad se presenta la noción de identidad como lo
idéntico a sí mismo, lo que no cambia. Pero al introducir la idea de ipseidad
sitúa a lo mismo como otro, lo más propio de uno aparece siempre en relación a
otro (Ricoeur, 1991).
La identidad humana se forja en ese camino del devenir, siempre a partir de
otros, de narrativas y experiencias, que no pueden agotarse en el núcleo duro
de la constitución celular. Rescatar esta vertiente narrativa de la identidad
es la que permite cierto resguardo frente a la acechanza técnica y biológica;
nos permite a su vez rescatar los hilos deseantes que enhebran esas historias
de vida en una trama significante que es la del tesoro simbólico para el ámbito
del sujeto.
Otra perspectiva para pensar estas tramas significantes la introduce el
discurso psicoanalítico a partir de la diferencia que establecimos entre la
identidad y la identificación. Nos hemos alejado en este punto de pensar la
identidad como un derecho, para indagar cómo los procesos identificatorios
hacen mella sobre el cuerpo del viviente. Esa partir de esos procesos
identificatorios que el sujeto podrá advenir para hacerse cargo o no de esas
marcas y de esa historia, introduciendo así la importancia que tiene la noción
de responsabilidad subjetiva para el ámbito de lo humano (Michel Fariña &
Gutiérrez, 2000).
Lo complejo que presenta esta dialéctica entre identidad e identificación es el
punto de su carácter ontológico, es decirque en este
proceso dialéctico se juega algo del ser del sujeto. Podemos hablar de un ser
biológico, pero que no tiene nada de natural. Es un ser que se ha constituido a
partir de significantes privilegiados que, al modo del rasgo unario,
estructuran la novela familiar que puede leerse en el intersticio de los dichos
y el decir, en los miedos y fantasías que escuchamos en la narrativa de las
personas que recurren a la donación de gametos para conformar sus familias;
novela estructurada sobre la trama de una identidad narrativa que posibilita un
orden genealógico y filiatorio propio de cada singular constitución familiar.
En los procesos identificatorios se juega el ser del sujeto, identificación
como momento en el cual el sujeto queda en relación con su ser. Y ese ser puede
pensarse en las coordenadas que delimitan lo estático (el núcleo duro,
real-biológico, la sangre o el aspecto genético) y lo dinámico, lo construido,
lo narrado, lo hablado. Lo que oscila entre lo mismo y lo otro. Entre la
permanencia y el cambio.
Notas:
1. Fecundación in vitro (FIV) consiste en la estimulación ovárica, la extracción de óvulos (por aspiración o punción) y su fecundación –extracorpórea- en el laboratorio. Una vez formados, los embriones se desarrollan en medios apropiados hasta su transferencia en el útero de la mujer. ICSI: Inyección de un espermatozoide en el citoplasma del óvulo. El procedimiento consiste en la estimulación ovárica, la extracción de óvulos (por aspiración o punción) y su fecundación –extracorpórea- a partir de la inyección de un único espermatozoide en el óvulo.
2. La voluntad procreacional (art. 561 del Código Civil y Comercial Argentino, Agosto 2015) deviene un elemento central cuando se trata de la concepción vía TRHA, dado que determina que con el donante sólo habrá un derecho a conocer los orígenes, pero nunca un vínculo de padre e hijo. Para una ampliación ver: Lima y Ormart (2015), Transformaciones jurídicas a partir de los desarrollos de las tecnologías de reproducción humana asistida y su incidencia sobre la subjetividad. Antecedentes y prospectivas. Trabajo presentado en el Congreso de Psicología de Tucumán, Argentina.
3. El esencialismo genético supone otorgar relevancia a la información genética para la vida de las personas. De Melo-Martín (2014) sostiene que el énfasis creciente en la idea de que la genética puede explicarlo todo respecto del ser humano -haciendo especial hincapié en la importancia de la información genética- nos hace correr el riesgo de caer en algunas falacias.
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Recibido: 23 de noviembre de
2016
Aceptado:
17 de julio de 2018
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