Artículos
Importancia de los
estilos de socialización parental en los roles del acoso entre pares
Importance
of the parental socialization style in the roles of harassment among peers
José Hernando Ávila-Toscano javila@unireformada.edu.co
Corporación
Universitaria Reformada, Colombia
Eliana Álvarez Fontalvo elina.alvarez.g@gmail.com
Corporación
Universitaria Reformada, Colombia
Laura Isabel Rambal-Rivaldo laura.rambal@unireformada.edu.co
Corporación
Universitaria Reformada, Colombia
Leonardo Vargas-Delgado ljvargas@mail.uniatlantico.edu.co
Universidad del
Atlántico, Colombia
Importancia
de los estilos de socialización parental en los roles del acoso entre pares
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 1, pp. 203-215, 2021
Centro
Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines
Esta obra está bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Recepción: 26 Junio 2019
Aprobación: 09 Noviembre 2020
Resumen:
La familia es un escenario primordial en el estudio del acoso
entre iguales, y particularmente la relación paterno-filial ha cobrado
relevancia en la investigación científica sobre el tema. En este sentido, la
socialización parental puede ser clave como factor de protección o de riesgo en
la aparición de situaciones de acoso. El presente estudio aborda el análisis de
estrategias y estilos de socialización de padres y madres en estudiantes de
secundaria implicados en acoso escolar, como testigo, agresor, víctima y
agresor-víctima. Se evaluaron 551 adolescentes de entre 12 y 18 años mediante
un diseño comparativo de grupos naturales. Se aplicó el cuestionario del
defensor del pueblo sobre violencia escolar ajustado para contexto colombiano y
la escala de estilos de socialización parental en la adolescencia (ESPA 29).
Como resultado se identificaron en los participantes altos niveles de
estrategias de socialización basadas en coerción/imposición por parte de ambas
figuras paternas. A diferencia de estudios previos, no se identifica relación
entre ninguno de los estilos parentales de la madre y los roles asumidos por
los estudiantes en situaciones de acoso, mientras que el estilo indulgente en
el padre mostró relación estadísticamente significativa con los roles de
testigo y agresor-víctima. Se discuten las implicaciones de los resultados
resaltando la importancia de la crianza afectiva y el rol que desempeñan las
figuras parentales en la socialización y formación de habilidades psicosociales
que contribuyan en la disminución de las prácticas de acoso en niños y
adolescentes.
Palabras
clave: socialización
parental, roles acoso escolar, adolescentes.
Abstract: The family is a primary
scenario when studying harassment among equals. Particularly, the parent-child
relationship has built up importance in scientific investigations regarding
this topic. In this regard, parental socialization may be key as a protection
or risk aspect in the occurrence of harassment situations.
The development of this study focuses in the achievement of two main objectives. The first objective is aimed to identifying differences in the strategies of parental socialization in both parents, in accordance to the role of the participants involved in harassing behavior. The second objective is based in stablishing if the roles adopted by students have any co-relation with the parental socialization style.
In order to fulfill
these objectives an empirical, comparative, investigation took place that was
based in the design of natural groups, which facilitates the comparison of
different variables in social groups that belong to a same culture, e.g.
students, where the analyzed variables source differences among individuals.
The study had a base of 551 students (290 male and 261 female) from four
different educational institutions, with ages ranging from 12 to 18 (µ = 15.2,
of = 1.3). Harassment conducts were evaluated in accordance to the Defensor del Pueblo
questionnaire, from a version adjusted to the Colombian context. Whereas the
parental style of socialization was evaluated in accordance with Escala de Estilos de
Socialización Parental en la Adolescencia (ESPA-29).
The participant-type
descriptive evaluation highlights that 296 (53.8 %) of the students take part
as bully-victims, 95 (17.2 %) take part as non-involved, 87 (15.8 %) take part
as victims, and 73 (13.2 %) take part as bullies. These roles were embraced similarly
in men and women without a significant relationship between gender and the type
of participant (χ2 = 5.328, p = .149 > .05).
Concerning to the
socialization strategies of parental figures, in the mother’s case, the
obtained data indicates that the main differences are found in the group of
students who embrace the role of offender-victims. In this group, participants
show a higher level of indifference that non-involved (p = .023 < .05) and
bullies (p = .007 < .05), a higher level of physical coercion than
non-involved (p = .000 < .05) and victims (p = .023 < .05), as well as a
higher level of the strictness/imposition axis than non-involved (p = .001 <
.05). The latest show higher verbal coercion (p = .009 < .05) and
strictness/imposition (p = .032 < .05) than bullies.
In the father’s
case, the obtained data also highlights the bully-victims as the group with
higher ennui than non-involved (p = .000 < .05) and bullies (p = .046 <
.05), higher indifference than non-involved (p = .000 < .05) and bullies (p
= .010 < .05), higher physical coercion than non-involved (p = .000 <
.05) and victims (p = .021 < .05), as well as a higher number than
non-involved (p = .001 < .05) in the strictness/imposition axis.
The most common
parental style strategy in mothers is indulgent (n = 240, 43.6 %), followed by
authoritative (n = 161, 29.2 %), neglectful (n = 102, 18.5 %) and last
authoritarian (n = 48, 8.7 %). Meanwhile, the indulgent style is also the most
common among fathers (n = 211, 38.3 %), followed by neglectful (n = 171, 31 %),
authoritative (n = 109, 19.8 %) and authoritarian (n = 60, 10.9 %). This
discards the existence of a significant association between the mother’s
socialization style and student’s harassment roles. On the other hand, the
indulgent style in fathers was significant in relation to the witnesses (χ2
= 16.88, p = .000 > .001; ϖ = .18, 1-β = .97) and the bully-victims (χ2 =
8.96, p = .03 > .05; ϖ = .14, 1-β = .80).
The parenthood
focused on fulfilling the children demands with low boundaries delimitation is
reiterative in parents where indulgent is their most common style of parent
socialization, which seems to be associated with an expectation to harass.
This work highlights
the important role that the parent figures play in the formation of
psychosocial skills to the integration of children and teenagers. Furthermore,
it features the importance of how parents build bonding relationships with
their children.
Keywords: parental socialization, harassment roles, teenagers.
Introducción
La literatura científica coincide en señalar que el acoso entre
iguales (bullying)
es un fenómeno que implica conductas agresivas de índole física, verbal,
psicológica, social (Landazabal y
Oñederra, 2010) e incluso mediadas por la tecnología (Charalampous et al., 2018), las cuales
son ejercidas por un estudiante, o grupo de estos, de forma repetitiva y
sistemática contra compañeros generalmente más débiles, quienes pasan a ser las
víctimas habituales de tales acciones (Cerezo
y Ato, 2010). Dichas conductas se ejecutan con la intención primordial de
causar daño (Enríquez y Garzón, 2015).
En la situación de acoso, los actores implicados pueden presentar
distintos roles según sean objeto de las agresiones, testigos de estas o
quienes las provocan. En este sentido, se describe a tales actores como
agresores, víctimas, observadores o testigos y agresor-víctima (Del Rey y Ortega, 2008; Smith, Morita, Junger-Tass, Catalana y Slee,
1999); cada uno de ellos posee rasgos y características particulares (Resett, 2018) y contribuye de manera
relevante al círculo de maltrato y, al mismo tiempo, resultan influenciados
negativamente por múltiples factores de naturaleza social, personal, educativa
y familiar (Buelga, Cava y Musitu, 2012;
Cerezo y Ato, 2010; Rigby, 2005).
El presente trabajo se centra en el factor familiar como
relevante en los escolares, ya que actúa como elemento de protección o riesgo
frente a situaciones de violencia entre iguales (León del Barco, Felipe-Castaño, Polo del Río
y Fajardo-Bullón, 2015). Distintos estudios han jerarquizado el rol de la
socialización parental y los estilos de crianza que evidencian el papel que las
prácticas, las actitudes y los comportamientos parentales tienen en relación
con las conductas agresivas de los hijos en la escuela (Georgiou, Stavrinides y Fousiani, 2013; Georgiou, Ioannou y Stavrinides, 2018).
Los estilos de socialización parental describen cómo perciben
los hijos a sus padres y sus prácticas de socialización (Baumrind, 1991; Maccoby y Martin, 1983). La interacción
de los padres con sus hijos incluye la forma en que responden a sus necesidades
(responsividad) y la manera en que utilizan el control (exigencia) (Charalampous et al., 2018), dimensiones
que definen las diversas actitudes, los valores, las prácticas y los
comportamientos de los padres en los diferentes estilos parentales (García y Gracia, 2010;Musitu y García, 2004).
La literatura científica sobre el tema es diversa, pues en el
caso de progenitores con estilo negligente se ha indicado que este tipo de
interacción, mediada por la falta de afecto y ausencia de control, no favorece
el ajuste personal y social de los hijos, pudiendo provocar conductas
socialmente inadecuadas como la agresividad hacia los iguales (López-Soler, Puerto, López-Pina y Prieto 2009).
Asimismo, entre los agresores se ha identificado que perciben negativamente la
confianza y comunicación con sus figuras parentales (Simões, Ferreira, Braga y Testa, 2015).
Estudios recientes señalan que los agresores y las víctimas
tienen progenitores con mayores niveles de estrés parental, que utilizan
prácticas educativas autoritarias o punitivas (Gómez-Ortiz, Romera y Ortega-Ruiz, 2016)
y en algunas ocasiones tienden a ser permisivos. Además, los padres de los
agresores presentan menor nivel de competencia parental (Garaigordobil y Machimbarrena, 2017).
Otras investigaciones, como la de Pérez y
Castañeda (2015), coinciden en que el papel de agresor se asocia con un
estilo paterno autoritario y con madres permisivas, al tiempo que plantean que
la victimización es común en hijos de padres permisivos y madres democráticas.
El estudio de Charalampous
et al. (2018) refuerza parte de esta evidencia. Estos autores evaluaron una
muestra de 861 niños y adolescentes chipriotas entre quienes hallaron que la
intimidación se asocia con el estilo parental autoritario. Los progenitores que
aplican este estilo tienden a usar prácticas punitivas y aceptan la violencia
como mecanismo para solucionar los conflictos. Los hijos, por su parte,
perciben a sus padres como insensibles a sus propios problemas, lo que no les
permite el desarrollo de la empatía y utilizan la desigualdad y la competencia
como una estrategia interpersonal, mostrándose a la sociedad como agresivos. De
acuerdo con Charalampous et al. (2018),
estos jóvenes también se exponen a ser acosados, de manera que pueden asumir el
rol mixto de agresor-víctima. Según estos autores, los padres permisivos
también ejercen un efecto sobre la victimización, dado que suelen ser
sobreprotectores, lo que pone en riesgo a sus hijos frente al acoso (Charalampous et al., 2018), resultado
análogo a lo propuesto por otros trabajos (Garaigordobil
y Machimbarrena, 2017; Pérez y
Castañeda, 2015).
En general, la crianza permisiva se relaciona con una mayor
tendencia a la soledad por parte de los adolescentes (Palomar y Victorio, 2018) y son diversas
las investigaciones que recalcan el papel de la sobreprotección y permisividad
en la victimización, especialmente por parte de la figura materna (Cerezo, Sánchez, Ruiz y Arense, 2015). Al
parecer, las madres permisivas presentan una alta capacidad de respuesta
(responsividad) hacia las necesidades de sus hijos, lo que hace que se
desborden en cuidados y protección, situación que parece predisponer a los
hijos a sufrir situaciones de acoso, por encima de los hijos de madres con otro
estilo de socialización (Georgiou, 2008).
Respecto al estilo autorizativo, se ha observado que
progenitores que practican el diálogo, control parental moderado y expresión
afectiva, permiten al adolescente identificar los límites establecidos por los
adultos sin necesidad de ser autoritarios (Gómez-Ortiz,
Del Rey, Casas y Ortega, 2014), además de facilitarles contar con mejores
niveles de adaptación social (Parra y
Oliva, 2006). Sin embargo, no hay conclusiones claras respecto a dicho
estilo, pues otras investigaciones han referenciado que las víctimas también
pueden contar con madres tanto autoritativas como democráticas (Sánchez, 2009), e incluso este estilo
puede identificarse en porcentajes similares en casos de estudiantes
victimizados con padres autoritarios (Cerezo
et al., 2015).
Tal y como señalan Cerezo et
al. (2015), no existe plena confirmación acerca de un estilo de
socialización parental asociado con la intimidación o acoso, si bien las
prácticas autoritarias parecen más comunes entre agresores y la permisividad
entre las víctimas. Al ser las formas de socialización parental un fenómeno de
mucha relevancia por el papel sustancial del entorno familiar y puntualmente de
la crianza de los padres sobre el desarrollo (Garaigordobil y Machimbarrena, 2017),
este estudio apunta a contribuir al tema en discusión, y para ello se plantean
los siguientes objetivos: (a) identificar diferencias en las estrategias de
socialización parental en ambos progenitores de acuerdo con el rol de los
participantes implicados en conductas de acoso; y (b) establecer si los roles
asumidos en conductas de acoso por estudiantes, se relacionan con los estilos
de socialización parental.
Método
Diseño
Se desarrolló una investigación empírica, comparativa, basada en
un diseño de grupos naturales (Ato, López y
Benavente, 2013), que permite la comparación de diversas variables
dependientes en grupos preexistentes que pertenecen a una misma cultura (por
ejemplo, estudiantes) y entre los cuales se observan diversos niveles de
variables que son fuente de diferencias entre los individuos (Ato et al., 2013).
Participantes
El estudio se realizó con 551 estudiantes de cuatro
instituciones educativas de la ciudad de Barranquilla (Colombia), escogidos de
forma intencional sin considerar su nivel de desempeño, sexo o antecedentes
disciplinarios. Los evaluados contaban con edades comprendidas entre 12 y 18
años (µ = 15.2, de = 1.3), el 52.6 % (n = 290) eran hombres y el 47.4 % (n =
261), mujeres. Según su formación, 22% (n=121) cursaba grado octavo, 29 % (n =
160) noveno, 25.4 % (n = 140) décimo y 23.6 % (n = 130) undécimo.
Instrumentos
Cuestionario del defensor del pueblo
Este cuestionario fue diseñado por un grupo de investigadores de
la Universidad Autónoma de Madrid para el Informe del Defensor del Pueblo sobre violencia escolar
(2007). Se basa en otras pruebas a las cuales se les hizo adaptaciones
específicas. El instrumento ha sido ajustado para el contexto colombiano (Hoyos, Aparicio y Córdoba, 2005) y está
formado por tres secciones principales que permiten identificar acoso
observado, realizado y experimentado, describiendo los diferentes tipos de
maltrato y la manera como se dan a través de escala tipo Likert de 4 puntos
(desde 0: Nunca, hasta 3: Siempre). La prueba ha sido usada exitosamente en
estudiantes del Caribe colombiano (Ávila-Toscano,
Marenco-Escuderos y Tilano, 2014).
Escala de estilos de socialización parental en la adolescencia
(ESPA-29) (Musitu y García, 2001)
Es un instrumento que consta de 29 ítems idénticos para dos
subescalas, la primera aplica a la identificación de los estilos de
socialización de la madre y la segunda se dirige a identificarlos en el padre.
Todos los reactivos cuentan con una escala tipo Likert desde 1 (nunca) hasta 4
(siempre). El instrumento identifica dos ejes de la socialización que integran
siete estrategias parentales; de este modo permite reconocer el eje I
denominado “Aceptación/Implicación”, que incluye estrategias como afecto,
diálogo, indiferencia y displicencia; mientras que el eje II evalúa
“Coerción/Imposición”, que incluye las estrategias privación, coerción verbal y
coerción física. La medición de estas características permite identificar cuatro
estilos parentales ajustados a la teoría propuesta por los autores
(autoritario, autorizativo, indulgente, negligente). La obtención de las
puntuaciones definitivas del instrumento se realiza mediante tablas de baremos
ajustadas según edad y sexo del estudiante, y también según el progenitor
evaluado (padre/madre). El instrumento ha sido empleado con población
colombiana con buenos resultados (Andrade y
Gonz, 2017; Salamanca-Ramos,
Chávez-Ávila y Carmona-Parra, 2017).
Procedimiento
El acceso a la población se logró gracias al establecimiento de
contactos formales con el cuerpo directivo de las instituciones educativas.
Tras socializar el objetivo y alcance del estudio se obtuvo autorización para
comunicar el propósito de la investigación a los padres de los estudiantes,
quienes autorizaron la participación de los menores, y estos, por su parte,
informaron su consentimiento.
La aplicación de los instrumentos se hizo de forma grupal, en
jornadas únicas aprovechando la presencia del estudiantado en las actividades
académicas. Todo el proceso estuvo supervisado por docentes y autoridades de
cada institución educativa. La información recogida fue analizada a través de
procedimientos no paramétricos dado que los datos no cumplieron el supuesto de
normalidad. El análisis se basó en la comparación de grupos independientes con
la H de Kruskal-Wallis, definiendo como grupos los diferentes roles asumidos
por lo estudiantes en las conductas de maltrato, para comparar si presentaban
diferencias significativas en relación con las estrategias de socialización
parental.
En todos los casos en que se hallaron diferencias
significativas, se cumplió el análisis post hoc con la U de Mann-Whitney,
calculando el tamaño de efecto con la r de Rosenthal. Finalmente, se aplicó Chi
cuadrado para calcular la existencia de asociación entre el estilo parental de
ambos progenitores y el rol asumido por los estudiantes en las situaciones de
acoso; el tamaño de efecto se calculó con el índice ϖ y la identificación
puntual de las categorías que expresan asociaciones se definió con el cálculo
de los Residuos Tipificados Corregidos (RTC).
Resultados
En la evaluación descriptiva del tipo de actor destacaron los
estudiantes que actúan en calidad de agresor-víctima (n = 296; 53.8 %),
seguidos en valores similares de los testigos (n = 95; 17.2 %) y las víctimas
(n = 87; 15.8 %), mientras que los actores de menor frecuencia fueron los
agresores (n = 73; 13.2 %). De acuerdo con el sexo, los hombres se identifican
en mayor medida con el rol de agresor-víctima (n = 161; 55.5 %) y como testigo
(n = 56; 19.3 %), mientras que la identificación como víctima (n = 38; 13.1 %)
y como agresor (n = 35; 12.1 %) tiene valores similares. Las mujeres, así como
los varones, sobresalen en el rol de agresor-víctima (n = 135, 51.7 %), seguido
del rol de víctimas (n = 49, 18.8 %), y en valores similares se identificó el
rol como testigo (n = 39, 14.6 %) y agresor (n = 38, 14.9 %). Sin embargo, los
resultados obtenidos no hallaron relación significativa entre el sexo de los
estudiantes y el tipo de actor (χ2[3] = 5.328, p =.149 >.05), y tampoco hubo
significación con el grado cursado (χ2[9] = 5.913, p = .749 > .05).
Respecto a la socialización, en la Tabla 1 se
presentan los datos descriptivos de las estrategias empleadas por cada uno de
los progenitores; asimismo, la tabla contiene los resultados del análisis
posterior dirigido a encontrar diferencias significativas entre tales
estrategias y el tipo de actor. Este procedimiento se cumplió aplicando el
estadístico . de Kruskal-Wallis lo que permitió identificar que, en cuanto a la
madre, las significancias halladas correspondieron a las estrategias de
Indiferencia, Coerción física y Coerción verbal, así como el eje de
Coerción/Imposición, mientras que en relación con el padre las significancias
halladas se dieron con las variables Displicencia, Indiferencia y Coerción
física, y al igual que con la madre, destacó el eje Coerción/Imposición.
Tabla 1
Madre |
Padre |
|||||||
Estrategia de socialización |
M |
DE |
χ2 a |
p |
M |
DE |
χ2 a |
p |
Diálogo |
2.70 |
.75 |
1.33 |
.72 |
2.54 |
.88 |
.12 |
.97 |
Afecto |
3.35 |
10.0 |
.32 |
.95 |
2.70 |
.95 |
.69 |
.87 |
Displicencia |
1.39 |
.52 |
5.13 |
.16 |
1.72 |
4.58 |
16.06 |
.00* |
Indiferencia |
1.40 |
.54 |
11.36 |
.01* |
1.53 |
.70 |
19.48 |
.00* |
Aceptación/Implicación |
3.19 |
.48 |
3.42 |
.35 |
3.04 |
.59 |
5.18 |
.15 |
Coerción Física |
1.69 |
.77 |
23.64 |
.00* |
1.60 |
.74 |
21.59 |
.00* |
Privación madre |
1.40 |
.50 |
1.88 |
.59 |
1.70 |
7.67 |
2.56 |
.46 |
Coerción Verbal |
1.97 |
.68 |
11.36 |
.03* |
1.85 |
.70 |
1.32 |
.72 |
Coerción/Imposición |
1.26 |
.80 |
8.09 |
.04* |
1.22 |
.79 |
12.85 |
.00* |
* p < .05a grados de libertad: 3Variable de contraste: Tipo de actor.
Los contrastes post hoc se cumplieron con el estadístico U de Mann Whitney,
cuyos resultados se aprecian en la Tabla 2 acompañados del
tamaño de efecto (r de Rosenthal). Frente a las estrategias empleadas por la
madre, los datos señalan que las principales diferencias se encuentran en el
grupo de estudiantes identificados como agresores-víctimas. Este conjunto de
actores presenta mayores niveles de indiferencia y de coerción verbal que
testigos y agresores, mayor coerción física que testigos y víctimas, y también
se observan mayores rangos medios del eje Coerción/Imposición que en los
testigos. Estos últimos por su parte, presentan rangos medios más elevados de
Coerción verbal y del eje Coerción/Imposición que los agresores.
Tabla 2
Contrastes correspondientes a las
estrategias de socialización materna |
|||||||
Variable |
Grupo 1 |
Grupo contraste |
U |
Z |
p |
||
Indiferencia |
11891.0 |
-2.280 |
.023* |
.11b |
|||
8630.0 |
-2.685 |
.007* |
.14b |
||||
Coerción física |
T |
A |
2419.5 |
-3.269 |
.001* |
.25b |
A |
T |
A-V |
9704.5 |
-4.575 |
.000* |
.23b |
A-V |
|
A-V |
10828.0 |
-2.268 |
.023* |
.12b |
A-V |
||
Coerción erbal |
T |
A |
2655.0 |
-2.602 |
.009* |
.20b |
T |
A |
A-V |
8900.0 |
-2.334 |
.020* |
.12b |
A-V |
|
Coerción / Imposición |
T |
A |
2796.0 |
-2.149 |
.032* |
.17b |
T |
T |
A-V |
11544.5 |
-2.625 |
.009* |
.13b |
A-V |
|
Contrastes correspondientes a las
estrategias de socialización paterna |
|||||||
Variable |
Grupo 1 |
Grupo contraste |
U |
Z |
p |
ra |
>RM |
Displicencia |
T |
A-V |
10590.0 |
-3.662 |
.000* |
.19b |
A-V |
A |
A-V |
9188.5 |
-1.999 |
.046* |
.10b |
A-V |
|
Indiferencia |
T |
A |
3356.0 |
-2.239 |
.025* |
.17b |
T |
T |
A-V |
10280.5 |
-4.001 |
.000* |
.20b |
A-V |
|
A |
A-V |
8714.0 |
-2.590 |
.010* |
.13b |
A-V |
|
Coerción física |
T |
A |
2417.0 |
-3.420 |
.001* |
.26b |
A |
T |
V |
3229.0 |
-2.545 |
.011* |
.19b |
V |
|
T |
A-V |
10052.5 |
-4.215 |
.000* |
.21b |
A-V |
|
V |
A-V |
10792.0 |
-2.309 |
.021* |
.12b |
A-V |
|
Coerción / Imposición |
T |
A |
2486.5 |
-3.139 |
.002* |
.24b |
A |
T |
A-V |
11009.5 |
-3.183 |
.001* |
.16b |
A-V |
T: testigoA: AgresorV: VíctimaA-V: Agresor-víctimara : r de Rosenthal (tamaño de efecto)b efecto pequeño< RM: grupo con mayor rango
medio* p < .05
En el caso de las estrategias implementadas por la figura
paterna (ver Tabla 2), también sobresalen los
agresores-víctimas como el grupo de actores con mayor registro de Displicencia
e Indiferencia que testigos y agresores, mayor Coerción física que testigos y
víctimas, así como valores más elevados en el eje Coerción/Imposición que los
testigos. Entre las víctimas y los agresores, también destaca la Coerción
física en comparación con los testigos y, en este último grupo se registra
mayor Indiferencia en comparación con los agresores.
Ahora bien, los resultados de las diferentes estrategias y sus
correspondientes ejes de socialización, facilitan identificar cuatro estilos
parentales en cada progenitor. De esta forma, en este estudio se reporta que el
estilo más común en la madre es el Indulgente (n = 240, 43.6 %), seguido del
estilo autorizativo (n = 161, 29.2 %), del negligente (n = 102, 18.5 %) y, por
último, del autoritario (n = 48, 8.7 %). El estilo indulgente se repitió como
el más frecuente entre los padres (n = 211, 38.3 %), seguido del negligente (n
= 171, 31 %), el autorizativo (n = 109, 19.8 %) y finalmente del autoritario (n
= 60, 10.9 %). Al hacer el análisis para comprobar la relación entre dichos
estilos y el tipo de actor en conductas de acoso, se descartó la existencia de significancia
estadística frente al papel de la socialización materna, mientras que el estilo
del padre fue significativo en relación con los testigos (w = .18, 1-β = .97) y
los agresores víctimas (w = .14, 1-β = .80) (Tabla 3).
Tabla 3
* p < .05*** p < .001
.. < .05; ***. < .001
La socialización parental basada en el estilo indulgente fue la
que sobresalió en el análisis realizado. De este modo, se relaciona con el rol
de testigo de forma positiva (RTC = 4.1). En cambio, frente al rol de
agresor-víctima la frecuencia es inferior a la teórica, por lo que se asume que
la relación es negativa (RTC = -2.9).
Discusión
Dos objetivos orientaron el desarrollo de este estudio, frente
al primero, enfocado en identificar diferencias en las estrategias de
socialización parental, de acuerdo con el rol de los participantes, se
diferencian los hallazgos relevantes de acuerdo con el papel de la madre y el
padre.
En un principio, se identificaron porcentajes similares de
testigos y víctimas, y un número menor de agresores a los reportados por otros
estudios (Ávila-Toscano, Marenco-Escuderos
y Tilano, 2014). El sexo, por su parte, aparece como una variable
independiente del tipo de rol asumido por los estudiantes, hallándose de hecho,
una distribución muy similar entre hombres y mujeres de acuerdo con los
distintos roles. En este caso, a diferencia a trabajos previos (Cerezo et al., 2015), el sexo no resulta
ser una variable significativa.
Se registró un alto número de estudiantes que asume el rol mixto
agresor-víctima, tanto hombres como mujeres, lo que coincide con evidencias
previas en el plano internacional (Del Rey
y Ortega, 2008) y estudios con estudiantes colombianos (Ávila-Toscano et al., 2014; Ávila-Toscano, Osorio, Cuello, Cogollo y
Hernández, 2010). De hecho, los investigadores han recalcado la necesidad
de analizar atentamente las implicaciones psicosociales y emocionales de este
conjunto de actores, en la medida que presentan mayores problemas de
comportamiento y son a quienes sus compañeros perciben como los estudiantes con
más dificultades relacionales (Cava,
Musitu, Buelga y Murgui, 2010; Marenco-Escuderos
y Tilano, 2013).
Precisamente, este grupo de actores fue el que mayor cantidad de
diferencias significativas expresó en las estrategias empleadas por ambos
progenitores; frente a la socialización parental muestran mayores niveles de
estrategias basadas en la coerción/imposición por parte de la figura materna.
Este grupo de estudiantes, más que los restantes roles, percibe en sus madres
niveles elevados de formas de socialización basadas en la indiferencia, lo que
supone escasa sensibilidad ante los hijos, falta de reconocimiento de sus
conductas positivas y baja expresión de afecto. Asimismo, en los
agresores-víctimas, la coerción verbal y la coerción física de las madres se
reportan significativamente mayores que en los otros roles.
Los padres por su parte, al igual que las madres de los
agresores-víctimas suelen ser indiferentes, lo que sugiere que pese a aceptar
que sus hijos tienen conductas incorrectas, no establecen límites ni
correcciones pertinentes. Asimismo, los padres recurren al uso del castigo
físico con víctimas y agresores, mientras que con los testigos es notable la
indiferencia. Los estudios enfocados en el análisis de estas variables
coinciden en que las formas de corrección basadas en la punición y en la
aplicación de correcciones severas mediadas por la violencia, parecen ser
elementos que predisponen al hostigamiento entre iguales (Georgiou et al., 2013), así como a otro
tipo de problemas en la adaptación psicosocial de las personas. El trato
agresivo, o incluso el descuido o desinterés, son formas de crianza que pueden
afectar la conducta de los menores; De hecho, incluso en adultos con historial
de maltrato en la niñez se ha reportado que su estilo parental de crianza fue
en esencia autoritario o negligente (Rikhye
et al., 2008).
El segundo objetivo de este trabajo se enfocó en establecer si
los roles asumidos por los estudiantes se relacionaban con el estilo de
socialización de sus progenitores. Al respecto, vale decir que, a diferencia de
otros estudios, los datos observados en este trabajo no muestran asociaciones
tan claras entre los diferentes actores y el estilo de crianza de padre y
madre. En los trabajos de Georgiou, (2008)
y Cerezo et al. (2015), se ha reportado
a la figura materna como sobreprotectora, esencialmente en relación con un
estilo de educación permisivo o indulgente, lo que constituye un riesgo para la
victimización en los estudiantes criados bajo este estilo parental. En efecto,
en los estudiantes analizados en este estudio, la socialización materna
sobresaliente es de tipo indulgente, lo que sugiere una crianza basada en la
receptividad de las necesidades de los menores, pero con poco nivel de
exigencia, por lo que se trataría entonces de madres con alta responsividad, lo
que coincide con evidencias previas (Charalampous
et al., 2018). Sin embargo, a pesar de tratarse de la forma parental más
repetida entre las madres, no se identifica una relación significativa a nivel
estadístico con los roles asumidos por sus hijos. De hecho, en general, la evidencia
obtenida en este estudio descarta que los diferentes estilos de socialización
de la madre guarden relación con el rol o papel que asumen los estudiantes en
las dinámicas de acoso.
Por su parte, en relación con la figura paterna, la crianza
indulgente aparece como el único estilo asociado con los roles de acoso,
puntualmente con el papel de testigo y agresor. En el primer caso, los datos
obtenidos señalan que una mayor cantidad de testigos corresponde a estudiantes
educados con un estilo paterno indulgente (p = .00 < .001), mientras que es
menos común identificar estudiantes con el rol mixto de agresión y
victimización con padres indulgentes (p = .03 < .05). La crianza responsiva,
es decir, enfocada en atender demandas del menor con baja delimitación normativa,
se reitera entre los padres, en quienes sobresale la indulgencia como el estilo
de socialización parental más común, y que parece asociarse con la expectación
del maltrato o intimidación sin que se realice intervención sobre dicho
fenómeno. En este sentido, es compresible la relación negativa con el rol mixto
de intimidación-victimización dado que, precisamente, este es el grupo de
estudiantes con mayor implicación en las acciones violentas en la escuela en
cuanto no solo agreden, sino que son receptores de agresiones (Del Rey y Ortega, 2008), papel
contrapuesto al observador que se mantiene desobligado ante las acciones
agresivas evidenciadas sin que por lo general se comprometan con la situación (Sullivan, Sullivan y Cleary, 2005).
A los padres indulgentes, les siguen en orden de frecuencia
aquellos padres que muestran poco interés por la expresión de afecto, el
seguimiento y el control normativo de sus hijos (padres negligentes). Entre los
padres la orientación autoritativa se relega ante formas sociales de crianza
que demandan poca exigencia y no están mediadas por el afecto positivo
padre-hijo. En oposición a estudios previos, el estilo autoritario en padres y
madres, basado en la imposición de estrategias punitivas y el uso de la
violencia verbal o psicológica como medio de resolución de problemas, fue el
estilo de menor recurrencia, incluso no se halló relación entre el trato
autoritario y el rol de agresor que ha sido señalada en trabajos anteriores (Gómez-Ortiz, 2016; López-Soler et al., 2009; Simões et al., 2015). Sin embargo, como
se mencionó previamente, se trata de las formas más comunes de socialización
empleadas por ambos progenitores.
Los resultados de esta investigación llevan a sostener, al igual
que Cerezo et al. (2015), que no existe
un estilo de crianza o una forma de interacción entre padres e hijos que defina
con claridad los roles que asumen estos últimos en conductas de intimidación o
victimización. En este estudio el aspecto más sobresaliente es el estilo
indulgente de la figura paterna; sin embargo, el análisis de las pautas de
interacción entre progenitores e hijos no se agota con el abordaje desarrollado
en este estudio, sino que se debería encarar siendo conscientes de que se trata
del reporte de la crianza percibida por los estudiantes. Nuevas indagaciones
que apunten a la inclusión de otros factores de análisis resulta pertinente
para los estudios futuros, considerando, por ejemplo, la participación del
reporte de los propios padres, el abordaje de aspectos culturales (Georgiou et al., 2013; Georgiou et al., 2018), el reconocimiento
de variables individuales que pueden participar en el proceso, entre otras
consideraciones que sin duda ampliarían la discusión y el alcance del fenómeno.
Pese a estas limitantes, los resultados de este estudio muestran
evidencia importante, pues por un lado, se reiteran las prácticas de acoso como
un fenómeno real y repetitivo entre niños y adolescentes y, a su vez, recalcan
la necesidad de asumir de forma crítica el papel de los actores que participan
tanto de la intimidación como de la victimización (Del Rey y Ortega, 2008), atendiendo en
este caso a las implicaciones sociofamiliares, pues como se ha visto, se trata
de un conjunto amplísimo de estudiantes cuya crianza parece mediada por la
coerción de sus padres y por la ausencia de vinculaciones afectivas sólidas
provistas de afecto.
Por otro lado, este trabajo pone el acento sobre el importante
rol que desempeñan las figuras parentales en la formación de habilidades
psicosociales para la integración de niños y adolescentes, y llama la atención
acerca de la forma en la que el padre y la madre se vinculan con sus hijos, en
especial porque al comparar las estrategias de socialización entre los
diferentes actores, las principales diferencias significativas recayeron sobre
estrategias asociadas con la dimensión de coerción/imposición, o estrategias
negativas de aceptación/implicación como la displicencia o la indiferencia, sin
que se dieran muestras significativas de afecto o diálogo, las cuales son
estrategias generalmente relacionadas con una crianza basada en el apego y la
delimitación de normas bien constituidas.
Esto demuestra la necesidad de trabajar por el desarrollo de la
familia, y puntualmente por la construcción de relaciones paternofiliales
basadas en estilos de crianza positivos, en los que se emplee la comunicación y
se fijen normas precisas con un margen de supervisión o control normativo
moderado, desde el cual se fomente la autonomía de los hijos y se estimule el
crecimiento familiar por medio del apoyo y el afecto. Como señalan Gómez-Ortiz et al. (2016), este tipo de
interacciones entre padres e hijos reemplaza el control autoritario excesivo y
el uso de métodos disciplinarios coercitivos, sustituyendo así formas poco
funcionales de interacción por valores personales indispensables para la vida.
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