INTERDISCIPLINARIA, 2019, 36, 1, 203-219

Consumo, deudas, materialismo e influencia pares

Consumo, actitudes hacia el endeudamiento, materialismo e influencia de pares en adolescentes rurales del sur de Chile*

Consumption, attitudes to the debt, materialism, and peer influence in rural teenagers from southern Chile

Solange Barros Bustos**, Marianela Denegri Coria*** y Pamela Salazar Valenzuela****

*Estudio desarrollado con el financiamiento de proyecto FONDECYT 1150665 (Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico)

**Magíster en Psicología. Facilitadora del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo (PACE), Universidad Católica de Temuco, Chile. E-mail: solange.barrosb@gmail.com
***Doctora en Psicología. Directora del Centro de Excelencia en Psicología Económica y del Consumo y Directora del Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales y Humanidades, ambos de la Universidad de La Frontera. Temuco, Chile. E-mail: marianela.denegri@ufrontera.cl
****Licenciada en Psicología. Asistente de Investigación del Centro de Excelencia en Psicología Económica y del Consumo de la Universidad de La Frontera. Temuco, Chile. E-mail: pamela.salazar.v@ufrontera.cl

Universidad de La Frontera. Temuco, Chile

 

Resumen

En la actualidad, los temas de carácter eco­nómico y financiero se han convertido en tópi­cos de gran importancia social, considerando los conceptos teóricos, las habilidades y actitu­des que una persona debe poseer para desenvol­verse de manera adecuada en una sociedad do­minada por el consumo. Esta investigación tiene como principal objetivo describir las prácticas de consumo y endeudamiento informal, actitudes hacia el endeudamiento, materialismo y suscep­tibilidad a la influencia de los pares y en ado­lescentes rurales, según género y nivel socioe­conómico de una comuna semi-rural de la Región de La Araucanía-Chile. El estudio se re­alizó en dos etapas, la primera cualitativa en la cual se realizaron entrevistas grupales y una fase cuantitativa, en la que se aplicaron instru­mentos que medían cada una de las variables mencionadas; además fueron comparadas con variables sociodemográficas. Los resultados in­dican que las fuentes de dinero de estos adoles­centes son principalmente de los padres, becas o trabajos informales. Presentan deudas informa­les y se caracterizan por la presencia de emocionalidad positiva vinculada al éxito de sus conductas de compra y fuertes sentimientos ne­gativos asociados al fracaso de ello. En rela­ción a diferencias de género, los hombres se muestran más materialistas e influenciables por sus pares que las mujeres. Los resultados del es­tudio reflejan los cambios sociales transversales, ligados al modelo neoliberal que han tenido que experimentar los adolescentes al insertarse en el mundo de la economía, independientemente de si provienen del mundo urbano o rural.

Palabras clave: Actitudes hacia el endeuda­miento; Adolescentes; Alfabetización econó­mica; Materialismo; Influencia de pares; Chile.

Abstract

Due to the economic and technological glo­balization derived from the incorporation of the neoliberal model in Latin America and mainly in

Chile, has implied the need to achieve new abi­lities. That is how currently economic and fi­nancial topics have been considering as social relevant issues. This points as much to the the­oretical concepts as the abilities and attitudes that a person must have for his development of a suitable way in a society dominated by the consumption and in the global market.In addi­tion, several authors suggest that consumption becomes a source for the self’s construction. In this way, adolescents are being in a process of identity’s definition according to their evolutio­nary stage, which is currently linked to con­sumption, they become big important subjects for the market, advertising and marketing. Thus, this research has as main objective to describe the practices of consumption and informal in­debtedness, attitudes towards indebtedness, ma­terialism and susceptibility to the influence of peers in rural adolescents by gender and so­cioeconomic level of a semi-rural commune of the Region of La Araucania-Chile. The study was conducted in two stages, first a qualitative phase in which group interviews were conduc­ted with a multiple case design and a quantita­tive phase with a correlation-multivariate de­sign, where instruments were applied that measured each of the aforementioned variables; They were also compared with sociodemogra­phic variables such as gender and socioeconomic le-vel. The results were grouped into two phases, the first phase grouped according to three central nuclei, the first core are consumption practices, this indicates that the money sources of these adolescents are mainly from parents, scholars­hips or informal jobs, this is usually used in per­sonal expenses, leisure and food. They are also characterized by considering their personal opi­nion, family and friends. In relation to the se­cond core refers to the practices of indebtedness, it is characterized by the presence of informal debts, mainly with their parents, friends and fa­mily. Regarding the third core refers to the emo­tions related to the purchase, this is characteri­zed by the presence of positive emotionality linked to the success of their buying behaviors and strong negative feelings associated with the failure of it. Regarding the second phase, it was found that adolescents are characterized by being more austere than hedonistic and at a gen­der level; men have a greater average in mate­rialism and greater influence of their peers than women do. There are no significant differences according to Socioeconomic Level. On the other hand, there are positive correlations between materialism and peer influence and between he­donism and materialism. Finally, there are no significant differences according to ethnicity. The results show that subjects have high levels of inclusion and digital access similar to that of urban adolescents. There is also a tendency to­wards early debt behavior that is consistent with the national surveys’ numbers. In relation to sa­vings, the adolescents of the study shows that they give more importance to saving than urban ones, especially in the long term. In relation to the emotions related to the purchase, are a con­cern issue, because of how they could involve the creation of an identity based on consump­tion, as well as imply problems in their satis­faction with life and in their mental health. The results of the study reflect the transversal social changes linked to the neoliberal model, that ado­lescents have had to experience when enter to the economics world, regardless of whether they come from the urban or rural world.

Key words: Adolescents; Economic alphabeti­zation; Attitudes toward borrowing; Material values; Susceptibility to peer influence; Chile.

Introducción

En las últimas décadas, Latinoamérica se sumó a los procesos globalizadores de la economía, incorporando fuertemente los va­lores del modelo económico neoliberal (De­negri, 2004). Esto llevó a cambios acelera­dos de los valores de las sociedades latino­americanas, transitando bruscamente desde una cultura más bien de austeridad hacia otra marcada por la búsqueda de hedonismo y de satisfacción inmediata de los deseos (Denegri, 2004). Chile no fue ajeno a lo que sucedía en la región e incluso se con­virtió en un caso de estudio por la implan­tación de un modelo económico neoliberal ortodoxo; este se caracterizó por la amplitud del papel asignado al mercado, por la privatización de los medios de producción y por el cambio impuesto sobre la organiza­ción sociocultural del país, centrando el pa­pel del consumo como articulador de la vida social (French-Davis, 2004). Actualmente, Chile constituye un referente respecto a la apertura a mercados extranjeros, y en las úl­timas décadas ha experimentado importan­tes cambios a nivel de producción y tecno­logía, así como a nivel institucional y social, contribuyendo a generar un contexto sociopolítico y económico-cultural, complejo y cambiante (Programa de las Naciones Uni­das para el Desarrollo [PNUD], 2012). Este poder inusitado del consumo como motor de la economía chilena, ha implicado una nueva configuración de los segmentos de consumidores y de sus necesidades y expec­tativas, impactando en la construcción de la identidad personal y social de los individuos (Denegri, Martínez & Etchebarne, 2007). Así, en lo que algunos autores identifican como la posmodernidad, el consumo se des­taca como fuente para la construcción del Yo, porque sirve para establecer el sentido de identidad, el quiénes somos. El individuo consume artículos-marcas para convertirse en lo que quiere ser, para preservar la idea que tiene de sí y para proyectar una imagen a los otros (Bocock, 1995; Dittmar, 2008).

Estos procesos han sido especialmente fuertes en las urbes de América Latina en general, y de Chile en particular, pero tam­bién ha impactado al mundo rural, el cual ha sufrido transformaciones a partir de los pro­cesos de modernización y globalización. Sin embargo, poco se conoce acerca de las prácticas de consumo y especialmente los cambios que las generaciones más jóvenes han sufrido en sus procesos identitarios como producto de esta influencia perma­nente del mercado en sus vidas y de una so­ciedad con fuerte valoración de los procesos de modernización (Castro, 2012).

En este escenario, los adolescentes cons­tituyen un segmento que resulta cada vez más de interés para el mercado y muchas de las estrategias de mercadotecnia van orien­tadas a influir e impactar en sus patrones de consumo (Zmuda, 2011), porque ellos in­fluyen ampliamente en las decisiones de consumo de su familia, comienzan a mane­jar dinero y a tomar decisiones sobre su uso de forma autónoma a temprana edad (De­negri, Lara, Córdova & Del Valle, 2008), viéndose reflejado un déficit en la com­prensión del mundo económico (Denegri, Martínez & Etchebarne, 2007; Sepúlveda et al., 2017). Este hecho es fundamental si se considera la etapa evolutiva de consolida­ción de la identidad propia de la adolescen­cia y el impacto de un entorno donde el consumo se constituye en un articulador de los imaginarios sociales (Bauman, 2007), en el cual el acceso al consumo y a la posibi­lidad de compra o posesión de bienes dese­ados, se ha transformado en un acceso a símbolos y signos que favorecen la autorrealización y la aceptación e incorporación al grupo de pares (PNUD/INJUV, 2003).

Considerar las particularidades que tiene el proceso de construcción de identidad, tanto personal como social y cultural de los adolescentes en el contexto económico neo­liberal, juega un papel clave para compren­der la aproximación al consumo en ellos, en quienes se constituye en un vehículo de construcción de identidades ideales y en una forma de relación con otros a los que consideran sus iguales (Friedline, Elliot & Nam, 2012). Estas relaciones con sus pares influyen en el desarrollo de su identidad e incluso en las expectativas laborales futuras de los adolescentes (Palomar & Victorio, 2016).

Moschis y Churchill (1978) encontraron que los adolescentes aprenden los aspectos racionales de consumo de sus padres, y los aspectos sociales y afectivos, especialmente aquellos relacionados con los valores ma­teriales (materialismo), de sus pares. Para Richins y Dawson (1992) el materialismo debe ser entendido como un valor repre­sentativo de la orientación del consumidor respecto al papel que juegan las posesiones en su vida, el cual guiará las cantidades y las cualidades de los bienes adquiridos. Por su parte, Belk, (1985) destaca la importancia que el consumidor da a las posesiones y, en este marco, los individuos más materialistas juzgarían a los demás en términos de pose­siones y preferirían bienes que puedan ser exhibidos públicamente.

En cuanto a las variables que han sido es­tudiadas en relación al materialismo, existen estudios en torno al género y a la edad. Con respecto a la relación entre materialismo y género, Cleveland, Laroche y Papadopoulos (2009) en estudios interculturales encuen­tran resultados ambivalentes al comparar hombres y mujeres en Suecia, Chile y Gre­cia, concluyendo que, en lo que respecta al materialismo no hay claridad en las dife­rencias entre sexos. Con respecto a la edad, Richins y Dawson (1992) afirman que el materialismo se asocia negativamente con la edad, mientras que Chaplin y Roedder-John (2007) encuentran que esta conexión entre la edad y el materialismo puede ser débil. En cuanto a la relación entre materialismo y susceptibilidad a la influencia de pares, un reciente estudio con adolescentes chilenos indica la presencia de una correlación posi­tiva, estadísticamente significativa, entre la escala de materialismo para adolescentes y la escala de Susceptibilidad a la Influencia de Pares en el consumo (Cárdenas, 2017).

En relación al endeudamiento juvenil, que constituye el otro aspecto de interés para este estudio, según el Instituto Nacio­nal de la Juventud en Chile, el 30% de los jóvenes entre 15 y 29 años declaran tener al­gún tipo de deuda (INJUV, 2012). A pesar de estas cifras, existe poca evidencia empí­rica sobre los factores que influyen en la tendencia hacia el endeudamiento en la ado­lescencia. En algunos de los escasos estu­dios se ha encontrado que los adolescentes reportan una comprensión teórica sobre la importancia de la austeridad frente al con­sumo, considerándola como una protección ante la deuda, pero que ello no se condice con sus prácticas de uso del dinero, las que aparecen poco sistematizadas, sin planifi­cación y con escasa presencia de ahorro (A­mar et al., 2003; Denegri, Cabezas, Gaete, Páez, Sanhueza, Vargas, Zapata & Sepúlveda, 2010; Denegri, Lara, Córdova & Del Valle, 2008). Los mismos estudios indican que no existen diferencias significativas en las actitudes hacia el endeudamiento entre adolescentes, según nivel socioeconómico o dependencia del establecimiento educativo.

Un dato relevante según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) de 2015 es que un 16.5% de los adolescentes de entre 15 y 17 años realizan alguna actividad económica o tienen un tra­bajo que les reporta ingresos, y el mayor porcentaje de niños y adolescentes que tra­baja o realiza alguna actividad económica se encuentra en el sur de Chile (Ministerio de Desarrollo Social, 2016). Esto indica que los adolescentes manejan dinero, ya sea ob­tenido por su trabajo o a través de su fami­lia, lo cual ya había sido observado en el es­tudio del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y McCann-Erickson (2005) donde se afirma que independientemente del nivel socioeconómico (NSE), la mayoría de los adolescentes entre 13 y 17 años manejan di­nero de forma regular y toman decisiones autónomas acerca de sus gastos, los cuales se orientan fundamentalmente a snacks, go­losinas, música, videojuegos, ropa y acce­sorios. En este mismo estudio se observó que los adolescentes regularmente no des­tinan dinero al ahorro, e incluso el 55% de­claró que le gustaría contar con más dinero para sus gastos.

De acuerdo a los antecedentes presenta­dos, se desprenden las siguientes preguntas de investigación: ¿Cuáles son las prácticas de consumo y de endeudamiento informal de adolescentes que residen en un ámbito rural? ¿Cuáles son las actitudes hacia el en­deudamiento, valores materiales (materia­lismo) y susceptibilidad a la influencia de pares de los adolescentes de un sector rural? ¿Existen diferencias entre las variables planteadas por género y nivel socioeconó­mico en los adolescentes participantes del estudio? A partir de estas preguntas y con­siderando la literatura precedente, se plan­tea la siguiente hipótesis: existirían dife­rencias significativas en la actitud hacia el endeudamiento e influencia de pares por género.

En este estudio se planteó como objetivo general, describir las prácticas de consumo y endeudamiento informal, actitudes hacia el endeudamiento, materialismo y suscepti­bilidad a la influencia de los pares y en ado­lescentes rurales según género y nivel so­cioeconómico. En cuanto a los objetivos específicos, se orientaron a: (1) caracterizar las prácticas de consumo y endeudamiento en los adolescentes participantes del estu­dio; (2) describir actitudes hacia el endeu­damiento, materialismo y susceptibilidad a la influencia de los pares y de los estudian­tes participantes del estudio; (3) establecer si existen diferencias en actitudes hacia el endeudamiento, materialismo e influencia de pares, según el nivel socioeconómico y el género; (4) identificar si existe relación, en­tre las variables, actitudes hacia el endeu­damiento, materialismo e influencia de los pares en los adolescentes participantes.

Método

Participantes

Se trabajó con dos submuestras. La pri­mera estuvo compuesta por 17 estudiantes de ambos sexos que cursaban entre primero y cuarto año de enseñanza media en el único liceo municipal de la comuna donde se re­alizó el estudio, con edades que fluctuaban entre 14 y 20 años. Ellos participaron en la fase cualitativa del estudio. Los criterios de inclusión fueron: (1) tener más de 14 años para cumplir el criterio de adolescencia plena, (2) estar cursando enseñanza media, (3) residir en la comuna donde se realizó el estudio.

La segunda submuestra estuvo com­puesta por todos los estudiantes de ense­ñanza media que se encontraban matricula­dos en este mismo establecimiento. Quedó constituida por 150 estudiantes de primer a cuarto año de educación media, con edades entre 14 y 19 años y una media de 16.7 años. En cuanto a género y nivel socioeco­nómico (NSE), el 41.3% eran mujeres y el 58.7% eran hombres. El 32.7% pertenecía al NSE bajo, el 48.7% al NSE medio bajo, el 8.7% al NSE medio y el 3.3% al NSE me­dio alto. Del total de los participantes, el 54% manifestó tener ascendencia indígena mapuche.

Diseño

El estudio constó de dos fases, una cua­litativa y una cuantitativa.

Fase 1. Se utilizó un diseño de casos múltiples, de tipo cualitativo-exploratorio, a través del cual se dio respuesta al primer ob­jetivo.

Fase 2. Se trabajó con un diseño correlacional-multivariado cuantitativo.

Instrumentos

Para la recolección de datos se utilizaron los siguientes instrumentos.

1.   Entrevista semiestructurada grupal: Entrevista colectiva que dispone de un guión (ver Anexo). Se profundizó en ele­mentos como creencias, actitudes, estilos de consumos, que permitieran identificar el significado subjetivo que los adolescentes daban al consumo, ahorro y endeudamiento, su relación con sus propios procesos de construcción de identidad individual y cómo esto se expresaba en sus prácticas de con­sumo, ahorro y tendencia al endeudamiento que ya se encuentran presentes en su vida cotidiana.

2.   Ficha sociodemográfica: Cuestiona­rio de autorreporte de 5 ítems que indaga as­pectos sociodemográficos de interés para la investigación, entre los que se encuen­tran: género, edad, curso, etnia y proceden­cia.

3.   Cuestionario y Matriz ESOMAR: Es­cala para definir y medir los niveles so­cioeconómicos en Chile, desarrollada ori­ginalmente por ESOMAR (World Asso­ciation of Market Research) para unificar los criterios de los países europeos. Ha sido adaptado a la realidad chilena y validado mediante un estudio empírico realizado por Adimark (2000).

4.   Escala de Actitudes hacia el Endeuda­miento (Denegri, Palavecinos, Ripoll, & Yáñez, 1999): cuestionario de autorreporte de 11 ítems, escala tipo Likert con cuatro opciones de respuesta. Posee las dimensio­nes de Hedonismo y Austeridad. Sus pro­piedades psicométricas indican que los ín­dices de confiabilidad por consistencia interna, para cada uno de los factores de la escala, son adecuados. Los distintos índices de ajuste obtenidos muestran una estruc­tura bifactorial con dos dimensiones inde­pendientes (GFI: .98, RMSEA: .06) (Dene­gri et al., 2012).

5.    Escala de materialismo para adoles­centes (Goldberg, Gorn, Peracchio & Bamossy, 2003), compuesta por 10 ítems que reflejan distintos valores materialistas. La validación original, mediante análisis con­firmatorio, mostró una solución de un fac­tor con chi cuadrado significativo igual a 254.61 (36, ^ 996, p < .0001, bondad de ajuste: .95 y RMSeA: .086).

6.    Escala de susceptibilidad a la influen­cia de los pares en el consumo (Bearden, Netemeyer & Teel, 1989): fue adaptada en una versión reducida para adolescentes por Zhang (2001). Está compuesta por 8 ítems que miden la susceptibilidad a la influencia normativa de los pares. En el análisis con­firmatorio de la adaptación de Zhang, para adolescentes, obtuvo x2(265)= 387.2, x2/df= 1.46, p= .000, CFI: .93, RMSEA: .047 para adolescentes chinos y x2 (265)= 298.1, X2/df= 1.12, p= .010, CFI: .98, RMSEA: .032 para la muestra canadiense.

Procedimiento

En primer lugar, se realizó un contacto formal con la Directora Comunal de Edu­cación de la comuna seleccionada, solici­tando consentimiento para realizar la in­vestigación; en segundo lugar, se contactó al director y a la jefa de la unidad técnica pe­dagógica del liceo de la ciudad. Una vez ob­tenidos los permisos institucionales, se pro­cedió a contactar a los participantes para cada fase. Considerando las implicaciones éticas del trabajo con menores de edad, se generó y presentó un consentimiento infor­mado a los padres de los estudiantes y un asentimiento informados a estos. Cabe con­siderar que el proyecto, del cual forma parte esta investigación, fue revisado y aprobado por el comité de ética de la Universidad de La Frontera.

Fase 1. Las entrevistas grupales semiestructuradas se realizaron en dos sesiones, una para alumnos de primero y segundo medio, y otra para alumnos de tercero y cuarto medio. Para ello, se contactaron di­rectamente con los cursos, buscando vo­luntarios para las entrevistas, y a quienes es­tuvieron de acuerdo se les solicitó la firma de un consentimiento informado por parte de sus padres y un asentimiento por parte de ellos. Las entrevistas grupales tuvieron una duración promedio de 60 minutos y la in­formación se registró por medio de graba­ción de audio.

Fase 2. Se contactó a los cursos y se ex­plicaron a los alumnos los objetivos de la investigación, indicando los criterios de confidencialidad y voluntariedad. A quienes aceptaron participar, se les solicitó la firma de un consentimiento informado de parte de los padres y un asentimiento informado de parte de ellos, el cual explica con mayor de­talle las características de la investigación. Posteriormente se aplicó la batería de cues­tionarios en sus propias aulas y en un hora­rio concertado con sus profesores.

Plan de análisis

En la primera etapa se realizó un análisis de contenido manifiesto de los relatos grupales con el levantamiento de códigos, apo­yado por el software para análisis de datos cualitativos atlas.ti. A continuación se rea­lizó una categorización general represen­tada en un dendograma y posteriormente, un sumario porcentual de los códigos obteni­dos que permiten el análisis de frecuencias y pesos relativos de los datos.

Respecto a la segunda etapa, los datos fueron analizados utilizando el paquete es­tadístico IBM SPSS statistics 20. En primer lugar, se depuró la base de datos y se utili­zaron técnicas exploratorias, calculándose la distribución de frecuencias para las va­riables categóricas y un diagrama de cajas para las variables cuantitativas, con el ob­jetivo de comprobar que todos los códigos de las variables se situaran entre los valores posibles.

A modo de determinar el puntaje total de las variables materialismo, influencia de pares y actitudes hacia el endeudamiento, se creó una nueva variable con la suma o pro­medio (según correspondiera) de puntajes individuales de los ítems de las escalas. Posteriormente se procedió a describir los datos obtenidos a través de medidas de cen­tro, dispersión y forma, para las variables cuantitativas.

Para determinar si existían diferencias significativas entre las variables, se reali­zaron pruebas t de Student y ANOVA's se­gún correspondía. Finalmente se utilizó el coeficiente de correlación de Spearman para identificar el nivel de relación entre las va­riables.

Resultados

Dado que la presente investigación se divide en dos etapas claramente diferencia­das, se describen los resultados obtenidos en la primera etapa para proceder a los resul­tados alcanzados durante la aplicación de las escalas:

Etapa I

En relación al primer objetivo especí­fico, para la primera etapa los resultados se agruparon en tres núcleos centrales. El pri­mero corresponde a las prácticas de con­sumo que presentan los adolescentes, el se­gundo se refiere a las prácticas de endeu­damiento y el tercero agrupa las emociones asociadas a la compra.

Prácticas de consumo.

Las prácticas de consumo comprenden, por una parte, las fuentes de obtención del dinero (12%) y la frecuencia de estos in­gresos (16.3%) y por otro, el uso dado al dinero (35.9%) y los aspectos que influyen en la decisión de compra de los adoles­centes (35.9%). Dentro de las fuentes de obtención del dinero, los jóvenes reporta­ron que son principalmente los padres quienes les facilitan recursos económicos; luego se encuentran las becas, trabajo per­sonal y aporte de familiares. La frecuencia con que reciben estos ingresos es mayoritariamente mensual, por medio de lo que los participantes denominan mesada (Fi­gura 1). Respecto al uso del dinero, los adolescentes señalaron invertir en gastos personales, ocio y alimentación; dentro de los primeros, se encuentran gastos en ves­timenta, transporte y tecnología, entre otros. Por su parte, en la categoría ocio se encuentran las salidas con amigos, alcohol y fiestas. En cuanto a la decisión de com­pra, los adolescentes refieren considerar, principalmente, la opinión personal, la opinión de los padres y la de los amigos. Por otra parte, en la decisión de compra, los jóvenes también identifican aspectos a considerar, los cuales están asociados al producto, asociados al consumidor y aso­ciados a factores externos (Figura 1).

Prácticas de endeudamiento.

Como prácticas de endeudamiento se encontró que los adolescentes solicitan préstamos de dinero (57%), cuyas princi­pales fuentes son los padres, amigos, fa­miliares y otros. Los motivos por los que solicitan los préstamos son para participar del ocio, cubrir necesidades de transporte, alimentación y otras compras. Por otro lado, y contrario a las prácticas de endeu­damiento, los adolescentes reportaron lle­var a cabo conductas de ahorro (42.9%), dentro de lo cual se encuentra que los prin­cipales instrumentos de ahorro son las tar­jetas bancarias y alcancía. Por su parte, los motivos de ahorro se relacionan con gastos futuros, entre los que se mencionan estudios superiores, recreación y otro tipo de compras, como regalos, calzado o tec­nología (Figura 1).

Emociones asociadas a la compra.

Los adolescentes diferencian si la com­pra fue exitosa (compraron lo que desea­ban) o frustrada (no pudieron comprar el producto deseado). Por lo cual en la com­pra exitosa (42%) las principales emocio­nes reportadas fueron la satisfacción al pa­gar, felicidad y ambivalencia. Por otro lado, en las compras frustradas (58%) se encontró una subdivisión que hace alusión a la emoción que les genera (59%) y la conducta que llevan a cabo (41.2%); res­pecto a la emoción, se destaca la rabia, pe­sar y, en menor medida, la frustración y re­signación. Por su parte, a nivel conductual se encontró que los adolescentes frente a un fracaso en la compra tienden a persua­dir a sus padres u otros para adquirir el producto, compensar con otra compra, tra­bajar para juntar el dinero, esperar y admi­rarlo (Figura 1).

Etapa II

En cuanto al segundo objetivo especí­fico, se encontraron los siguientes resulta­dos.

En relación a las actitudes hacia el en­deudamiento, se midió a través de una es­cala tipo Likert de 1 a 4, con un punto me­dio de 2.5. Presenta dos dimensiones: Austeridad y Hedonismo; todos los partici­pantes puntúan en ambas dimensiones. La media alcanzada para Austeridad es de 3.26 (DT= .4), claramente por sobre el punto medio de la escala, mientras que para He­donismo, la media es de 2.37 (DT=.4). Luego de comprobar los supuestos de nor­malidad, se realizó una comparación de me­dias a través del parámetro t de Student o ANOVA, según correspondía. No se obtu­vieron diferencias significativas según gé­nero ni en Hedonismo (t= -.372; p= .710) ni en Austeridad (t= -1.537; p= .142) (Figura 2). Tampoco las hubo según nivel socioe­conómico en Austeridad f= -1.785; p= .153) ni en Hedonismo (f= 1.325; p= .269) (Figura 3).

En relación al materialismo, la escala permite un puntaje mínimo de 1 y un má­ximo de 6, con un punto medio de 3.5. El promedio de materialismo de los estudian­tes fue de 3.1 con una desviación de .8, es decir el 68.26% de los datos fluctúan entre 2.3 y 3.9. Dado que se comprobaron los su­puestos de normalidad de la escala en rela­ción a cada uno de los grupos, se aplica la prueba de contrastes de media t de Student. En relación a la comparación según género, se estableció que existen diferencias signi­ficativas (t= -2.374; p= .019), siendo el pro­medio para hombres de 3.26 (DT= .88) y para mujeres de 2.93 (DT= -.78). En refe­rencia a la comparación de esta variable se­gún NSE, se estableció que no existen dife­rencias significativas entre los NSE f= .761; p= .518), siendo el promedio para el NSE bajo de 3.14 (DT= .75), para el NSE medio bajo, 3.05 (DT= .91), para el NSE medio, 3.38 (DT= .70) y para el NSE medio alto, 3.38 (DT= .96).

En relación a la influencia de pares, me­dida con una escala tipo Likert de 1 a 6 puntos y con punto medio de 3.5, la media alcanzada por los alumnos es de 2.3 con u­na desviación de 1.0. Dado que la distri­bución de la escala según los grupos de comparación es normal, se aplican las prue­bas t de Student o ANOVA según lo que co­rresponda. En relación a la comparación de la variable influencia de pares con las va­riables sociodemográficas, se estableció que según el género existen diferencias entre hombres y mujeres (t= -2.542; p= .012) siendo el promedio para hombres de 2.54 (DT= 1.0) y en mujeres, de 2.09 (DT= 1.0). Mientras que según el nivel socioeconó­mico no se encontraron diferencias signifi­cativas entre las variables (f= 1.196; p= .315), el promedio de influencia de pares en el NSE bajo es de 2.41 (DT= 1.0), el de NSE medio bajo, 2.24 (Dt= 1.09), el de NSE medio, 2.72 (DT= .81) y el de NSE alto, 2.87 (DT= 1.94).

Para dar respuesta al último objetivo se calculó el coeficiente de correlación de Spear­man, para identificar la relación existente entre las variables materialismo, influencia de pares y actitudes hacia el endeudamiento.

Existe una correlación alta y positiva en­tre materialismo e influencia de pares (rho= .579; p= .000); por otro lado se presenta una correlación positiva entre hedonismo y materialismo (rho= .211; p= .010) con un nivel bajo (Tabla 1).

Considerando la alta proporción de estu­diantes con ascendencia indígena en la com­posición de la muestra, se decidió hacer una serie de análisis, para establecer si se ob­servaban diferencias en los distintos aspec­tos evaluados de acuerdo a la pertenencia étnica. No existen diferencias significati­vas en materialismo según la pertenencia in­dígena de los participantes (t=. -281; p= .704), con un promedio de 3.12 (DT= .84) para aquellos que se identificaban con la et­nia mapuche y de 3.07 (DT= .87) para el resto. Sin embargo, se realizó un análisis por ítem para indagar más a fondo la distri­bución de la muestra en la escala, se iden­tificaron diferencias significativas según pertenencia indígena en el ítem 6.7 (“Pre­fiero no compartir mis golosinas con otros si eso significa menos para mí, t= -2.423 p= .017) con una media de 1.78 (DT= 1.257) para aquellos que no pertenecían a la etnia mapuche y una media de 2.35 (DT= 1.380) para el resto. Respecto a la influen­cia de pares, no se encontraron diferencias significativas (t= -.092; p= .927); el pro­medio para aquellos que pertenecen a la et­nia mapuche fue de 2.31 (DT= 1.0) y para los no mapuches, de 2.30 (DT= 1.1). Re­sultados similares ocurren al compararlos según actitudes hacia el endeudamiento: no existen diferencias significativas según et­nia en Austeridad (t= .27; p= .978) ni en He­donismo (t= 1.519; p= .131), los promedios de cada uno de los grupos se explican en la Figura 4.

Discusión

En primer lugar se describen los aspectos cualitativos que permiten dar cuenta del pri­mer objetivo específico para luego conti­nuar con la discusión de los datos cuantita­tivos que responden a los objetivos dos y tres.

Es posible afirmar que los adolescentes rurales que estudian en esta comuna se ca­racterizan por tener dinero a libre disposi­ción, provisto principalmente por los pa­dres, pero también por el trabajo, becas o familia extensa. Ello confirma lo mencio­nado por Denegri, Lara, Córdova y Del Va­lle (2008), quienes afirman que los jóvenes comienzan a manejar dinero de forma autó­noma a temprana edad.

En relación a las prácticas de consumo, generalmente los adolescentes usan su dine­ro en gastos personales como tecnología, vestimenta y regalos, así como en alimenta­ción y ocio. Ello concuerda con los hallaz­gos de CNTV y McCann-Erickson (2005), quienes encontraron que adolescentes ur­banos entre 13 y17 años, manejan dinero re­gularmente y sus compras están orientadas fundamentalmente a golosinas, snacks, mú­sica, videojuegos, ropa y accesorios.

Uno de los hallazgos relevantes se rela­ciona con la influencia que tiene internet o la publicidad en la compra, lo que indica que estos adolescentes poseen altos niveles de inclusión y acceso digital provisto por la escuela y fundamentalmente por sus equi­pos celulares, lo cual se asemeja a los jóve­nes urbanos. Además, confirma lo que in­vestigaciones anteriores han propuesto, en cuanto a que los adolescentes son un seg­mento que resulta cada vez más de interés para el mercado, por lo que el marketing va orientado a influir en patrones de consumo impactando afectivamente en ellos (Zmuda, 2011; Denegri, Lara, Córdova & Del Valle, 2008).

En términos de riesgos futuros, se ob­servó una tendencia hacia un comporta­miento precoz de endeudamiento, donde un porcentaje importante de los entrevistados había pedido dinero prestado incluso en al­gunos casos, sin devolución prevista. Este dato parece coincidir con lo reportado por el INJUV (2012) donde afirman que el 30% de los jóvenes entre 15 y 29 años declaran te­ner algún tipo de deuda. Si bien en este caso el endeudamiento es con fuentes in­formales (familiares o amigos), revela una naturalización del endeudamiento que po­dría significar riesgo a futuro en su vida adulta, ya que incluso manifiestan que en ocasiones piden préstamos de dinero para solventar deudas anteriores.

Respecto a la capacidad de ahorro, la mayoría de los estudiantes afirma haber ahorrado, considerando tarjetas bancarias, alcancías y tenencia personal. Este es un dato importante que discrepa de los obteni­dos en adolescentes urbanos con escasa conducta de ahorro (CNTV & McCann Erikson, 2005). Así, los participantes del estudio comprenden la importancia del aho­rro, principalmente por la dificultad de sus padres para comprarles lo que desean. Se destaca el ahorro a largo plazo, primordial­mente para la etapa universitaria, funda­mentalmente por su percepción de las difi­cultades familiares para poder costear estudios superiores. Ello también es una muestra del cambio de expectativas acerca de su futuro, lo que coincide con los estu­dios que señalan diferencias generacionales en la proyección de los jóvenes rurales (Castro, 2012)

Uno de los datos emergentes de este es­tudio se refiere a las emociones asociadas al resultado de la compra, especialmente las reportadas de satisfacción y felicidad. Es necesario poner atención en estos aspectos, ya que se estaría creando un lazo comercial en una etapa evolutiva en la que se está construyendo la identidad como tarea prio­ritaria (Bauman, 2007). Ello es porque las emociones influyen fuertemente tanto en las decisiones de compra, como en la fidelización de los clientes, por lo que cuando los consumidores sienten emociones positi­vas, muestran mayor satisfacción y lealtad hacia los entornos comerciales que frecuen­tan (Bigné & Andreu, 2004). Por otra parte, las emociones asociadas a las compras frus­tradas se caracterizan por frustración, rabia y pesar, con sentimientos de insatisfacción e impotencia, que puede llegar a tener un impacto importante tanto en la salud men­tal de los menores, como en su satisfacción de vida cotidiana.

En general, si bien se aprecian en los discursos muchos de los cambios en la construcción identitaria adolescente, pro­ducto del impacto del modelo económico neoliberal, también se observa una tensión vinculada a nuevas representaciones socia­les del mundo rural, donde aun se toman de­cisiones por ellos de manera cotidiana; que por un lado los ancla a un mundo rural sin expectativas, pero a la vez la escuela les alienta a conocer nuevos rumbos sin olvidar su cultura y entorno rural. Así, la visión de futuro de estos adolescentes incluye sus es­fuerzos, por ejemplo de ahorro, para poder asegurarse mediante el estudio superior, un acceso a ese mundo de consumo que les se­duce.

En relación al materialismo, se observa que los hombres aparecen más materialistas que las mujeres, lo cual se contradice a lo mencionado por Cleveland, Laroche y Pa­padopoulos (2009), para población chilena adulta. En el presente estudio, son los hom­bres quienes parecen dar más importancia a las posesiones materiales que las mujeres, asociando el dinero con la felicidad y con la expectativa de tener, en un futuro, un tra­bajo que les aporte mucho dinero. Esto es nuevamente un reflejo del impacto que ha tenido el modelo económico neoliberal y sus valores de individualismo y éxito en es­tos jóvenes, impacto que parece atravesar transversalmente a las zonas urbanas y ru­rales, especialmente a la población de me­nor edad (Sosa Fuentes, 2012).

Si bien este estudio se focaliza sólo en una comuna del sur de Chile, también pa­rece reflejar los cambios transversales que han sufrido los adolescentes en su proceso de inserción al mundo de la economía; es una primera aproximación al impacto del consumo en sus vidas y específicamente a los jóvenes rurales, que debería profundi­zarse en futuros estudios. Asimismo, se po­dría considerar para futuras investigacio­nes el considerar los aportes entregados en el aula de los profesores a los adolescentes, puesto que como plantea Díaz, Villalón y

Adlerstein (2015) la importancia de los aprendizajes significativos de los estudian­tes radica en una formación inicial de do­centes en los temas a abordar. Por otra parte, si bien no se observaron diferencias signi­ficativas por pertenencia étnica, también es necesario retomar este aspecto en futuras in­vestigaciones. En esta misma línea sería a­decuado profundizar más en las emociones asociadas a la compra por su importancia te­órica en la fidelización de clientes compa­rada según diferencias sociodemográficas.


 

 


Tabla 1

Correlación entre influencia de pares, actitudes hacia el endeudamiento y materialismo


Figura 1. Dendograma consumo y endeudamiento en adolescentes escolarizados de Lumaco

 

Figura 2. Actitudes hacia el endeudamiento según género

 

 

Figura 3. Actitudes hacia el endeudamiento según nivel socioeconómico


 

Figura 4. Actitudes hacia el endeudamiento según pertenencia indígena


 

 

Anexo

Pauta de entrevista

1.     ¿Qué es la economía para ustedes? ¿Consideran importante saber de economía y organización de las finanzas personales?

2.     ¿Reciben dinero para sus gastos? ¿Con qué frecuencia? ¿Cuánto cada vez? ¿Alguno de ustedes recibe mesada?

3.     ¿Qué hacen con su dinero? ¿En qué lo gastan? ¿Planifican sus gastos o sólo van gastando en lo que quieren?

4.     ¿Han pedido dinero prestado? ¿A quién le han pedido? ¿Para qué han pedido ese dinero?

5.     ¿Ahorran? ¿Cómo ahorran? ¿Cuánto es lo máximo que han ahorrado? ¿Para qué ahorran?

6.     ¿Cómo deciden qué comprar? ¿Lo deciden solos? ¿Qué toman en cuenta: precio, calidad, marca, etc.?

7.     ¿Qué sienten cuando se compran algo? ¿Con qué frecuencia necesitan comprar algo? ¿Qué pasa cuando no pueden comprar lo que quieren?

8.     ¿Les ha pasado que compran cosas sin pensar mucho? Por ejemplo, fueron a pasear al malí y vieron algo y lo compran sin pensar? ¿Con qué frecuencia ¡es pasa?

9.     ¿Creen que el consumo es importante para ser feliz? ¿Por qué? ¿Qué importancia tiene para ustedes?

10. De las cosas que han comprado en el último mes, ¿qué ha sido lo más importante? ¿Por qué es importante?

11. ¿Los bienes, las cosas que tengo, son importantes para mí? ¿Cuál es la más importante? ¿Por qué?

12. ¿Sus papás los premian con cosas? ¿Y con dinero? ¿Por qué comportamientos reciben premios?

13. ¿Cómo organizan sus gastos? ¿Hacen alguna planificación? ¿Cómo la hacen?

14. ¿Qué papel cumplen la publicidad en relación a sus decisiones de consumo? ¿De qué forma influye? ¿Creen que han comprado algo influidos por la publicidad? ¿Qué cosas?

 


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Recibido: 18 de agosto de 2017 Aceptado: 2 de mayo de 2019

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