Artículos
Recomendaciones para
la investigación psicológica con personas transgénero: Una aproximación desde
una experiencia en Chile
Recommendations
for psychological research with transgender people: an approach from an
experience in Chile
Manuel Cárdenas Castro jose.cardenas@utalca.cl
Universidad de Talca, Chile
José L. Saiz Vidallet jose.saiz@ufrontera.cl
Universidad de la
Frontera, Chile
Jaime Barrientos Delgado jbarrientos@uahurtado.cl
Universidad Alberto
Hurtado, Chile
Ricardo Espinoza-Tapia respinoza@ucn.cl
Universidad Católica
del Norte, Chile
Dania Linker San Juan investigaciones@otdchile.org
Asociación Organizando
Trans Diversidades, Chile
Fabiola Gómez Ojeda fagomez3@uc.cl
Pontificia Universidad
Católica de Chile, Chile
Mónica Guzmán González moguzman@ucn.cl
Universidad Católica
del Norte, Chile
Leonor Saavedra Lovera diego.saavedral@mail.udp.cl
Universidad Diego
Portales, Chile
Recomendaciones
para la investigación psicológica con personas transgénero: Una aproximación
desde una experiencia en Chile
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 1, pp. 217-234, 2021
Centro
Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines
Esta obra está bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Recepción: 18 Julio 2019
Aprobación: 03 Noviembre 2020
Financiamiento
Fuente: Trabajo subsidiado por la Comisión
Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) de Chile mediante
proyecto FONDECYT Nº1170046.
Nº de contrato: 1170046.
Resumen:
El presente trabajo expone y fundamenta recomendaciones basadas
en la experiencia de investigación en personas transgénero, con la intención de
que puedan ser útiles a quienes realicen estudios con dicha población. Estas
recomendaciones incluyen orientaciones conceptuales, metodológicas y éticas,
aplicables a lo largo del proceso de investigación. En particular, las
orientaciones cubren los siguientes temas: definir con precisión el colectivo
con el que se trabaja, registrar la variedad de identificaciones de género
posibles al interior del mismo, utilizar métodos de muestreo aptos para
poblaciones de difícil acceso, retribuir la participación, incluir líderes e
investigadores transgéneros como expertos, pilotar los instrumentos en la
población que será investigada, optar por modalidades de recolección grupal de
datos, ofrecer asistencia individualizada durante la recolección, utilizar un
lenguaje no estigmatizante e inclusivo, convocar la participación en conjunto
con organizaciones transgénero, atender a la movilidad geográfica de la
población, realizar una escucha comprometida y contemplar protocolos de
derivación, considerar las diferentes trayectorias de transición, realizar
sesiones de interanálisis y, finalmente, difundir apropiadamente los hallazgos
al interior de la población transgénero. Se discuten estas proposiciones en términos
de sus efectos en las comunidades trans, su utilidad y alcances éticos, su
articulación con exigencias generales de toda investigación y sus implicaciones
para el activismo.
Palabras
clave: transgénero,
orientaciones conceptuales, alternativas metodológicas, criterios éticos,
implicaciones prácticas, Chile.
Abstract: Prejudice and
discrimination have important effects on the well-being and quality of life of
trans people. Hence, investigating with said population implies, in addition to
actions to obtain relevant and truthful information, having the necessary
actions to attend to their needs and peculiarities. These are populations that
are difficult to access (hard-to-reach), stigmatized, in which there is no
defined sampling frame, that have physical and mental health indicators lower
than those of any other group with which we have worked and that, therefore, it
is necessary to take extreme the precautions not to reproduce types of
relationships that may be harmful or offensive. The purpose of the present
article was to systematize part of our field experience with transgender
people, so that it can be useful for those who study with this population.
These recommendations aim to provide some conceptual, methodological and
ethical guidelines, useful throughout the research process. In particular, we
made a series of recommendations that cover from the moment of taking
conceptual decisions about the design of the study, through contact with the
organizations, until the completion of the field work and subsequent stage of
dissemination of results. In particular, a series of recommendations are made
regarding: specifying the definition of the group with which one works,
recording the variety of gender identifications as people present them, using
to sampling methods for hard-to-reach populations or hidden populations,
deliver a retribution for the participation (consider participants as experts
to be compensated for their work), including activists as experts in every
stage of the study (study design, field work, data analysis and dissemination
of results), piloting the instruments in specific population, preferably opt
for group applications modality and continue with a debriefing, have specific
assistance for participants during the application (special needs derived from
their age, educational level, reduced mobility, among others), use
non-stigmatizing and inclusive language, call together with trans organizations
(in order to establish greater trust in the population), attend to a mobility
of the population (so as not to replicate the sample in different places),
carry out a committed listening and contemplate referral protocols (if
necessary given the type of situations described by the participants and their
current degree of elaboration), consider different trajectories of transition,
conduct inter-analysis sessions and disseminate appropriately within the
transgender population. These propositions are discussed in terms of their
effects on trans communities, their usefulness and ethical scope, their articulation
with the general requirements of all research, and their implications for
activism. On the other hand, these recommendations can serve as criteria for
evaluating the ethical dimension of research projects with trans people. It may
therefore be important to project reviewers, editors, and reviewers of
manuscripts submitted for publication. The perspective that we assume in this
work is aligned with those called "evidence-based activism", which
implies articulating a variety of knowledge, scientifically accredited and of
an "experiential" type, in order to explore situations in which the
team members Research staff are part of networks that involve them personally
in their study topics. It is precisely the relationship with groups that work
for the rights of minorities, activists and members of these groups is
essential, since they have knowledge acquired through their experience as part
of discriminated groups and they can contribute to the mobilization of
knowledge in the governance of health issues.
Keywords: Transgender, conceptual orientations, methodological
alternatives, ethical criteria, practical implications, Chile.
Introducción
La necesidad de realizar investigación en poblaciones
vulnerables y de difícil acceso, como las personas transgénero (trans, de ahora
en adelante), orientada éticamente para cautelar debidamente sus derechos (Adams, Pearce, Veale, Radix, Castro, Sarkar y
Thom, 2017) y que resulte útil para las propias comunidades, constituye una
exigencia insoslayable en la actualidad. Del mismo modo, cada una de las
decisiones de investigación (el contacto inicial, el reclutamiento, la
construcción y administración de instrumentos de medición, el análisis de los
datos y la interpretación y la difusión de los hallazgos) requiere no solo
resguardos éticos apropiados, sino también definiciones conceptuales y
operacionales claras y estrategias metodológicas que permitan tener éxito en
dichas tareas. No hacerlo implica que, para un estudio en marcha, los costos
asociados, por ejemplo, a un lento proceso de reclutamiento, a la ausencia de
respuestas fiables dada una escasa preocupación por un contacto inicial
apropiado o la molestia derivada de una inadecuada difusión de los resultados
al interior de la propia comunidad transgénero, puedan resultar enormes y
difíciles de revertir.
Quizás una de las tareas más importantes es distinguir
claramente el grupo que se quiere investigar. Hasta hace poco, los estudios
incluían a las personas trans de forma poco afortunada, bajo el amplio concepto
de población LGBTQ o LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, queer,
intersexuales; Aspinall y Mitton, 2008;
Keogh et al., 2006; Mitchell y Howarth, 2009), contribuyendo
a confundir la orientación sexual con la identidad de género. No puede asumirse
que las personas trans son individuos LGB, puesto que las primeras se definen
por su identidad de género y, en cambio, los segundos se definen por su
orientación sexual (ver, más adelante, las definiciones de estas dos nociones).
Además, a diferencia de estos últimos, las personas trans poseen un diverso
rango de orientaciones. Del mismo modo, desde fines de la década de 1990, se ha
cometido el error de agrupar indiferenciadamente a una serie de colectivos
trans de características muy diversas (Whittle
et al., 2007), tratándolos en la práctica como un grupo internamente
homogéneo.
Las personas trans son aquellas que manifiestan una
disconformidad entre su identidad de género y el sexo que se les ha asignado al
nacer (APA, 2015). La existencia de
personas trans en una amplia variedad culturas se encuentra debidamente
documentada (Miller y Nichols, 2012)
y, a pesar de su bajo reporte, se estima que ellas constituyen actualmente
entre el 0.017 y 0.05 % de la población general (Conron, Scott, Stowell y Landers, 2012; Meier y Labuski, 2013). En todo caso, es
probable que esta población se encuentre subreportada, sea por las dificultades
para recopilar información demográfica sobre las personas trans, o por tratarse
de una población aún fuertemente estigmatizada y marginalizada en muchos países
(Grant et al., 2011).
Si bien los estudios con población trans han sido más frecuentes
en las últimas dos décadas (Bockting,
Knudson y Goldberg, 2006; Coleman et
al., 2012), persiste una importante brecha de conocimiento (McCarthy et al., 2015; Vincent, 2018). En Chile tenemos un claro
rezago, ya que existen escasos estudios en población trans, y se han centrado
principalmente en el prejuicio y la discriminación de que son objeto (Barrientos, Gómez y Cárdenas, 2016), sus experiencias
de victimización (Barrientos y Cárdenas,
2014; Barrientos, Cárdenas y Saiz, 2016),
el impacto que tal rechazo social genera en su bienestar psicológico (Barrientos, Cárdenas, Berendsen, Vidal y
Meneses, 2013) y la subjetividad de los cambios asociados a sus procesos de
tránsito (Casanova y Espinoza, 2018),
también llamados de “afirmación de género” (y que refiere a las acciones
emprendidas para desplazarse desde el sexo biológico a una expresión de género
diferente). Si bien estos estudios han usado muestras pequeñas, ha sido posible
realizar comparaciones con muestras de hombres gay, mujeres lesbianas y/o
personas cisgénero (aquellas en que su identidad de género concuerda con su
sexo biológico).
Las recomendaciones que aquí se presentan se elaboraron durante
reuniones de coordinación y de interanálisis de datos y hallazgos y provienen
de dos fuentes. Por un lado, desde los propios aciertos y errores en el
aprendizaje de la actividad investigativa con esta población y por otro, desde
la constatación de que no se recibe una adecuada capacitación sobre estos temas
durante la formación universitaria, por lo que hubo que familiarizarse en la
práctica misma de investigar. Esta insuficiente capacitación, que sigue siendo
un problema común en Chile como en otros países (APA TFGIGV, 2009) puede ocasionar, como
efecto no intencionado, consecuencias negativas en la población investigada, a
la cual se desea, paradójicamente, favorecer (APA, 2015; Mikalson, Pardo y Green, 2012). Un
ejemplo de ello es la fatiga en la población debido a su recurrente
participación en un gran número de estudios, muchos de los cuales pueden tener
fallas metodológicas o descuidos éticos (Harrison,
Grant y Herman, 2012; Tagonist, 2009;
Vincent, 2018).
Las recomendaciones aquí ofrecidas se limitan a la propia
experiencia con población trans adulta, ya que entendemos que el trabajo con
menores (niños, niñas y adolescentes) tiene una complejidad y especificidad
propia. Es importante precisar que estas recomendaciones no pretenden agotar
todas las posibilidades ni erigirse en una directriz para investigadores, sino
que simplemente intentan transmitir esa experiencia para ponerla a su servicio,
así como abrir un necesario debate respecto a las particularidades de la
población trans a ser consideradas en el proceso de investigación.
(1) Contar con una definición precisa del colectivo a estudiar
Como se anunciaba en la introducción resulta equivocado incluir
acríticamente a las personas trans dentro del colectivo general LGBTI, ya que
este corresponde a un paraguas teórico que asimila de forma forzada y errónea
las necesidades y características de un conjunto disímil de poblaciones, lo
cual puede invisibilizar a los grupos que poseen una mayor vulnerabilidad (Staples, Bird, Masters y George, 2018).
En el contexto chileno, en el que existe un marcado machismo y
heterosexismo (Barrientos y Cárdenas, 2014;
Cárdenas, Barrientos, Gómez y
Frías-Navarro, 2012; Nierman,
Thompson, Bryan y Mahaffey, 2007), la diferenciación percibida entre las
varias minorías sexuales o de género es aún más acusada, lo cual produce a su
vez amplias desigualdades sociales y culturales, así como elevados niveles de
discriminación hacia las personas que trasgreden los mandatos de rol de género
estrechamente vinculados al sexo asignado al nacer. De allí, la primera
recomendación, relativa a una definición clara y precisa del colectivo con el
cual se desea trabajar: las personas trans.
La distinción entre identidad de género y orientación sexual
resulta fundamental. Cuando se habla de personas trans, se sitúa el tema en el
campo de la identidad de género, esto es, la vivencia subjetiva del individuo
respecto a su género, el cual puede o no coincidir con el sexo que le fue
asignado al nacer. Como ya se señaló, en las personas gay, lesbianas o
bisexuales el elemento definitorio es su orientación sexual, entendida como un
patrón duradero de atracción afectiva y/o sexual hacia personas de su mismo sexo,
de otro sexo o de ambos (Hereck, 2010).
Por ello, las denominaciones “heterosexual”, “homosexual” (lesbiana, gay) o
“bisexual” refieren a las preferencias afectivo/sexuales de estas personas, con
independencia de su identidad de género. La orientación sexual y la identidad
de género son dimensiones diferentes que pueden solaparse o no. En las personas
trans, el elemento definitorio es la falta de concordancia entre su sexo
asignado al nacer y su vivencia subjetiva del género, y pueden tener ellas
diferentes orientaciones sexuales.
Por otra parte, las personas trans deben ser diferenciadas de
otros grupos que evitan definir su identidad de género en términos binarios
(masculino o femenino) y/o sienten que su identidad varía o fluye continuamente
a lo largo del tiempo. Asimismo, ellas deben ser diferenciadas de personas
habitualmente nominadas bajo otros rótulos, tales como transexuales (quienes se
han sometido a tratamientos de reasignación de sexo, incluyendo o no cirugía
constructiva), travestis (quienes gustan de utilizar prendas de vestir
asociadas al sexo opuesto) o intersex (individuos con genitales que tienen
características biológicas de ambos sexos o cuyos genitales son ambiguos).
Estas distinciones son importantes puesto que, por imposiciones culturales, se
suele tratar a las personas trans de manera binaria, asumiendo que son
categorías discretas directamente vinculadas con el sexo masculino o femenino
asignado al nacer (Bockting, 2014),
cuestión que podría reforzar la marginalización y la discriminación hacia las
personas trans que no consienten dicho binarismo (Wolf y Dew, 2012). Estas diferenciaciones
tienen repercusiones prácticas; por ejemplo, pueden orientar la construcción de
un instrumento de medición o una pauta de entrevista, así como guiar el proceso
de reclutamiento al constituirse ellas en criterios específicos de inclusión o
exclusión de los participantes.
Si bien todos los colectivos agrupados bajo la categoría general
de LGBTI comparten ciertos rasgos comunes, es importante reconocer las
especificidades de cada colectivo y considerar que ellas derivan de su
particular proceso de inserción social en un contexto específico que, muchas
veces, involucra una mayor vulnerabilidad. Suelen abundar los estudios que
incluyen a algunos o a todos estos grupos y analizan los datos sin
desagregarlos, pudiendo con ello invisibilizar las particularidades de cada
uno. Este es un aspecto muy relevante; se trata de poblaciones que requieren un
tratamiento diferenciado pues, dependiendo de los contextos específicos, ellas
poseerán capas adicionales de vulnerabilidad (Luna, 2008).
En este sentido, resulta también recomendable conocer la
historia global y local de los grupos en los que se trabaja (Vincent, 2018). Investigar en colectivos
trans requiere realizar una revisión acabada de su historia a fin de comprender
sus peculiaridades y la situación de vulnerabilidad en que suelen encontrarse,
como es el caso en Chile.
(2) Registrar la variedad de identidades de género de los
participantes
Las personas trans suelen emplear una amplia diversidad de
expresiones para describir su identidad de género (Meier y Labuski, 2013). La experiencia
investigativa en Chile confirma una gran heterogeneidad de expresiones en el
autorreporte de la identidad de género incluyendo algunas tales como: “hombre”,
“femenina”, “mujer trans“, “trans”, “transexual”, “queer”, “homosexual”, “agénero”,
“mujer en cuerpo de hombre”, “fluida/o”, “persona (hombre y mujer) con
expresión más masculina” y también expresiones peculiares como “chica
transmarika”, “divina” o “vampiro travesti”.
Como la identidad de género es un elemento central en la
investigación con población trans, el registro de esta identidad debe ser
suficientemente sensible para captar la heterogeneidad con que ella es
reportada por los participantes. Tal heterogeneidad puede deberse, en parte, a
que la forma binaria de identidad ha significado durante mucho tiempo un
ejercicio de dominio social sobre las personas trans al que muchas de ellas
intentan rebelarse, sea oponiéndose a tales imposiciones normativas o buscando
rutas de expresión más acordes con lo que ellas realmente sienten. Una primera
estrategia para registrar la identidad de género es presentar una pregunta
seguida de un conjunto de opciones de respuesta cerrada. Por ejemplo, Grant y colaboradores (2011) emplearon 15
diferentes opciones de identidad. Aunque el uso de esta estrategia facilita la
codificación de la respuesta, impone al menos dos dificultades: se debe ofrecer
un extenso listado de opciones y, además, nunca habrá certeza de que ese
listado es realmente comprehensivo de la diversidad de identidades que se
pretende abarcar. Evaluando la experiencia de personas trans luego de contestar
un cuestionario, Staples y colaboradores
(2018) encontraron que, pese a ofrecer 14 opciones de identidad de género,
algunos participantes señalaron que las opciones eran insuficientes. Si los
investigadores decidieran emplear opciones de respuesta cerrada, sería
altamente aconsejable agregar también una opción final de respuesta abierta que
recoja identidades no incluidas en las opciones precedentes, lo cual permitiría
una mayor sensibilidad a la hora de captar e incluir elementos identitarios
relevantes para quienes participan de un estudio.
Una segunda estrategia para registrar la identidad de género,
más recomendable que la anterior puesto que captura mejor las formas únicas de
construcción subjetiva de la identidad, es emplear una pregunta con respuesta
abierta, por ejemplo, “¿Cómo describirías tu identidad de género en tus propias
palabras?” (Meier y Labuski, 2013; Krueger et al., 2020). Esta estrategia
permite recoger la variedad de identidades de género de las personas trans,
pero requiere, como tarea adicional, clasificar posteriormente las respuestas
en categorías más inclusivas a fin de hacerlas susceptibles de análisis. Aunque
esta clasificación podría ser construida por los investigadores a partir de las
respuestas de los participantes, complementariamente se pueden usar
clasificaciones ya elaboradas. Por ejemplo, la clasificación construida por Giami y Beaubatie (2014) incluye seis
categorías de identidad de género: mujer, hombre, mujer trans, hombre trans,
trans, y otras identidades. El empleo de clasificaciones previas sería
ventajoso ya que evita la construcción de una clasificación propia, ofrece
categorías operacionalmente definidas y ejemplos que facilitan la
categorización, proporcionando confianza en que las categorías son
suficientemente exhaustivas y permiten la comparación de resultados con otros
estudios que hayan usado la misma clasificación. Esta práctica, sin embargo, no
debe ser aplicada mecánicamente; antes, debe examinarse si la clasificación es
pertinente en la población transgénero de interés y, si fuese necesario,
modificarla. Así, por ejemplo, considerando las particularidades de los
colectivos trans estudiados, la clasificación de Giami y Beaubatie, ya
descrita, fue adaptada en Brasil (Carrara
et al., 2019) omitiendo las categorías trans y otras identidades y
agregando travesti y no binario. En Chile solo agregamos travesti y no binario
a la clasificación de Giami y Beaubatie, generando así una taxonomía de ocho
categorías.
(3) Incluir estrategias de muestreo apropiadas para población
transgénero
El muestreo en poblaciones de difícil acceso siempre resulta
complejo, sea porque no existen marcos apropiados a los cuales acudir para
seleccionar la muestra o debido a que sus integrantes pertenecen a grupos
socialmente estigmatizados, situación que los obliga a ocultarse o a encubrir
su identidad. En Chile, las personas trans constituyen una población de difícil
acceso, hecho agravado por ser un grupo estigmatizado y por la inexistencia de
datos censales que permitan su estimación poblacional y la carencia, hasta hace
poco, de derechos básicos que permitiesen su presentación pública con un nombre
y sexo coherente con su identidad de género.
Varios procedimientos de muestreo son apropiados para este tipo
de poblaciones, aunque para esta investigación ha sido particularmente útil la
técnica denominada Respondent
Driven Sampling (RDS; Heckathorn,
2002, 2007). El RDS corrige
algunas de las debilidades metodológicas de los clásicos métodos de muestreo en
cadena, como bola de nieve o informantes clave. Para ello, el RDS provee una
estimación matemática de la representatividad de la muestra obtenida (a través
de análisis de redes), sin desestimar que los propios miembros poblacionales
son los más aptos para reclutar a otros miembros. Además, el RDS permite
calcular estimadores insesgados y el error estándar de los intervalos de
confianza.
El RDS comienza con el reclutamiento de un número limitado de
semillas (o informantes iniciales seleccionados en virtud de la profundidad de sus
vínculos sociométricos o de su particular posición en el entramado de
relaciones sociales de la población de interés), número que se expande en
progresivas olas de reclutamiento de pares. Las semillas reclutan solo en la
primera ola, en tanto que los reclutados en ella toman la responsabilidad de
traer nuevos participantes en una segunda ola y así sucesivamente. Cada
participante recluta una cuota fija de personas, y recibe un doble incentivo:
primero, se remunera a la persona cuando contesta un cuestionario o una
entrevista y segundo, también se remunera una vez que las personas reclutadas
por él asisten para completar el cuestionario o ser entrevistadas. La
experiencia observada con diversas poblaciones indica que este procedimiento
opera bastante bien, incluso cuando solo tenemos posibilidad de entregar un
solo incentivo o ninguno (Barrientos,
Cárdenas, Gómez y Guzmán, 2014; Cárdenas
y Yañez, 2012).
La teoría subyacente al RDS asume que en un número
suficientemente largo de olas de reclutamiento la composición de la muestra se
estabiliza (Abdul-Quader, Heckathorn, Sabin
y Saidel, 2006), hasta llegar a un estado en el cual los estimadores
convergen y no cambian durante los subsecuentes ciclos de reclutamiento (se
estima que luego de la quinta ola de reclutamiento la muestra debería alcanzar
tal equilibrio). Este criterio de saturación, expresado por la estabilidad porcentual
en categorías grupales significativas para el estudio (sexo, grupos de edad,
etcétera), indicará cuándo detener el proceso de reclutamiento y permitirá,
dado el reporte del tamaño de las redes sociales, estimar el tamaño de la
población y calcular los intervalos de confianza de las estimaciones de tales
parámetros poblacionales (Salganik, 2006).
Estas estimaciones proveen el rango dentro del cual se espera encontrar el
valor del parámetro, con algún nivel de confianza, por medio de la generación
iterativa de muestras mediante un proceso de auto-reposición o bootstrap (Salganik, 2006; Salganik y Heckathorn, 2004).
Independientemente del método de muestreo elegido, es importante
considerar que siempre se necesita el apoyo de las organizaciones y grupos más
reconocidos en temas de la población trans ya que, como se verá más adelante,
ellos otorgan validez a una investigación en la medida en que permiten
garantizar el acceso a la población y la supervisión sobre los contenidos
incluidos y los materiales utilizados (uso de lenguaje apropiado, definiciones
claras, detección de subgrupos en la muestra, etcétera). En este sentido,
resulta apropiado que personas de la comunidad trans o profesionales ligados a
ella actúen como consultores en los estudios, y que sean debidamente
reconocidos y visibilizados. El escenario ideal sería la incorporación de
personas trans en los equipos de investigación a fin de que participen
activamente en todas las fases investigativas, independientemente de que su
oficio sea o no la investigación.
(4) Entregar una retribución por la participación
Si se utiliza el RDS, la retribución monetaria por participar es
parte inherente a esa técnica muestral. Si se emplean otras técnicas (por
ejemplo, bola de nieve), igualmente puede ser ventajoso incorporar algún tipo
de retribución. Las personas trans habitualmente integran grupos vulnerables y,
muchas veces, con evidentes problemas económicos. Si bien hay variabilidad al
interior de esta población, particularmente entre las personas más jóvenes, los
datos disponibles en Chile indican que se trata de una minoría desfavorecida (Barrientos y Cárdenas, 2014), situación
que es reflejada por los menores niveles de salud mental y bienestar
psicológico, social y material que poseen respecto a la población cisgénero
(Baner et al., 2009). En cualquier caso, se trata de considerar a los y las
participantes como expertos (Hale, 2009)
a los que se debe retribuir por su tiempo o, al menos, facilitar su
participación mediante una compensación monetaria que implique que no tengan
que incurrir en gastos adicionales (como gastos en transporte público) o
reducir sus ingresos (como no trabajar durante el lapso que toma su
participación), lo que muchas veces los alejan de la posibilidad de ser
incluidos en un estudio. Si estas situaciones no son previstas, la posibilidad
de inclusión en un estudio puede verse notoriamente disminuida, poniendo en
riesgo la obtención de una muestra suficientemente variada.
Como ya se indicó, en el caso del RDS, la retribución puede
entregarse no solo al colaborar como participante, sino también como reclutador
de otras personas de su comunidad. Dicha retribución en ningún caso debe ser
demasiado elevada a fin de no condicionar externamente la participación como
sería el caso, por ejemplo, al colaborar solo por el incentivo o aceptar la
invitación a participar cuando, en realidad, no se quiere participar. La
retribución jamás debe constituirse en un elemento de presión para la
participación ni impedir el abandono de un estudio del que no se desea seguir
siendo parte. Así, la retribución debe ser entregada tanto a quienes completan
su participación como a aquellos que la inician pero no la concluyen.
Según esta experiencia, las retribuciones son bienvenidas por la
población trans, sobre todo ahora, cuando se invita cada vez más frecuentemente
a sus miembros a participar en diversos estudios y por tanto, deben destinar
tiempo y recursos para ello. Está bien establecido que el uso de estrategias de
compensación permite mejorar las tasas de respuesta y captar mejor la
diversidad de personas que componen este colectivo (Staples et al., 2018). La ausencia de
retribución puede perjudicar a los miembros más desfavorecidos respecto a los
miembros más acomodados de su propia comunidad; si los primeros se ven
excluidos de participar por razones económicas, tal exclusión reproduce la
desventaja inicial y además, incrementa su invisibilización.
La entrega de retribuciones es ciertamente un asunto
controvertido, especialmente en poblaciones vulnerables, por cuanto se pretende
contribuir a su bienestar y al mismo tiempo, mantener su autonomía. El empleo
de retribuciones debe apuntar únicamente a compensar a la persona por los
menoscabos o costes económicos que su participación en el estudio pueda haberle
ocasionado. Por tal razón, estas compensaciones deben ser proporcionales a
dicho detrimento y como ya se dijo, no excederlo de manera importante, evitando
así subordinar la respuesta de la persona o inducirla a tomar una decisión que
previsiblemente no tomaría en caso de no existir dicha retribución. La regla
que se tuvo en cuenta en esta investigación es que se buscaba el consentimiento
solo bajo circunstancias que brindaran al eventual participante la oportunidad
de considerar libremente si colaboraba o no, procurando minimizar el riesgo de
coacción sobre su decisión (Emanuel, 2005).
(5) Incluir a personas trans en calidad de expertos
La incorporación de personas trans como miembros de un panel de
expertos provee un apoyo fundamental a los estudios con esta población. Tal
iniciativa debe incluir no solo a investigadores trans, sino también a
dirigentes y miembros de agrupaciones de protección de sus derechos
(sindicatos, asociaciones, colectivos, etcétera) e integrantes de la propia
comunidad. A estas personas se les debe reconocer su calidad de expertas, ya
que poseen conocimientos y experiencias de los cuales, en principio, el resto
carece y que pueden ser de utilidad en la investigación misma. Admitir estas
carencias y reconocer los propios privilegios exigen un necesario sentido de
humildad (Hale, 2009).
El panel de expertos/as podrá orientar, incluso desde la
confección del proyecto de investigación, en aspectos como definiciones
conceptuales y operacionales de variables relevantes, uso de un lenguaje
apropiado, orientación para acceder a las diferentes muestras (no hay un solo
tipo de trans ni un solo discurso respecto de lo trans, sino que existen muchas
voces y muchas comunidades), así como sobre las posibles interpretaciones de
los hallazgos. El panel también puede jugar un rol clave a la hora de diseminar
los resultados y ponerlos al servicio de la comunidad.
La contribución individual de los miembros del panel debe ser
reconocida formalmente, ya sea retribuyendo apropiadamente su participación,
incluyéndolos en el equipo de investigación (esta es la opción óptima, aunque
hay fuentes de financiamiento que no permiten incorporar personas sin las
debidas credenciales académicas) o incorporándolos, según la naturaleza de su
colaboración, como coautores en comunicaciones científicas. Más allá de la
opción elegida, lo que resulta claro es la necesidad de considerar a las
personas transgénero como verdaderas expertas y visibilizar sus aportes.
Este punto resulta fundamental, pues se trata de una opción
ética por el reconocimiento de los/as otros/as integrantes de la comunidad
trans con que se trabaja y un interés genuino por sus vidas, el cual se opone
al denominado extractivismo académico (extraer información en las comunidades
con fines investigativos sin generar, a cambio, ningún beneficio en ellas).
(6) Realizar el diseño y pilotaje de instrumentos con
integrantes de la población transgénero
No resulta aceptable el uso de instrumentos de medición en
personas trans argumentando que su calidad psicométrica ha sido previamente
demostrada en otras poblaciones. Las personas trans constituyen un grupo
específico cuyas experiencias son profundamente distintas de las de otros
colectivos incluidos bajo la denominación general de LGBTI. Instrumentos que
funcionan psicométricamente bien en población general o LGBI pueden
perfectamente resultar inapropiados para personas transgénero y por ello, se
hace necesario adaptarlos y validarlos específicamente en la población
destinataria.
Una revisión exhaustiva de los instrumentos con miembros del
panel de expertos y/o miembros de la comunidad trans puede permitir, por
ejemplo, detectar errores, expresiones confusas o poco familiares y emplear el
lenguaje sustitutorio apropiado, sobre todo si se trata de instrumentos
construidos y utilizados en otro contexto social, cultural y/o lingüístico.
Este procedimiento preliminar debe ser seguido, necesariamente, por un pilotaje
de estos instrumentos en personas pertenecientes a la comunidad. Este pilotaje,
dirigido a detectar eventuales dificultades en la compresión de instrucciones,
preguntas y formas de respuesta, pretenden disminuir el riesgo de obtener
resultados expuestos a problemas de interpretabilidad y generalización.
En el diseño y evaluación de los instrumentos debe contemplarse
también la amplia heterogeneidad interna de la población trans. Por ejemplo, la
existencia de identidades de género binarias y no binarias está además
atravesada por diversas pertenencias categoriales igualmente relevantes como
clase social, origen étnico o racial, orientación sexual, etcétera. Igualmente,
resulta importante considerar la intersección del proceso de afirmación de
género y las categorías antes señaladas. Por esa razón, el desafío es dar
cabida a todos los grupos de modo que queden adecuadamente representados en los
instrumentos.
(7) Aplicar instrumentos de modo grupal y realizar debriefing
La administración colectiva de los instrumentos, aunque con
respuesta individual, puede resultar más confortable para los y las
participantes de un estudio. Se podría pensar que atender a una sola persona en
una entrevista o encuesta cara a cara permitiría más cercanía y controlar mejor
la ansiedad del respondiente. La experiencia indica que puede ser una buena
estrategia reunir grupos de personas y, antes de administrar los instrumentos,
hacer una presentación de los investigadores y de los propios participantes,
describir el propósito de la reunión y proporcionar una suerte de debriefing (en
el sentido de informar en detalle la investigación, sus objetivos y potencial
impacto).
Lo sorprendente fue que las personas trans convocadas a estas
reuniones solicitaran ir acompañadas o que, de hecho, llegaran con alguien más
que las esperaba mientras ellas respondían. Estas conductas evidenciarían la
ansiedad que generaba la situación y la necesidad de sentirse más
acompañadas/os (a pesar de que muchas veces fueron contactadas por alguien
cercano y conocido de ellas y fueron informadas previamente sobre su
participación). La repuesta individual de un cuestionario en una situación
grupal, en la que muchas veces coincidían personas conocidas entre sí, resultó
ser una excelente forma de contrarrestar la ansiedad, de constituir un espacio
de escucha y conversación sumamente informativo que puede ser útil para
entender los resultados. Al igual que en la administración de los instrumentos,
la aplicación de esta estrategia colectiva en el pilotaje de instrumentos puede
orientar de mejor modo las modificaciones que sean necesarias, toda vez que
permite generar un vínculo más estrecho con los participantes y acerca la investigación
a estos grupos.
El intercambio de experiencias que se produce en estos grupos
tan heterogéneos (según edad, nivel socioeconómico, origen étnico, nivel
educacional, nacionalidad, etcétera) permite conectarlos con las problemáticas
de los otros, propiciando la empatía y la construcción de vínculos sociales en
personas que, muchas veces, carecen de redes de apoyo social. Del mismo modo,
estos encuentros para responder instrumentos se constituyeron, muchas veces, en
espacio de acompañamiento y soporte emocional en la medida en que los
contenidos tratados por los cuestionarios estimulaban la necesidad de compartir
ciertas experiencias y emociones, más allá de la simple respuesta a las
preguntas. Del mismo modo, esos encuentros constituyen un espacio idóneo para
entregar información relativa a sus preocupaciones en diversos ámbitos como
salud física y mental, asesoramiento jurídico, ayudas estatales, etcétera). La
participación de organizaciones pro-derechos en estas reuniones de
administración de instrumentos puede ser también relevante.
(8) Contemplar modalidades de aplicación asistida
Aunque se trata de una recomendación de carácter más general, es
importante tener en consideración características que siendo propias de toda
población, también están presentes en comunidades minoritarias. Por ejemplo, se
debe disponer de lugares accesibles para personas en situación de discapacidad
y cuestionarios con tipografía aumentada para personas con dificultades
visuales. Otra medida es contar con entrevistadores que puedan leer las
preguntas y anotar sus respuestas (en el caso que la situación de discapacidad
le impida responder por sí mismo). Sabida es la existencia de personas trans
que por ser víctimas de rechazo social, han debido abandonar los estudios
formales, no siendo capaces de leer y escribir fluidamente. Para ellos/as, el
acompañamiento por parte de los administradores de los instrumentos que puedan
leer las preguntas y anotar sus respuestas con paciencia y delicadeza de trato
resulta sumamente relevante.
Del mismo modo, siempre debe estar presente algún miembro del
equipo de investigación que pueda explicar el sentido de las preguntas o dar
respuestas a interrogantes que vayan surgiendo. Si bien el espacio de debriefing es
el más pertinente para ello, la presencia de personas capaces de responder las
consultas a medida que emergen es sumamente importante.
Es habitual que las personas se guarden preguntas para
realizarlas una vez terminada la aplicación de sus cuestionarios. Una
estrategia interesante es mantener al grupo completo luego de terminada la
administración y abrir un espacio para tales preguntas. En general, las
preguntas surgirán de la exposición al cuestionario y buscarán obtener
información adicional sobre algunos tópicos de interés. Estas conversaciones
grupales posteriores pueden ser, si es debidamente informado y aprobado por el
grupo, video o audio-grabados para ser utilizadas como material complementario
en el estudio. Esta reunión final permite dar un adecuado cierre a la
actividad, responder consultas e intentar integrar experiencias, a la vez que
dar contención e informar a los/as participantes en caso de que aparezcan
contenidos delicados asociados a su propia experiencia y/o a algunos de los
temas indagados por el instrumento.
(9) Utilizar un lenguaje inclusivo y no estigmatizante
Elegir un lenguaje apropiado no es una cuestión trivial. Resulta
inaceptable un lenguaje inoportuno que pueda patologizar las experiencias y
elecciones de las personas. Del mismo modo, los juicios morales sobre estas
personas no son tolerables en tanto pueden causar daño u ofender a los/as
participantes del estudio (Adams et al.,
2017; Bouman et al., 2016).
Actualmente, se considera que la mejor forma de asegurar un lenguaje respetuoso
es incorporando en la revisión de los materiales, desde el comienzo del
estudio, al panel de expertos y miembros de la propia comunidad. Igualmente,
mediante esta revisión se debe asegurar la ausencia de expresiones tecnicistas
y academicistas.
(10) Convocar a participar en conjunto con agrupaciones e
instituciones patrocinantes
Quién invita a participar en un estudio es una cuestión muy
relevante. Generalmente, aunque los investigadores poseen trayectorias
académicas que los vinculan con sus temas de estudio y comunidades de
referencia, estas trayectorias, salvo en casos muy específicos, no son
necesariamente conocidas por la comunidad. Participar o no de un estudio
implica establecer una relación de confianza, asumir que se dará un uso
apropiado a la información recolectada y realizar un necesario balance entre
los costos y beneficios de implicarse en la investigación. Por definición, las
relaciones establecidas suelen ser asimétricas y además, si el invitado a
participar desconfía de que el estudio pueda genuinamente contribuir a mejorar
la calidad de vida de su grupo o a ampliar, en algún sentido, los derechos de
las comunidades trans, la decisión a sumarse al estudio puede ser negativa.
Una forma de entregar garantías de un uso apropiado de la
información es trabajar muy próximamente con las organizaciones que son
reconocidas y están validadas por la comunidad. La articulación con
instituciones promotoras de los derechos de las personas trans, con líderes de
opinión y personas representativas de su comunidad son la mejor estrategia para
ingresar al campo y obtener la participación. En este caso, el trabajo con una
variedad de organizaciones de la sociedad civil vinculadas a temáticas relevantes
para la comunidad trans resultó fundamental para obtener una cantidad
suficiente de respuestas e incluir a un número relativamente amplio de
participantes en el presente estudio. Del mismo modo, y en caso de ser posible,
puede ser sumamente útil efectuar la aplicación de encuestas o entrevistas en
instalaciones de las propias organizaciones, a fin de generar confianza y
ofrecer mayor seguridad a las personas participantes.
(11) Atender a la movilidad de la población transgénero
Es importante considerar que las personas no residen
necesariamente en la localidad donde trabajan. Es habitual que en las preguntas
sobre este tema, se confundan estos aspectos. Las personas trans constituyen un
grupo con gran movilidad geográfica. Una porción importante de ellas trabaja en
ciudades diferentes a aquellas donde tiene fijada su residencia debido, en
muchos casos, al tipo de labores que han tenido que desempeñar (por ejemplo,
comercio sexual) debido al rechazo familiar y social (Casanova y Espinoza, 2018). Este rechazo
les ha impedido muchas veces continuar con su formación académica y conseguir
mejores trabajos. De allí que, aunque pueda parecer un tema menor, es
importante separar, para efectos del análisis posterior, las preguntas
referidas al lugar de residencia y al lugar de trabajo. Ello evitará también
que se les contacte en ambos lugares y se duplique la convocatoria.
(12) Considerar diferentes trayectorias de transición
Los cuestionarios deberían incorporar preguntas que contemplen
la diversidad de subgrupos y de trayectorias de transición o afirmación de
género de las personas trans. La transición es un proceso gradual y muchas
veces conflictivo, que puede tomar trayectos muy diversos. No existe una forma única
de transitar, como tampoco existe una forma única de vivir subjetivamente ese
proceso. Estas diversas posibilidades deben estar debidamente incluidas en las
preguntas de un instrumento de investigación. Se pretende justamente
visibilizar las diversas trayectorias en lugar de omitirlas o subsumirlas
dentro de una forma genérica, logrando así captar esta heterogeneidad y los
principales problemas asociados a ella como, por ejemplo, la transfobia
internalizada (Austin y Goodman, 2017; Scandurra et al., 2018), el rechazo
familiar (Yadegarfard, Meinhold-Bergmann y
Ho, 2014), la discriminación social (White,
Reisner y Pachankis, 2015), problemas de acceso a atención en salud (Bockting y Keatley, 2011; Brennan, Kuhns, Johnson, Belzer, Wilson y
Garofalo, 2012) o a educación (Burns,
Leich y Hughes, 2016; Jones, Libson y
Hiller, 2006), entre otros.
En definitiva, se trata de construir instrumentos que reconozcan
e incorporen la multitud de situaciones vitales problemáticas que entorpecen el
proceso de transición, visibilizando dichas experiencias, haciéndolas comunes y
no privatizándolas como si fueran asuntos que solo ocurren a una sola persona.
Las personas transgénero ya se encuentran familiarizadas con la permanente
negación de sus experiencias y los estudios no deberían reproducir aquello. Un
adecuado trabajo de diseño de los instrumentos, así como el asesoramiento
apropiado pueden servir para evitar omisiones que terminen por hacer sentir
incómodas/os a las personas participantes.
De igual forma, y como ya hemos apuntado más arriba, muchas
personas son parte de diversas comunidades y sus discursos se conforman
solapando sus múltiples identidades. También debemos considerar las diversas
capas de vulnerabilidad en las que pueden ser situadas socialmente y sus
efectos al interpretar los datos.
(13) Escuchar interesadamente y contar con un protocolo de
derivación
Resulta evidente que la negación social de su experiencia vital
ha tenido como efecto la invisibilización y estigmatización de las personas
trans. Se les ha negado sistemáticamente la posibilidad de expresar sus
emociones, creencias, expectativas o modos de ser. Por tales razones, trabajar
con ellas implica asumir una posición ética decidida que exige a los
investigadores una escucha atenta e interesada. Muchas veces implica explicitar
las propias posiciones de los investigadores sobre el estudio (¿Por qué se está
haciendo el estudio?) y adherir a una ética del cuidado (Collins, 2000). Esto podría evitar
activamente la emisión de microagresiones por parte de los investigadores (Chang y Chung, 2015).
Del mismo modo, es importante mostrar durante la conversación
cómo los problemas derivados del proceso de transición tienen su origen en el
campo social y cómo la imposición de la norma heterosexual explica buena parte
de su posición desaventajada. Lo contrario implicaría privatizar el daño,
haciendo aparecer como individuales los efectos adversos que tienen su origen
en la estructura social.
El encuentro con otros, cuando se manifiesta un genuino interés
por ellos, puede resultar un espacio acogedor y potencialmente reparador,
reduciendo expectativas negativas de las personas participantes y
permitiéndoles expresarse con confianza sobre temas que son existencialmente
relevantes para ellas. Se trata de un encuentro en el cual, muchas veces, el
conocimiento surge del reconocimiento del otro. Sin embargo, en este proceso
relacional pueden emerger contenidos potencialmente perjudiciales que, hasta
ese momento, no eran total o parcialmente advertidos por el participante. Si
bien la participación no constituye un encuentro con fines clínicos, es
inevitable que muchas veces las personas accedan a vivencias dolorosas de su
vida y por ello, debemos tomar precauciones para, dado el caso, proporcionar
contención e información o si fuese necesario, derivar a las personas para que
reciban ayuda especializada. En este sentido es exigible que se defina
previamente la cadena de derivación en caso que emerjan estas situaciones.
Aunque en la experiencia que se informa se ha requerido más bien contener y
entregar información oportuna, se debe contar con un protocolo que atienda la
eventual aparición de casos severamente traumatizados. Lo anterior constituye
una exigencia ética ineludible para los investigadores.
(14) Realizar sesiones de interanálisis
Así como convocar a grupos representativos de la población trans
resulta fundamental, efectuar sesiones donde se expongan los principales
resultados del estudio y se discutan con integrantes de dicha comunidad puede
ser de gran ayuda para comprender su alcance y real significado. Estos
encuentros de interanálisis ponen en discusión los hallazgos obtenidos
permitiendo el diálogo entre las formas de interpretación propias de la
academia con los saberes propios de las personas trans. Si los resultados no
tienen sentido para ellas, entonces algo en el diseño, recolección de datos y/o
análisis podría estar equivocado.
Del mismo modo, estas sesiones pueden ser importantes para
coordinar los diferentes intereses (por ejemplo, generar conocimiento versus
defender y promover derechos que se pretenden movilizar en apoyo de una
determinada causa) e ir construyendo un lenguaje común que permita el diálogo
entre la academia, el activismo y la población general. Tenemos la profunda
convicción de que el conocimiento debe buscar conexiones prácticas con sus
posibles destinatarios interesados.
(15) Contemplar una apropiada difusión de los resultados
obtenidos
Finalmente, un conocimiento que no incide de alguna manera en la
política pública o en la agenda social sobre temas de derechos humanos y
diversidad sexual, no alcanza plenamente su potencial impacto. Por ello,
resulta fundamental la difusión de los resultados por vías más amplias que la
sola publicación académica. La mayor parte de esta investigación es financiada
con dineros públicos, razón por la cual una devolución apropiada a la sociedad
debe ser imperativa en este tipo de estudios. Igualmente, se debe facilitar el
acceso a las bases de datos generadas por los proyectos a cualquier persona que
fundadamente lo requiera, asegurando de antemano los necesarios resguardos de
anonimato y confidencialidad de la información sensible que fueron entregados
como garantía a los participantes.
Se debe ofrecer la posibilidad de que cada agrupación que apoyó
estos estudios y cada persona que ha participado en ellos reciban un resumen de
los principales resultados de los estudios y de ser posible, de las
publicaciones académicas o no académicas elaboradas gracias a su apoyo o
participación. Esta es otra forma de retribuir por participar, reconociendo,
entre otras cosas, la contribución de estas personas. Este reconocimiento
permite, además, mantener un vínculo positivo con ellos de cara a futuras
experiencias de colaboración.
Discusión
A esta altura ya parecen incontestables los efectos que el
prejuicio y las discriminación tienen sobre el bienestar y la calidad de vida
de las personas trans. De allí que investigar con dicha población implique,
además de acciones para obtener información relevante y veraz, disponer de los
cuidados necesarios para atender a sus necesidades y peculiaridades. Se trata
de poblaciones de difícil acceso, estigmatizadas, en las que no existe un marco
muestral definido, que poseen indicadores de salud física y psíquica inferiores
a los de cualquier otro grupo con el que hayamos trabajado y que, por lo mismo,
se requiere extremar las precauciones para no reproducir tipos de
relacionamiento que puedan ser dañinos u ofensivos.
Lejos de pretender constituirse en una exigencia para la
investigación con población trans, el presente trabajo contiene una serie de
sugerencias, provisionales por cierto, que emergen de la reflexión sobre el
propio quehacer como investigadores. Simplemente se espera que las guías que
aquí se proponen y los razonamientos que las sustentan puedan facilitar el
trabajo de investigación con esta población, la cual se encuentra interesada en
colaborar en la medida en que se entreguen ciertas garantías de rigor y
respeto. Debe reconocerse que esta población está en posesión de un saber al
que se debe atender si se quiere arribar a una comprensión cabal de los
fenómenos que en ella ocurren.
Además de servir para orientar la planificación y ejecución de
estudios, estas recomendaciones pueden resultar también de utilidad como criterios
para evaluar la necesaria precaución ética que deben observar los proyectos de
investigación con personas trans, aspecto en el cual se ven involucrados los
revisores de proyectos, editores y jueces de manuscritos postulados para
publicación. Se espera que estas recomendaciones sirvan más como un punto de
partida útil para los investigadores que como una lista exhaustiva de
consideraciones éticas o prácticas para la investigación con estos colectivos.
En estas recomendaciones, se han omitido deliberadamente algunas
cuestiones importantes que son exigencias comunes a toda investigación, cuyo
cumplimiento debe ser más riguroso en el caso de grupos vulnerables y que
apuntan a los mínimos éticos que garanticen que la investigación no subestime
los riesgos o el potencial daño de las intervenciones (Santi, 2016). De allí la exigencia de
obtener previamente un consentimiento para una participación debidamente
informada, en que se respete en todo momento la autonomía de las personas
participantes, la que se traduce, por ejemplo, en la omisión de cualquier
presión para incorporarse al estudio y en la posibilidad de abandonarlo en
cualquier momento sin que eso implique consecuencias de ningún tipo.
Todo investigador debe explicar e informar claramente a los
participantes los objetivos del estudio, sus riesgos y efectos previsibles, así
como la relevancia que podría tener para quienes participan en él o para sus
comunidades, a fin de persuadir respetando la libertad y en ausencia de
coerción (Santi, 2016). Del mismo
modo, se deben entregar garantías de respeto a la confidencialidad y dado el
caso, del anonimato (por ejemplo, explicitando la cadena de custodia de datos).
Es por ello que las organizaciones no solo pueden constituirse en aval, sino
que también deben operar como supervisores del trabajo en beneficio de su
comunidad. En los últimos proyectos realizados, se optó por incorporar la
figura de un asesor de datos cuyo rol es colaborar en todo el proceso de
producción y análisis de la información; este asesor, además de tener formación
investigativa, pertenece a la comunidad con la que se estuvo trabajando. En el
caso de la población trans, lo anterior resulta aún más importante dada la
situación de vulnerabilidad en que se encuentran en la sociedad. Se trata de
grupos estigmatizados, que carecen de recursos materiales, muchas veces en
posición de dependencia y en los que se cruzan diversas pertenencias
socialmente devaluadas (origen étnico, clase social, sexo/género, etcétera).
Por último, el conocimiento puede ser generado desde una
perspectiva denominada activismo basado en la evidencia (Akrich, O’Donnovan y Rabeharisoa, 2013; Rabeharisoa, Moreira y Akrich, 2014).
Este enfoque implica articular una variedad de conocimientos, tanto
científicamente acreditado como de carácter experiencial, con el fin de explorar
situaciones en las que los integrantes del equipo de investigación forman parte
de redes que los implican personalmente en sus temas de estudios. Desde esta
perspectiva, la investigación sería fruto de un proceso colectivo que reúne a
personas que han vivido ciertas experiencias, activistas de derechos y
especialistas académicos, con la finalidad de generar conocimiento, sin
abstraerse de la inserción en un campo de relaciones políticas y sin negar el
deseo de incidir en las políticas públicas y su respectivo monitoreo.
Agradecimientos
Trabajo subsidiado por la Comisión Nacional de Investigación
Científica y Tecnológica (CONICYT) de Chile mediante proyecto FONDECYT
Nº1170046.
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"kromoqwfqr" (2021-10-05)
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