Artículos
Tratamiento de la
desregulación emocional en hospitales del área metropolitana de Buenos Aires:
una encuesta a profesionales
Treatment
of emotional dysregulation in hospitals of the metropolitan area of Buenos
Aires: a survey to practitioners
Camila
F. Cremades camilacremades@psi.uba.ar
Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina
Cristian
J. Garay garay.cristian@gmail.com
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Martín
J. Etchevers martinjetchevers@gmail.com
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Tratamiento de la desregulación emocional en hospitales del área
metropolitana de Buenos Aires: una encuesta a profesionales
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 3, pp. 103-116, 2021
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
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Recepción:
29 Enero 2020
Aprobación:
10 Mayo 2021
Resumen:
El proceso de regulación emocional está siendo foco de gran
cantidad de investigaciones en la actualidad. Se estima que se encuentra
asociada al desarrollo y mantenimiento del 75 % de los trastornos mentales del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus
siglas en inglés). En esta línea se han estado estudiando en los últimos años,
a nivel global, protocolos transdiagnósticos que tienen, como foco de
tratamiento, dicho proceso. El objetivo de este estudio consistió en explorar
la familiaridad de los profesionales de la salud mental, de hospitales públicos
del área metropolitana de Buenos Aires, con el constructo de la desregulación
emocional y los protocolos diseñados para el tratamiento de pacientes con
dichas características. A su vez, se buscó conocer el grado de acercamiento de
los profesionales clínicos a las investigaciones sobre psicoterapias. A estos
fines, se diseñó un cuestionario con 40 preguntas de respuestas abiertas y
opción múltiple que fue completado por 75 profesionales (psicólogos y
psiquiatras) de hospitales públicos del área metropolitana de Buenos Aires. La
mayoría reportó conocer el constructo de desregulación emocional, pero al
pedirles que conceptualicen un caso diseñado para este estudio muy pocos
utilizaron el constructo. En cuanto a los protocolos transdiagnósticos
diseñados para intervenir en la desregulación emocional, son muy poco
implementados. Por su parte, menos de la mitad reportó haber leído investigaciones
empíricas. Los cursos elegidos para continuar la formación son en su mayoría
psicoanalíticos y la participación en congresos internacionales es escasa. Se
propone la necesidad de fomentar el uso de intervenciones basadas en evidencia
en hospitales públicos y la divulgación de protocolos transdiagnósticos con
evidencia para la desregulación emocional.
Palabras clave: desregulación emocional, profesionales de salud mental, Buenos
Aires, encuesta, protocolos transdiagnósticos.
Abstract: A substantial amount of
evidence regarding comorbidity among mental disorders has been accumulated
during the last years. Moreover, it has been identified that there is a great
variability within nosological categories. These limitations of categorical
systems lead to the development of the transdiagnostic paradigm which
contemplates the existence of underlying processes common to different
diagnoses. The process of emotional regulation is currently the focus of many
investigations. It is estimated that it is associated with the development and
maintenance of 75 % of DSM mental disorders. Emotional dysregulation is being
studied particularly as a common factor in depression and anxiety, the two most
prevalent disorders in Argentina. Related to this, transdiagnostic protocols
aiming this process have been studied in the last years at a global level. The
Unified Protocol has been developed by Barlow from a transdiagnostic
perspective aiming to offer an evidence-based intervention that could be
faithfully used in heterogeneous groups. It was created for emotional disorders
with a specific focus on emotional dysregulation, contemplating comorbidity and
heterogeneity. This makes the Unified Protocol a proper and valid intervention
for the most prevalent disorders in Argentina. The objective of this study was
to explore the familiarity of mental health practitioners, of public hospitals
in the metropolitan area of Buenos Aires, with the emotional dysregulation
construct and protocols designed for the treatment of patients with these
characteristics. Moreover, the degree in which clinicians approach
psychotherapy research was evaluated. For this purpose, a cross-sectional
descriptive study was carried on. A questionnaire was designed with 40
questions (25 with closed answer and 15 with short open answer) that
investigated five thematic areas: demographic characteristics, therapeutic
approach, knowledge about the emotional dysregulation construct and treatment
protocols, knowledge about the transdiagnostic paradigm and approach to
empirical research. The questionnaire was completed by 75 practitioners
(psychologists and psychiatrists) from public hospitals of the metropolitan
area of Buenos Aires. After analyzing the results, it can be said that the most
prominent theoretical framework from which practitioners work in public
hospitals is psychoanalysis. The most prevalent diagnoses are anxiety and
depression and comorbidity is frequent (M = 2.23, SD = .707). When studying the
familiarity to the construct of emotional dysregulation, it was observed that
even though most of them reported knowing the emotional dysregulation construct
(89.3 %), when asked to conceptualize a person with intense and long-lasting
emotional distress and difficulty in controlling their behavior and recognizing
their emotions, very few mentioned difficulties in the regulation of emotions
(13.51 %). Individual format treatment was the most chosen by psychologists for
patients with these characteristics (69 %). Psychiatrists reported
pharmacotherapy as the most chosen treatment (87.5 %). Group format is not
frequently used. In regards to transdiagnostic protocols designed to intervene
in emotional dysregulation, they are very poorly implemented. Dialectical
Behavioral Therapy was reported to be known by 80 % of the sample, but used by
33.9 %, while the Unified Protocol was referred to be known by 34.7 % and used
by 7.69 % of them. On the other hand, the gap between clinical practice and
research seems to be wide. Less than half of the practitioners reported reading
empirical research (44 %). And the transdiagnostic paradigm is known by 46.7 %
of practitioners. When asked to mention the most influential authors in their
practice, Freud and Lacan (classical psychoanalytic authors) were mentioned by
the majority. The courses chosen to continue their training are mostly
psychoanalytic and participation in international congresses is low (10.45 %).
These results show the need to look for ways to encourage the use of
evidence-based interventions in public hospitals and specifically the
dissemination of transdiagnostic protocols with evidence for emotional
dysregulation, being emotional disorders the most prevalent.
Keywords: emotional dysregulation, mental health practitioners, Buenos
Aires, survey, transdiagnostic protocols.
Introducción
En las últimas décadas se acumuló evidencia sobre la alta tasa
de comorbilidad dentro de los trastornos mentales (Brown et al., 2001; Kessler et al., 2003; Kessler et al., 2005; Lamers et al., 2011). A su vez, se ha
evidenciado la gran variabilidad dentro de las categorías nosológicas. Esto lleva
a que personas con un mismo diagnóstico pueden tener síntomas muy diversos y
que se haga imposible diagnosticar a alguien a quien le falta cumplir un
criterio por más que se vean alteradas distintas esferas de la vida (Boettcher et al., 2020; Rosellini et al., 2015). Esta
heterogeneidad dentro de un mismo diagnóstico o los diagnósticos no
especificados (asignados a muchos por no cumplir todos los criterios) representan
una baja utilidad clínica.
En paralelo, investigaciones en psicopatología han identificado
procesos subyacentes a un gran número de entidades nosológicas del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales –DSM, por sus siglas en
inglés– (Sauer-Zavala et al., 2017).
Dentro de esos procesos, la desregulación emocional se ha encontrado asociada
al desarrollo y mantenimiento de alrededor del 75 % de los trastornos mentales
presentes en el DSM-IV (APA, 1994; APA, 2013; Kring y Werner, 2004). A su vez, se ha
encontrado que la covarianza cruzada de los trastornos emocionales del DSM IV (American Psychiatric Association [APA], 1994)
es mejor explicada por dimensiones de mayor orden como el neuroticismo y el
bajo afecto positivo (Rosellini et al.,
2015). Niveles altos de neuroticismo aparecen como factor de riesgo
asociado tanto para los trastornos depresivos como para los trastornos de
ansiedad, lo que podría explicar las altas tasas de comorbilidad (Kendler et al., 2007; Khan et al., 2005; Spinhoven et al., 2009). Es por estas
cuestiones que algunos autores proponen que los trastornos emocionales deben
ser conceptualizados como constructos dimensionales en vez de como entidades
discretas (Andrews et al., 2009; Rosellini y Brown, 2019).
Según Gratz y Roemer (2004),
el constructo de regulación emocional puede ser entendido como el conjunto de
distintos componentes. Primero, la capacidad de tomar conciencia del
surgimiento de diversas emociones y comprenderlas; segundo, su aceptación;
tercero, poder actuar en dirección a metas deseadas, tras controlar conductas
impulsivas, cuando se experimentan emociones negativas; y, por último, la
posibilidad de usar estrategias de regulación emocional flexibles para modular
las respuestas emocionales y así responder a las demandas del ambiente y lograr
metas individuales (Gratz y Roemer, 2004).
Diversos autores han descrito cómo la regulación emocional juega
un rol importante en la fenomenología de los trastornos de ansiedad y
trastornos depresivos (Brown y Barlow, 2009;
Campbell-Sills y Barlow, 2007; Gross y Thompson, 2007). Este es un dato
importante dada la alta prevalencia y comorbilidad de dichos trastornos. En un
estudio epidemiológico reciente, llevado a cabo en Argentina (Cía et al., 2018) con 3 927 personas
mayores de edad, se encontró que los trastornos de ansiedad son los más
prevalentes (16.4 %), seguidos por los del estado del ánimo (12.3 %) y abuso de
sustancias (10.4 %). Por otro lado, en un estudio en Estados Unidos, (Brown et al., 2001) encontraron que el 55
% de los pacientes con un diagnóstico principal de ansiedad o depresión cumplía
también criterios para, por lo menos, otro trastorno de ansiedad o depresión al
momento de ser evaluados. Y si consideraban los diagnósticos a lo largo de toda
la vida el porcentaje aumentaba al 76 %.
Desde la perspectiva terapéutica, los hallazgos mencionados llevaron
al desarrollo de protocolos trasdiagnósticos que, tomando a la desregulación
emocional como blanco, intentan atender mejor a las comorbilidades (Barlow et al., 2011; Linehan, 1993). En la Argentina, la
terapia dialéctico-comportamental (DBT, por su siglas en inglés), desarrollada
por Marsha Linehan (1993), fue
difundida en gran medida entre los profesionales de la salud mental (Regalado y Gagliesi, 2012). Esta tiene
como foco de tratamiento la desregulación emocional, pero fue pensada en sus
orígenes para pacientes con trastorno límite de la personalidad que presentaban
un alto índice de conductas parasuicidas.
En el año 2011, el equipo de David Barlow diseñó el Protocolo
Unificado (UP, por sus siglas en inglés) para trastornos del estado del ánimo y
trastornos de ansiedad (incluyendo el trastorno obsesivo compulsivo y el
trastorno de estrés postraumático), poniendo el foco en la desregulación
emocional como proceso subyacente a los diversos diagnósticos (Barlow et al., 2011). Teniendo en cuenta
que los trastornos de ansiedad y depresión son los más prevalentes en la
población y presentan una alta comorbilidad, resulta relevante el estudio de
protocolos transdiagnósticos creados para los así llamados trastornos
emocionales que tomen la desregulación emocional por blanco. El paradigma
transdiagnóstico permite incorporar un sistema dimensional que explique la comorbilidad
y la heterogeneidad dentro de las entidades categoriales. A su vez, ayuda a
ubicar los procesos por los que se debe iniciar el tratamiento y facilita la
inclusión de los diagnósticos subclínicos (Widiger
et al., 2005).
En esta línea, el UP ha demostrado buenos resultados en diversos
países (e. g.Barlow et al., 2017; Grill et al., 2017; Laposa et al., 2017; Zemestani et al., 2017). Este protocolo
fue creado para trastornos emocionales, tomando como blanco la desregulación
emocional; y, dado que son los más prevalentes, su utilización podría tener
varios beneficios. El conocimiento de procesos transdiagnósticos,
particularmente de la regulación emocional que juega un rol importante en los
trastornos mentales más prevalentes, fomentaría la utilización de intervenciones
más efectivas.
La formación de los profesionales de la salud mental basada en
la evidencia científica permite el desarrollo de prácticas con mayor eficiencia
(Mustaca y Franco, 2018). En esta
línea, se hace indispensable la divulgación de intervenciones basadas en
evidencia y, particularmente, la formación de profesionales en aquellas con una
mirada basada en procesos (como el UP) podría repercutir en diversas ventajas.
El diseño de intervenciones grupales permitiría brindar atención a un mayor
número de pacientes en menor tiempo y disponer de recursos humanos para
aquellos cuadros más severos que necesitan intervenciones individuales. A su
vez, esto se reflejaría en menores gastos socioeconómicos (Sloan et al., 2017).
El presente estudio pretende indagar el nivel de conocimiento
que tienen los profesionales de la salud mental de hospitales públicos del área
metropolitana de Buenos Aires, En relación conl constructo de desregulación
emocional y protocolos creados con dicho proceso como blanco. Se busca obtener
información de la actual utilización de dichos protocolos y los resultados
percibidos. A su vez, se busca conocer el acercamiento de los profesionales a investigaciones
científicas y la utilización de protocolos validados.
Método
El presente trabajo es un estudio no experimental, descriptivo ex post facto,
transversal (Montero y León, 2007).
Participantes
La investigación contó con la participación de 75 profesionales
de la salud mental –psicólogos y psiquiatras– de hospitales públicos del área
metropolitana de Buenos Aires. El muestreo fue no probabilístico de tipo bola
de nieve.
Características de la muestra
La muestra estuvo conformada por 75 profesionales de la salud
mental, psicólogos (56 %) y psiquiatras (44 %). El 69.3 % de la muestra eran
mujeres y el resto, hombres. La media de edad fue de 31 años (DE = 8.25) y el
promedio de años de experiencia, de 4.5 años (DE = 7.39). En relación con los
hospitales en los que se encontraban trabajando, el 32 % de los profesionales
era del Hospital Braulio Aurelio Moyano, el 17.3 %, del Hospital Doctor Ignacio
Pirovano, el 17.3 %, del Hospital José Tiburcio Borda, el 16 %, del Hospital
José María Ramos Mejía, el 12 %, del Hospital de Clínicas José de San Martín,
un 2.7 %, del Hospital Doctor Enrique Tornú y un 1.3 %, del Hospital Alvear.
Instrumentos
Se elaboró un cuestionario autoadministrado ad hoc para
esta encuesta, que consiste en 40 preguntas: 25 de respuesta cerrada,
categórica y de escala y 15 de respuesta abierta corta. Además, recopila
información de cinco áreas temáticas: características demográficas, abordaje
terapéutico, conocimiento sobre el constructo de desregulación emocional y
protocolos de tratamiento, conocimiento sobre el paradigma transdiagnóstico y
acercamiento a la investigación empírica.
Procedimiento
Primero se realizó una prueba piloto para verificar la claridad
y relevancia de las preguntas. Luego, la encuesta fue enviada, por medio de Google Forms, a
psicólogos y psiquiatras de planta de diversos hospitales del área
metropolitana de Buenos Aires. En el cuerpo del mail se explicó en qué
consistía la investigación y se los alentó a reenviar el mail a colegas. Luego,
con el fin de ampliar la muestra, se contactó a jefes de residentes de diversos
hospitales y se coordinaron días para ir a los hospitales y solicitar a los
profesionales presentes en ese momento que completen la encuesta. Los datos obtenidos
fueron sistematizados en una grilla y se obtuvieron estadísticos descriptivos.
Por otro lado, las respuestas abiertas fueron analizadas de forma cualitativa.
El análisis de datos cuantitativos fue realizado con el programa SPSS (versión
23.0) y los datos cualitativos fueron analizados con el programa ATLAS ti.
Resguardos éticos
Los procedimientos utilizados en el presente trabajo fueron
evaluados y aprobados por el Comité de Conductas Responsables en Investigación
de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Todas las
encuestas fueron completadas de forma anónima para resguardar la identidad de
los participantes. Previo a ello, se les entregó un consentimiento informado
explicándoles la naturaleza del estudio y garantizando el anonimato de los
datos y la posibilidad de desistir de la investigación cuando lo desearan. Para
garantizar el resguardo de la información recolectada, solo tuvieron acceso los
investigadores principales involucrados en el estudio.
Resultados
Abordaje terapéutico
En relación con la orientación teórica desde la que atienden los
profesionales de hospitales públicos se encontró que las corrientes más
influyentes son el psicoanálisis (38.57 %) y el modelo cognitivo conductual
(25.71 %). A estas le siguieron la medicina basada en evidencia (10 %) y la
teoría psicodinámica (2.85 %). El 22.85 % de los participantes guiaba su
práctica desde otro marco teórico, incluyendo el eclecticismo, la psiquiatría,
la salud comunitaria y la gestalt (ver Tabla 1).
Tabla 1
Total (%) |
Psicólogos (%) |
Psiquiatras (%) |
|
Orientación teórica |
|||
Psicoanálisis |
38.57 |
||
Cognitivo Conductual |
25.71 |
||
Medicina basada en evidencia |
10 |
||
Teoría Psicodinámica |
2.85 |
||
Otro |
22.85 |
||
Modo de diagnosticar |
|||
Sistemas operativos |
66.66 |
40 |
|
Entrevistas |
20 |
64 |
|
Conceptualización psicoanalítica |
23.33 |
0 |
|
Estudios complementarios |
0 |
24 |
|
Escalas |
6.66 |
8 |
|
Otro |
50 |
32 |
Al indagar por los autores más influyentes en sus prácticas, el
más nombrado fue Jacques Lacan (mencionado por el 67.5 % de los psicólogos y
ningún psiquiatra; 40.9 % de los encuestados). Luego, siguió Sigmund Freud,
nombrado por el 37.9 % de los profesionales (55 % de los psicólogos y 11.5 % de
los psiquiatras). Y en tercer lugar, Aaron Beck fue mencionado por el 27.5 % de
los psicólogos y el 7.7 % de los psiquiatras (19.7 % de los profesionales). Por
fuera de autores clásicos como Freud y Beck, los únicos autores referidos como
los más influyentes en su práctica, tanto por psicólogos como por psiquiatras,
fueron Marsha Linehan (ocho psicólogos y tres psiquiatras), Steven Hayes (tres
psicólogos y un psiquiatra) y Carmen Luciano (un psicólogo y un psiquiatra).
En cuanto a la forma de realizar diagnósticos, lo más referido
por los psicólogos fue la utilización de sistemas operativos como el DSM (66.7
%), mientras que lo más nombrado por los psiquiatras fueron las entrevistas o
evaluaciones clínicas (64 %). Otra forma bastante utilizada por los psicólogos
es la conceptualización psicoanalítica (23.3 %). Por su parte, los psiquiatras
utilizan estudios complementarios (24 %). En cuanto a las escalas, no son muy
utilizadas por psicólogos (6.7 %) ni por psiquiatras (8 %). Por otro lado, al
preguntar específicamente por la utilización de sistemas operativos, el 87.7 %
de los profesionales refirió usarlos (ver Tabla 1).
Cuando se indagó acerca de los principales problemas que
presentan las personas que llegan a consulta, los más nombrados fueron ansiedad
(23.61 % de los encuestados) y depresión (22.22 % de los profesionales). Luego,
al preguntar cuántas categorías diagnósticas cumplían en promedio sus pacientes
se obtuvo un promedio de 2.23 (DE = .707) diagnósticos.
Conocimiento sobre el constructo de desregulación emocional y
protocolos de tratamiento
Para estudiar el grado de familiaridad de los profesionales con
el constructo de desregulación emocional, se les hizo una pregunta abierta
sobre cómo conceptualizarían a un paciente con malestar emocional intenso y de
larga duración, conductas difíciles de controlar y dificultad para reconocer lo
que le pasa. El 35.14 % de los profesionales lo conceptualizó como un paciente
con trastorno límite de la personalidad; el 14.86 % como un paciente con algún
trastorno de personalidad, y solo el 13.51 % mencionó que se trataba de un
paciente con desregulación emocional. Al indagar específicamente por el
conocimiento del constructo de desregulación emocional, el 89.3 % dijo
conocerlo y el 77.61 % de los que lo conocían dijeron usarlo (ver
Tabla 2).
Tabla 2
DBT: Terapia Dialéctico ComportamentalDE: Desregulación EmocionalTLP: Trastorno Límite de
la personalidadTP: Trastorno de personalidadUP: Protocolo Unificado
En cuanto al tratamiento implementado con pacientes con las
características mencionadas, el 69 % de los psicólogos eligió la opción psicoterapia
individual, el 59.5 % seleccionó tratamiento farmacológico, el 31 %
psicoterapia individual y grupal, 4.8 % psicoterapia grupal y un 2.4 % grupos
de autoayuda. En cuanto a los psiquiatras, el 87.5 % marcó la opción de
tratamiento farmacológico, el 65.6 % psicoterapia individual, el 21.9 % terapia
individual y grupal, 6.3 % grupos de autoayuda y ninguno eligió psicoterapia
grupal (ver Figura 1).
Figura 1.
En relación con la utilización de protocolos estandarizados para
el tratamiento de la desregulación emocional, apenas un 20.27 % de los
profesionales dijo usarlos, siendo la terapia dialéctico comportamental la más
usada. Luego se indagó específicamente por el conocimiento y utilización de la
DBT y el UP. El 80 % refirió conocer la DBT y de ellos, el 34 % dijo usarla.
Los profesionales que dijeron usar DBT refirieron haber obtenido buenos
resultados. De todos modos, varios comentaron no haber podido desarrollar el
protocolo entero. En cuanto al Protocolo Unificado, el 34.7 % mencionó
conocerlo, y de ellos solamente el 7.69 % refirió usarlo (ver Tabla
2). Una de las dos personas que dijeron usar el UP reportó haber obtenido
resultados positivos.
Conocimiento sobre el paradigma transdiagnóstico
Al indagar si alguna vez habían escuchado o leído sobre el
paradigma transdiagnóstico, el 46.7 % de los profesionales dijeron que sí. De
ellos, el 71.88 % dijo estar de acuerdo con esta teoría, el 12.5 % refirió no
tener una opinión formada al respecto, el 6.25 % manifestó estar de acuerdo
parcialmente y otro 6.25 % refirió no estar de acuerdo.
Acercamiento a la investigación empírica
Al indagar sobre la forma en que planifican sus tratamientos el
84 % de los profesionales dijo debatir con colegas o supervisor, el 58.66 %
respondió que consulta guías clínicas, el 50.66 % dijo guiarse por las
investigaciones a nivel internacional y el 42.66 % guiarse por su experiencia.
Al preguntar directamente si leían investigaciones empíricas en
psicología clínica, el 44 % de los encuestados respondió en forma afirmativa.
De ellos, solo el 15 % hizo una referencia adecuada a un estudio empírico al
solicitar que dieran un ejemplo. A su vez, reportaron haber leído un promedio
de tres (DE = 2.91) investigaciones en el último mes (ver Tabla
3).
En relación con la formación, el 26.7 % de la muestra obtuvo
título de posgrado. El 84 % dijo asistir a cursos y seminarios, con un promedio
de 11.3 (DE = 14.84) realizados en los últimos cinco años. Al preguntar por el
último realizado, el 17.46 % de los sujetos hizo mención a un curso con
orientación psicoanalítica, el 15.87 % mencionó cursos de psicología clínica
sin hacer referencia a la orientación, el 14.29 % refirió estar haciendo cursos
de tercera ola, otro 14.29 % cursos de evaluación diagnóstica, un 9.52 % dijo
estar haciendo cursos de terapia cognitivo conductual, 4.76 % formación en el
ámbito forense, otro 4.76 % especialización en género, un 3.17 % cursos de
psicofarmacología y el 16 % restante hizo mención a cursos de otras áreas (ver Tabla 3).
Finalmente, se indagó por la participación en eventos científicos.
El 89.3 % dijo asistir a congresos y jornadas con un promedio de 9.3 (DE =
6.96) en los últimos cinco años. Al pedir la referencia del último al que
asistieron el 88.7 % hizo alusión a congresos o jornadas nacionales y el 11.3 %
a congresos internacionales (ver Tabla 3).
Tabla 3
% |
N |
M (DE) |
|
Leen investigaciones
empíricas |
|||
Sí |
44 |
33 |
|
No |
56 |
42 |
|
Leídos el último mes |
3(2.91) |
||
Título de posgrado |
|||
Sí |
26.7 |
20 |
|
No |
73.3 |
55 |
|
Cursos y seminarios |
|||
Sí |
84 |
63 |
|
Psicoanalítico |
17.46 |
11 |
|
Clínico |
15.87 |
10 |
|
Tercera ola |
14.29 |
9 |
|
Evaluación |
14.29 |
9 |
|
TCC |
9.52 |
6 |
|
Forense |
4.76 |
3 |
|
Género |
4.76 |
3 |
|
Psicofarmacología |
3.17 |
2 |
|
Otro |
15.87 |
10 |
|
Hechos en los últimos 5 años |
11.3(14.84) |
||
Congresos y jornadas |
|||
Sí |
89.3 |
67 |
|
Nacionales |
82.09 |
55 |
|
Internacionales |
10.45 |
7 |
|
Participación en últimos 5 años |
9.3(6.96) |
Discusión
En el presente estudio se encontró que en los hospitales
públicos del área metropolitana de Buenos Aires, los marcos teóricos en los que
se forma la mayoría de los profesionales de la salud mental son el
psicoanálisis y el cognitivo conductual, siendo el psicoanálisis el más
predominante. Muchos de los psiquiatras no se identificaron con ningún marco
teórico y respondieron atender desde la psiquiatría.
En relación con los autores más influyentes en la práctica, se
observa que los más compartidos por ambas disciplinas son autores de la llamada
“tercera ola”. El hecho de que los autores tomados en cuenta para guiar su
práctica clínica, tanto por psicólogos como por psiquiatras, se basen en una
teoría basada en procesos es un dato relevante que podría ser tenido en cuenta
para mejorar la comunicación entre ambas disciplinas y fomentar el trabajo
interdisciplinario.
Al hablar específicamente de los psicólogos, se ve que autores
clásicos psicoanalíticos como Lacan y Freud son los más influyentes en la
práctica clínica. El hecho de que los autores más leídos por los psicólogos
sean clásicos permite hipotetizar que los descubrimientos científicos actuales
no están influyendo en el desarrollo de la práctica de una gran proporción de
los profesionales. Esta hipótesis es apoyada por el hecho de que menos de la
mitad (44 %) refirió leer investigaciones empíricas y, de los que dijeron
leerlas, muy pocos hicieron una referencia adecuada. Esto lleva a suponer que
el porcentaje de profesionales que se actualiza leyendo investigaciones
científicas con datos empíricos es aún menor de lo reportado.
Otro dato que está en la misma línea consiste en el hecho de que
menos de la mitad de los encuestados conoce o escuchó hablar de la teoría
transdiagnóstica o basada en procesos (46.7 %). Esta teoría está siendo marco
de muchas investigaciones a nivel internacional (Hayes y Hofmann, 2018), lo que sostiene
la hipótesis de que sigue habiendo una gran brecha entre las investigaciones
internacionales y la práctica clínica en nuestro país.
Una posible explicación a este fenómeno podría ser el hecho de
que son pocos los profesionales que participan en congresos internacionales
(11.3 %), con lo cual se pierde un intercambio científico que permitiría ver
los descubrimientos que se están realizando en otros países. De un modo
similar, se observó que, a la hora de seguir formándose, los cursos más elegidos
por los encuestados son psicoanalíticos. Estos factores podrían estar
contribuyendo al mantenimiento de la hegemonía del psicoanálisis en la
Argentina (Alonso, 2001).
En cuanto a las principales problemáticas presentadas por los
pacientes que asisten a los hospitales públicos, se observó que las más
prevalentes son los trastornos emocionales. Estos datos coinciden con el último
estudio epidemiológico realizado en el país (Cía et al., 2018). Por otro lado, el dato
de que los pacientes cumplen criterios para un promedio de 2.23 diagnósticos es
consistente con el relevamiento realizado en Estados Unidos en el que se
encontró un promedio de 2.33 diagnósticos (Kessler
et al., 2005).
Estos datos son importantes dado que apoyan la relevancia de
investigar localmente intervenciones que permitan atender a las comorbilidades.
Y ya que los trastornos emocionales son los más prevalentes, tiene sentido
fomentar el estudio de intervenciones transdiagnósticas diseñadas para estos
diagnósticos.
Lamentablemente, el conocimiento y uso de protocolos basados en
procesos es muy escaso. La DBT fue muy bien difundida en nuestro país. Sin
embargo, a pesar de que la gran mayoría de los profesionales la conocen, muy
pocos la utilizan (34 %). Y el UP es conocido por una minoría y usado aún menos
(7.69 %).
En relación con el constructo de desregulación emocional, la
mayoría de los participantes dijo conocerlo y usarlo en la práctica. Pero al
pedir que conceptualicen a un paciente con dichas características fueron pocos
los que conceptualizaron dificultades en la regulación de las emociones. Lo que
más se nombró fue el trastorno límite de la personalidad. Esto llevaría a
pensar que la buena divulgación de la DBT en el país generó una fuerte
asociación entre la desregulación emocional y el trastorno límite de la
personalidad. Pero la regulación emocional es un proceso alterado en muchos
otros trastornos y esto parece no ser muy conocido entre los profesionales.
Otro dato importante es el hecho de que las intervenciones
grupales son muy escasas. La mayoría de los profesionales refirió tratar a
pacientes con estas características con psicoterapia individual y farmacología.
La falta de grupos en los hospitales podría estar significando el desperdicio
de un recurso valioso (Barkowski et al.,
2016). Sería interesante evaluar si la implementación de intervenciones
grupales ayuda a disminuir los tiempos de espera de los pacientes para ser
atendidos y su impacto económico.
Mantenerse actualizado en los descubrimientos que hace la
comunidad científica internacional permite incorporar ideas y prácticas que
ayuden a solucionar problemáticas locales y mejorar la salud mental de la
población. Los resultados de esta encuesta dejan en evidencia que en la
Argentina todavía hay que seguir trabajando en formas de incorporar aún más la
evidencia científica a la práctica clínica. Y, específicamente, en lo referente
a la desregulación emocional, el desarrollo de estudios de eficacia de
intervenciones grupales para trastornos emocionales podría ser ventajoso para
la población. Estudios locales y la comunicación de sus resultados en eventos
nacionales ayudaría a la propagación del conocimiento de protocolos basados en
evidencia que permiten tratar los trastornos más prevalentes teniendo en cuenta
la complejidad de la comorbilidad.
De todos modos, se debe tener en cuenta que al realizar
encuestas con opciones de respuesta prefijadas se puede estar perdiendo mucha
información valiosa. A su vez, los datos presentados son resultado de la
percepción de los profesionales. En este sentido, podría haber cierta
distorsión dada por un efecto de deseabilidad social (Nederhof, 1985). Para futuras
investigaciones sería interesante realizar encuestas abiertas con el fin de
explorar factores que pudieron no haber sido contemplados.
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