Artículos
La medición de soledad
en personas adultas mayores: estructura interna de la escala ESTE en una
muestra del norte de México
Loneliness
measurement in older adults: internal structure of the ESTE scale in a sample
of northern Mexico
José González-Tovar josegonzaleztovar@uadec.edu.mx
Universidad Autónoma de Coahuila, México
Rosa
Isabel Garza-Sánchez isabelgarza@uadec.edu.mx
Universidad Autónoma de Coahuila, México
La medición de soledad en personas adultas mayores: estructura
interna de la escala ESTE en una muestra del norte de México
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 3, pp. 169-184, 2021
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
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Recepción:
21 Febrero 2020
Aprobación:
20 Mayo 2021
Resumen:
El objetivo de este trabajo fue identificar la estructura
interna de la escala de medición de la soledad ESTE, creada en España y
aplicada en población de adultos mayores de la ciudad de Saltillo, Coahuila,
México. El estudio fue de corte cuantitativo con un diseño instrumental. Se
evaluó la estructura interna y propiedades métricas del instrumento a través
del Análisis Factorial Exploratorio (AFE), el Análisis Paralelo (AP) y el
Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) en una muestra por conveniencia de 396
adultos mayores 55.8 % mujeres y 44.2 % hombres de 60 a 95 años (M = 69.81, DE
= 6.96) que asistían a los servicios de consulta externa en el Centro Estatal
del Adulto Mayor (CEAM) y en los programas de la Comisión de Derechos Humanos
del Estado de Coahuila, México. En el AFE se obtuvo una solución de cuatro
factores que explicó el 53.45 % de la varianza y en el Análisis Paralelo la
varianza explicada total fue de 57.3 %. Los factores que más varianza explicaron
son soledad social (24.31 %), soledad familiar (12.13 %) y crisis existencial
(10.18 %). El factor soledad conyugal fue el componente con menor explicación
(6.81 %). El coeficiente alfa ordinal resultó con alta fiabilidad (ω = .920).
Se obtuvieron cuatro factores con 22 indicadores. En el Análisis Confirmatorio
se obtuvieron índices de bondad de ajuste adecuados. La escala validada para
población mexicana es una herramienta útil para medir el nivel de soledad. Con
este estudio, se obtuvo evidencia de la validez de la estructura interna de la
escala y se estimó la confiabilidad de la escala de soledad ESTE adaptada a
población mexicana.
Palabras clave: adulto mayor, soledad, medición, análisis factorial, validez.
Abstract: The objective was to identify
the internal structure of the measurement scale of the loneliness ESTE, created
in Spain and applied in the population of older adults in the city of Saltillo,
Coahuila, México. Loneliness has been conceptualized as perceived social
isolation and has been described as a condition that can become serious,
however, it has been seen as a subjective experience of lack of affection,
intimacy, and closeness with family and/or friendships, as well as the
difference between the preferred level and the actual level of social contact a
person has. Lack of support networks and cohabitation in the homes of older
adults generate conditions of vulnerability, which results in a weakness in the
health issue, as well as being exposed to greater fragility that prevents maintaining
the usual pace of life. The study was quantitative with instrumental design. We
assessed the internal structure of the instrument through exploratory factor
analysis (AFE) and confirmatory factorial analysis (AFC) in a convenience
sample of 396 adults 55.8 % women and 44.2 % men from 60 to 95 years (M =
69.81, DE = 6.96) attending medical service in the State Center of the Elderly
and in the programs of the Commission of Human Rights of the state of Coahuila,
Mexico. The EAST scale measuring loneliness in older adults was used, with 34
items grouped into four factors: family loneliness, marital loneliness, social
loneliness, and existential crisis. The response format is ordinal with five
options ranging from Never to Always. In addition, three questions were
included regarding the perception of health. The McDonald's coefficient for
instrument reliability was estimated for each of the dimensions. The analysis
of the data was an Exploratory Factor Analysis (EFA) and the Confirmatory
Factor Analysis (CFA). 79.8 % believe that their health is good health, this
percentage being higher than those who consider their health to be bad and
lousy. Compared to a person their age, 62.4 % of older adults are considered
equal, 30.3 % feel better, and 6.8 % consider themselves worse, with
differences in these three response groups. In conclusion, they were asked if
they were satisfied with their lives, to which 94.4 % said yes. The four-factor
solution explained 53.45 % of the variance and in the parallel analysis the
total explained variance was 57.3 %. The factors that most variance explained
are social loneliness (24.31 %) family solitude (12.13 %) and existential
crisis (10.18 %). The marital loneliness factor was the least explained
component (6.81 %). The ordinal alpha coefficient resulted with high
reliability (ω = .920). Four factors were obtained with 22 indicators.
According to the indicators, the model with correlated factors presented a
close approximation between the hypothetical model and the data, this according
to the value obtained in the RMSEA, which was .050, which is of good
adjustment, the CFI presented a good fit since a value of .974 was reported,
values between .950 and .990 are considered appropriate. The GFI and AGFI had
values greater than .90, which represent good adjustment. Additionally, the
performance of variables from sociodemographic groups showed no significant
differences in totals estimates per factor. The validated scale for Mexican
population is a useful tool to measure the level of loneliness. This study
obtained evidence of the validity of the internal structure of the scale and
estimated the reliability of the ESTE loneliness scale adapted to the Mexican
population.
Keywords: older adult, loneliness, assessment, factor analysis, validity.
Introducción
El envejecimiento es un proceso natural que pasa todo ser vivo y
trae cambios físicos, psicológicos y sociales en la persona. Se considera que
hay envejecimiento poblacional cuando los adultos mayores sobrepasan el 15 %
del total de la población (Ajá Díaz et al.,
2012), por lo que el aumento de la población adulta hace necesario abordar
de manera integral el envejecimiento (Reyes
Torres y Castillo Herrera, 2011). Existen diversos estudios que centran la
atención en los efectos negativos del envejecimiento (Böger y Huxhold, 2017; Engel, 2017).
La carencia de redes de apoyo y la convivencia en los hogares de
los adultos mayores generan condiciones de vulnerabilidad que se combinan con
indicadores demográficos, como el ingreso económico y las condiciones de
dependencia (Monteiro y Paredes, 2016),
que tienen como resultado una debilidad en el tema de la salud, además de estar
expuestos a una mayor fragilidad que impide mantener el ritmo de vida
acostumbrado (Tisnés y Salazar-Acosta, 2016).
La soledad se ha conceptualizado como el aislamiento social
percibido y se le ha descrito como una condición que puede llegar a ser grave (Cacioppo y Cacioppo, 2012; Weiss, 1973). Sin embargo, se la ha visto
como una experiencia subjetiva de falta de afecto, intimidad y cercanía con la
familia o amistades (Ong, Uchino y
Wethington, 2016), así como la diferencia entre el nivel preferido y el
nivel real del contacto social que tiene una persona (Peplau y Perlman, 1982).
Al analizar los aspectos positivos, se ha visto como una
herramienta que motiva la renovación de las conexiones sociales o para aumentar
la sensibilidad a las amenazas sociales (Cacioppo
y Cacioppo, 2012). La soledad se ha trabajado regularmente desde dos
perspectivas: la soledad social y la soledad emocional, o soledad objetiva y
subjetiva (Llobet, Canut y Ávila, 2009).
La soledad objetiva es entendida cuando no se está satisfecho con las
relaciones sociales que se tienen, con el número y la frecuencia, además de la
falta de apoyo y compañía. Por su parte, la soledad subjetiva se relaciona con
la percepción de sentirse solo.
Las habilidades de afrontamiento están condicionadas por el
sentimiento de soledad y el aislamiento social percibido (Stefani, Seidmann, Pano, Acrich y Pupko, 2003),
y se agravan con la carencia de relaciones sociales de calidad (Arranz, Giménez-Llort, De Castro, Baeza y De
La Fuente, 2009), además de contemplar la hipótesis de la viudez y la
pérdida de seres queridos como un factor de riesgo de aislamiento social (Reyes-Rodríguez, Cujiño-Medrano,
Cano-Santana, Orozco-Barragán, Pereira-Morales y Díaz-Trujillo, 2020). De
igual forma, la soledad desde una perspectiva subjetiva se relaciona con una
connotación negativa o no deseada, derivada de la percepción de las relaciones
o el nivel de compromiso social (Victor,
Scambler, Bowling y Bond, 2005).
Por otro lado, el estar o vivir solo no es forzosamente sinónimo
de soledad; el problema se produce cuando la persona no está satisfecha con la
cantidad o calidad de las relaciones (Rubio,
Pinel y Rubio, 2011). La soledad está caracterizada por ser
multidimensional, subjetiva y secuencial, y una forma de evaluarla es a través
de las fuentes de afecto deficitario y de las conductas de afrontamiento ante
la soledad (Montero-López y Sánchez Sosa,
2001).
Otros estudios relacionan la soledad con diversas variables,
como el sexo, vivir solo, tener pocos amigos, el estado nutricional,
antecedentes de accidente cerebrovascular y una mala percepción del estado de
salud (Jürschik, Botigué, Nuin y Lavedán,
2013), el nivel cultural del cuidador (Otero et al., 2006, citado por Gallo Estrada y Molina Mula, 2015), así
como una mayor edad, menor ingreso, estar viudo o separado, y un bajo nivel
educativo (Cardona Jiménez, Villamil
Gallego, Henao Villa y Quintero Echeverri, 2013). Se han desarrollado
propuestas encauzadas a disminuir la soledad a fin de que se mejoren las
habilidades sociales, se promueva el soporte social, se aumenten las
oportunidades para la interacción social y se trabaje con los pensamientos
sociales mal adaptativos (Gené-Badia,
Ruiz-Sánchez, Obiols-Masó, Oliveras Puig y Lagarda Jiménez, 2016), siendo
este último término una de las intervenciones más exitosas para reducir la
soledad (Masi, Chen, Hawkley y Cacioppo,
2010).
En ocasiones, es más peligroso sentirse solo que estar realmente
solo, sentimiento que se asocia a un mayor riesgo de demencia en los años
posteriores (Holwerda et al., 2014)
aunado a un declive funcional más rápido (Buchman
et al., 2010; Perissinotto, Stijacic
Cenzer y Covinsky, 2012). El afrontamiento a la soledad está encaminado a
formas activas, por lo que se deben buscar estrategias y mecanismos externos e
internos en la vida diaria para promover las potencialidades en el adulto mayor
(Cardona Jimenez, Villamil Gallego, Henao
Villa y Quintero Echeverri, 2011).
La soledad tiene múltiples repercusiones en los adultos mayores;
por ejemplo, Russell, Cutrona, De la Mora
y Wallace (1997) han evaluado la relación entre la soledad y el ingreso a
un hogar de ancianos y observaron que la influencia de la soledad sigue siendo
un factor predictor de las disminuciones en la salud mental. Hawkley y Cacioppo (2007) mencionan que
los niveles de soledad son relativamente estables a lo largo de la vida y que
es en la vejez cuando se muestran contrastes, especialmente cuando se asocia
con las diferencias individuales en los comportamientos en salud, la exposición
al estrés, el afrontamiento y los procesos restaurativos. Segrin y Passalacqua (2010) indican que
la soledad está relacionada con el número de relaciones cercanas, el mal sueño
y la adherencia médica, y señalan una asociación entre soledad y mala salud;
por su parte, Segrin y Domschke (2011)
concluyen que el apoyo social se asocia a una mejor salud y la soledad, con una
mala salud.
Resulta importante determinar las variables a medir cuando se
trabaja con el adulto mayor, considerar el contexto y la escala a utilizar. Se
han validado algunas de las escalas existentes para medir la soledad en esta
población, tal es el caso de la adaptación de la Escala para la Evaluación de
la Soledad Social y Emocional en Adultos SESLA-S, que resultó con una
fiabilidad adecuada (a = .844) con tres factores que explican el 63.51 % de la
varianza, lo que muestra una adaptación adecuada y se reconoce como una medida
eficaz para la evaluación de la soledad desde un enfoque multidimensional (Yarnos Yaben, 2008). La Escala de Soledad
de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) cuenta con tres
dimensiones: percepción subjetiva de la soledad, apoyo familiar y apoyo social.
Un estudio en personas adultas mayores que vivían solas, realizado por Velarde-Mayol et al. (2016), obtuvo un
alfa de Cronbach de .95, considerado como un instrumento útil y sensible para
medir el sentimiento de soledad. Otro estudio con la Escala R-UCLA identificó
un modelo de soledad con dos factores: sentirse aislados y las conexiones
sociales disponibles, y un alfa de Cronbach de .87 (Lee y Cagle, 2017).
La Escala ESTE para medir la soledad creada en la Universidad de
Granada, España, por Rubio y Rico (1999)
está integrada por 34 ítems que proceden de instrumentos objetivos tales como
la VCLA, la ESLI, la SELSA y la escala de Satisfacción Vital de Philadelphia,
seleccionadas por su capacidad para explicar la varianza de un grupo de ítems
subjetivos de soledad, tales como la autopercepción del nivel de soledad, la
percepción del nivel de apoyo social recibido y el nivel de satisfacción con
los contactos sociales. Está dividida en cuatro factores: soledad familiar,
soledad conyugal, soledad social y crisis existencial, con una alta fiabilidad
medida a través del alfa de Cronbach (.917).
Esta escala cuenta con adaptaciones culturales en países como
Paraguay (Barreto y Sosa, 2011) y
Colombia (Cardona Jiménez, Villamil
Gallego, Henao Villa y Quintero Echeverri, 2010; Cardona Jiménez et al., 2013). En
Paraguay, se cambió la redacción de los ítems, todos en positivo, con previa
autorización de los autores. También se sugirió incorporar los ítems por
apartado para su mejor comprensión en el área pertinente y realizar un filtro
para aquellos adultos mayores viudos o que no cuenten con pareja, debido a la
poca respuesta dada por ellos. Por su parte, en la adaptación realizada en
Colombia, se situaron, en primer lugar, las preguntas redactadas en positivo (1
a la 21) y después las negativas (22 a la 34). La consistencia interna de la
escala fue alta (.90) y por factor quedaron de la siguiente manera: en soledad
familiar (.82), en soledad conyugal (.91), en soledad social (.85) y en crisis
de adaptación (.89), mientras que en el análisis factorial los cuatro
componentes principales de la escala ESTE explicaron el 55.9 % de la varianza
total.
Asimismo, este instrumento cuenta con estudios de validación
([Escala ESTE II], Pinel, Rubio y Rubio,
2009) que surgen de una revisión de las principales escalas que miden la
soledad a partir de la valoración de expertos (psicología, sociología y trabajo
social), y se obtiene una nueva versión de la Escala de Soledad Social con un
coeficiente de .72 y 15 ítems divididos en tres factores –percepción de apoyo
social, uso de nuevas tecnologías e índice de participación social subjetiva–,
y tres opciones de respuesta. Los tres factores explicaron el 42.86 % de la
varianza.
La aplicación de la Escala ESTE-R en adultos mayores en Colombia
(Cerquera, Cala y Galvis, 2013), conformada
por 30 ítems después de haber sido revisada por jueces, mostró niveles altos de
validez y confiabilidad (a = .925) para todas las variables de la escala y una
solución de cuatro factores que explican el 58.6 % de la varianza de los datos.
Por lo tanto, estas escalas se postulan como herramientas útiles y confiables
que miden la soledad presente en los adultos mayores desde una perspectiva
objetiva o subjetiva.
En México, son pocos los estudios encontrados que midan la
soledad en el adulto mayor. Montero-López
y Rivera-Ledezma (2009) evaluaron la soledad a partir de la subescala de
Carencia de Bienestar Emocional del Inventario Multifacético de Soledad
(IMSOL-AM), que es una evaluación sencilla y práctica de la soledad en estudios
clínicos y sociales en los que, a mayor puntaje, mayor soledad. Compuesta por
20 ítems con opciones de respuesta tipo Likert de cinco puntos, los adultos
mayores encuestados esperaban ser atendidos en una clínica de salud en la ciudad
de México. A partir del análisis factorial exploratorio, se identificaron dos
factores que explicaron el 57.7 % de la varianza y un índice de consistencia
interna de .95. Por otro lado, Torres
Ferman et al. (2012) realizaron un estudio teórico con algunos elementos
relacionados con la soledad y la salud, y Montero
López y Sánchez Sosa (2001) identificaron los componentes psicológicos
vinculados a la experiencia de la soledad y propusieron un esquema integral
para su abordaje en adultos mayores, tomando en cuenta las características
culturales del mexicano. Sin embargo, en los dos estudios citados previamente
no se realizó una investigación empírica en población mexicana para identificar
la soledad.
No se encontró otro estudio que midiera la soledad en adultos
mayores o escalas adaptadas y validadas para medir este constructo en México,
por lo que este estudio cobra una relevancia importante.
En México, el 11.1 % de la población total son personas de 60
años o más y se espera que para el 2050 ocupe el primer lugar en América Latina
(Naciones Unidas [UN], 2015). El
Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED, 2010), en México, menciona que
los adultos mayores son los más discriminados del país y que la misma familia
es el ámbito en el que esa discriminación sucede con mayor frecuencia. El
Consejo Nacional de Población (CONAPO,
2014) señala que la transición demográfica en México irá en aumento. Por
otro lado, la Encuesta Nacional sobre Discriminación ([ENADIS] CONAPRED, 2011) mostró la situación de la
población adulta mayor en el 2010 y se identificaron las tres problemáticas que
atañen más a este grupo poblacional: problemas económicos (40.3 %); enfermedad,
acceso a los servicios de salud y medicamentos (37.3 %) y problemas laborales
(25.9 %), los cuales son factores que influyen en el sentimiento de soledad
percibido al ver sus ingresos reducidos a partir de la jubilación y el declive
funcional a causa de enfermedades relacionadas con la edad. En relación con el
estado de su salud, el 49.4 % respondió “regular”, el 17.6 %, “muy mala” o
“mala” y el 32.6 %, “muy bueno” o “bueno”.
El objetivo del presente estudio fue validar la estructura
interna de la escala de soledad ESTE con la finalidad de contar con un instrumento
que identifique la realidad que el adulto mayor mexicano experimenta y así
tener bases claras para el diseño de estrategias acordes con esa realidad. Se
seleccionó la escala ESTE (Rubio y Rico, 1999) debido a los cuatro factores que
la componen y su alta fiabilidad.
Método
Diseño
El estudio es de corte cuantitativo y el diseño es un estudio
instrumental. Se analizó la estructura y las propiedades métricas de un
instrumento con el propósito de validar su uso en diferente contexto y
demostrar la equivalencia cultural (Ato,
López y Benavente, 2013; Montero y
León, 2007; Muñiz, Elosua y Hambleton,
2013).
Participantes
La muestra estuvo conformada por 396 adultos mayores de la
ciudad de Saltillo, México. El 55.8 % eran mujeres y el 44.2 % hombres, con
edades desde 60 hasta 94 años (M = 69.81, DE = 6.96). En relación con el estado
civil, se encontró que el 56.1 % de los adultos mayores vivía con su pareja, el
27 %, con sus hijos y el 12.6 % vivía solo. El 86.1 % padecía alguna enfermedad
y el 82.3 % no realizaba actividad física. Al preguntarles si habían trabajado
alguna vez por un sueldo, el 58.6 % mencionó que sí, el 87.7 % contaba con
seguro médico y el 62.4 % de los adultos mayores estaba jubilado o pensionado.
El 39.6 % de los entrevistados necesitaba lentes para poder ver, el 5.6 %
utilizaba aparatos auditivos y el 61.6 % podía caminar sin dificultad (χ2 =
23.510, p ≤ .000). El método de muestreo utilizado fue mediante una selección
por conveniencia. La participación de los adultos mayores fue voluntaria y con
estricto apego a los principios de ética avalados mediante la firma del
consentimiento informado.
Instrumento
Se utilizó la escala ESTE que mide la soledad en adultos mayores
(Rubio, 1999), compuesta por 34 ítems agrupados en cuatro factores: soledad
familiar (14 ítems), soledad conyugal (5 ítems), soledad social (7 ítems) y
crisis existencial (9 ítems). El formato de respuesta fue de cinco opciones: 1
= nunca,
2 = casi nunca,
3 = a veces;
4 = casi siempre,
y 5 = siempre.
Además, se incluyeron tres preguntas que referían a la percepción del estado de
salud. Se estimó el coeficiente ω de McDonald para la confiabilidad del
instrumento para cada una de las dimensiones que, dada su naturaleza
multidimensional, además de la naturaleza ordinal, se desaconseja el uso del
coeficiente Alfa de Cronbach (Domínguez-Lara,
2016).
Procedimiento
La recolección de la información se llevó a cabo por medio de
entrevistas individuales a los adultos mayores que esperaban su turno en la
sala de espera del Centro Estatal del Adulto Mayor, o bien, durante la serie de
conferencias que mensualmente imparte la Comisión de Derechos Humanos del
Estado de Coahuila, México (CDHEC). Se obtuvo el consentimiento informado de
los participantes en apego estricto a las consideraciones éticas para la
investigación en seres humanos, con estricto respeto a la dignidad y el
bienestar de los participantes de acuerdo con el artículo 49 del Código Ético
del Psicólogo, respecto a la calidad de la enseñanza/supervisión e
investigación (Sociedad Mexicana de Psicología,
2002).
Análisis de datos
El análisis de los datos se realizó a través de un Análisis
Factorial Exploratorio (AFE) y el Análisis Factorial Confirmatorio (AFC). La
matriz de correlaciones se exploró mediante la prueba de adecuación muestral de
Káiser-Meyer-Olkin (KMO), que sugiere que la matriz de correlación será
apropiada para factorizar si el KMO se encuentra entre .70 y .80 (Costello y Osborne, 2005; Ferrando y Anguiano-Carrasco, 2010; Káiser, 1970). El método utilizado para
la extracción de factores fue el de Mínimos Cuadrados No Ponderados (ULS), ya
que ha demostrado ser eficaz para la factorización de datos con variables
ordinales (Lloret-Segura, Ferreres-Traver,
Hernández-Baeza y Tomás-Marco, 2014). Además, se utilizó una rotación
ortogonal mediante el método Varimax, que ha demostrado dar mayor claridad a
los resultados en contraste con otros métodos (Lorenzo-Seva, 1999). Para la extracción
de los factores se utilizó el análisis paralelo (AP) con implementación
optimizada (Lorenzo-Seva, Timmerman y
Kiers, 2011) y, además, se consideró la estructura del instrumento validada
previamente por Rubio (1999).
Para el AFC se utilizaron como índices de bondad de ajuste el
Error Cuadrático Medio de Aproximación (RMSEA), cuyo valor debe ser menor o
igual a .050 (Kline, 2005), el Índice
de Ajuste Comparado (CFI), el Índice de Ajuste No Normado de Tucker y Lewis
(NNFI), cuyo valor recomendable cercano o superior a .90 (Lévy y Varela, 2006), el Índice de Bondad
de Ajuste de Jöreskorg (GFI), el Índice de Bondad de Ajuste Corregido Jöreskorg
(AGFI) (en estos dos últimos, los valores cercanos o superiores a .90 son los
que muestran un mejor ajuste; Hair,
Anderson, Tatham y Black, 1998) y la Raíz del Residuo Estandarizado Medio
(RMSR) (si este indicador se acerca a cero, puede considerarse un ajuste casi
perfecto; Byrne, 2001).
La fiabilidad se calculó mediante el coeficiente ω de McDonald (2014), que ha demostrado su
eficacia para analizar instrumentos con escalas ordinales con cinco o menos
opciones de respuesta (Domínguez-Lara,
2012; Elousa y Zumbo, 2008). Este
procedimiento fue realizado mediante una hoja de cálculo de Excel como lo
propone Domínguez-Lara (2018). Para el AFE se utilizó el paquete SPSS 24, el AP
se procesó en el software
FACTOR (Lorenzo-Seva y Ferrando, 2006)
y el AFC se obtuvo con el paquete AMOS 23.
Resultados
Sobre la percepción del estado de salud (Tabla 1),
al comparar las frecuencias observadas de las tres categorías de respuesta a
esta pregunta, se encontró que el 79.8 % considera que su salud es buena,
porcentaje mayor al de aquellos que consideran que su salud es mala o pésima (χ2
= 635.959, p ≤ .000). Al compararse con una persona de su edad, el 62.4 % de
los adultos mayores se consideran igual, el 30.3% se siente mejor y el 6.8 %
considera estar peor, por lo que existen diferencias en estos tres grupos de
respuesta (χ2 = 185.731, p ≤ .000). Para concluir, se les preguntó
si estaban satisfechos con su vida, a lo que el 94.4 % mencionó que sí (χ2
= 315.466, p ≤ .000).
Tabla 1
Categoría |
% |
|||
Cómo considera su salud en general |
Pésima |
5 |
1.3 |
635.95 [≤ .010] |
Mala |
39 |
9.9 |
||
Buena |
313 |
79.8 |
||
Óptima |
35 |
8.9 |
||
Se siente satisfecho con la vida |
Sí |
374 |
94.7 |
315.46 [≤ .010] |
No |
21 |
5.3 |
||
Puede caminar sin dificultad |
Sí |
244 |
62.2 |
23.510 [≤ .010] |
No |
148 |
37.8 |
||
Comparándose con una persona de su edad,
usted… |
Está mejor |
120 |
30.5 |
185.731 [≤ .010] |
Está igual |
247 |
62.7 |
||
Está peor |
27 |
6.9 |
f: frecuenciaχ2 Chi cuadrado de
Pearsonp: nivel de probabilidad
Se obtuvo una solución factorial de cuatro componentes, que
corresponden al diseño conceptual del instrumento de Rubio (1999). La adecuación obtuvo un
valor de KMO de .902 (LI = .899, LS = .900), cifra que se considera con muy
buena adecuación. El AP recomendó la solución de cuatro factores. El Índice de
Simplicidad Factorial de Bentler presentó un valor de S = .977 (LI = .952, LS =
.992), el Índice de Simplicidad de Extracción de Factores fue de LS = .591 (LI
= .445, LS = .664) (Bentler, 1977; Lorenzo-Seva, 2003). Estos indicadores
demostraron que la solución recomendada por el AP fue la más adecuada.
En el AFE, la solución de cuatro factores de la escala ESTE
explica el 53.45 % de la varianza; en el análisis paralelo, la varianza
explicada total fue de 57.3 %. El criterio para mantener el ítem en un factor
fue una carga factorial mínima de .30 (McDonald,
2014).
En primer lugar, se integró el factor Soledad Social (SS),
conformado por cinco ítems, que mide la percepción de apoyo recibido por
terceros para satisfacer necesidades emocionales, toma de decisiones y consejo;
la carga factorial mínima fue de .615 y la máxima, de .873. La versión original
del instrumento contenía siete ítems en esta dimensión. Se eliminaron los
reactivos cuya carga factorial era inferior a .30. El factor SS explica el 24.31
% de la varianza y tiene un alfa ordinal de .886. La media de los indicadores
que integran este factor no sobrepasó los tres puntos; la desviación estándar
más alta fue de 1.82, la media de la puntuación o nivel de soledad social fue
de 49 % con una desviación de 19, lo que indica que la percepción de los
adultos mayores respecto a la falta de redes sociales de apoyo es el punto
intermedio entre el valor mínimo y el máximo. Se encontraron diferencias
significativas por sexo en el indicador “Puedo contar con mis amigos si
necesito recibir ayuda”.
El segundo factor se denomina Soledad Familiar (SF) y mide la
percepción de aislamiento o lejanía con la familia del adulto mayor y su
sentido de pertenencia a esta; el porcentaje de varianza explicada es del 12.13
% y contiene cuatro indicadores. En la versión anterior, este factor contaba
con 14 ítems y se eliminaron cuatro que resultaron con cargas factoriales
menores a .30 (“Siento que, en mi familia, no hay nadie que me preste su apoyo,
aunque me gustaría que lo hubiera”, “Tengo amigos a los que puedo recurrir
cuando necesito consejo”, “Siento que mi familia es importante para mí” y
“Siento que soy importante para la gente”). Cinco indicadores se trasladaron al
factor de Crisis Existencial y son: “Me siento solo”; “Me siento solo cuando
estoy con mi familia”; “Me encuentro a gusto con la gente” y “Me siento
aislado”, y el indicador “¿Con qué frecuencia sientes que no hay nadie cerca de
ti?” se pasó al factor Soledad Social.
En cuanto a la fiabilidad, el coeficiente alfa ordinal fue de
.662. Las variables de este componente puntuaron entre 1.46 y 2.30. El índice
de soledad familiar fue de 52 % con una desviación de 18 puntos, que representa
un nivel medio de soledad familiar; no hay diferencias significativas entre
hombres y mujeres (tabla 2).
Tabla 2
Variable |
||||
16. Tengo a alguien que llena mis
necesidades emocionales. |
.816 |
-.004 |
.051 |
-.006 |
18. Tengo amigos a los que puedo recurrir
cuando necesito consejo. |
.760 |
.062 |
.040 |
-.004 |
20. ¿Con qué frecuencia siente que hay gente
que realmente le comprende? |
.615 |
.207 |
.145 |
-.010 |
23. Me gusta la gente con la que salgo. |
.846 |
.138 |
.142 |
-.010 |
25. Puedo contar con mis amigos si necesito
recibir ayuda.* |
.873 |
.080 |
.091 |
.009 |
9. Mi familia se preocupa por mí. |
.260 |
.345 |
.295 |
-.010 |
11. Realmente me preocupo por mi familia. |
-.039 |
.321 |
-.025 |
.006 |
12. Siento que pertenezco a mi familia |
-.024 |
.946 |
.029 |
.010 |
13. Me siento cercano(a) a mi familia. |
-.006 |
.765 |
.015 |
.006 |
1. Me siento solo(a). |
.105 |
.024 |
.843 |
.155 |
2. ¿Con qué frecuencia siento que no hay
nadie cerca de mí? |
.025 |
-.017 |
.757 |
.143 |
3. ¿Siente que tiene a alguien que quiere
compartir su vida con usted? |
.031 |
.033 |
.478 |
.414 |
8. Me siento solo(a) cuando estoy con mi
familia. |
.022 |
.117 |
.632 |
-.025 |
17. Me encuentro a gusto con la gente. |
.335 |
.308 |
.694 |
.018 |
19. Me siento aislado(a). |
.059 |
.102 |
.727 |
.002 |
24. Me siento satisfecho con los amigos que
tengo. |
.495 |
.126 |
.602 |
.044 |
26. Estoy preocupado(a) porque no puedo
confiar en nadie. |
.055 |
.021 |
.765 |
.012 |
27. Me siento sin apoyo o comprensión cuando
cuento mis problemas. |
.034 |
-.034 |
.665 |
.081 |
4. Tengo un(a) compañero(a) sentimental que
me da el apoyo y el aliento que necesito.* |
.003 |
.021 |
.031 |
.966 |
5. Siento que estoy enamorado(a) de alguien
que me ama. |
-.001 |
.001 |
.029 |
.981 |
6. Tengo a alguien que llena mis necesidades
emocionales. |
-.002 |
-.006 |
.090 |
.973 |
7. Contribuyo a que mi pareja sea feliz. |
-.004 |
.005 |
.056 |
.972 |
SS: Soledad socialSF: Soledad familiarCE: Crisis existencialSC: Soledad conyugal.* Diferencias significativas por sexo a un nivel de p ≤ .050
El tercer factor, llamado Crisis Existencial (CE), mide la
percepción de aislamiento y satisfacción con las interacciones sociales del
adulto mayor, y además explora la preocupación por el apoyo y comprensión de
otros, contiene nueve reactivos, igual que el número de indicadores de la
versión original. Sin embargo, son los ítems los que se modificaron por lo que
se dejaron solo dos de la versión original: “Estoy preocupado porque no puedo
confiar en nadie” y “Me siento sin apoyo o comprensión cuando cuento mis
problemas”. Los demás indicadores del factor están compuestos por cinco del
factor soledad familiar, uno del factor Soledad Conyugal (“¿Siente que tiene a
alguien que quiere compartir su vida con usted?”) y uno del factor Soledad
Social, (“Me siento satisfecho con los amigos que tengo”). Este factor tiene
una varianza explicada del 10.18 % y un valor de fiabilidad de .898. La media
por reactivo osciló entre 2.38 y 2.77, el índice total fue de 50 % con 19
puntos de desviación.
El último factor se etiquetó como Soledad Conyugal (SC) y mide
la satisfacción de las necesidades de afecto del adulto mayor por una pareja y
explica el 6.81 % de la varianza. Se compone de cuatro variables, a diferencia
de la versión original que contenía cinco reactivos. Quedó fuera el indicador
la pregunta “¿Siente que tiene a alguien que quiere compartir su vida con
usted?”. Este factor obtuvo un nivel medio en el índice de soledad conyugal,
con un valor de 51 % con una desviación de 35 puntos y la media de cada
indicador estuvo por encima de 2.5 en todos los reactivos que lo midieron. En
este factor, la variable “Tengo un compañero sentimental que me da el apoyo y
el aliento que necesito” presentó diferencias significativas a partir del sexo
de los participantes (tabla 3).
Tabla 3
Escala original |
Escala adaptada |
|||||
Factor |
Ítems |
Total |
α |
Ítems escala adaptada |
Total |
ω de McDonald |
1, 2, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 17, 18, 19, 20,
21, 28 |
14 |
.830 |
9, 11, 12, 13 |
4 |
.660 (IC95% .601-.711) |
|
3, 4, 5, 6, 7 |
5 |
.910 |
4, 5, 6, 7 |
4 |
.980 (IC95% .976-.984) |
|
15, 16, 18, 22, 23, 24, 25 |
7 |
.840 |
16, 18, 20, 23, 25 |
5 |
.880 (IC95% .856-.900) |
|
14, 26, 27, 29, 30, 31, 32, 33, 34 |
9 |
.820 |
1, 2, 3, 8, 17, 19, 24, 26, 27 |
9 |
.890 (IC95% .868-.909) |
|
Total |
34 |
.900 |
22 |
.920 (IC95% .903-.934) |
SS: Soledad socialSF: Soledad familiarCE: Crisis existencialSC: Soledad conyugal.
De acuerdo con los indicadores, el modelo con factores
correlacionados presentó una aproximación cercana entre el modelo hipotético y
los datos, según el valor obtenido en el RMSEA, que fue de .050, el cual es de
buen ajuste. El Índice de Ajuste Comparativo (CFI) presentó un buen ajuste ya
que se reportó un valor de .974, valores entre .950 y .990 se consideran
adecuados (Moral de la Rubia, 2006).
El GFI y el AGFI presentaron valores mayores a .90, que representan buen ajuste
y el RMSR, aunque el valor de referencia fue ligeramente superior a .050, los
intervalos de confianza se ubican dentro del criterio de ajuste del modelo (Tabla 4).
Tabla 4
RMSR: media cuadrática de los residuosGFI: índice de bondad de ajuste de JöreskogAGFI: índice corregido de bondad de ajuste de JöreskogWRMS: residuo cuadrático medio con raíz ponderadaRMSEA: error cuadrático medio de aproximaciónNNF: Índice de ajuste no normadoCFI: Índice de ajuste
comparativo.
Discusión
Con este estudio se obtuvo evidencia de la validez de la
estructura interna de la escala y se estimó la confiabilidad de la escala de
soledad ESTE adaptada a población mexicana. El alfa de Cronbach reportó una
fiabilidad total de .92, valor igual a las pruebas realizadas en España (.92) (Rubio y Rico, 1999) y cercano al estudio
realizado en Colombia (.90) (Cardona
Jimenez et al., 2010). Las subescalas obtuvieron valores en el alfa ordinal
entre .662 y .986.
En relación con las diferencias encontradas en las subescalas,
para el factor soledad familiar, que en la versión original estaba compuesto
por 14 indicadores (ω = .83), en la adaptación quedaron solo cuatro, pues se
eliminaron tres completamente de la escala y se repartieron los siete restantes
en los otros factores. Este fue el factor de la adaptación mexicana con el alfa
más bajo de la escala (ω = .66), lo cual refleja un ajuste relevante en el
número de ítems que explican el factor familiar. El factor de soledad conyugal
pasó de cinco indicadores en la escala original (ω = .91) a cuatro en la
adaptación, lo que aumentó la consistencia interna (ω = .98); siendo el factor
con el puntaje más alto de la escala en esta medida, en concordancia con la
versión original, se trasladó un indicador al factor de crisis existencial. Los
cuatro restantes coinciden con la versión original.
El factor soledad social en la escala original cuenta con siete
indicadores y, aunque la versión adaptada quedó con cinco, tuvieron puntajes
similares en ambas pruebas. Dos de los indicadores se eliminaron completamente
de la escala y uno se trasladó al factor de crisis existencial. Asimismo, se
incluyó un indicador que en la versión original se ubicaba en el factor
familiar. Finalmente, el factor crisis existencial cuenta con nueve indicadores
(ω = .89) al igual que en la versión original (ω = .82); sin embargo, solo dos
indicadores pertenecen a la versión original, y se eliminaron siete de la
escala. A pesar de que se modificaron y quitaron indicadores, el alfa fue
ligeramente mayor en la versión adaptada.
La escala ESTE muestra validez de constructo, puesto que se
obtuvo una buena adecuación en la matriz de correlaciones de Káiser-Meyer-Olkin
(.902) y la solución factorial de cuatro componentes coincide con el diseño
conceptual de la Escala de Rubio, por lo que es un instrumento confiable para
el estudio del sentimiento de soledad en adultos mayores mexicanos, además de
que aporta bases sólidas para identificar el nivel de soledad presente en la
población y para realizar intervenciones eficaces orientadas a mejorar la
percepción en el ámbito individual, familiar, conyugal y social.
Con respecto a la percepción de su estado de salud en general,
la muestra presenta una proporción elevada en la opción “buena” (79.8 %),
mientras que las opciones “mala” o “pésima” (11.2 %) y “óptima” (8.9 %) obtuvieron
porcentajes menores a 12, en contraste con los resultados obtenidos en la
ENADIS (CONAPRED, 2011), en los que
casi la mitad consideró que su salud era regular (49.4 %), por lo que tuvo una
diferencia de casi 30 puntos con los datos obtenidos a nivel nacional. Esto se
relaciona posiblemente con que Coahuila está ubicado geográficamente en el
norte del país, región que tiene un desarrollo económico y social mayor a la de
los estados que se encuentran en el centro y sur del país, por esta razón tuvo
una percepción mejor en la muestra coahuilense.
Adicionalmente, el comportamiento de las variables a partir de
grupos sociodemográficos no mostró diferencias significativas en las
estimaciones de los totales por factor, por lo que es importante como futura
línea de trabajo explorar posibles invariancias existentes a partir de
diferentes grupos demográficos, de manera que se pueda determinar la
sensibilidad de la prueba a dichas variables, y así contribuir a robustecer su
validez cultural.
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