Autoeficacia
emprendedora en alumnos de grados universitarios y de grados superiores de la
Ciudad Autónoma de Melilla
Entrepreneurial
self-efficacy measurement in university students and higher degrees students in
Melilla
Alejandro González Cánovas agcanovas1124@gmail.com
Universidad de Granada, España
Juan
Manuel Fernández Millán fmillan1963@gmail.com
Universidad de Granada, España
Francisco Pérez del Cerro pacoto12345@gmail.com
Universidad de Granada, España
Autoeficacia emprendedora en alumnos de grados universitarios y
de grados superiores de la Ciudad Autónoma de Melilla
Interdisciplinaria, vol. 39, núm. 2, pp. 7-22, 2022
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
Afines
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Recepción:
16 Julio 2020
Aprobación:
25 Enero 2022
Resumen:
Con el desarrollo de la presente investigación se pretende
determinar la percepción de autoeficacia emprendedora de los estudiantes de
grado universitario (G.U.) y de grado superior (G.S.) de formación profesional
de la Ciudad Autónoma de Melilla, con objeto de poder comparar los datos
obtenidos con el resto de las comunidades autónomas de España, comprobar si
existen diferencias en dichas percepciones entre los estudiantes de G.U. y
G.S., así como entre las puntuaciones obtenidas entre los estudiantes de primer
curso académico de G.S. y los de segundo curso (que han cursado la asignatura
de Formación y Orientación Profesional Laboral –FOL–). Para ello, se contó con
la participación de 177 alumnos pertenecientes a grados universitarios del
campus de Melilla de la Universidad de Granada, (Facultad de Ciencias Sociales
y Jurídicas, Facultad de Educación y Humanidades y Facultad de Enfermería), y
de grados superior de institutos de educación secundaria de la ciudad, de ambos
sexos y en edades comprendidas entre 18 y 50 años, a quienes se les facilitó la
versión adaptada por Moriano et al. (2012) del Enterpreneurial Self-Efficacy
(ESE; De Noble, Jung y Ehrlich, 1999). Los resultados exponen que existe una
diferencia estadísticamente significativa en la autoeficacia emprendedora
percibida entre la muestra estudiada y los alumnos de las demás comunidades
autónomas. Por otro lado, no se encontraron diferencias significativas en este
constructo entre los estudiantes de G.U. y G.S.; tampoco entre los alumnos
pertenecientes al primer y segundo curso del G.S.
Palabras clave: autoeficacia emprendedora, emprendimiento, estudiantes de
formación profesional, estudiantes universitarios, factores de emprendimiento.
Abstract: The crises and the quick
technological progress are changing the job market at high speeds. The mobility
(search of employment in other countries), the reductions of staff to be
competitive or the adaptation at new technologies are always making businesses
improve.
One of these changes is the necessary increase of small business owners. Morales, Giménez and Morales (2018) say that they are who create their own business; for Alda-Varas, Villardón-Gallego and Elexpuru-Albizuri (2012) entrepreneurship is vital to create new ideas and improve the economy of the society. This explains the importance of introducing actions to develop the entrepreneur. However, nobody starts a job if they don’t feel prepared to do it; and in the case of the entrepreneur this is called “entrepreneurial self-efficacy”.
Morales et al. (2018) define entrepreneurial self-efficacy as
the abilities and the aptitude, both cognitive and behavioral, and the beliefs,
influenced by many factors (the experience and the emotions), which will determinate
the success or not in the creation of a new business.
Reynolds, Hay and Camp (1999) explain the meaning of
entrepreneurship as the efforts to create businesses or new societies, like
self-employment, the foundation of business organisms, or the extension of
business already created, directed by one person, a team or an establishment.
Enterprising is not a static quality, but a process (Alda-Varas et al., 2012)
in constant change. The small business owner passes through a series of periods
in which he or she develops his qualities. Summarized, this process has four
periods (Alda-Varas et al., 2012) start, institutionalization, decentralization
and conglomerate or social cohesion, each involving different functions and
tasks.
There is a series of characteristics (competences) associated
with the self-employment which can forge success in the future: being a
persistent person, having passion, determination, farsightedness, flexibility
and good communication skills. Besides the abilities and the attitudes quoted
that can be denominated “interior factors”, there is another set of factors
that influence in the success of the small business owner: these are the
economic, cultural and social circumstances.
It is worth asking at this stage if the current education system
helps mould and create this entrepreneurial attitude, this perception of
self-employment that motivates the students to consider creating their own
business when they finish their studies. Since the education system presents
two ways for the students to eventually join the work force (university and
professional training), this begs the question if both of these ways are
equally effective in developing entrepreneurial skills in the students.
This article pretends to describe the perception of the
entrepreneurial self-efficacy for the students of the university degree (U.D.)
and the superior grade (S.G.) of professional training of the Autonomous City
of Melilla, with the purpose to compare all the data with the rest of the
autonomous communities of Spain and test two hypotheses:
First hypothesis: students who have finalized S.G. will have a
better perception of the entrepreneurial self-efficacy than students who have
finished U.D. mainly due to the characteristics of the curriculum design.
Second hypothesis: students in the 2nd course of S.G.
(who have already taken the subject of Training and Vocational Guidance) will
present a greater perception of entrepreneurial self-efficacy than those in the
1st course.
A total of 177 subjects participated, belonging to both S.G. and
.U.D., both sexes, and ages between 18 and 50 years old, who answered the scale
Entrepreneurial Self-Efficacy (ESE; De Noble, Jung y Ehrlich, 1999), in the
adapted version by Moriano et al. (2012). Results show that there is a
statistically significant difference between the entrepreneurial self-efficacy
perceived in the sample studied and other peninsular students. On the other
hand, no difference was found between U.D. and S.G. students.
Keywords: entrepreneurial self-efficacy, entrepreneurship,
entrepreneurship factors, students of the superior grade, students of the
university degree.
Introducción
El mundo se encuentra en un momento en el que las crisis y los
rápidos avances tecnológicos están cambiando el mercado laboral a una velocidad
nunca conocida. La movilidad (búsqueda de empleo en otros países), la reducción
de plantilla para ser competitivos o la adaptación a las nuevas tecnologías
están haciendo evolucionar constantemente a las empresas. Uno de estos cambios
es la necesidad de que aumenten el número de emprendedores que, como definen Morales, Giménez y Morales (2018), son
aquellos que crean su propio negocio. Por otra parte, para Alda-Varas, Villardón-Gallego y
Elexpuru-Albizuri (2012), el emprendedor es vital para crear iniciativas
innovadoras que mejoren la economía de una sociedad, lo que explicaría la
importancia de implantar acciones para potenciar la figura del emprendedor. Sin
embargo, nadie comienza una tarea si no se siente preparado para llevarla a
cabo. En el caso del emprendimiento, esta percepción se denomina “autoeficacia
emprendedora”.
Antecedentes
Son varios los autores que han otorgado una definición al
concepto de “autoeficacia emprendedora”. Así, se puede mencionar a Forbes (2005), quien considera la
autoeficacia emprendedora como el grado en que las personas creen que son
capaces de realizar las tareas asociadas con la gestión de nuevas empresas.
También ha sido considerada como las creencias en las capacidades de los
individuos para realizar con éxito las tareas necesarias para iniciar y
gestionar un nuevo negocio, así como sus expectativas hacia los resultados de
la creación de una nueva empresa (McGee et
al., 2009). Por último, Morales et al.
(2018) definen la autoeficacia emprendedora como el conjunto de habilidades
y aptitudes, tanto a nivel cognitivo como conductual, y sus creencias, que
están influidas por diversos factores (la experiencia y las emociones), que
determinarán el éxito o el fracaso ante la creación de una nueva empresa. Reynolds, Hay y Camp (1999) explican el
término “emprendimiento” como intentos de creación de negocios o nuevas
sociedades, como puede ser el autoempleo, la fundación de organismos de
carácter empresarial, o la extensión de negocios ya creados, dirigidos por una
sola persona, un grupo de personas que forman un equipo o un establecimiento ya
asentado. Por otra parte, en cuanto a la definición de la persona capaz de
emprender, el emprendedor puede ser entendido como aquella persona que innova y
crea nuevas oportunidades a través de combinaciones de recursos para conseguir
el máximo rendimiento de sus innovaciones en un ambiente de incertidumbre (Amit, Glosten y Muller, 1993). Esta
persona tiene una actitud de investigación y es capaz de identificar coyunturas
para formar un nuevo negocio y de responder de forma eficaz y con inteligencia
a las situaciones de la vida.
Ser emprendedor no es una cualidad estática, sino un proceso (Alda-Varas et al., 2012) en constante
cambio. Así, el emprendedor pasa por una serie de fases en las que va
desarrollando sus cualidades emprendedoras. Si bien existen numerosas
propuestas sobre el número y tipo de fases por la que pasa el proceso
emprendedor (Baron y Shane, 2008; Carton, Hofer y Meeks, 1997; Gerber, 1997; Gibb y Ritchie, 1982; Nueno, 2005), se puede presentar una
síntesis y afirmar que el proceso conlleva cuatro fases (Alda-Varas et al., 2012): de inicio; de
institucionalización; de descentralización, y de conglomerado o cohesión
social. Cada una de ellas implica distintas funciones y tareas.
A partir del Global Entrepreneurship Monitor (GEM; Zapata-Huamaní, López, Gómez, de Pablo López,
y de León, 2018) se puede contemplar el procedimiento emprendedor en sus
etapas de iniciación, sucesión y solidificación, y centrarse en la etapa
inicial en la que encaja el emprendedor potencial. Dichos emprendedores
potenciales estiman tener la inteligencia y las destrezas para iniciar la
aventura de la creación de un negocio, ayudados por el aprovechamiento de una
oportunidad ofrecida por el mercado o por la necesidad de creación de un
empleo; es decir, estos emprendedores presentan una actitud positiva hacia los
retos que supone crear una empresa. En esta etapa precoz se distingue en el
emprendedor una condición múltiple en sus componentes de actitudes, prestezas y
aspiraciones: La posición emprendedora refleja el afecto general de una persona
hacia el emprendimiento y hacia los individuos que emprenden. Además, las
actitudes son importantes para el individuo en la forma de comportarse, porque
suelen estar relacionadas con la impresión, el carácter, el aprendizaje y la
motivación, y se manifiestan en la persona como estados mentales de alerta
planificados por la experiencia (Chiavenatto,
2009).
Las actitudes no son comportamientos, sino propensiones
conseguidas para actuar selectivamente, guiarse a sí mismo para interactuar
socialmente hablando. Las actitudes emprendedoras tienen relación con la
actuación y la forma de operar del individuo, y forman así parte de un sistema
de representación del mundo real (Ander-Egg,
1987). Dichas actitudes están compuestas de apariencias cognitivas
(convicciones y puntos de vista personales hacia el objeto), una apariencia
afectiva (formas afectivas de las convicciones y puntos de vista personales,
que pueden llegar a ser relacionados con la atracción o el retroceso a algo
material o inmaterial, etcétera), y una apariencia normativa (esto significa
cómo el individuo en cuestión debe comportarse frente a una situación
determinada; Bustos-Álvarez, 2015).
Para terminar, se observó una apariencia relacionada con el comportamiento, ya
que en acciones específicas estas convicciones, puntos de vista, sentimientos y
reglas se interpretan en acción.
Un estudio sobre las actitudes relacionadas con el proceso
emprendedor es el realizado por Alda-Varas
et al. (2012), cuyo objetivo era la validación de un perfil de
competencias. Para ello, les propusieron a expertos en desarrollo de
competencias (tres emprendedores y tres profesores de universidad) que,
basándose en las fases, funciones y tareas del proceso de emprendimiento,
seleccionaran las habilidades y actitudes necesarias. Lo interesante de este
estudio es que se intenta asociar este perfil con las necesidades formativas.
Para Navarro y Limón (2018),
emprender implica convertirse en una persona realizada, creativa, aventurada,
con un alcance de visión importante y con una capacidad muy grande de potenciar
sus propios proyectos para la satisfacción de sus clientes. Por otro lado, los
emprendedores promueven la creación de nuevas empresas con la consecuencia de
la creación de puestos de trabajo en dichas empresas. Motivar a otras personas
a emprender y generar nuevas oportunidades es la clave para conseguir un
bienestar para todos. Sin embargo, dado que el grado de autoeficacia va a
influir en que el sujeto se plantee convertirse en un emprendedor, poseer este
tipo de actitud será clave para la realización personal y la creación de
empleo.
En cuanto a las características (competencias) relacionadas con
la autoeficacia emprendedora para conseguir un éxito pleno en el futuro
(www.emprendedores.es):
- 1.
1. Ser una persona perseverante. Mantener una constancia plena en el
proyecto que se lleve a cabo, aun cuando lleguen momentos no tan buenos.
- 2.
Pasión a la hora de hacerlo. Tener pasión en aquello que se haga.
- 3.
Determinación. Tener capacidad para tomar resoluciones y ponerse objetivos
de forma eficaz y efectiva.
- 4.
Visión de futuro. Tener predisposición y adelantarse a lo que los demás
puedan hacer.
- 5.
Flexibilidad. Ser fuerte en los cambios que puedan surgir en el entorno.
- 6.
Buena comunicación. Ser capaz de comunicar sentimientos, opiniones
personales, ideas o información veraz.
Morales et al. (2018)
tratan de presentar en su estudio las asociaciones que existen entre la
autoeficacia emprendedora y otras variables psicoeducativas como la
inteligencia emocional y las técnicas para afrontar el estrés del día a día en
un grupo de 120 personas universitarias. Según este estudio, se puede afirmar
que la autoeficacia está relacionada con factores variables como el
afrontamiento y la consiguiente resolución de problemas, la empatía y la inteligencia
emocional.
Influencia del sistema educativo
Cabe preguntarse a estas alturas de la reflexión, y dado el
objetivo de la investigación, si el sistema educativo actual moldea y crea esta
actitud emprendedora, esta percepción de autoeficacia emprendedora que motive a
los alumnos a plantearse crear su propia empresa (y hacerlo con éxito) al
acabar sus estudios. A la pregunta anterior se le suma la de si los dos
circuitos educativos (universitario y formación profesional) difieren en su
capacidad para desarrollar esta actitud en su alumnado.
Como se ha visto en la exposición, el emprendimiento y, por
tanto, la actitud emprendedora no son cualidades fijas, innatas, sino que son
procesos en los que se van adquiriendo habilidades y competencias. Esto lleva a
plantearse hasta qué punto el sistema educativo español ayuda o proporciona las
bases para la adquisición de dichas habilidades y crea una percepción en el
alumno de que puede enfrentarse con éxito a la tarea de crear una empresa.
Dado que el sistema educativo permite dos vías para formar al
alumno para su posterior incorporación al mundo laboral, hay que preguntarse
también si ambas vías son igualmente eficaces en proporcionar las habilidades
emprendedoras que desarrollen una autoeficacia en el alumno.
Los grados superiores (G.S.), como parte de la formación
profesional, “capacitan para el desempeño cualificado de las diversas
profesiones, el acceso al empleo y la participación activa en la vida social,
cultural y económica” (Ley Orgánica
2/2006, del 3 de mayo, de Educación, p. 17173). La titulación que se
alcanza es la de Técnico/a Superior. Por otro lado, los grados universitarios
(G.U.) son, junto a los máster y el doctorado, uno de los ciclos de enseñanza
universitaria (Ley Orgánica 4/2007, del 12
de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/2001, del 21 de diciembre,
de universidades) que sustituyen a las desaparecidas licenciaturas,
diplomaturas e ingenierías anteriores a la fijación del plan Bolonia.
La página web de Alumnus (www.alumnusglobal.com) sugiere las
diferencias que se pueden presentar entre los grados superiores y los grados
universitarios:
- 1.
La propensión al empleo. En los últimos años, la tendencia de conseguir un
empleo con un grado superior ha aumentado, y ha superado a la
empleabilidad con grado universitario.
- 2.
El tiempo de los estudios. Mientras un grado superior se termina en dos
años, los grados universitarios se terminan en cuatro, cinco o seis años
dependiendo de la titulación.
- 3.
Investigar después de los estudios. Los estudios universitarios están más
dirigidos hacia la investigación con una inclinación hacia la iniciación
de una carrera investigadora después de estudiar esos años de carrera,
mientras que en los grados superiores investigar no suele ser una opción.
- 4.
El ambiente estudiantil. En un ambiente universitario normalmente se
desarrollan habilidades sociales que no se suelen desarrollar en un grado
superior debido a que este entorno es más cerrado.
- 5.
La práctica docente. Las carreras universitarias permiten optar por la
docencia como salida laboral, mientras que los técnicos de los grados
superiores tienen más limitado este campo.
Se puede indicar también como diferencia el mayor impulso que se
pretende dar a los alumnos de G.S., y en general a los de formación
profesional, hacia el emprendimiento. Este hecho puede verse reflejado en que
distintos centros de formación profesional están incluyendo en sus programas
formativos asignaturas como Empresa e Iniciativa Emprendedora. Así, pretenden
fomentar el espíritu emprendedor y empresarial de estos alumnos como
alternativa al empleo por cuenta ajena, ya que consideran los estudios de formación
profesional como el espacio propicio para ello (Fernández Laviada y Pedraja González-Quevedo,
2015).
Moriano, Palací y Morales
(2005) han llevado a cabo un estudio para evaluar la autoeficacia
emprendedora en España con una muestra de más de mil participantes, en
concreto, estudiantes universitarios españoles de distintas universidades
nacionales. Por su parte, Moriano, Topa,
Molero, Entenza y Lévy-Mangin (2012) comienzan su publicación afirmando que
la actual situación requiere que las organizaciones posibiliten el desarrollo
de una orientación emprendedora que capacite para elaborar respuestas rápidas a
los cambios del entorno y para reconocer nuevas oportunidades. Desde este
trabajo no cabe duda de que la organización clave y base para desarrollar esta
orientación emprendedora es el sistema educativo. Es de destacar también las
investigaciones en esta misma línea realizadas por Sepúlveda et al. (2017), cuyo objetivo
era comparar las características emprendedoras personales y la alfabetización
económica en alumnos de dos facultades de una universidad pública del sur de
Chile.
Además, los estudios de Márquez
Salas y Neyra Huamani (2015) sobre las capacidades emprendedoras de los
estudiantes del Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE) Pueblo
Libre determinaron que estas, al aplicar el coeficiente de correlación de
Spearman, tienen una relación directa, significativa y moderada con la gestión
del talento (rho = .678; p = .000).
Al revisar la bibliografía actual sobre la temática, puede
decirse que en los últimos 15 años el interés por la gestión del talento ha
experimentado un gran crecimiento (Freire,
2018), si bien es cierto que es a mediados del siglo XX cuando se
desarrollaron la mayoría de las prácticas de gestión del talento vigentes al
día de hoy (Capelli y Keller, 2014).
Sin embargo, a pesar de la abundante bibliografía existente sobre esta materia,
la definición del concepto “talento” es escasa, probablemente porque la
consideración del término es distinta de una organización a otra (Lozano Correa, 2007) debido, entre otros
factores, al entorno o la comunidad en que estas se encuentran, a sus
estrategias aplicadas y a sus historias de éxitos y fracasos (Freire, 2018). Por otra parte, este
repunte de investigaciones sobre la gestión del talento puede justificarse
debido a las nuevas necesidades organizacionales surgidas por la globalización
y por un entorno cada vez más competitivo (Freire,
2018). Estas necesidades le exigen a las empresas el establecimiento de
estrategias que mejoren los productos desarrollados y servicios prestados, así
como su disponibilidad en el momento preciso en el que son requeridos (Garcìa
Guiliany, Duran y Prieto Pulido, 2017).
Todo el material de investigación existente sobre talento puede
ser agrupado en tres perspectivas distintas: definición del concepto de
“talento” (con poco consenso entre autores), efectos de la implementación de
técnicas y modelos de gestión del talento y las actividades o prácticas
asociadas (Freire, 2018). Así, podemos
mencionar trabajos en esta línea como los desarrollados por Majad Rondón (2016) sobre la gestión del
talento en centros educativos, en los que destacaba la necesidad de implantar
modelos de gestión del talento en esos centros para superar la lenta asunción
de cambios y desarrollos de gestión. Otro ejemplo destacable se encuentra en las
investigaciones de Molina, Chacón Zúñiga y
Valencia Alfaro (2018), que ponían de manifiesto la importancia de la
gestión del talento humano como estrategia organizacional en PyMEs.
El primer objetivo de esta investigación es realizar una
descripción de la percepción de autoeficacia emprendedora de estudiantes de
grado universitario (G.U.) del campus de la Universidad de Granada en Melilla y
de grados superiores (G.S.) de Formación Profesional que permita comparar esta
variable con poblaciones de otras comunidades autónomas de España.
Un segundo objetivo es comparar las muestras atendiendo a sus
estudios (G.U. y G.S.) partiendo de la hipótesis de que los alumnos que han
finalizado el G.S. contarán con una mayor percepción de autoeficacia
emprendedora que los que hayan finalizado G.U. debido a las características del
diseño curricular. Asimismo, una segunda hipótesis es que los alumnos de 2.º
curso de G.S. (que han cursado la asignatura de Formación y Orientación
Profesional Laboral [FOL] y, por tanto, tienen una mayor perspectiva e
información acerca del funcionamiento del mundo profesional) presentarán mayor
percepción de autoeficacia emprendedora que los de primero.
Método
Participantes
En esta investigación, a través de un muestreo probabilístico
aleatorio simple, participaron por un total de 177 sujetos:
1) El 63.3 % eran hombres y 36.7 %, mujeres.
2) Atendiendo al tipo de estudios, la investigación fue
realizada con estudiantes universitarios (52.5 %) y estudiantes de grado
superior (47.5 %). De estos últimos, 29 habían acabado el primer curso y 54, el
segundo.
3) La edad de los participantes se encontraba entre los 18 y los
50 años (M = 22; DE = 4.28.).
Los alumnos de G.U. pertenecen al campus de Melilla de la
Universidad de Granada (Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, Facultad de
Educación y Humanidades y Facultad de Enfermería), mientras que los de G.S.
pertenecían a Institutos de Educación Secundaria de la ciudad (IES Leopoldo
Queipo e IES Reina Victoria Eugenia).
Fue motivo de exclusión del estudio no contestar de forma
correcta o en su totalidad las cuestiones planteadas.
Instrumentos
La escala usada fue la Enterpreneurial Self-Efficacy (ESE; De Noble, Jung y Ehrlich, 1999), versión
adaptada por Moriano et al. (2012)
(ver Anexo 1). Se trata de una escala de formato tipo Likert de 5 puntos, en la
que 1 es completamente
incapaz; 2 es algo incapaz; 3 es capaz; 4 equivale a muy capaz y 5 a perfectamente capaz.
Se obtiene una puntuación global y puntuaciones específicas correspondientes a
las subescalas.
En la adaptación utilizada, se realizó un análisis factorial
para determinar la validez del constructo en el que se obtuvo una estructura
factorial distinta a la original (cinco factores en lugar de seis) y se redujo
a cuatro el número de ítems (de 23 a 19). La fiabilidad (alfa de Cronbach) fue
de .86 (muy alta).
Para el estudio de la validez predictiva, Moriano et al. (2012) calcularon la
matriz de correlaciones entre variables de estudio y encontraron correlaciones
positivas y muy significativas con la intención de los estudiantes de crear su
propia empresa o trabajar por su cuenta. También se realizó un análisis de
regresión para observar si la autoeficacia emprendedora permite predecir la
intención de crear una empresa.
Finalmente, se citan que los factores de la escala son:
1) Desarrollar nuevos productos u oportunidades de mercado
(factor 1).
2) Gestionar los RR.HH. (factor 2).
3) Iniciar relaciones con los inversores (factor 3).
4) Construir un entorno innovador (factor 4).
5) Trabajar bajo estrés (factor 5).
Procedimiento
Para la recolección de los datos, se solicitó previamente la
autorización pertinente a los centros educativos implicados, así como el
consentimiento informado de los alumnos. Asimismo, se informó a profesores y
alumnos sobre el carácter confidencial de los datos y el anonimato de los
cuestionarios.
Para la aplicación de los datos se informó el carácter
voluntario de la participación durante todo el proceso de aplicación de los
instrumentos, y se garantizó la confidencialidad de la información y el
tratamiento global de los datos.
Debe mencionarse que, en el desarrollo de la presente
investigación, se ha realizado un seguimiento exhaustivo de las directrices y
normas éticas.
Diseño
Esta investigación responde a un diseño de estudio comparativo
longitudinal retrospectivo (ex post facto; Ato,
López y Benavente, 2013).
Resultados
Análisis de datos
Con respecto al análisis de datos, se procedió, en primer lugar,
a un estudio descriptivo de las variables y de la distribución normal de la
variable puntuación total del cuestionario de autoeficacia emprendedora.
Posteriormente, se examinaron las relaciones entre las variables
del estudio mediante análisis de correlación que se establecen entre la
variable autoeficacia emprendedora y el resto de constructos o variables. Los
análisis estadísticos han sido realizados con el paquete estadístico
informatizado SPSS 26.00.
Primer objetivo
Datos descriptivos sobre la distribución de la puntuación total
de los cuestionarios
Las puntuaciones totales obtenidas en el cuestionario se
encuentran comprendidas entre los 48 y los 95 puntos. La asimetría (.289) es
positiva (asimetría > .00, curva asimétrica por la izquierda), lo que
significa que hay más valores pequeños en la población (Tabla 1).
Pero dado que este valor de asimetría no es superior al doble del error
estándar de asimetría (.183), no se asume desviación significativa.
Tabla 1
Estadísticos descriptivos
sobre propiedades de distribución normal de las puntuaciones totales del
cuestionario de autoeficacia emprendedora
Estadístico |
Error estándar |
|||
Total |
Media |
68.8475 |
.67603 |
|
95 % de intervalo de confianza para la media |
Límite inferior |
67.5133 |
||
Límite superior |
70.1816 |
|||
Media recortada al 5 % |
68.6755 |
|||
Mediana |
69.0000 |
|||
Varianza |
80.891 |
|||
Desviación estándar |
8.99396 |
|||
Mínimo |
48.00 |
|||
Máximo |
95.00 |
|||
Rango |
47.00 |
|||
Rango intercuartil |
11.50 |
|||
Asimetría |
.289 |
.183 |
||
Curtosis |
.150 |
.363 |
El nivel de significación obtenido en la prueba de
Kolmogorov-Smirnov para una muestra es de .200 (> .05), la distribución de
las puntuaciones totales obtenidas en el cuestionario es normal y se asume la
H.; los datos provienen de una población normal (Tabla 2).
Tabla 2
Prueba de Kolmogorov-Smirnov
para una muestra
a La distribución de
prueba es normalb Se calcula a partir de datosc Corrección de
significación de Lillieforsd Límite inferior de la
significación verdadera
Comparativa entre la muestra del presente estudio y otras
muestras
Para determinar si las puntuaciones obtenidas por los alumnos de
Melilla (M = 68.84; DE = 8.99) son iguales a las obtenidas por las obtenidas en
otras ciudades españolas, se tuvo en cuenta una comparativa de medias a través
de la t de Student para una sola muestra utilizando como valor predeterminado
la media obtenida en el estudio de Morales
et al. (2018) (M = 84.58; DE = 11.06) (Tabla 3).
Tabla 3
T de Student para una muestra
Valor de prueba = 84.58 |
||||||
T |
gl |
Sig. (bilateral) |
Diferencia de medias |
95 % de intervalo de confianza de la
diferencia |
||
Inferior |
Superior |
|||||
Total |
-23.272 |
176 |
.000 |
-15.73254 |
-17.0667 |
-14.3984 |
Notas: La significación (p) es menor de .05, luego se rechaza la H0.
Hay evidencia estadística suficiente de que la puntuación en la
muestra del presente estudio es distinta a la del estudio de Morales et al. (2018) a un nivel de
significación de 5 % (p < .000 < .05.). Es decir, para una t = -23.272
con 176 grados de libertad, la muestra estudiada presenta una media menor que
la del estudio citado.
En cuanto al tamaño del efecto (diferencia de media / desviación
típica) se considera perfecto (1.75 > 1).
Segundo objetivo
Hipótesis. Los alumnos de G.S. presentarán mayor grado de
percepción de autoeficacia emprendedora que los alumnos de G.U.
No aparecen correlaciones significativas entre la variable
estudios (que diferencia entre sujetos de G.U. y de G.S.) con la puntuación
total ni con ninguno de los factores. Aunque no es el objetivo de esta
hipótesis, es importante señalar que tampoco aparecen correlaciones entre las
variables edad y sexo con las puntuaciones citadas. Aparecen correlaciones
significativas entre el factor trabajo bajo estrés y las variables edad (p <
.01) y sexo (p < .05), aunque sus valores muestran correlaciones bajas (r
< .4) o muy bajas (r < .2) (Tabla 4).
Tabla 4
Correlaciones entre variables
Edad |
Sexo |
Estudio |
||
Edad |
Correlación de Pearson |
1 |
-.048 |
-.102 |
Significación (bilateral) |
.529 |
.177 |
||
N |
177 |
177 |
177 |
|
Sexo |
Correlación de Pearson |
-.048 |
1 |
.278** |
Significación (bilateral) |
.529 |
.000 |
||
N |
177 |
177 |
177 |
|
Estudio |
Correlación de Pearson |
-.102 |
.278** |
1 |
Significación (bilateral) |
.177 |
.000 |
||
N |
177 |
177 |
177 |
|
Total |
Correlación de Pearson |
.087 |
-.011 |
.031 |
Significación (bilateral) |
.247 |
.889 |
.687 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
|
Nuevos productos |
Correlación de Pearson |
.089 |
.129 |
.018 |
Significación (bilateral) |
.241 |
.087 |
.807 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
|
Gestión |
Correlación de Pearson |
.092 |
.088 |
.117 |
Significación (bilateral) |
.222 |
.244 |
.122 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
|
Relaciones |
Correlación de Pearson |
-.033 |
-.102 |
-.020 |
Significación (bilateral) |
.665 |
.176 |
.790 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
|
Entorno |
Correlación de Pearson |
.029 |
-.018 |
.026 |
Significación (bilateral) |
.705 |
.809 |
.728 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
|
Estrés |
Correlación de Pearson |
.205** |
-.188* |
-.042 |
Significación (bilateral) |
.006 |
.012 |
.579 |
|
N |
177 |
177 |
177 |
* La correlación es
significativa en el nivel .05 (bilateral)** La correlación es
significativa en el nivel .01 (bilateral)
Hipótesis. Los alumnos de G.S. que han terminado el 2.º curso
presentarán una mayor percepción de autoeficacia emprendedora que aquellos que
solo han superado el primer curso.
Esta hipótesis no se ha confirmado, ya que no aparece
correlación entre el curso superado (1.º o 2.º) y ninguno de los factores
evaluados en el cuestionario de autoeficacia emprendedora ni la puntuación
total (r = -.133)
Discusión y conclusiones
El objetivo de esta investigación era determinar el grado de
autoeficacia emprendedora que presentan los alumnos de grados universitarios y
de grados superiores en Melilla, para analizar las posibles diferencias entre
grados y la relación con los estudiantes de otras ciudades. La importancia de
este análisis radica en que el constructo estudiado se encuentra en la base de
lo que es una sociedad emprendedora.
La falta de correlación entre edad y estudio (r = -.102) expone
que las muestras seleccionadas (G.U. y G.S.) no difieren estadísticamente con
respecto a la edad. Esto permite suponer que las posibles diferencias se deben
a otras variables como el tipo de estudio realizado.
Aunque no es objeto de estudio, la correlación entre el sexo y
los estudios indica que la muestra representativa de universitarios está
compuesta por más mujeres que la muestra del grado superior (r = .278; p <
.01). Esta diferencia puede suponer una limitación a la hora de interpretar los
resultados y sirve como base para proponer nuevos estudios que consideren esta
variable.
Tanto la edad como el sexo correlacionan con el factor trabajar
bajo estrés, pues aquellos sujetos con más edad presentan mayor autoeficacia
emprendedora para trabajar bajo estrés (r = .205; p < .01). Con respecto a
la variable sexo, las mujeres presentan menos capacidad de trabajar bajo estrés
(r = -.188; p < .05). Esta diferencia no se corresponde con los resultados
encontrados en otros estudios (Gracia-Tabuenca,
Martínez-Alcaide y Yuste-Gran, 2014; Ramos
y Jordão, 2014). Estas últimas investigaciones no encontraron diferencias
entre ambos géneros, aunque sí aparecían con respecto a los factores de riesgo.
La puntuación media encontrada en la muestra de este estudio (M
= 68.84; DE= 8.99) es inferior que la encontrada en la muestra peninsular de
estudiantes universitarios del estudio de Morales
et al. (2018) (M = 84.58; DE = 11.06). Cabe destacar, por tanto, que existe
una diferencia estadísticamente significativa en la autoeficacia emprendedora
percibida entre ambas poblaciones. Si bien esto podría deberse a diferencias en
las variables sociodemográficas de las muestras (estudios, edad, etcétera),
creemos que la causa podría ser más de carácter social, ya que los datos serían
acordes con los que aparecen en el informe Global Entrepreneurship Monitor
(GEM; Zapata-Huamaní et al., 2018) en
el que, en la Ciudad Autónoma de Melilla, la percepción de conocimientos y
habilidades para emprender se sitúa prácticamente a la cola de la clasificación
(penúltima posición) de las autonomías. Uno de los problemas fundamentales que
se pueden diferenciar a la hora de emprender es el alto porcentaje de
funcionarios que forman el ámbito laboral de la Ciudad Autónoma de Melilla, así
como el elevado porcentaje de desempleo que existe en la ciudad con un 26.36 %
de parados. La existencia de una cultura de funcionarios, es decir, la idea de
formar parte del cuerpo de funcionarios públicos, autonómico o estatal, como
meta de la mayoría de los estudiantes de la ciudad causaría un detrimento en la
opción de emprendedor. A ello hay que sumar que respecto al miedo al fracaso y
la aversión al riesgo (quizás debido a la falta de conocimientos y
habilidades), Melilla se sitúa muy por encima de la media, siendo superada tan
solo por tres autonomías. Es importante anotar que, como indican Zapata-Huamaní
et al. (2018), el miedo al fracaso supone un componente del riesgo vinculado a
la creación de empresas y que, por tanto, su reducción incrementa la
probabilidad de decidirse a crearlas. A nivel local, sería importante conocer
qué factores están influyendo en este alto nivel de miedo al fracaso.
Otro aspecto que debería ser investigado en este sentido son las
posibles diferencias respecto al sexo, ya que los estudios sobre la
discriminación laboral en la mujer pueden influir al respecto. En el informe
Global Entrepreneurship Monitor (GEM; Zapata-Huamaní
et al., 2018) aparece una diferencia en este sentido en la Ciudad Autónoma
de Melilla, debido a que el miedo al fracaso en mujeres sumergidas en un
proceso emprendedor es de un 39.1 %, mientras que en el caso de los hombres
representa un 31.3 %
Ese miedo al fracaso se ve refrendado por el hecho de que en el
mismo informe aparece que Melilla presenta un porcentaje bajo en emprendedores
potenciales (aquellos adultos que han manifestado su intención de crear un
nuevo negocio o empresa en los siguientes 3 años) y, más grave aún, que es la
comunidad con el porcentaje más bajo en emprendedores nacientes (se refiere a
aquellos adultos que ya han puesto en marcha una empresa, a la que han dedicado
un cierto tiempo y esfuerzo para ponerla en marcha, pero que aún no han pagado
más de tres meses de salarios) y en fase inicial.
En cuanto a las hipótesis planteadas en el estudio, no se han
visto confirmadas, ya que no han aparecido diferencias entre las muestras de
G.U. y G.S., ni entre los dos cursos del G.S. Al no aparecer diferencias
contrastadas entre los diferentes grados (grados universitarios y grados
superiores), cabe destacar que se abre un abanico de posibilidades de mejora, y
se señala, entre otras, la necesidad de cambiar los planes de estudio de cada
grado y mejorar, a su vez, las competencias que se desarrollan en dichos
planes. Una posibilidad es incluir seminarios, cursos (como las jornadas del
emprendedor) o talleres formativos, pues se trata de implementar un saber hacer
y un querer hacer.
En cuanto a los grados superiores, no se pudo percibir
diferencias entre los cursos de 1.º y 2.º; sin embargo, este resultado debe
tomarse con cautela dado el reducido número de sujetos en la comparación.
Asimismo, deberían realizarse investigaciones para estudiar las posibles
diferencias en percepción de autoeficacia emprendedora entre los grados, dado
que hay ciertos grados más propensos al autoempleo como pueden ser los de
Técnico Superior en Dirección de Cocina, Técnico Superior en Estilismo y
Dirección de Peluquería, Técnico Superior en Automoción, Técnico Superior en
Desarrollo y Fabricación de Productos Cerámicos.
Aun así, el hecho de que, como se ha citado, la muestra
melillense presenta puntuaciones totales en la percepción de autoeficacia
emprendedora distintas y menores con respecto a las obtenidas por Morales et
al. (2018) hace pensar en la necesidad de nuevos estudios que expliquen las
causas de este fenómeno. A título anecdótico, se preguntó a varios empresarios
y profesores al respecto, quienes coincidieron en que las dificultades que los
posibles emprendedores encuentran a nivel burocrático crean la idea en los
alumnos de la gran dificultad (imposibilidad) de crear una empresa en la ciudad
donde quiere realizar y continuar el proyecto.
Las conclusiones obtenidas en este estudio, así como las de
otras investigaciones realizadas en esta misma temática, puede tener una
destacable influencia a la hora de definir tanto el currículo formativo de los
grados superiores y los grados universitarios, como los objetivos esperados de
la realización de este tipo de formaciones, lo cual puede generar, a su vez, un
impacto en las personas y en su decisión sobre qué formación realizar en
función de esa información.
Una limitación de la presente investigación es el tamaño de la muestra
(N = 177), que no es representativa de la población universitaria española. Por
ello, los resultados no podrían generalizarse a toda la población. Una segunda
limitación es que no se ha controlado la facultad de procedencia de la muestra
de los estudiantes de grados universitarios, ni se ha controlado la rama de
estudio de los estudiantes de grados superiores. Por tanto, no se ha analizado
la posible influencia que pudiera tener en los distintos resultados.
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