¿En qué se diferencian las agresiones sexuales cometidas en solitario y en grupo? Una revisión sistemática

¿En qué se diferencian las agresiones sexuales cometidas en solitario y en grupo? Una revisión sistemática

How are solo versus multiple perpetrator sexual assaults different? A systematic review

Jesús de la Torre Laso

Universidad de Salamanca, España

José Carlos Toro Pascua

Universidad de Salamanca, España

Manuel Martín Rodríguez

Universidad de Salamanca, España

¿En qué se diferencian las agresiones sexuales cometidas en solitario y en grupo? Una revisión sistemática

Interdisciplinaria, vol. 39, núm. 2, pp. 55-71, 2022

Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines

La revista Interdisciplinaria se publica bajo una licencia Creative Commons BY-NC-SA 4.0

Recepción: 16 Julio 2020

Aprobación: 26 Diciembre 2021

Resumen: El estudio de las agresiones sexuales ha tenido una gran relevancia e interés en la literatura. Las agresiones sexuales en grupo representan una pequeña proporción de todas las agresiones sexuales cometidas, pero presentan unas características específicas. La presente revisión sistemática examinó las variables de los delitos de agresión sexual cometidos en solitario versus en grupo. Se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos Psycinfo, Academic Search (EBSCO) y Google Scholar, y se encontraron ocho documentos que cumplían las condiciones de inclusión. Los resultados muestran que existe evidencia de las diferencias cualitativas entre las agresiones sexuales cometidas según el número de infractores. Las dinámicas que se promueven en los grupos explican la participación de los sujetos en las agresiones sexuales en grupo. El comportamiento colectivo favorece las agresiones sexuales en grupo por los procesos inherentes a él. Los delincuentes son, en su mayoría, hombres. Los delincuentes solitarios tienen una mayor edad y, a medida que los grupos son más grandes, la edad de los agresores disminuye. En cuanto a las víctimas, son más jóvenes que los agresores, sobre todo en los casos perpetrados por múltiples sujetos, y ofrecen una mayor resistencia ante las agresiones en solitario. Se ha confirmado que en las agresiones en grupo se llevan a cabo más actos sexuales y se utiliza más la violencia. Por otro lado, no aparecen diferencias en cuanto al uso de alcohol y la presencia de armas en las agresiones. Estos resultados tienen implicaciones para la prevención del delito y el tratamiento de las víctimas.

Palabras clave: agresión sexual, solitario, agresiones sexuales en grupo, víctimas, grupos.

Abstract: The study of sexual assault has had great relevance and interest in the literature. Group sexual assaults represent a small proportion of all sexual assaults committed, but they have specific characteristics. Internationally, it is established that between 10 and 33 % of sexual assaults have been committed by multiple authors. Describing the differences between individual versus group sexual assaults has been a challenge for researchers. The literature has concluded that there is a difference in the etiology of sexual assaults committed according to the number of authors. While in solo sexual assaults personal vulnerability factors may explain why these crimes are committed, in group assaults group behavior dynamics explain the interaction between more subjects. This systematic review examined the variables of sexual assault crimes committed alone versus in a group. A literature search was conducted on the Psycinfo, Academic Search (EBSCO) and Google Scholar databases. In the first analysis a total of 34 studies were initially identified, and after filtering the reasons for exclusion the analysis was performed with eight investigations. The results show that there is evidence of qualitative differences between sexual assaults committed according to the number of offenders. The dynamics promoted in the groups explain the subjects’ participation in group sexual aggressions. Collective behavior favors sexual aggressions in groups because of the processes inherent to the group. The most common group was two subjects (dyad) although the average group was usually composed of three subjects. The offenders are mostly men; the lone offenders are older, and as the groups become larger, the age of the offenders decreases. Research has shown that the majority of victims are female, both in single and group assaults. Victims are also younger than the perpetrators, especially in multi-subject attacks, and they are more resistant to single-aggression attacks. The place where the crime is committed presents significant differences. Some authors found that offenders in groups of three or more people often commit the assault in an indoor space, although others found that lone offenders were more likely than group offenders to rape the victim indoors, especially in the bedroom. It has been confirmed that in group aggressions more sexual acts are carried out and more violence is used. Vaginal penetration is the most committed sexual assault, followed by anal and oral rape. In all cases, vaginal rape is more prevalent among group sexual assaults, even more so when the assaults are committed by groups of three or more subjects. Studies of multiple perpetrator sexual assaults show that this type of act increases the probability of suffering more injuries and long-term health problems. Another conclusion that can be drawn is that there are significant differences in the timing of stranger assault, with a higher likelihood of a stranger assault in group rapes. On the other hand, there is also a relevance in the presence of other instrumental factors such as alcohol and weapons. As for alcohol, it showed a significant relationship in sexual assaults. Although the presence of weapons in sexual assaults is not very common, some research has confirmed that groups tend to threaten victims with a weapon to a greater extent, and the knife is often the most common weapon. The results found are particularly relevant to understanding sexual assault crimes and have implications for crime prevention and the treatment of victims.

Keywords: sexual assault, solo, multiple perpetrator sexual assault, victims, groups.

Introducción

Se puede definir como violencia sexual a la actividad sexual en la que no se obtiene el consentimiento o este no se da libremente (Tharp et al., 2013). Se estima que el 35 % de las mujeres de todo el mundo, en algún momento de sus vidas, ha sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta, cifra que no incluye el acoso sexual (Chaib et al., 2013).

Si bien las estadísticas oficiales reflejan la importancia de estudiar este delito, la codelincuencia sexual no suele aparecer en las estadísticas oficiales, aunque su presencia como actividad delictiva ha suscitado un gran interés por parte de la comunidad científica. La prevalencia de este delito a nivel internacional establece que entre el 10 y el 33 % de las agresiones sexuales han sido cometidas por múltiples autores (Franklin, 2004). Por ejemplo, de las agresiones sexuales registradas en Australia, aproximadamente el 23 % fueron cometidas por múltiples perpetradores (Australian Boureau of Statistics [Oficina de Estadística de Australia], 2004). En Sudáfrica, se estima que entre un tercio y la mitad de todas las denuncias de violación son realizadas por varios hombres conjuntamente (Artz y Kunisaki, 2003). En los Estados Unidos, los casos oscilan entre el 2 % y el 26 % (Horvath y Kelly, 2009) y en el Reino Unido representan, aproximadamente, entre el 11 y el 19 % de todos los casos de agresión sexual (Harkins y Dixon, 2013).

En Suecia, se estima que en la décima parte de los incidentes de agresión sexual estuvieron involucrados dos o más perpetradores (Hradilova Selin y Shannon, 2012).

Jewkes et al. (2013) entrevistaron a 10 179 hombres en países de Asia y Oceanía y los datos de participación en violaciones en grupo oscilaron entre el 1 % en Bangladesh y el 14.1 % en Papúa Nueva Guinea.

Las teorías sociopsicológicas sugieren que las motivaciones de los sujetos que agreden en solitario versus en grupo son muy diferentes. Desde el punto de vista del agresor individual, se han descripto una gran cantidad de teorías explicativas al respecto (Ward et al., 2006). Existe un consenso en aceptar la explicación multifactorial con la presencia de componentes biológicos (Blanchard et al., 2006), genéticos (Ward, 2000), alteraciones en factores de personalidad (Dennison et al., 2001), una menor competencia social (Bumby, 2000), rasgos antisociales (Greenall, 2007), un déficit de autoestima y escasa capacidad para relacionarse (Marshall y Marshall, 2000), presencia de una historia de abusos anterior (Cortoni et al., 2010), o la existencia de factores sociales y culturales (Cossins, 2000).

A pesar de que las investigaciones sobre las agresiones sexuales en grupo comenzaron en la década de 1970 (Amir, 1971), no ha sido sino hasta hace dos décadas cuando los investigadores se han interesado por esta modalidad delictiva. Los estudios han concluido que la codelincuencia sexual es resultado de diferentes procesos, como el aprendizaje social (Akers, 1973; Bandura, 1984), la presión por parte de los miembros de los grupos (Matza, 2018), o el resultado de la imitación de sucesos criminales (Helfgott, 2015; Surette y Maze, 2015). En la actualidad, la descripción teórica más aceptada y completa para explicar las variables que intervienen en el comportamiento de los sujetos que participan en las agresiones sexuales en grupo es el modelo multifactorial de los autores Leigh Harkins y Louise Dixon (2010, 2013). Estos autores han tratado de estudiar qué tipo de elementos intervienen entre los participantes de las agresiones grupales y han concluido que existen tres tipos de factores que actúan de forma complementaria: individuales, socioculturales o situacionales. Desde la perspectiva individual se encuentran los intereses desviados y las cogniciones acerca de la sexualidad, o los mitos acerca de la violación; el aspecto sociocultural tiene que ver con la cultura de la violación y los sesgos acerca de los valores masculinos/femeninos, y desde la perspectiva situacional se mencionan las teorías de comportamiento grupal.

Los estudios empíricos han tratado de analizar las características diferenciadoras de este tipo de delitos (por ejemplo, Horvarth y Kelly, 2009; Quashire et al., 2018) mediante el análisis del examen del comportamiento de los delincuentes (Chambers et al., 2013), el estudio de la participación de las mujeres en estos delitos (Cortoni et al., 2017; Wijkman et al., 2015), las repercusiones de esos delitos en las víctimas (Morgan et al., 2015; Woodhams et al., 2007), u otros procesos que explican el comportamiento grupal como la influencia del líder (Porter y Alison, 2001; Wijkman et al., 2015) o la atribución de culpa (Lim, 2019).

En los últimos años ha surgido un cuerpo de literatura que ha comparado la diferencia de las características de las agresiones sexuales cometidas por un solo sujeto frente a las llevadas a cabo por un grupo. Las diferencias observadas en estas investigaciones hacen necesario un análisis conjunto para poder extraer conclusiones entre los tipos de agresiones sexuales por distintas razones. En primer lugar, la naturaleza y el proceso de agresión pueden variar por el tamaño del grupo. La presencia de codelincuentes suele facilitar las agresiones sexuales (Woodhams, 2004) y las agresiones en grupo suelen ocurrir con una mayor probabilidad ante víctimas conocidas (Morgan et al., 2012). En segundo lugar, un mayor número de autores suele estar relacionado en cuanto a una mayor violencia y mayores consecuencias para las víctimas (Lundrigan, 2014). En tercer lugar, se considera que los comportamientos de los agresores en solitario pueden ser un reflejo la personalidad del agresor, mientras que la dinámica entre los grupos juega un papel importante en la agresión del grupo; esto sugiere que la violación grupal es un producto de los procesos de grupo (Krahé, 2020).

La importancia de este estudio comparativo radica en que puede aportar una explicación teórica sobre el comportamiento individual o grupal para la comprensión de este delito. Asimismo, el análisis comparativo permite examinar los factores de riesgo inherentes a este delito de cara al diseño de estrategias para su prevención y la intervención con el delincuente y las víctimas. Por lo tanto, es necesario entender mejor las diferencias de estos delitos que implican a uno o más agresores.

Ante la ausencia de una revisión anterior y un metaanálisis en este ámbito, el objetivo de esta investigación fue realizar una revisión sistemática de los estudios que compararon las agresiones sexuales entre un solo sujeto o en grupos.

Método

Para lograr el objetivo propuesto, se ha realizado una búsqueda bibliográfica de los estudios e investigaciones recogidos en las bases de datos Psycinfo, Academic Search (EBSCO) y Google Scholar, que han analizado comparativamente las agresiones sexuales cometidas por sujetos de manera individual y grupos de delincuentes formados por dos o más personas. Se utilizaron las siguientes palabras clave: “Multiple perpetrator sexual assault”; “rape gang”; “sexual assaults”; “multiple offenders”, y “co-offenders”. Únicamente se utilizaron referencias en inglés. Para que un trabajo fuera incluido en la revisión se establecieron los siguientes criterios:

- Investigaciones empíricas que hubieran efectuado una comparación entre las agresiones sexuales cometidas por hombres en solitario frente a las llevadas a cabo por grupos.

- Publicaciones revisadas por pares.

Se rechazaron todos aquellos estudios que solamente analizaban las agresiones individuales o en grupo de manera separada; los ensayos y revisiones teóricas, y las investigaciones de mujeres agresoras.

En el primer análisis, se identificaron inicialmente un total de 34 estudios, de los cuales se excluyeron seis debido a su falta de pertinencia con el objetivo propuesto. Después se comprobó que 14 estudios eran duplicados y otros seis se excluyeron porque analizaban exclusivamente la participación de las mujeres en las agresiones sexuales en grupo. Estos criterios dejaron en ocho los estudios que cumplieron con el requisito de inclusión (ver Figura 1).

Proceso del estudio
Figura 1
Proceso del estudio

Debido a las diferencias en las muestras observadas y teniendo en cuenta que cada investigación presentaba unos objetivos diferentes, se codificaron los datos siguiendo tres grupos de variables (delincuentes, víctimas y características del delito), atendiendo a las clasificaciones de otros estudios efectuados con agresiones sexuales múltiples (Hauffe y Porter, 2009; Quashire et al., 2018). Para conseguir una fiabilidad en la codificación de las variables, el primer autor realizó la selección de categorías con todos los estudios y dos autores efectuaron el análisis de los datos para ajustarlo a dichas categorías. Tras el análisis, la coincidencia en los datos registrados entre los investigadores produjo un índice de concordancia del 97.2 % (alfa de Krippendorff). Los desacuerdos en los datos se resolvieron por consenso al volver a realizar un análisis de la información.

Resultados

La Tabla 1 muestra un resumen de las características de los estudios incluidos en esta revisión. Solamente se encontraron estudios procedentes de cuatro países (Corea del Sur, Estados Unidos, Israel y Reino Unido), aunque la mayoría están ubicados en Reino Unido y EE.UU.

Tabla 1

Descripción de los estudios

Estudio N.º

Autores

Ámbito

Año de los datos

Origen de los datos

Objeto del estudio

1

Da Silva et al. (2014)

Reino Unido

-

Agencia del crimen de delitos violentos

Comparativa de agresiones sexuales en grupo vs. solitario

2

Gidycz y Koss (1990)

EE.UU.

-

Encuesta de mujeres universitarias

Comparativa de agresiones sexuales en grupo vs. solitario

3

Hauffe y Porter (2009)

Reno Unido, EE.UU. e Israel

1966-2006

Bases de datos legales (abogados)

Dimensiones de sumisión, cooperación y hostilidad en agresiones sexuales en grupo

4

Lundrigan (2014)*

Reino Unido

2010-2011

Registros policiales

Efectos del número de agresores, sexo en la interacción con las víctimas de violaciones con extraños

5

Morgan et al. (2012)

Reino Unido

2005-2019

Información del centro de referencia de Camberwell, de Londres

Comparativa de agresiones sexuales en grupo vs. solitario

6

Park y Kim (2016)

Corea del Sur

2004-2006

Registros de la Fiscalía

Comparativa de agresiones sexuales en grupo vs. solitario

7

Woodhams et al. (2007)

Reino Unido

2001

Denuncias en la Bases de datos policía

Agresiones sexuales de menores con extraños

8

Wright y West (1981)

Reino Unido

1972-1976

Bases de datos policía

Comparativa de agresiones sexuales en grupo vs. solitario

* Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres

La mayor parte de los estudios utilizan datos procedentes de la actividad judicial o policial. Solamente el estudio de Gidycz y Koss (1990) utiliza una encuesta de sujetos.

El enfoque utilizado para realizar comparaciones ha sido diferente. La mayoría realiza descripciones entre variables sociodemográficas (agresor, víctima) y las características del delito. En una de ellas, el análisis comparativo de las agresiones se ha realizado de manera indirecta, a través de factores implicados en las agresiones sexuales como la sumisión, cooperación y hostilidad de las violaciones (Hauffe y Porter, 2009). Morgan et al. (2012) se ha centrado en las víctimas de violaciones con extraños y Woodhams et al. (2007) en agresiones con menores. Solamente dos investigaciones (Da Silva et al., 2014; Park y Kim, 2016) han efectuado comparaciones entre las agrupaciones de díadas y grupos más numerosos (de tres o más sujetos).

Agresores

La Tabla 2 muestra las características sociodemográficas de los agresores en los estudios analizados. El análisis comparativo revela que los hombres están más involucrados que las mujeres en las agresiones sexuales en grupo. No obstante, hay dos estudios (Hauffe y Porter, 2009; Park y Kim, 2016) que han encontrado la participación de mujeres, todas de manera escasamente significativa.

Tabla 2

Características de los agresores

Estudio N.º

Autores

N.º agresores

N.º de casos

Media de edad

Tamaño medio

1

Da Silva et al. (2014)

702 (112 solitario, 210 dúo y 380, 3 o + agresores)

336 (112 en solitario y 224 en grupo)

24.5 (rango 13-65); 29.5 (solitario); 26.8 (dúo); 24.4 (3 o +)

Más común 3 sujetos (rango: 3-6)

2

Gidycz y Koss (1990)

No existe información sobre el número de agresores

88 (44 solo; 44 grupo)

-

-

3

Hauffe y Porter (2009)

263 (4 mujeres)

120 (60 en solitario y 60 en grupo)

29 (solitario); rango 15-52; 21 (en grupo); rango 13-39

Grupos de 2 (38 %); de 4 (25 %); Rango: 2-14

4

Lundrigan (2014)*

No existe información sobre el número de agresores

496 (248 en solitario y 248 en grupo)

28.8 (solitario); 25.86 (grupo)

2.68

5

Morgan et al. (2012)

No existe información sobre el número de agresores

275 (139 en solitario y 136 en grupo)

< de 30 años: 56.1 % solitario; < de 30 años: 75 % en grupo; > de 31 años: 36.7 % solitario; > de 31 años: 8.1 % en grupo;

3.24 (rango: 2-22); 2 sujetos (46.3 %); 3 sujetos (31.6 %)

6

Park y Kim (2016)

517 (4 mujeres)

340 (170 en solitario; 85 dúo y 85 3 o +)

26.57 (rango 12-75); solitario (32.79); dúo (27.10); 3 o + (21.45)

3.8 (rango: 2-16)

7

Woodhams et al. (2007)

No existe información sobre el número de agresores

-

-

-

8

Wright y West (1981)

344 (104 en grupo)

258 solo, 39 grupo

< 21 años: 27.3 % solitario < 21 años: 65.3 % en grupo

-

* Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres

La edad de los agresores en solitario oscila entre los 29 y 32 años. Los datos muestran que la edad de los agresores disminuye cuanto mayor es el número de perpetradores. En cuanto al tamaño del grupo, el grupo más común fue de dos sujetos (díada), aunque la media de los grupos suele ser de tres. En este sentido, se ha identificado que la magnitud del grupo tiene relación con la duración de la agresión sexual: esta tiene una duración más corta cuando es llevada a cabo por un solo sujeto y, a su vez, el tiempo aumenta a medida que los grupos se hacen más grandes (Da Silva et al., 2014).

Víctimas

En lo que respecta a las características de las víctimas (Tabla 3), la mayoría son mujeres y solamente se ha constatado presencia de víctimas hombres en la investigación de Park y Kim (2016) y Woodhams et al. (2007).

El estudio de Hauffe y Porter (2009) fue el único que detectó agresiones en las que había implicadas dos o más víctimas (16 casos con dos víctimas conjuntas: el 13 % de los casos fueron todos en agresiones múltiples).

Tabla 3

Características de las víctimas

Estudio N.º

Autores

N.º víctimas

Media de edad en agresiones en solitario

Media de edad en agresiones en grupo

1

Da Silva et al. (2014)

336

20 años (rango 3-65)

-

2

Gidycz y Koss (1990)

44 en solitario; 44 en grupo

22 años

24-77 años

3

Hauffe y Porter (2009)

140

26 años (rango 2-41)

18 años (rango 4-87)

4

Lundrigan (2014)*

248

25.66 años

25-48 años

5

Morgan et al. (2012)

139 en solitario; 135 en grupo

21.35 años

23-96 años

6

Park y Kim (2016)

338 (7 hombres)

21.61 (rango 2-63)

-

7

Woodhams et al. (2007)

495 (17 hombres)

21.3

-

8

Wright y West (1981)

297

< 13 años: 12 % < 16 años: 30.6 % < 21 años: 64.7 %

< 13 años: 2.7 % < 16 años: 35.9 % < 21 años: 82.1 %

* Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres

La edad media de las víctimas oscila entre los 21 y 26 años y, en comparación con las edades de los agresores, las víctimas son más jóvenes. Cuando los grupos están formados por tres sujetos o más (Da Silva et al., 2014; de Park y Kim 2016), la edad media de las víctimas se acerca a la edad de los agresores, aunque también son más jóvenes. Todos los estudios que han recogido los rangos de edades también muestran un rango de edad inferior que los agresores.

Por otra parte, el comportamiento de las víctimas de las agresiones sexuales ha sido analizado en numerosos estudios (Angelone et al., 2015; Gravelin et al., 2019), aunque en la muestra utilizada ha sido una variable escasamente observada. Solamente se ha encontrado en cuatro investigaciones y se muestra que las víctimas suelen mostrarse más asustadas y con una percepción de mayor violencia ante las agresiones en grupo. Las víctimas suelen mostrar una mayor resistencia cuando se trata de un agresor que ante un grupo (Woodhams et al., 2007; Wright y West, 1981), incluida la resistencia física y verbal (Hauffe y Porter, 2009).

Agresión

Los estudios analizan diferentes circunstancias en las que se llevó a cabo la agresión, incluidos factores situacionales (por ejemplo: lugar de la agresión, contexto), aspectos instrumentales (presencia de alcohol y drogas, uso de armas) e interacción agresor-víctima (método de aproximación, uso de fuerza, resistencia de la víctima, tipo de agresión sexual) y se describen en la Tabla 4.

Tabla 4

Características de los sucesos

Estudio N.º

Autores

Actos sexuales solitario

Actos sexuales grupo

Uso de armas

Presencia de alcohol y drogas

Lugar de la agresión

1

Da Silva et al. (2014)

Penetración vaginal 57.8 %; Fellatio 34.9 %; Uso de preservativo 5.4 %

Penetración vaginal: dúo: 47.7 %; 3 o +: 38.7 %; Felación: dúo: 37.6 %; 3 o +: 48.6 % Uso de preservativo: dúo: 19.6 %; 3 o +: 32.10 %

-

-

En interior: 32.4 %; (solitario) 45.9 % (dúo) 66.1 % (3 o +)

2

Gidycz y Koss (1990)

-

-

-

No diferencias significativas

-

3

Hauffe y Porter (2009)

Penetración vaginal: 73.33 %; Fellatio: 26, 67 %

Penetración vaginal (91.67 %) Fellatio (46.67 %)

En solitario: 36.67 %; Grupo: 40 %

Mayor presencia en grupos

71.67 % (solitario) 45 % (grupo)

4

Lundrigan (2014)

-

-

16 %

-

-

5

Morgan et al. (2012)

Violación vaginal: 57.2 %; Violación anal: 10.4 %; Violación oral: 18 %

Violación vaginal: 81.67 %; Violación anal: 23.3 %; Violación oral: 51.5 %

No diferencias significativas

No diferencias significativas

-

6

Park y Kim (2016)

Violación (63.9 %)

Violación (duo:68.2 %; grupo 81.2 %)

En solitario: 15.3 %; Dúo: 22.4 %; 3 o +: 22.4 %

Mayor presencia en grupos de 3 o +

-

7

Woodhams et al. (2007)

Violación 11 %

-

4 %

-

-

8

Wright y West (1981)

Relaciones sexuales (93.5 %) Fellatio (10.5 % solo)

Relaciones sexuales (97.4 %); Fellatio (10.3 %)

Solo (17.5 %); grupo (20 %)

-

-

Nota: Únicamente se reflejan los datos de los casos en los que las víctimas eran mujeres.

Las investigaciones que analizaron los dúos de agresores encontraron que esta composición tenía algunas características similares tanto a las de los delincuentes los solitarios (por ejemplo, la ubicación del asalto y los actos sexuales realizados) como a las de los grupos de tres o más autores (por ejemplo, el uso de alcohol por parte de los delincuentes y las víctimas, la planificación de la agresión, el lugar inicial de la interacción y de encuentro entre los delincuentes y las víctimas, y el uso de múltiples actos sexuales).

El lugar donde se comete el delito se analizó en pocas ocasiones, aunque presenta diferencias significativas. Da Silva, Woodhams y Harkins (2014) constataron que los delincuentes de grupos de más de tres personas a menudo cometen el asalto en el interior, al contrario que Hauffe y Porter (2009), que encontraron que los delincuentes solitarios utilizaron espacios interiores con mayor frecuencia, sobre todo en el dormitorio.

La presencia de alcohol y drogas en las víctimas y agresores son indicativos de que las agresiones se llevan a cabo en entornos sociales. Hauffe y Porter (2009) concluyeron que la violación en grupo implica un mayor consumo de alcohol en víctimas y agresores. Si bien los estudios de Gidycz y Koos (1990) y Morgan et al. (2012) no encuentran diferencias significativas en la presencia de estas sustancias en las agresiones teniendo en cuenta el número de participantes, según estos últimos, están presentes entre el 54 y 57 % de los casos cuando las agresiones fueron cometidas en solitario o en grupo, respectivamente.

En seis investigaciones se ha constatado que los agresores portan o utilizan armas para intimidar a la víctima o conseguir su propósito. Si bien algunas no establecen diferencias significativas entre los sujetos que actúan en solitario frente a los grupos (Morgan et al., 2012), otras han constatado una escasa presencia de armas (Woodhams et al., 2007), y otras han confirmado que los grupos suelen amenazar a las víctimas con un arma en una mayor proporción, y el cuchillo resultó el arma más común (Hauffe y Porter, 2009; Park y Kim, 2016; Wright y West, 1981).

En cuanto a la forma de llevar a cabo el ataque, Hauffe y Porter (2009) encontraron que los agresores individuales suelen utilizar estrategias basadas en el engaño como medida de aproximarse a la víctima, mientras que Da Silva et al. (2014) descubrieron que las personas que actúan solas suelen cometer el delito actuando por sorpresa frente a díadas o grupos que tienden a hablar con la víctima y utilizan más el engaño.

La mayoría de las investigaciones constatan que los grupos llevan a cabo, de manera relativa, un mayor número de conductas sexuales que los delincuentes solitarios. La penetración vaginal es la agresión sexual más cometida, seguida de la violación anal y oral. En todos los casos, la violación vaginal tiene una mayor presencia entre las agresiones sexuales en grupo, incluso más cuando las agresiones las comenten grupos de tres o más sujetos (Da Silva et al., 2014).

La utilización de la violencia en las agresiones sexuales ha mostrado que los delincuentes que actúan en grupo eran más propensos a utilizar la fuerza física y otras formas de coacción (bofetadas, por ejemplo) para frenar a la víctima (Hauffe y Porter, 2009). Por el contrario, Da Silva et al. (2014) han descubierto que las personas que actúan individualmente tienen más probabilidades de utilizar conductas violentas (por ejemplo, tapar la boca a la víctima) que se asocian con otros tipos de delitos, por ejemplo, el robo (Park y Kim, 2016), en comparación con los delincuentes múltiples, que tienden a utilizar más la intimidación física. La presencia de varios sujetos es en sí misma un factor intimidatorio, aunque los grupos suelen utilizar otras tácticas para retener a la víctima. Por ejemplo, se ha demostrado que grupos de sujetos compuestos por tres o más sujetos emplean tácticas, como el bloqueo de la salida, favorecidas por la presencia de sujetos más agresivos.

La relación entre la víctima y el delincuente es un indicador de la planificación de la agresión. Los estudios han mostrado diferencias significativas. Gidycz y Koos (1990) informaron de una mayor probabilidad de ser agredido por un extraño en las violaciones en grupo. Por otra parte, Morgan et al. (2012) diferencian entre el “extraño 1”, en las ocasiones en las que víctima y agresor no han tenido relación previa, y “extraño 2”, cuando se han conocido de manera casual. En las dos condiciones, las víctimas tienen una mayor probabilidad de ser agredidas sexualmente que cuando el agresor es conocido, y en mayor porcentaje por los grupos. De manera contraria, Park y Kim (2016) concluyeron que las víctimas de agresores en solitario tenían una mayor probabilidad de ser atacadas por un extraño que las víctimas de grupos de dos o más sujetos, aunque si se considera como extraño a aquel que se acaba de conocer, la probabilidad de ser agredida es mayor en los grupos más grandes.

Discusión

El estudio ha tenido como objetivo hacer una revisión de las investigaciones que han estudiado y descripto las diferencias entre las agresiones sexuales cometidas por sujetos en solitario frente a las cometidas por grupos. La importancia de examinar la diferencia en el comportamiento de los sujetos que actúan solos o en grupo radica en conocer los factores de riesgo, necesarios para desarrollar programas de intervención (Tharp et al., 2013).

Los resultados de este estudio proporcionan una visión global de las diferencias ante el comportamiento de la agresión sexual de un solo perpetrador y de múltiples perpetradores. Esta diferenciación es un factor importante porque los delitos cometidos en grupo tienen sus propias características delictivas y, por lo tanto, este conocimiento puede utilizarse para construir una respuesta penal diferente, preventiva y de intervención, tanto hacia los delincuentes como hacia las víctimas.

La presencia de diferentes fines de investigación hace que cualquier generalización sea extremadamente difícil. Una dificultad inherente a este tipo de estudios es la heterogeneidad en las muestras de los datos. Los resultados de los estudios que describieron la información policial muestran datos de casos que todavía no han sido analizados a nivel judicial y se basan únicamente en declaraciones, mientras que las encuestas o los estudios de las víctimas pueden ofrecer una gama más amplia de información.

En cuanto a las características de los agresores, los hallazgos revelaron que los hombres son los autores en la mayoría de los incidentes de las agresiones sexuales. Sin embargo, no se puede decir que la agresión sexual sea exclusiva de los hombres solo porque las mujeres no tienen una presencia tan relevante como agresoras (Stemple et al., 2017). Las investigaciones sobre mujeres agresoras mencionan que cometen aproximadamente el 2 % de los delitos sexuales denunciados a la policía (Cortoni et al., 2017) y su participación, generalmente, es de coautor con una pareja masculina (Wijkman y da Silva, 2020).

Las agresiones sexuales grupales suelen realizarse en pequeños grupos de dos o tres personas, lo cual confirma una característica de la codelincuencia (Weerman, 2003).

En todas las investigaciones analizadas se ha comprobado que los delincuentes solitarios tienen una edad superior a los que actúan en grupo y que la edad media de los delincuentes disminuye a medida que aumenta el tamaño del grupo. Asimismo, la mayoría de los agresores son jóvenes, tanto en las agresiones sexuales cometidas en solitario o en grupo, edad que se sitúa en la etapa adolescente o primera juventud. Las explicaciones tienen que ver con la idea de que la adolescencia es la primera etapa de la delincuencia (Amir, 1971), porque es a esa edad cuando se desarrollan los procesos de socialización entre los jóvenes (Hauffe y Porter, 2009) y es la fase evolutiva más propensa para realizar actividades en grupo, consumir alcohol y llevar a cabo acciones de riesgo.

Sobre las víctimas, los estudios han constatado que la mayor parte son mujeres y son más jóvenes que los agresores, tanto en las agresiones en solitario como en grupo. Son escasas las referencias de agresiones sexuales a víctimas masculinas (Park y Kim, 2016; Woodhams et al., 2007), aunque también es una realidad delictiva que está presente en entornos específicos (por ejemplo, Mgolozeli y Duma, 2019).

Se han encontrado diferencias en el comportamiento de las víctimas. Aparece una mayor resistencia entre las víctimas de agresiones en solitario, quizás porque perciben que pueden hacerle frente a uno en solitario pero no a un grupo. Según Woodhams y Cooke (2013), dependiendo del nivel de violencia mostrado por los perpetradores, la víctima evalúa cognitivamente la situación y responde de tal manera para sobrevivir al asalto, aumentando o disminuyendo la resistencia. Este aspecto psicológico explica por qué, cuando una mujer se enfrenta a una situación de peligro para su integridad física y sexual, elige la supervivencia o la resistencia. La presencia de más de un sujeto puede disuadir la resistencia de la víctima, lo que reduce la necesidad de mostrar estrategias de control específicas. En otras palabras, la presencia de múltiples autores puede actuar como sustituto del comportamiento de control, como ocurre con el uso de armas o de la fuerza física. La comprensión de este tipo de procesos es sumamente pertinente para abordar el comportamiento de las víctimas y proporcionar una respuesta de apoyo adaptada a ese comportamiento. Asimismo, tiene implicaciones prácticas para la prevención de las secuelas del asalto sexual, pues una menor resistencia está asociada con una sensación de culpabilidad y con experimentar ideas suicidas (Gidycz y Koss, 1990). Otros estudios han demostrado las secuelas, las lesiones físicas y psicológicas que se derivan de estas agresiones (Morgan et al., 2015). De esta manera, los resultados de las investigaciones podrían utilizarse para identificar y abordar todas las esferas de apoyo que necesitan las víctimas.

Se ha evidenciado que las características de los delitos en los procesos de las agresiones sexuales cometidas por individuos solos frente a las llevadas a cabo por parejas o por grupos de más de tres delincuentes son cualitativamente diferentes. Los estudios que han analizado de manera separada a los dúos de agresores han encontrado que no está claro si estos tienen comportamientos similares con los delincuentes solitarios y con los grupos más grandes, y parecen estar en un continuo entre los dos. Estas circunstancias podrían tener implicaciones para los programas de intervención y tratamiento de las agresiones sexuales, por lo que investigaciones futuras podrían seguir estudiando estas diferencias.

Los grupos tienden a estar formados por sujetos más jóvenes, la agresión suele durar más tiempo, no suelen utilizar la violencia física, realizan actos sexuales más diversos y la presencia de más individuos suele ser, en sí misma, el mecanismo de control para anular el consentimiento de la víctima.

En consonancia con los estudios sobre la influencia de los grupos en las agresiones (Lantz, 2020), la suma de las experiencias individuales o la dinámica de grupo contribuyen a aumentar la probabilidad de iniciar o participar en un delito de esa índole, tal como han explicado Harkins y Dixon (2010, 2013) en su teoría multifactorial.

La perspectiva de la influencia del grupo hace que sea fácil entender por qué tantos delincuentes infringen la ley en compañía de otros (Weerman, 2003). Las dinámicas de los grupos contribuyen a señalar las diferencias que existen entre estos delitos y los que se cometen individualmente y explican la participación de los sujetos, incluso los que no tienen antecedentes penales. La psicopatología del agresor es de gran importancia en los delitos cometidos individualmente, mientras que en las agresiones sexuales grupales se cuestiona si los individuos están influenciados por personalidades patológicas o enfermedades mentales como trastornos parafílicos (por ejemplo, exhibicionismo, fetichismo, voyerismo, masoquismo y sadismo sexual, etcétera), una actitud depravada, o porque ellos mismos han sido víctimas en alguna ocasión en su infancia. En la participación grupal, las dinámicas y los procesos de los grupos son relevantes y están presentes en todas las fases de la agresión, como han demostrado otros estudios (Chambers et al., 2013).

El comportamiento colectivo favorece el crimen por los procesos inherentes al grupo. Por ejemplo, la difusión de responsabilidad, la eliminación de la culpa y la desindividualización (Goldstein, 2003). Con otros es más fácil cometer actos, que, de otra manera, nunca se hubieran cometido individualmente (Warr, 2002). Las conductas grupales responden a las circunstancias que se dan en el momento del delito, como resultado de la oportunidad o del momento, por ejemplo, en contextos como las fiestas (Edinburgh et al., 2014) y por la existencia de otros tipos de factores, como el abuso del alcohol o de las drogas (Wijkman y Da Silva, 2020). Del mismo modo, otros estudios también han llegado a la conclusión de que las agresiones grupales suelen ser concomitantes con otros comportamientos de ocio, se presentan como una forma de entretenimiento o responden a una actividad grupal de riesgo (Bijleveld, Weerman, Looije y Hendriks, 2007), tal vez por imitación de otros comportamientos, la influencia de un líder, etcétera, más que por razones de desviación sexual. El reconocimiento de las dinámicas de interacción grupal puede servir para diseñar estrategias de prevención y educación social, por ejemplo, en los jóvenes de las zonas urbanas o poblaciones con más problemáticas sociales.

En la dinámica de la agresión, a pesar de que solamente hay dos investigaciones que analizan la ubicación del espacio donde se efectúa la agresión, algunas investigaciones (Chambers et al., 2013; Porter y Alison, 2006; Quashire et al., 2018) han constatado que los delincuentes que actúan en grupo suelen llevar a cabo el delito con una mayor presencia en espacios interiores, porque es más fácil cometer una agresión sexual cuando se actúa en un entorno en el que no hay testigos y la huida de la víctima es más difícil.

La presencia de más agresores implica, a priori, una mayor participación y, por lo tanto, un mayor número de actos sexuales. Por el contrario, resulta sorprendente que los delincuentes en grupo muestran una mayor violencia que los solitarios, aun cuando la presencia de codelincuentes facilita la agresión sexual (Woodhams et al., 2007) y no necesitan recurrir a la violencia para atemorizar a la víctima y conseguir sus propósitos. Los comportamientos violentos pueden tener la explicación en los mecanismos de interacción de los grupos, debido a que cuanto más grandes son los grupos, más se reduce la individualidad, se sienten menos responsables de sus acciones y de las acciones de los grupos en conjunto (Diener et al., 1980); o bien son una circunstancia situacional que puede proporcionar un estímulo para la violencia (McGloin y Piquero, 2009).

Las investigaciones revelan una mayor incidencia de penetración vaginal o anal en las agresiones sexuales grupales, de manera similar a los encontrados en otras investigaciones: Porter y Alison (2006) mencionan el 94 %; Higgs (2019) incluso estima el 100 %. Estos resultados están en consonancia con otras investigaciones que concluyen que los incidentes cometidos por los grupos implican una mayor probabilidad de agresiones graves (Lantz, 2020) y mayor probabilidad de sufrir lesiones y problemas de salud en años posteriores (Morgan et al., 2015) o de presentar enfermedades infecciosas, embarazos no deseados y otros trastornos psicológicos como la depresión, el estrés postraumático o la ideación suicida (Edinburgh et al., 2014).

El alcohol es un factor instrumental que tiene una relación significativa con las agresiones sexuales dentro de la literatura, con independencia del número de agresores. Por ejemplo, Cowley (2014) ha encontrado que el alcohol está presente en más del 50 % de todos los casos de agresión sexual. La presencia del alcohol también está relacionada con el consentimiento de las relaciones (Jozkowski y Wiersma, 2015) y tiene un efecto en la interpretación de los mensajes verbales y no verbales en las relaciones sexuales (Jozkowski et al., 2014).

Las futuras líneas de investigación podrían incorporar diversos métodos para reunir información, tanto de la víctima como del delincuente, con investigaciones cualitativas, en lugar de basarse únicamente en los datos reunidos por terceros. Sin embargo, esta limitación debería superar las cuestiones éticas y de acceso a la información. Debido a la escasez de teorías sobre las agresiones sexuales en grupo, se podría revisar la teoría multifactorial de Harkins y Dixon (2013) en futuras investigaciones. Por ejemplo, se podría comparar la presencia de los estereotipos de género y los mitos de violación en los agresores solitarios y en grupo. Asimismo, sería interesante analizar la percepción de las víctimas, de cara a desarrollar programas de tratamiento eficaces.

Una limitación inherente a este estudio es que las investigaciones tuvieron diferentes objetivos y aparecieron diferentes variables que no pudieron tener la suficiente contrastación entre los estudios como sí podrían haber tenido otras características sociodemográficas que pueden tener cierta relevancia en estos delitos: el estado civil de los agresores, la relación entre la víctima y el agresor, o la presencia de otros tipos de delitos.

Aunque el pequeño tamaño de la muestra puede considerarse como una debilidad, dicho tamaño se determinó a través de la representación de la literatura actual. Se necesita continuar con este tipo de investigaciones e incidir en la perspectiva de si la delincuencia de las agresiones sexuales es debido a un proceso de aprendizaje social, un proceso de imitación o el resultado de la presión de un grupo hacia sus miembros. Asimismo, se podrían analizar otros aspectos de las circunstancias del delito, como si los delincuentes en solitario también actúan en grupo y viceversa, así como la presencia de otros tipos de delitos o las tasas de reincidencia, y así poder determinar programas de intervención y tratamiento eficaces.

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