Artículos
Aceptación y
compromiso versus coaching conductual en un programa nutricional y de actividad
física contra el sobrepeso
Acceptance and
Commitment Versus Behavioral Coaching in a Nutritional and Physical Activity
Program Against to Overweight
Fredy Rodríguez-Castellanos frealexrodriguez@gmail.com
Universidad Santo Tomás,
Colombia
Ángela Yazmín Gálvez-Pardo angelagalves@usantotomas.edu.co
Universidad Santo Tomás,
Colombia
Diana García dianam.garciab@konradlorenz.edu.co
Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Colombia
Sebastián Barreiro bstneiro12@gmail.com
Universidad Santo Tomás,
Colombia
Aceptación y compromiso versus coaching conductual en un
programa nutricional y de actividad física contra el sobrepeso
Interdisciplinaria,
vol. 40, núm. 1, pp. 379-398,
2023
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
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Recepción:
10
Marzo 2022
Aprobación:
04
Diciembre 2022
Resumen:
En los últimos años, Colombia registra
un aumento tanto de sobrepeso como de obesidad, aspecto que produce el
establecimiento de modelos complejos de intervención que generen cambios de
actitud, compromiso en las personas y el mejoramiento de hábitos alimenticios y
de actividad física. Este estudio pretendió comparar la efectividad entre dos
componentes psicológicos (estrategias conductuales tradicionales y un
entrenamiento en aceptación y compromiso), sumados al entrenamiento físico
concurrente y la educación nutricional (junto con una dieta hipocalórica),
sobre variables antropométricas, la aptitud física, los aspectos de la conducta
alimentaria y la sintomatología de salud mental. El diseño de investigación fue
de caso único ABA (línea base-intervención-línea base) para cada condición de
tratamiento. La muestra estuvo conformada por cinco mujeres y un hombre, entre
los 33 y 49 años de edad, con preobesidad y obesidad tipo I, asignados entre
los grupos de coaching conductual y entrenamiento en aceptación y compromiso.
Los hallazgos muestran un mejoramiento en: composición corporal, resistencia
aeróbica, fuerza prensil, compromiso y fusión cognitiva frente a situación de
alimentación y actividad física en dos participantes de la estrategia de
aceptación y compromiso, mientras que hubo mayor variación en los resultados de
los participantes de coaching conductual. Este es un pilotaje de un estudio con
mayor capacidad de inferencia.
Palabras clave: obesidad,
modificación de conducta, actividad física, nutrición, aceptación y compromiso,
ejercicio físico.
Abstract: There is an increase in both overweight and obesity in the
world, aspect that tends for the approach of integral models of intervention,
that generate changes in attitude, and commitment in people towards their
eating habits and physical activity, that counteract a sedentary lifestyle and
the influence of counterproductive processed foods for energy balance. This
study aimed to compare the effectiveness between two psychological components
(traditional behavioral strategies and a 6-session acceptance and commitment
training), added together, each one: a) concurrent physical training
(strength/endurance) with bioadaptation process, b) hypocaloric diet and c)
Nutritional education. Measurements of anthropometric variables were obtained,
physical fitness and mental health symptoms, while the average of steps was
measured during the whole process, constituting this part in a single ABA case
design for each treatment condition. The sample consisted of five women and one
man, between 33 and 49 years of age, with pre-obesity and type I obesity,
assigned in a non-random way between the behavioral coaching and acceptance and
commitment training groups. In physical training, priority was initially given
to the conditional capacity of strength, being an incident in the mobilization
of large muscle groups (multi-joint) in order to generate a greater caloric
expenditure, directly influencing exercises that optimize postural hygiene by
working in the core zone and complementing training with synergistic or
accompanying biarticular exercises in the movement of daily physical
activities, subsequently the execution of aerobic resistance in search of the
increase in the maximum oxygen consumption capacity ( max), ending with the
implementation of vital flexibility exercises for physical exercise releasing
muscle tension, favoring conditional physical ability. Regarding the
intervention of the nutritional component, the most important input to begin to
identify eating habits and subsequently modify them was the 24-hour reminder,
applying in the first week of the baseline and the reversal phase. The nutritional
intervention consisted of: (a) education so that participants understood and
generated greater adherence to the nutritional proposal and (b) hypocaloric
diet, reducing daily intake between 500 and 600 kilocalories per day. A
follow-up anthropometric assessment was also carried out towards the third week
of the intervention phase to obtain feedback on the incidence of their behavior
on the anthropometric variables. Regarding the record of the number of steps,
both in the baseline and reversion phases the monitor screens were covered,
contrary to the intervention phase, since its observation allows
self-monitoring towards the weekly personal goal of steps that was established
and accompanied by a professional, who in turn generated a graph with the results
of the week and gave feedback to each participant. The findings show an
improvement in: body composition, aerobic endurance (VO2 max) and
grip strength, being the main factor of result in the realization of the
physical exercise. Likewise, an increase in the number of steps from the
baseline is identified in both groups (X = 9 228.07; S = 1 985.89) to the
intervention phase (X = 9 734.22; S = 1 660.86) and a decrease in reversion (X
= 9 099.88; S = 2 328.69). In the acceptance and commitment group, no increase
in mental health symptoms was identified, increased or sustained cognitive
restriction and decreased scores for uncontrolled eating and emotional eating,
while there was greater variation in the results of the behavioral coaching
participants. This is a pilot of a study with greater capacity for inference.
Keywords: obesity, behavior
modification, physical activity, nutrition, acceptance and commitment, physical
exercise.
Introducción
La obesidad es considerada una pandemia del siglo XXI (Córdova, 2016). Se identificó que el 13 %
de la población adulta la padecía y el 39 % presentaba sobrepeso en 2016, lo
que podía aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles:
osteoartritis, diabetes, algunos tipos de cáncer y enfermedades
cardiovasculares (Organización Mundial de
la Salud [OMS], 2020).
Pese a que Colombia cuenta con una ley desde 2009 que define la
obesidad como una enfermedad y establece cuáles son los entes estatales para
promover la nutrición saludable y la actividad física, se identifica un aumento
tanto del sobrepeso como de la obesidad entre las mediciones registradas en la
Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en 2010 y 2015 (Castañeda, 2018). En la actualidad, se
considera en sobrepeso al individuo con un Índice de Masa Corporal (IMC) entre
25 kg/m² y 29.9 kg/m², y en obesidad por encima de 30 kg/m², entre otros
indicadores (OMS, 2021).
Aunque existen explicaciones desde la genética, algunos autores
señalan que la sociedad occidental es un ambiente obesogénico que favorece el
desbalance energético que tiende a una alimentación alta en calorías y poca
realización de actividad física (Arnaiz,
2009), por lo que, en términos de política pública, es un tema que debe
abarcarse desde modelos más complejos como los ecológicos, más allá de la
búsqueda de un cambio de actitud en el individuo. Sin embargo, disciplinas como
la nutrición, el entrenamiento para la salud y la psicología pueden realizar
aportes tanto a nivel individual como grupal (Rodríguez, García, Gálvez, Ayala y Fonseca,
2019).
De acuerdo con la OMS (2009),
unos hábitos nutricionales mejorados pueden jugar un papel importante en la
disminución de factores de riesgo para la morbimortalidad, pues siete de los
diez factores de riesgo de mortalidad en los países desarrollados están
relacionados con el desbalance energético explicado anteriormente: (a) presión
arterial alta; (b) niveles altos de glucosa sanguínea; (c) niveles altos de
colesterol; (d) obesidad y sobrepeso; (e) inactividad física; (f) ingesta baja
de frutas y de verduras; y (g) el consumo de alcohol. Es decir que, las
personas que logran desarrollar un estilo de vida saludable basado en adecuados
hábitos alimenticios y en la práctica regular de actividad física reducen
sustancialmente el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas.
El Centro de Control y Prevención de la Enfermedad (CDC, por sus
siglas en inglés) define la obesidad como un exceso de adiposidad, por lo que
el peso resulta más alto de lo que se considera saludable para la talla (Ledoux, López, Johnston, Vaughan y Foreyt,
2017). Sin embargo, la patología de la obesidad evidencia un agrandamiento
o un mayor número de células grasas, al tener la grasa visceral o ectópica una
relación más fuerte con las complicaciones asociadas a la obesidad que la grasa
corporal total (Bray, Kim y Wilding 2017).
Por lo anterior, es importante introducir en el diagnóstico la
evaluación de la composición corporal, la grasa visceral, los índices
metabólicos y la predisposición genética. Así, en esta propuesta, se valora no
solo el peso, la talla y el IMC, sino también el perímetro de cintura y la
composición corporal mediante el método de bioimpedancia eléctrica.
Los tratamientos dietarios, basados en la evidencia, sugieren
que el control de peso en los adultos debe enfocarse en mantener una ingesta
reducida de calorías y seleccionar un plan nutricional que mantenga esta
reducción al crear un déficit energético que facilite la pérdida de peso. Al
realizar una reducción de 500 kcal al día se proporciona una pérdida de peso
segura, siempre que el consumo total de energía no sea menor a 1 200 kcal, para
mantener una ingesta adecuada de nutrientes (Ledoux, López, Johnston, Vaughan y Foreyt,
2017).
También es importante realizar una educación nutricional en la
población, la cual ha demostrado efectividad en el cambio de hábitos
alimentarios que promueve una disminución de peso y una reducción del IMC (Davis et al., 2011, como se citó en
Johnston, Hernández y Abdullah, 2017).
Junto a la reducción de la ingesta calórica es necesario
aumentar la actividad física, a través del ejercicio para tener efectos
metabólicos (Shaw, Shaw y Brown, 2008),
concretamente mediante un entrenamiento concurrente que combine entrenamiento
de la fuerza (hipertrofia o potencia muscular) con el entrenamiento aeróbico
(resistencia) en un único programa de ejercicio físico. Sus efectos son
factibles de medir en los diferentes componentes de la aptitud física (Bautista, Martínez, Pinilla y Daza, 2011),
especialmente, según la flexibilidad, la resistencia aeróbica, la fuerza y la
composición corporal. En el caso de la presente investigación se evaluó la
fuerza muscular y la resistencia aeróbica.
Lee y Skerrett (2001)
postulan que con la práctica continua de ejercicio se reducen entre 20 y 30 %
las causas de mortalidad, paralelo a los múltiples beneficios de la pérdida de
peso por el aumento del gasto energético. Esto se relaciona con factores como:
intensidad, volumen, carga y frecuencia del entrenamiento, así como el tiempo
de recuperación y la velocidad de movimiento (Luque, Martos, Gutiérrez y Vallejo, 2010).
Los cambios en la aptitud física se comienzan a evidenciar luego de ocho
semanas de entrenamiento, que se enfoca, inicialmente, en la correcta ejecución
de los movimientos a partir de su comprensión y automatización. Sin embargo, el
reto para las personas con historial mayoritariamente sedentario es la adherencia
(Molinero, Salguero y Márquez, 2011).
Existen diversas estrategias de la psicología comportamental
aplicadas al fortalecimiento del hábito de la actividad física, como son los
contratos conductuales, el automonitoreo, el establecimiento de metas y el
autorreforzamiento (Dishman, 1982).
Algunas de estas estrategias han sido adaptadas a las nuevas tecnologías,
principalmente a los relojes y teléfonos inteligentes; la evidencia de
metaanálisis y revisiones sistemáticas señalan positivamente su aporte (Romeo et al., 2019).
Valbuena, Miltenberger y
Solley (2015) utilizaron las estrategias conductuales de automonitoreo,
establecimiento de metas y, además, añadieron una retroalimentación semanal por
parte de un control externo para aumentar el número de pasos, que implica que
hubo coaching conductual (Seniuk, Witts,
Williams y Ghezzi, 2013).
Pese a todos los elementos de una intervención multicomponente,
la obesidad es considerada una enfermedad de difícil remisión y se estima que
solo entre un 10 y un 30 % de las personas logran mantenerse por debajo del
peso registrado al inicio del tratamiento (Godoy
y Fernández, 2003). Por lo tanto, algunos autores explican la necesidad de
mantener la motivación de las personas en el proceso de cambio, de manera que
haya una congruencia entre sus comportamientos saludables y sus valores de vida
a través de otras intervenciones, mediante un entrenamiento en aceptación y
compromiso (Pelletier, Dion,
Slovinec-D’Angelo y Reid, 2004).
Se ha encontrado una evidencia creciente que sugiere la
efectividad de este último tipo de intervención grupal de seis sesiones sobre
variables de la conducta alimentaria (Järvelä-Reijonen,
et al., 2018). Más aun, Forman y
Butryn (2015) presentan un modelo conceptual que busca integrar las
estrategias conductuales tradicionales con un entrenamiento en aceptación y
compromiso, con el argumento de que este último componente no solamente
favorece habilidades protectoras contra los lapsus en la dieta (por ejemplo,
comer emocional), sino también en los que se presentan en la actividad física
(por ejemplo, impulsividad a la reducción o a su abandono).
Este documento pretende constituirse en una investigación
preliminar con el fin de comparar la efectividad entre ambos componentes
psicológicos en un programa que involucra entrenamiento físico concurrente,
educación nutricional, junto a una dieta hipocalórica, sobre variables
antropométricas (peso, IMC, porcentaje graso, masa muscular y perímetro de
cintura), aptitud física (fuerza prensil y consumo máximo de oxígeno), aspectos
de la conducta alimentaria (ingesta incontrolada, restricción cognitiva y comer
emocional), y sintomatología de salud mental.
Esta investigación es paralela a otra de Rodríguez et al. (2019) en la que se
identificó que es posible encontrar algunos resultados positivos al integrar
ambos componentes psicológicos a la intervención física y nutricional.
Método
Diseño
Es un diseño de caso único ABA (Barlow, Nock y Hersen, 2009) para cada
condición de tratamiento (coaching conductual y aceptación y compromiso).
Participantes
Cinco mujeres y un hombre, voluntarios mayores de edad entre los
33 y 49 años de edad, seleccionados por conveniencia (Hernández, Fernández y Baptista, 2014),
pertenecientes a una universidad privada con varias sedes ubicadas en
diferentes sectores de Bogotá: cinco eran docentes con formación de maestría y
una secretaria con formación de pregrado; los docentes clasificaron de acuerdo
a IMC en obesidad tipo 1 y la funcionaria administrativa en preobesidad. Fueron
asignados entre los grupos de coaching conductual y entrenamiento en aceptación
y compromiso, en dos de las sedes de la universidad.
Se tuvieron en cuenta los siguientes criterios para la inclusión:
edad entre 25 y 60 años de edad; con IMC entre 25 a 39.9; clasificados con
obesidad exógena (bajo nivel de actividad física/sobreingesta alimentaria) no
atribuible a causa orgánica (enfermedad hormonal como diabetes o
hipotiroidismo); un nivel de aptitud física en
entre medio y bajo (Cuestionario de medición de la capacidad
física sin hacer ejercicio); ingerir con baja frecuencia frutas y vegetales,
pero alta de grasa (Cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos), y un
porcentaje igual o superior al 50 % en ingesta emocional, según Three-Factor
Eating Questionnaire-R18 (TFEQ-18).
Los participantes no debían presentar diagnósticos previos de
trastornos de la conducta alimentaria ni de estados de ánimo, así como no estar
medicados con antihistamínicos, corticoides, antidepresivos y contraceptivos
orales. Tampoco debieron participar en ningún programa nutricional o de
actividad física estructurado un mes antes de la intervención. Finalmente se
escogieron los que calificaron entre 4 y 5 (puntaje máximo: 5) a la pregunta
¿Qué tan motivado/a estás para perder peso en esta ocasión en comparación con
los esfuerzos anteriores? (Nurkkala et
al., 2015).
Instrumentos y materiales
A los participantes se les evaluó los factores de: peso,
porcentaje graso y masa muscular con la ayuda de la báscula de bioimpedancia
eléctrica marca Tanita Iron Man BC-554, la cual garantiza precisión a los 50 g
o 100 g más cercanos (Tanita, 2019).
La talla se valoró mediante el tallímetro Seka de pared, el cual cuenta con una
escala que va desde 0 a 209 cm; con una precisión de 1 mm. Respecto al
perímetro de cintura se utilizó cinta métrica con una escala de medición de 0 a
150 cm y una precisión de 1 mm y el protocolo aplicado fue de acuerdo con ISAK (Sociedad Internacional para el Avance
de la Cineantropometría, 2001).
Se utilizó el Cuestionario de Frecuencia de Consumo para
determinar la ingesta de alimentos con elevado contenido de grasa y fibra (Instituto de Nutrición de Centro América y
Panamá, 2006). Este instrumento de autoevaluación permitió seleccionar la muestra.
La evaluación y el seguimiento de ingesta se realizaron mediante el instrumento
de recordatorio de 24 horas (Ahluwalia,
Dwyer, Terry, Moshfegh y Johnson, 2016) y se utilizaron, como soporte, las
fotografías enviadas al WhatsApp con lo cual se esperaba tener mayor
confiabilidad en los datos suministrados por cada participante.
También se utilizó la Prueba de Fuerza Prensil que es un método
para conocer la fuerza muscular. Mediante un dinamómetro calibrado se obtuvo la
fuerza isométrica máxima que cada mano puede generar, medida que tiene gran
correlación con la fuerza en extremidades inferiores (Guede et al., 2015), y se aplicó el
protocolo de la American Society of Hand Therapists (Casanova, 1992).
Para conocer la capacidad cardiorrespiratoria de los individuos
se usó el test de Rockport, caminata de una milla (1 609.3 metros), lo más
rápido posible. De esta forma, se pudo cuantificar la capacidad aeróbica con
base a la edad, sexo y tiempo utilizado en recorrer la distancia y la
frecuencia cardíaca al finalizar la prueba (González
Flores y Maureira Cid, 2014).
El Cuestionario de Medición de la Capacidad Física sin Hacer
Ejercicio, funcionó para conocer el estatus previo de la capacidad funcional y
aptitud física. Jackson et al. (1990)
identificaron un adecuado valor de predicción respecto a medidas objetivas del
VO2, obteniendo un valor R ≥ .78 respecto a grasa en pliegues
cutáneos e IMC.
El Cuestionario de los Tres Factores de Alimentación-Revisado,
(TFEQ-R18, por sus siglas en inglés), permitió conocer valores en las
dimensiones: a) ingesta incontrolada, acompañada de una percepción de hambre no
explicable; b) comer emocional, frente a emociones de connotación negativa como
la ansiedad y el estrés, y c) restricción cognitiva, sin prestar atención a las
sensaciones de saciedad y hambre (sin estar en dieta) que hace que la persona
pueda regular la ingesta por su peso y forma. Se aplicó la versión española de Jáuregui, García, Carbonero, Magallares y
Ruiz (2014), con un alfa de Cronbach = .87 y aceptable validez convergente
y discriminante. Los puntajes brutos se transforman en porcentajes (Furman, 2012).
También se utilizó el Cuestionario de Salud General (GHQ-12, por
sus siglas en inglés), instrumento relacionado con sintomatología emocional
que, en particular, se utiliza como tamizaje en salud mental y es
unidimensional: a mayor puntaje se considera que mayor es la sintomatología
emocional. Las propiedades psicométricas se obtuvieron en un estudio de
comparación de participantes clínicos y no clínicos; las evidencias sobre
validez y confiabilidad fueron apropiadas (Ruiz,
García-Beltrán y Suárez-Falcón, 2017). Se corroboró mediante entrevista que
la persona no presentara indicadores clínicos.
Finalmente se utilizaron seis relojes Fitbit® Alta ™, modelo que
no ha tenido un estudio de validez (Rossi
et al., 2018); sin embargo, cuentan con acelerometría de última generación
que permite mayor precisión para medir los pasos.
Procedimiento
Se realizó una convocatoria en la institución y las personas que
no cumplieron los criterios de inclusión tuvieron una retroalimentación y
recomendaciones para su salud. Los seis participantes seleccionados fueron
distribuidos en dos grupos de tratamiento (tres en coaching conductual y tres
en entrenamiento en aceptación y compromiso), de acuerdo con la sede de la
ciudad de Bogotá en la que laboraban.
Una vez cumplidos los parámetros éticos y legales de
consentimiento informado y tratamiento de datos personales, los seis
participantes fueron evaluados antropométricamente, en su fuerza muscular y
resistencia aeróbica y se les aplicó el recordatorio de 24 horas en la primera
semana de la línea de base (fotos para compartir en el chat con la profesional
en nutrición) y en la última de la fase de reversión; todo esto de manera
individual. En estas fases sin tratamiento, los participantes portaron los
monitores de actividad física con una cinta que les impedía tener acceso a
cualquier información. Pese a ello, al finalizar la línea de base, todos los
participantes obtuvieron una retroalimentación gráfica sobre el promedio de
pasos semanal.
La intervención multicomponente fue igual en los aspectos de
nutrición y entrenamiento físico para ambos grupos.
Al iniciar la fase de intervención se les realizó una
capacitación sobre educación nutricional y se les explicó el plan dietario a
seguir. A los dos grupos se les realizó una restricción de entre 500 a 600
kcal, con una distribución del 20 % de proteína, 30 % de grasa y 50 % de
carbohidrato. Cada participante tuvo una valoración antropométrica de
seguimiento hacia la tercera semana de intervención, además de tener acompañamiento
de manera virtual a través del chat con la nutricionista para que realizaran
las preguntas que tuvieran sobre el plan dietario. En cuanto a entrenamiento
físico, los participantes tuvieron planes de entrenamiento concurrente en el
gimnasio de su respectiva sede y establecieron un horario de disponibilidad con
el entrenador en modalidad personalizada, dos sesiones por semana.
Ahora bien, la diferencia entre ambos grupos radicó en el
coaching conductual y el entrenamiento en aceptación y compromiso. El primer
grupo hizo uso de la información del promedio de pasos como indicador de
actividad física para generar metas individuales respecto a esto y al
cumplimiento de los entrenamientos personalizados, a partir de encuentros
telefónicos con un asistente de investigación con formación en cultura física y
psicología, mediante la aplicación de mensajería WhatsApp, de acuerdo al
procedimiento de Valbuena (2013). Por
otra parte, el segundo grupo no generó metas semanales, sino que asistió a seis
sesiones grupales de entrenamiento en aceptación y compromiso, adaptación de la
propuesta de ocho sesiones de Juarascio et
al. (2013), como se observa en la Tabla 1.
Tabla 1
Descripción de las
sesiones propuestas por Juarascio, et al., (2013) y adaptadas por los autores
Sesión Temática |
Modificaciones por
autores |
|
Sesión 1 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de Aceptación y Compromiso (ACT). El sufrimiento
humano es Universal. Si el dolor se fuera… Estrategias de control
(desesperanza creativa) Combatir con el monstruo. “Soltar la cuerda” y
síntomas alimentarios Tarea: Registro de estrategias de control y sus
consecuencias a corto y largo plazo y práctica de “soltar la cuerda”. |
Permanece
introducción al modelo y objetivo de la investigación. Se incluye la
explicación relacionada con el sufrimiento y el dolor. Se mantiene el
ejercicio del “inventario de sufrimiento”. Se realiza ejercicio “Si el dolor
se fuera”. Se adiciona ejercicio de atención plena en actividad física.
Tarea: Se adiciona ejercicio sobre “¿Qué hacemos con lo que no podemos
lidiar?” y se solicita registro de estrategias relacionadas con la conducta
alimentaria/vida valiosa. |
Sesión 2 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de Aceptación y Compromiso. Arenas movedizas y
voluntad. ¿Qué es la voluntad? Estar dispuesto a contener la respiración.
Deseo de surfear. La voluntad y seguir un plan alimentario. Mente a corto
plazo vs. mente a largo plazo y la relación con los síntomas de desórdenes
alimentarios. Gafas amarillas. Tarea: Práctica de las ganas de surfear y
práctica de la voluntad cuando se sigue un plan alimentario. |
Se realiza ejercicio
de atención plena sobre actividad física. Repaso del modelo de ACT y revisión
de la tarea. Se adiciona ejercicio de estrategias de control, metáfora sobre
“combatir al monstruo”. Se adiciona ejercicio de defusión sobre el dolor y la
buena voluntad “Estar dispuesto a contener la respiración”. Se adiciona
actividad de “bajar tus peros”. Se elimina ejercicio de deseo de surfear,
mente a corto y largo plazo y ejercicio de gafas amarillas. Tarea: Línea del
tiempo sobre los pensamientos que más perturban y estrategias de evitación
del dolor. |
Sesión 3 |
Revisión de la tarea
e introducción al Modelo de Aceptación y Compromiso. La máquina del
polígrafo. El ejercicio del epitafio. Ejercicio de “Levantarte de tu
asiento”. Defusión cognitiva y “sentirse” gordo. Estar donde tu
estás/Mindfulness. Tarea: Registro de razones y causas y práctica usando
defusión cognitiva. |
Se adiciona
ejercicio de atención plena sobre actividad física. Revisión de tarea de
línea del tiempo y posible evitación experiencial. Se adiciona metáfora sobre
sufrimiento “Arenas movedizas”. Se adiciona ejercicio de atención plena sobre
atención y aceptación “aprender a surfear”. Se adiciona en esta sesión
ejercicio de gafas amarillas. Se adiciona explicación de modelo teórico sobre
restricción rígida alta y alta restricción flexible. Se mantiene ejercicio de
“estar donde se encuentra”. No se realiza ejercicio del polígrafo, epitafio,
levantarse de su asiento ni defusión. Cambio de tarea: Practica de atención
plena. |
Sesión 4 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de ACT. Fobia a las serpientes. Montaña de valores.
Defusión y tomar un bolígrafo. Comer consciente. Tarea: Comer consciente. |
Se adiciona
ejercicio de atención plena sobre actividad física. Revisión de tarea, no se
realiza introducción al modelo. Se adiciona ejercicio de defusión “Ejercicio
del limón” y “tomarse 10 minutos”. Se adiciona ejercicio experiencial “los
valores no son el futuro”. Se elimina ejercicio de “fobia a las serpientes”,
“tomar un bolígrafo” “montaña de valores” y comer consiente. Cambio de tarea:
Registro de conductas que permiten avance en vida valiosa, practica de
atención plena. |
Sesión 5 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de ACT. El juego de Voleyball . Pasajeros del
autobús. Voluntad para reducir la restricción alimentaria. Valores.
Alimentación liminal. Tarea: Practica de reducción de alimentación
restrictiva y meditación mindfulness. |
Se realiza
explicación teórica del Yo como contexto vs yo contenido. Se adiciona
ejercicio de atención plena “comiendo pasas” y reflexión sobre el comer
consiente. Se mantiene ejercicio del “juego de voleyball”. Se adiciona
ejercicio de “tablero de ajedrez”. Se mantiene explicación sobre” ¿Qué son
los valores?” No se realiza actividad de alimentación liminal, ni pasajeros
del autobús, ni voluntad. Se mantiene tarea. |
Sesión 6 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de ACT. Asociaciones de palabras automáticas. Contar
historias. Gordo, gordo, gordo. Agradecer a la mente. Patrón aplastante.
Tarjetas de valores. Tarea: Patrón aplastante y practica del uso de la defusión
cognitiva. |
Se revisa la tarea
sobre atención plena. Se adiciona metáfora de “pasajeros del autobús”. Se
adiciona ejercicio de percepción alimentaria. Se mantiene ejercicio de
asociación automática de palabras. Se mantiene ejercicio de contar historias
y agradecer a la mente. Se adiciona explicación de técnicas de defusión
cognitiva. Se adiciona ejercicio de “torta de valores”. Retroalimentación
general. No se realiza ejercicio de tarjetas de valores, patrón aplastante ni
repetición de palabras. |
Sesión 7 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de ACT. Jeep Amarillo/ Torta de chocolate. La
irritable tía Lida. Voluntad y chequear/evitar el cuerpo. Hojas sobre el
arroyo. Exposición al cuerpo. Tarea: Registro de los 10 dominios valiosos y
exposición al cuerpo. |
NA |
Sesión 8 |
Revisión de la tarea
e introducción al modelo de ACT. Torta de valores. Dos emisoras radiales.
Trampa de dedos chinos. Manos en frente de la cara. Comiendo un simple
chocolate. Tarea: Voluntad al servicio de los valores. |
NA |
Análisis de datos
Los datos obtenidos se trataron en Excel, así como las gráficas
sobre el promedio de pasos respecto a la intervención psicológica que se
desarrollaron de acuerdo a los parámetros para investigaciones de analistas de
la conducta ofrecidos por Hillman y Miller
(2004). Los análisis ofrecidos describen los cambios entre los momentos
previos y posteriores a los tratamientos para cada uno de los grupos de tres
participantes.
Resultados
En la figura 1 se observan los pasos promedio
a la semana del grupo de Coaching Conductual aumentaron de (X = 9 804.22; S =
939.92) en línea base a (X = 10 438.50; S = 492.01) en intervención, resalta la
concentración de los datos en esta segunda fase dada la disminución de la
desviación; en reversión los pasos disminuyeron (X = 9 464.44; S = 1 337.13).
Figura 1.
Promedio de pasos diarios realizados por semana de cada
participante del grupo 1
Similar tendencia ocurre con los participantes del grupo de
entrenamiento en aceptación y compromiso, con excepción del participante 6
(P6), el cual no aumentó sus pasos. Los pasos promedio a la semana del grupo
pasaron de (X = 8 651.92; S = 3 031.86) a (X = 9 029.94; S = 2 829.71) en
intervención, para finalmente disminuir en reversión (X = 8 735.33; S = 3
320.28).
Figura 2.
Promedio de pasos diarios realizados por semana de cada
participante del grupo 2
De acuerdo con las evaluaciones antropométricas, se observó que
todos los participantes iniciaron con porcentajes grasos que variaban entre el
30 % al 44.5 %, los cuales son valores altos para la edad. El perímetro de
cintura presentó un rango de 101.5 a 110.9. Después de cinco semanas de
intervención del primer grupo y cuatro semanas de intervención en el segundo se
evidenció disminución del porcentaje graso de 7.4 % del participante 3 (P3); .3
% y .5% en los participantes 1 y 2 (P1-2) del grupo 1, y entre 5.5 % a 4.3 % en
el segundo. Aunque estas pérdidas son altas, se presentó un incremento de
porcentaje graso en el P6, de 1.4 %. Al revisar los datos de perímetro de
cintura se percibió una pérdida de .2 y 1.3 cm en dos participantes del grupo
de Coaching Conductual; sin embargo, uno de los participantes no solo no disminuyó
su perímetro de la cintura, sino que este aumentó 2 cm. En el grupo de
aceptación y compromiso, dos participantes disminuyeron de 2.4 y 2.5 cm, pero
un participante presentó un aumento de 4 cm (tabla 2).
En cuanto a la mejoría de su composición corporal y
antropometría, sobresalen en primer lugar P4 y P5, seguidos por P2 y P3,
quienes aumentaron peso debido al incremento de masa muscular y paralelamente
disminuyeron en grasa y perímetro de cintura; es decir, su IMC aumentó debido
al crecimiento muscular y no de tejido graso (Tabla 2).
Tabla 2
Pretest y postest de
composición corporal y datos antropométricos en ambos grupos
Grupo |
Participante |
Test |
Composición |
Datos
antropométricos |
Adherencia controles |
|||
Peso |
IMC |
Porcentaje masa
grasa |
Masa muscular |
Perímetro de cintura |
||||
Grupo 1 Coaching
conductual |
1 |
Inicial |
77.9 |
33 |
40.7 |
43.9 |
107.8 |
100 % |
Final |
76.8 |
32.5 |
40.4 |
43.4 |
109.8 |
|||
Cambio |
-1.1 |
-.5 |
-.3 |
-.5 |
2 |
|||
2 |
Inicial |
97.5 |
30.1 |
30 |
64.9 |
110.9 |
100 % |
|
Final |
97.9 |
30.2 |
29.5 |
65.6 |
109.6 |
|||
Cambio |
.4 |
.1 |
-.5 |
.7 |
-1.3 |
|||
3 |
Inicial |
78.8 |
31.3 |
41 |
43.8 |
101.5 |
100 % |
|
Final |
79.4 |
31.5 |
33.6 |
50 |
101.3 |
|||
Cambio |
.6 |
.2 |
-7.4 |
6.2 |
-.2 |
|||
Grupo 2 Aceptación y
compromiso |
4 |
Inicial |
85.3 |
33.9 |
43.8 |
45.5 |
103 |
100 % |
Final |
84.8 |
33.8 |
39.5 |
48.3 |
100.6 |
|||
Cambio |
-.5 |
-.1 |
-4.3 |
2.8 |
-2.4 |
|||
5 |
Inicial |
81.8 |
33.3 |
44.5 |
43.1 |
108.8 |
100 % |
|
Final |
79.3 |
32.3 |
39 |
46 |
106.3 |
|||
Cambio |
-2.5 |
-1 |
-5.5 |
2.9 |
-2.5 |
|||
6 |
Inicial |
77.6 |
29.7 |
38.3 |
45.5 |
102.9 |
100 % |
|
Final |
80.1 |
30.7 |
39.7 |
45.8 |
106.9 |
|||
Cambio |
2.5 |
1 |
1.4 |
.3 |
4 |
Se consiguieron mayores adaptaciones físicas entre los
integrantes del grupo de aceptación y compromiso, debido a que los
participantes 4 (P4) y 5 (P5) obtuvieron un cambio positivo en fuerza (prensil)
y consumo máximo de oxígeno (VO2 max). En cambio, el participante 6
(P6) tuvo solo un leve aumento de masa muscular y de fuerza prensil, sin poder
contrastarse el cambio en consumo máximo de oxígeno. Por otra parte, en el
grupo de coaching conductual, los P1 y P3 no realizaron la mayoría del
entrenamiento físico, contrario al P2, el cual tuvo el mejor desempeño en el VO2
max (tabla 3).
En general, se identifica un mejoramiento de la fuerza prensil
en todos los participantes; sin embargo, se observan mayores diferencias en el
postest en los más entrenados (adherencia), igual que con el VO2 max
(tabla 3).
Tabla 3
Componentes de la
aptitud física valorados en el proceso
Grupo |
Participante |
Dinamometría |
Consumo de oxígeno |
Adherencia a
entrenamiento |
|||||||||
Derecha |
Izquierda |
VO2max |
Tiempo milla |
||||||||||
Grupo 1 Coaching
conductual |
Inicial |
15.5 |
± 4.94 |
14.75 |
± 3.18 |
24.82 |
19:05.0 |
31.25 % |
|||||
1 |
Final |
17.75 |
± 3.88 |
18.25 |
± 2.47 |
21.64 |
20:04.0 |
||||||
Cambio |
2.25 |
± 1.06 |
3.5 |
± .71 |
-3.18 |
(+1:01.0) |
|||||||
Inicial |
25 |
± .70 |
25.5 |
± 1.41 |
32.92 |
16:56.2 |
68.8 % |
||||||
2 |
Final |
36.75 |
± 4.59 |
35.5 |
± .70 |
34.63 |
15:30.4 |
||||||
Cambio |
11.75 |
± 5.30 |
10 |
± .70 |
1.71 |
(-1:25.8) |
|||||||
Inicial |
17.5 |
± .70 |
13.5 |
± .70 |
26.48 |
19:51.3 |
31.25 % |
||||||
3 |
Final |
17.75 |
± 3.18 |
20 |
± 0 |
30.03 |
19:41.0 |
||||||
Cambio |
.25 |
± 2.47 |
6.5 |
± .70 |
3.55 |
(-00:10.3) |
|||||||
Grupo 2 Aceptación y
compromiso |
Inicial |
13 |
± 4.94 |
19.5 |
± 1.41 |
26.11 |
21:08.2 |
75.0 % |
|||||
4 |
Final |
24 |
± 4.94 |
26.25 |
± .35 |
30.56 |
19:32.3 |
||||||
Cambio |
11 |
± 0 |
6.75 |
± 1.06 |
4.45 |
(-01:75.2) |
|||||||
Inicial |
16.25 |
± 1.76 |
15.5 |
± 2.82 |
33.49 |
16:42.1 |
68.8 % |
||||||
5 |
Final |
26.5 |
± 0 |
20.5 |
± 4.24 |
35.86 |
16:29.2 |
||||||
Cambio |
10.25 |
± 1.76 |
5 |
± 1.42 |
2.37 |
(-00:12.9) |
|||||||
Inicial |
19.5 |
± 2.12 |
18.5 |
± .70 |
34.39 |
19:01.5 |
31.25 % |
||||||
6 |
Final |
26.25 |
± 3.88 |
24.25 |
± .35 |
Ø |
Ø |
||||||
Cambio |
6.75 |
± 6.01 |
5.75 |
± 0.35 |
|||||||||
En cuanto a las variables de la conducta alimentaria, se obtuvo
la siguiente información: la restricción cognitiva en el grupo 1 fue variable,
mientras que en el grupo 2 hubo un aumento en dos participantes y en el puntaje
más alto ocurrió un mantenimiento. Por otra parte, se identificó una tendencia
generalizada a la disminución de la ingesta incontrolada y, finalmente, en el
grupo de aceptación y compromiso se observó una reducción en los puntajes de
comer emocional.
En cuanto a sintomatología de salud mental se identificó un
aumento en dos participantes del grupo de coaching conductual y una disminución
en todo el grupo de aceptación y compromiso (tabla 4).
Tabla 4
Pretest y postest de
las variables psicológicas en proceso
Grupo |
Participante |
Instrumento -
variable/dimensión |
||||
GHQ-12 |
TFEQ-R18 |
|||||
Salud mental |
Restricción
cognitiva |
Ingesta incontrolada |
Comer emocional |
|||
1 |
Inicial |
4 |
55.55 % |
44.44 % |
55.55 % |
|
1 |
Final |
5 |
55.55 % |
37.03 % |
77.77 % |
|
Cambio |
+1 |
0 % |
-7.41 % |
22.22 % |
||
Inicial |
13 |
33.33 % |
62.96 % |
66.66 % |
||
2 |
Final |
14 |
11.11 % |
59.25 % |
66.66 % |
|
Cambio |
+1 |
-22.22 % |
-3.71 % |
0 % |
||
Inicial |
13 |
38.88 % |
62.96 % |
88.88 % |
||
3 |
Final |
4 |
72.22 % |
55.55 % |
66.66 % |
|
Cambio |
-9 |
+33.34 % |
-7.41 % |
-22.22 % |
||
2 |
Inicial |
16 |
33.33 % |
59.25 % |
55.55 % |
|
4 |
Final |
8 |
38.88 % |
25.92 % |
11.11 % |
|
Cambio |
-8 |
+5.55 % |
-33.33 % |
-44.44 % |
||
Inicial |
5 |
44.44 % |
51.85 % |
55.55 % |
||
5 |
Final |
2 |
50.00 % |
40.74 % |
33.33 % |
|
Cambio |
-3 |
+5.56 % |
-11.11 % |
-22.22 % |
||
Inicial |
4 |
61.11 % |
51.85 % |
55.55 % |
||
6 |
Final |
2 |
61.11 % |
18.51 % |
22.22 % |
|
Cambio |
-2 |
0 % |
-33.34 % |
-33.33 % |
Acerca de la adherencia a las sesiones grupales de aceptación y
compromiso en el segundo grupo se obtuvo que la P4 asistió el 75 % de las
sesiones, seguida de la P5 con 68.80 % y la P6 con el 31.25 %. Mientras que
todos los participantes del grupo de coaching conductual siempre respondieron
al seguimiento semanal.
Discusión
Esta investigación pretendió ser un estudio piloto en Colombia
para uno con mayor número de participantes que permitiera generar conclusiones
basadas en herramientas estadísticas robustas y, así, identificar posibles
diferencias en las variables dependientes entre tratamientos con el fin de
aportar al desarrollo de procedimientos efectivos contra la obesidad y el
sobrepeso, un asunto de salud pública mundial (Verdalet, 2011).
Las conclusiones sobre los hallazgos encontrados en los
diferentes participantes fueron que la P1 presentó una pequeña disminución de
todos sus componentes antropométricos –lo cual se esperaba para el peso–, del
IMC y del porcentaje graso; sin embargo, en la masa muscular se pretendía un
incremento, algo que no sucedió, pues la disminución del peso se presentó tanto
en el porcentaje graso como en la masa muscular. Además, hubo un crecimiento en
el perímetro de cintura, lo cual es desfavorable para disminuir el riesgo de
enfermedad cardiovascular. Un comportamiento parecido sucedió en la parte
física y, aunque existió un leve aumento de fuerza prensil, la resistencia
aeróbica disminuyó, lo cual es consecuencia de la baja adherencia al ejercicio,
y muy poco aumento de pasos en la fase de intervención, fue insuficiente como
para clasificar como físicamente activo (Tudor-Locke,
2014). El coach reportó que esta participante mostró aplazamientos y
modificaciones para los encuentros semanales y expresaba no tener tiempo
suficiente para asistir a las sesiones de ejercicio o aumentar
significativamente su número de pasos diariamente.
Ahora bien, los datos obtenidos en aspectos psicológicos
muestran incongruencias pues, por un lado, presentaba un puntaje muy bajo de
sintomatología emocional, mientras que se observó un aumento en el comer
emocional, el mantenimiento de la restricción cognitiva y una leve disminución
de la ingesta emocional. Esto sugiere factores de afectación a la confiabilidad
del instrumento.
El P2 no presentó una disminución de peso e IMC, pero obtuvo una
disminución del porcentaje graso y un aumento en la masa muscular, lo cual es
un aspecto positivo, pues representa un cambio saludable en la composición
corporal. Otro cambio muy favorable fue la disminución del perímetro de la
cintura en más de 1 cm y reducir, así, el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Al confrontar con los componentes de la aptitud física, se mejoró tanto en
fuerza prensil como en el consumo de oxígeno, por lo que pasó a ser el
participante que mayor adherencia al ejercicio presentó del grupo de Coaching
Conductual. Pese a los progresos mencionados, la sintomatología emocional se
amplió levemente, el comer emocional se mantuvo y se presentó disminución en lo
que respecto a la restricción cognitiva y en la ingesta incontrolada. El coach
reportó que este participante le decía que él hacía ejercicio para poder comer
más, mientras explicaba que no estaba dispuesto a cambiar sus hábitos
alimenticios de manera permanente, lo cual podría explicar los resultados en
TFEQ-R18 (Furman, 2012).
Finalmente, dentro del grupo de Coaching Conductual, el P3
presentó un cambio de composición corporal muy favorable, con una pérdida
importante de porcentaje graso y un aumento considerable de masa muscular y,
aunque el perímetro de cintura decreció muy poco, sus otros índices colaborarían
con la disminución de riesgo cardiovascular. A pesar de que la adherencia al
ejercicio fue baja, se presentó un mejoramiento en fuerza prensil y resistencia
aeróbica. Psicológicamente se presentaron cambios positivos, como la
disminución en sintomatología emocional, comer emocional e ingesta
incontrolada, mientras que aumentó la restricción cognitiva. El coach reportó
que este participante se enfocó en cumplir con las recomendaciones
nutricionales y aumentar el número de pasos diario, muy cerca de los 10 000
pasos en la fase de intervención, lo cual se corrobora en la medición, de
acuerdo con la recomendación de salud vigente (OMS, 2020).
Ahora bien, en los participantes con la intervención de
aceptación y compromiso se observó que los P4 y P5 tuvieron una adecuada
participación en el entrenamiento concurrente que repercutió en el mejoramiento
de su perfil cardiometabólico, según los datos y recomendaciones de Coll-Risco et al. (2018). Igualmente,
exhibieron una ganancia muscular con una pérdida de peso corporal total, lo
cual, de acuerdo con Kalantar-Zadeh et al.
(2010), citado por De Lorenzo et al. (2019) confiere beneficios de
supervivencia. También tuvieron resultados positivos en la fuerza prensil, en
la resistencia aeróbica y en el perímetro de cintura. La tendencia es similar
en ambos participantes en cuanto a aspectos psicológicos que presentaron una disminución
en la sintomatología emocional, la ingesta incontrolada y en el comer
emocional, mientras que aumentó la restricción cognitiva. Finalmente, la
asistencia a las sesiones grupales de ACT fue del 75 % y el 68.80 %
respectivamente.
La P4 fue percibida con mayor compromiso, según la entrenadora
en ACT, no solo por la asistencia, sino por el desarrollo de las actividades;
por ejemplo, planteaba situaciones en los estímulos externos tales como un
evento social que la llevaban a pensamientos relacionados con el comer como,
por ejemplo, “es navidad, se vale pecar”, “es solo por hoy”, pero expresaba
cómo ante ellos lograba elegir acciones congruentes con sus valores de vida (Berman, Morton y Hegel, 2016).
El P5 tuvo avances importantes en cuanto a la fusión cognitiva
frente a situaciones de alimentación y actividad física; no obstante, se
evidenció, en ocasiones, la dificultad de generalizar lo trabajado en la sesión
en un ambiente natural, por ejemplo, ante situaciones de estrés laboral. Los
ejercicios relacionados con el aumento de propiedades reforzantes sobre la
actividad física tuvieron un impacto mayor en este participante, que reportó un
aumento de habilidades que le permitieron acciones comprometidas; por ejemplo,
expresó cómo, pese a estar cerrado el gimnasio en una ocasión, eligió
mantenerse físicamente activa, de una manera distinta.
Por el contrario, el P6 no obtuvo ningún cambio favorable,
presentó un aumento en peso, en su IMC, en su porcentaje graso, en el perímetro
de cintura, una ganancia leve en la fuerza prensil y una disminución en la masa
muscular, pero no presentó la prueba de postest de consumo de oxígeno. En
cuanto a los cuestionarios psicológicos, se encontró un mantenimiento de un
puntaje alto-moderado de restricción cognitiva, una disminución de
sintomatología emocional y la disminución de ingesta incontrolada y el comer
emocional, mientras que solo asistió a una sesión de ACT, lo que imposibilitó
el cumplimiento de objetivos. Asimismo, los investigadores tuvieron que
cambiarle el monitor de actividad física, pues reportó haber dañado sin
intención el primer monitor en la segunda semana de la medición de la línea de
base. Al finalizar la investigación se intentó tener su retroalimentación sobre
el proceso sin resultado.
Planteamientos interdisciplinares como el presente contribuyen
de manera más efectiva al estudio de tratamientos para este tipo de problemas
de salud pública, al involucrar profesionales de otras ciencias de la salud (Frayn, Carrière y Knäuper, 2020; Järvelä-Reijonen, et al., 2018), que
incluyen un método objetivo de medición de la actividad física que disminuye
los sesgos del autoinforme y evalúan la aptitud física (Manchón, Quiles, León y López-Roig, 2020).
También se destaca el uso de indicadores de adherencia y cumplimiento a las
sesiones que permite analizar los resultados de manera holística y, finalmente,
el número de sesiones para cada grupo (Manchón
et al., 2020).
En cuanto a diseño y tratamientos, esta investigación encuentra
como su referente más cercano el trabajo de
Forman et al. (2016), aunque persisten diferencias significativas como el
número de participantes y los elementos específicos de cada modalidad de
intervención (entre otros aspectos). Los autores señalan que los participantes
del grupo de aceptación tienen mayor probabilidad de mantener una pérdida de
peso en un seguimiento a los 12 meses, pero señalan la necesidad de integrar
ambas perspectivas (Forman y Butryn, 2015).
En propuestas futuras pueden incluirse otros elementos como:
1. Abordar la autoestima relacionada con el peso en la
intervención en el componente ACT (Levin,
Potts, Haeger y Lillis, 2018).
2. Aumentar el número de sesiones, entre 8 y 12 de ACT (Manchón et al., 2020) y, de manera
paralela, ofrecer el mismo número en intervención conductual tradicional.
3. Aplicar instrumentos específicos relacionados con la
aceptación y el compromiso para la conducta alimentaria (Palmeira, Cunha, Pinto-Gouveia, Carvalho y
Lillis, 2016), como la actividad física (Manchón et al., 2020), por supuesto
adaptados a población adulta latinoamericana.
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