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Resultados de una
evaluación y seguimiento online de problemas de salud mental en universitarios
chilenos
Results of an online
mental health problems screening and follow-up with Chilean university students
Zayra Antúnez zayraantunez@uach.cl.
Universidad Austral de Chile, Chile
Catalina Álamo catalina.alamo@gmail.com
Universidad Austral de Chile, Chile
Tomás Baader tomasbaader@gmail.com
Universidad Austral de Chile, Chile
Rodrigo Vidal vidalz41@gmail.com
Universidad Austral de Chile, Chile
Resultados de una evaluación y seguimiento online de problemas
de salud mental en universitarios chilenos
Interdisciplinaria,
vol. 40, núm. 2, pp. 265-279,
2023
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
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Recepción:
08
Mayo 2021
Aprobación:
13
Febrero 2023
Resumen:
Este estudio examina la detección y
posterior seguimiento online
de problemas de salud mental en
estudiantes universitarios y expone los resultados de ambos procesos. Para
ello, se aplicó a través de la plataforma de la universidad a 1 707 estudiantes
una batería de cuestionarios destinados a detectar desesperanza y riesgo de
suicidio, síntomas depresivos y ansiosos, estrés, trastornos de la conducta
alimentaria y apoyo social percibido. Una vez aplicados los instrumentos, los
estudiantes recibían una retroalimentación acerca de sus niveles de síntomas e
información acerca de redes y establecimientos para buscar ayuda y recibir
atención en los casos requeridos. A mediados del año siguiente, se realizó una
encuesta de seguimiento a 577 de los estudiantes que previamente habían
respondido todos los cuestionarios. Los resultados de la batería de
cuestionarios aplicados indican altos índices de problemas de salud mental, con
diferencias estadísticamente significativas según sexo, siendo las mujeres quienes
presentan mayor prevalencia. Estos resultados concuerdan con diversos estudios
que muestran altos porcentajes de síntomas de problemas de salud mental en los
universitarios. A su vez, el posterior seguimiento permitió evidenciar que el feedback
entregado activó la búsqueda de ayuda, y se obtuvieron correlaciones positivas
entre sentirse mejor y haber buscado un tratamiento de salud mental o haber
pedido ayuda a los amigos o a la familia. El uso de tecnologías de la
información en la detección y prevención de salud mental tendría un alcance
positivo y resultó ser una herramienta útil, accesible y cercana para los
jóvenes.
Palabras clave: salud mental,
estudiantes, cribado masivo, evaluación de síntomas, adulto joven.
Abstract: The exponential increase in higher education students and the
new university profile that incorporates more vulnerable social groups are
associated with an increase in mental health problems in this population.
Likewise, the complex stage of the life cycle in which these young people find
themselves and the stress of the transition between adolescence and adulthood
are other risk factors for the development of mental health problems. The
emergence of mental health problems in this group could then be due to a
confluence of factors, also facilitating risk behaviors.
National and international researches have reported the worrying rates of mental health disorders in university students, mainly in relation to the presence of depression, anxiety, stress, alcohol or drug use, eating disorders, and suicidal ideation. These disorders tend to be aggravated, because the university population is prone not to seek help. The stigma of presenting mental health problems, skepticism about treatments, not wanting to worry the closest family and the few economic resources or not having a health plan, lead to not seeking help or do this late. Studies have found that more than half of students who need mental health and support services are not receiving them. On the other hand, a high percentage seeks help late, which implies that the disorders are accentuated or become chronic, which makes subsequent treatment and improvement difficult, even becoming a public health problem due to the high economic and professional demand that these treatments require.
Keywords: mental health,
students, mass screening, symptom assessment, young adult.
Introducción
En Chile, desde el año 2005 al 2019 se ha producido un
incremento de alrededor del 51 % en las matrículas de educación universitaria,
según las cifras del Consejo Nacional de
Educación (CNED, 2019). Debido al mayor acceso a becas, a la posibilidad de
estudiar con gratuidad para aquellos jóvenes de hogares pertenecientes al 60 %
de menores ingresos del país (CNED, 2019)
y al aumento de estudiantes extranjeros, el nuevo perfil del universitario
chileno incorpora a grupos sociales más vulnerables en cuanto a condiciones de
pobreza, marginalidad, ruralidad y origen étnico (CNED, 2019; Miranda-Ossandon et al., 2019). Estas
condiciones de vulnerabilidad estarían asociadas a un mayor riesgo de presentar
trastornos de salud mental en adolescentes y adultos (Antúnez y Vinet, 2013; Baader et al., 2014).
Asimismo, la compleja etapa del ciclo vital en que estos jóvenes
se encuentran se ha relacionado con altos grados de exigencia, competitividad y
expectativas que acrecientan el estrés de la transición entre la adolescencia y
la adultez (Barrera-Herrera y Vinet, 2017;
Brook y Willoughby, 2015). El
surgimiento de problemas de salud mental en ese grupo podría deberse entonces a
una confluencia de factores, facilitando también conductas de riesgo (Micin y Bagladi, 2011).
Según una reciente encuesta realizada en Chile a 600 estudiantes
pertenecientes a tres universidades, un alto porcentaje (46 %) de los jóvenes
universitarios presenta síntomas depresivos, un 26 % consume alcohol y un 13 %
consume marihuana una o más veces por semana (Barrera-Herrera y San Martín, 2021). A su
vez, los mismos antecedentes muestran que uno de cada 10 alumnos se encuentra
en tratamiento psicológico y que un 5.1 % de los encuestados tenía pensamientos
suicidas en el momento de responder la encuesta (Barrera-Herrera y San Martín, 2021). Otros
estudios realizados a nivel nacional coinciden en la alta prevalencia de los
trastornos de salud mental en la población universitaria, donde entre un 27 % y
un 30 % de los estudiantes cumple con los criterios diagnósticos para una
depresión, un 10.4 % con un trastorno bipolar, un 24.2 % presenta un consumo
problemático de alcohol y un 15.3 % tendría algún tipo de trastorno en la
alimentación (Álamo et al., 2020; Antúnez y Vinet, 2013; Baader et al., 2014).
En muestras clínicas de población universitaria, en un estudio
que analizó 925 alumnos que consultaron en un Centro de Salud Universitario
durante cuatro años, se encontró que un 18 % de los estudiantes presentaba
algún trastorno de ansiedad, un 15 % un trastorno de ánimo y un 8 % de la
muestra presentaba un trastorno de personalidad. Además, dicho estudio devela
que la consulta psicológica aumentó en un 80 % en el periodo de esos cuatro
años (Villacura et al., 2015). Estos
hallazgos están en concordancia con la literatura internacional que sugiere que
entre un 25 % y un 35 % de los estudiantes universitarios padecen algún
trastorno de salud mental (Auerbach et al.,
2018; Lipson et al., 2019; Manchado y Hervías, 2021).
Tanto el incremento de la población universitaria como la alta
prevalencia de morbilidad ha llevado a la necesidad de implementar diversos
recursos que permitan hacer más accesible la salud mental para los jóvenes (Bretón-López et al., 2017). Estudios han
constatado que alrededor del 60 % de estudiantes que necesitan servicios de
salud mental y de apoyo, no los están recibiendo (Goodman, 2017). Se ha observado que los
estudiantes que reconocen la necesidad de servicios de salud mental, a menudo
enfrentan múltiples barreras para acceder a la atención y son escépticos sobre
su eficacia (Eisenberg et al., 2011; Mowbray et al., 2006). Por ello,
estrategias como el screening online, que permiten
al estudiante hacer más accesibles los recursos de salud y a su vez,
caracterizar y correlacionar los factores de riesgo y la salud mental de estos
jóvenes, han demostrado tener una gran utilidad para que los estudiantes en
riesgo pueden recibir información sobre lo que les ocurre y motivarse a buscar
apoyo y tratamiento (Cook, 2010; Lewis, 1994; Lutz-Kopp et al., 2021). La aplicación online autoadministrada de instrumentos ha mostrado
resultados con mayor sinceridad en las respuestas, reduciendo el sesgo de
deseabilidad social; además, presenta ventajas tales como su brevedad y
facilidad de administración (Head et al.,
2013; Lin et al., 2007; Lutz-Kopp et al., 2021). Esta iniciativa
se alinea con la tendencia en aumento en el mundo del uso de las nuevas
tecnologías de la información (NTI) como recurso para la intervención clínica (Bretón-López et al., 2017; González-Peña et al., 2017) y es
especialmente relevante en población juvenil a propósito del uso y familiaridad
con estos recursos (Boydell et al., 2014).
Por otra parte, la denominada E-Mental
Health consiste en prestaciones de salud mental entregadas o mejoradas a
través de internet y tecnologías relacionadas, tales como: aplicaciones, información
especializada a través de páginas web, chat en línea, asistencia por email,
grupos de apoyo en línea, videojuegos y realidad virtual, entre otros.
Contempla principalmente cuatro áreas: a) suministro de información, b)
detección, evaluación y seguimiento, c) intervención, y d) apoyo social (Eysenbach, 2001;Oh et al., 2005; Riper et al., 2010). Dichas intervenciones
aparecen como una valiosa alternativa para los estudiantes, ofreciendo
posibilidades para sortear barreras de acceso, además de optimizar el tiempo y
disminuir la estigmatización que existe hacia quienes consultan en el área de
la salud mental (Kass et al., 2017; Rai et al., 2016; Renton et al., 2014). En diversas
revisiones sistemáticas se ha evaluado la efectividad, usabilidad y
aceptabilidad de intervenciones digitales para tratar la depresión y la
ansiedad en estudiantes, y se encontró que, si bien la mayoría presenta
efectividad comprobada, es necesaria una mayor rigurosidad a la hora de
cerciorar cuáles son los elementos efectivos de dichas intervenciones (Davies et al., 2014;Harrer et al., 2018; Lattie et al., 2019).
Tanto el screening online como la E-Mental Health son recursos que permiten acercar la
salud mental a los jóvenes y con los cuales también se puede recopilar
información relevante para diseñar y proporcionar programas más adecuados en
pos de la salud mental del estudiante de educación superior. Dicha información
permitiría que los campus de estudio pudieran promover regularmente acciones
para disminuir las actuales conductas de riesgo, prevenir los problemas de
salud mental, actuar sobre las causas específicas de cada realidad (Sarmiento, 2015). Con miras a ese
objetivo, en la universidad del estudio se ha implementado un sistema onlinede screening en salud
mental que anualmente, desde el año 2014 a la fecha, aplica instrumentos de
autoevaluación en salud mental. Al mismo tiempo, a través de la plataforma, se
realiza feedback y psicoeducación sobre los
problemas de salud mental y se deriva a centros de atención a aquellos
estudiantes con puntuaciones que indican necesidad de intervención. Por tanto,
este estudio se circunscribe a la línea de investigación en salud mental en
estudiantes universitarios que se desarrolla en la Universidad Austral de Chile
y que también es llevada a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
otros autores (Auerbach et al., 2018;Eisenberg et al., 2011). Esta línea de
investigación conceptualiza el foco de estudio en diferencias cuantitativas o
dimensionales en la presencia de síntomas de salud mental (leves, moderados,
severos) (Díaz Palomino, 2020). Los
síntomas de salud mental son más comunes que un trastorno; pueden ser
significativos, pero no ocurren en un patrón que cumpla con criterios de
diagnóstico específicos y no necesariamente causan angustia significativa o
deterioro funcional a la persona (Reardon
et al., 2019). Por ello, en esta investigación, al hacer referencia a
problemas de salud mental, se apela a la existencia de síntomas de salud mental
que pueden afectar las capacidades cognitivas, emocionales o sociales de una
persona, pero no en la medida en que justifiquen un diagnóstico formal de
enfermedad, a diferencia de lo que sería hablar de trastornos de salud mental (Fuller et al., 2000).
Asimismo, la autoaplicación de instrumentos psicométricos en
esta investigación, en relación con variables psicosociales, socioeconómicas y
educacionales, pretende avanzar en el campo de estudio sobre el uso de nuevas
tecnologías de la comunicación en salud mental en la dimensión de detección,
orientación y monitoreo de sujetos con indicadores que lo ameritan. De esta
forma, el objetivo del presente estudio es examinar el proceso de detección y
seguimiento onlinede problemas de salud mental en
estudiantes universitarios de pregrado de una universidad de Chile.
Método
Participantes
Se utilizó un muestreo por conveniencia, en el que se invitó a
todos los estudiantes de pregrado (desde primero a quinto año) de las distintas
carreras de la universidad matriculados en el año 2017, a responder
cuestionarios referidos a salud mental de forma voluntaria. Se utilizaron sólo
los casos que disponían de información completa en todos los instrumentos
aplicados, por lo que la muestra final estuvo compuesta por 1 707 estudiantes,
de los cuales un 60 % era de sexo femenino, con una media de 23 años de edad (DE = 2.56).
La encuesta de seguimiento se realizó el año siguiente (2018),
invitando a quienes habían respondido previamente los cuestionarios de salud
mental, y en este caso fue completada por 577 estudiantes.
Procedimiento
Una vez que el estudio fue autorizado por el Comité de Ética de
la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile, se procedió a
administrar la aplicación en línea de los cuestionarios a través de la
plataforma de la universidad en el mes de noviembre del año 2017. Antes de la
aplicación de los cuestionarios orientados a detectar problemas de salud
mental, se les presentó a los estudiantes un consentimiento informado en el que
se explicó que la información entregada era confidencial, anónima y utilizada
únicamente con fines científicos. Luego de contestados los instrumentos, a cada
sujeto se le otorgó una retroalimentación de sus resultados en un informe
generado automáticamente por el sistema, el cual incluía una descripción de sus
resultados, orientaciones de ayuda y redes de asistencia en salud mental en los
casos que lo requerían.
En mayo de 2018 se envió un correo electrónico a las personas
que habían respondido los cuestionarios el año anterior, invitándolos a contestar
una breve encuesta para saber cómo se encontraban en ese momento y si les había
resultado de utilidad tanto la retroalimentación como los recursos de
asistencia entregados en la instancia anterior. Esta encuesta fue elaborada por
el equipo encargado del proceso de detección online y
consistió en cuatro preguntas clave. La primera indagaba acerca de la búsqueda
de ayuda profesional y de qué tipo; la segunda, acerca de la realización de
actividades de autocuidado que pudieran favorecer el bienestar; la tercera,
acerca de cómo se sentía el estudiante en la fecha del seguimiento, y la última
pregunta apuntaba a averiguar sobre la utilidad de obtener información y
retroalimentación sobre su salud mental al momento de responder los
cuestionarios.
Instrumentos
Patient Health Questionnaire (PHQ-9) (Kroenke et al., 2001)
Es una escala que evalúa los síntomas depresivos que han estado
presentes en las últimas dos semanas, de acuerdo con los criterios diagnósticos
del DSM-IV. Cuenta con nueve ítems en formato Likert que se puntúan con 0 (nunca), 1 (algunos días), 2 (más de la mitad de los días) y 3 (casi
todos los días). En la presente investigación se utilizó la versión
validada en Chile por Baader et al. (2012).
Abbreviated Version of Depression Anxiety Stress Scales
(DASS - 21) (Lovibond y Lovibond, 1995)
Es un cuestionario compuesto de tres escalas breves que miden
depresión, ansiedad y estrés. Cuenta con 21 ítems en formato Likert, con cuatro
opciones de respuesta. Este instrumento tiene la ventaja de ser una escala de
autorreporte, breve, fácil de administrar y responder, y de interpretación
sencilla. En esta investigación se utilizó la versión chilena, validada en
Chile por Antúnez y Vinet (2012) para
ser utilizada con estudiantes universitarios, mostrando adecuadas propiedades
psicométricas.
Beck Hopelessness
Scale (BHS) (Beck y Weissman, 1974)
Es una escala breve que consta de 20 afirmaciones con dos
opciones de respuesta (verdadero o falso) y su aplicación tarda entre 5 y 10
minutos aproximadamente. Los ítems que indican desesperanza se califican con 1 punto
y los que no, con 0 punto, y el puntaje máximo es de 20 puntos. Para su
interpretación, Beck y Steer (1989)
han propuesto los siguientes rangos de puntajes: 0-3: normal o asintomático;
4-8: leve; 9-14: moderado; y 15-20: severo. Se ha observado que un puntaje
mayor a 9 es un buen predictor de una eventual conducta suicida. En este
estudio se utilizó la versión chilena (Álamo
et al., 2019), que ha demostrado propiedades psicométricas adecuadas en
estudiantes universitarios.
Revised Restraint Scale (ER) (Herman y Polivy, 1980)
Esta escala evalúa actitudes hacia la alimentación, frecuencia
de dietas, preocupación y fluctuaciones de peso. Consta de 10 ítems en formato
Likert, que permiten obtener una medida de la restricción alimentaria crónica y
también clasificar a los individuos en dietantes crónicos y no dietantes. Este
instrumento ha sido validado en Chile (Silva,
2010), donde mostró propiedades psicométricas aceptables para su uso en
población adolescente.
Functional Social Support Questionnaire (DUKE-UNC-11) (Broadhead et al., 1988)
Se trata de una breve escala que consta de 11 ítems que permiten
detectar el grado de apoyo social percibido en un puntaje total y en dos
dimensiones. La dimensión de apoyo social afectivo se refiere a las personas a
las que se puede comunicar sentimientos íntimos. La dimensión de apoyo social
de confianza se refiere a la posibilidad de contar con personas que expresen
sentimientos positivos de empatía. Es una escala tipo Likert, con puntuaciones
desde 1 (mucho menos de lo que deseo) hasta 5 (tanto como lo deseo), por lo que el rango de puntuación
oscila entre 11 y 55 puntos. A menor puntuación, menor apoyo social percibido.
En este estudio se utilizó la versión validada en Chile por Rivas-Diez (2013) y se consideró sólo el
puntaje total de apoyo social percibido.
Para analizar los datos se utilizó el programa estadístico SPSS,
versión 22. Todos los análisis fueron realizados con un intervalo de confianza
del 95 %. Para verificar la confiabilidad de los cuestionarios en las muestras
utilizadas, se realizó análisis de consistencia interna con el coeficiente alfa
de Cronbach a todos los instrumentos aplicados, y se obtuvieron valores
superiores a .80, lo que indica una buena consistencia interna (DeVellis, 2003).
Posteriormente se realizaron análisis descriptivos de variables
sociodemográficas y de los resultados obtenidos en cada instrumento aplicado (Tabla 1).
Tabla 1
Descriptivos Salud
Mentaln = 1707 |
Mujeres n (%) |
Hombres n (%) |
Total n (%) |
|
PHQ-9 |
Sin depresión |
593 (57.7) |
428 (63) |
1021 (59.8) |
Depresión leve |
191 (18.6) |
142 (20.9) |
333 (19.5) |
|
Depresión moderada |
244 (23.7) |
109 (16.1) |
353 (20.7) |
|
DASS-21 |
Sin depresión |
501 (48.7) |
345 (50.8) |
846 (49.6) |
Depresión leve |
349 (33.9) |
209 (30.8) |
558 (32.7) |
|
Depresión moderada |
178 (17.3) |
125 (18.4) |
303 (17.8) |
|
Sin ansiedad |
484 (47.1) |
300 (44.2) |
784 (45.9) |
|
Ansiedad leve |
286 (27.8) |
187 (27.5) |
473 (27.7) |
|
Ansiedad severa |
258 (25.1) |
192 (28.3) |
450 (26.4) |
|
Sin estrés |
502 (48.8) |
333 (49) |
835 (48.9) |
|
Estrés leve |
364 (35.4) |
236 (34.8) |
600 (35.1) |
|
Estrés severo |
162 (15.8) |
110 (16.2) |
272 (15.9) |
|
ER |
Riesgo TCA |
458 (44.6) |
284 (41.8) |
742 (43.5) |
BHS |
Sin riesgo suicidio |
506 (49.2) |
315 (46.4) |
821 (48.1) |
Riesgo leve |
313 (30.4) |
207 (30.5) |
520 (30.5) |
|
Riesgo moderado |
171 (16.6) |
132 (19.4) |
303 (17.8) |
|
Riesgo severo |
38 (3.7) |
25 (3.7) |
63 (3.7) |
|
DUKE |
Bajo apoyo social |
253 (24.6) |
192 (28.3) |
445 (26.1) |
A continuación, se realizaron análisis de la varianza ANOVA
según sexo y se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre
hombres y mujeres en cuanto a la presencia de sintomatología (Tabla
2).
Los resultados arrojan porcentajes de depresión moderada de un
20.7 % de acuerdo a lo que informa el PHQ-9, mientras que según la DASS-21, los
porcentajes de depresión severa serían de 17.8 %. En la DASS-21, la ansiedad
severa sería de un 26.4 % y el estrés severo de un 15.9 %. Según lo que arroja
la ER, el riesgo de presentar un trastorno de la conducta alimentaria (TCA)
sería del 43.5 %. De acuerdo a los resultados de la BHS, la desesperanza y el
riesgo de suicidio moderado serían de un 17.8 %, mientras que la desesperanza y
el riesgo severo de suicidio de 3.7 %. En consecuencia, la percepción de contar
con un bajo apoyo social sería del 26.1 %.
Tabla 2
n = 1 707 |
M (DE) |
Suma de cuadrados |
gl |
Media cuadrática |
F |
Sig |
d de Cohen |
Total-PHQ-9 |
.61(.808) |
6.944 |
1 |
6.944 |
10.708 |
.001 |
.1608 |
Mujer-PHQ-9 |
.66 (.836) |
||||||
Hombre-PHQ-9 |
.53 (.756) |
||||||
Total-DASS-21 Dep. |
.68 (.756) |
7.236 |
1 |
7.236 |
12.732 |
.000 |
.1719 |
Mujer-DASS-21 Dep. |
.73 (.773) |
||||||
Hombre-DASS-21 Dep. |
.60 (.719) |
||||||
Total-DASS-21 Ans. |
.80 (.828) |
36.572 |
1 |
36.572 |
55.081 |
.000 |
.3623 |
Mujer-DASS-21 Ans. |
.91 (.841) |
||||||
Hombre-DASS-21 Ans. |
.61 (.767) |
||||||
Total-DASS-21 Estrés |
.67 (.735) |
25.962 |
1 |
25.962 |
49.439 |
.000 |
.3401 |
Mujer-DASS-21 Estrés |
.76 (.752) |
||||||
Hombre-DASS-21
Estrés |
.51 (.674) |
||||||
Total-ER |
.43 (.496) |
12.545 |
1 |
12.545 |
52.564 |
.000 |
.3629 |
Mujer-ER |
.50 (.500) |
||||||
Hombre-ER |
.32 (.468) |
||||||
Total-BHS |
.77 (.868) |
11.314 |
1 |
11.314 |
15.134 |
.000 |
.1843 |
Mujer-BHS |
.83 (.894) |
||||||
Hombre-BHS |
.67 (.814) |
||||||
Total-DUKE |
.74 (.439) |
.250 |
1 |
.250 |
1.299 |
.255 |
.0683 |
Mujer-DUKE |
.73 (.444) |
||||||
Hombre-DUKE |
.76 (.430) |
En lo referente a la desesperanza y al riesgo de suicidio,
existirían diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres
(F = 15.134, p = .000), siendo las mujeres quienes tendrían una media mayor.
Asimismo, las mujeres también presentan medias significativamente mayores que
los hombres en depresión (PHQ-9: F = 10.708, p = .001; DASS-21 Depresión: F =
12.732, p = .000), en ansiedad (DASS-21 Ansiedad: F = 55.081, p = .000), en
estrés (DASS-21 Estrés: F = 49.439, p = .000) y en el riesgo de presentar TCA
(F = 52.564, p = .000).
La encuesta de seguimiento se realizó al año siguiente de la
aplicación de los cuestionarios de salud mental. Fue respondida voluntariamente
por 577 estudiantes, que representaban el 33.8 % de quienes habían participado
el año anterior. De ellos, un 36.5 % reportó haber solicitado asistencia
profesional luego de recibir una retroalimentación que sugería la búsqueda de
ayuda de un profesional de la salud mental. Se especifican los resultados en la
Tabla 3.
Tabla 3
Encuesta de
seguimiento n = 577 |
Mujeres n (%) |
Hombres n (%) |
Total n (%) |
|
1. Busca ayuda
profesional |
151 (26.16) |
60 (10.39) |
211 (36.5) |
|
1.1 consultó a
médico, psicólogo y/o psiquiatra de forma particular |
66 (31.28) |
25 (11.84) |
91 (43.12) |
|
1.2 consultó al
Centro de Salud de la Universidad |
37 (17.53) |
12 (5.68) |
49 (23.21) |
|
1.3 Consultó al
consultorio de su comuna |
21 (9.95) |
4 (1.89) |
25 (11.84) |
|
1.4 En espera de
tener cita o consultó informalmente con profesionales conocidos |
27 (12.79) |
19 (9) |
46 (21.79) |
|
2. Tipo de
tratamiento recibido |
151 (26.16) |
60 (10.39) |
211 (36.5) |
|
2.1 psicológico |
26 (12.32) |
13 (6.16) |
39 (18.48) |
|
2.2 farmacológico |
13 (6.16) |
5 (2.36) |
18 (8.52) |
|
2.3 combinado |
20 (9.47) |
9 (4.26) |
29 (13.73) |
|
2.4 no lo sigue
adecuadamente/en proceso de abandono. |
23 (10.90) |
2 (4.22) |
25 (15.12) |
Un 34.8 % no buscó ayuda profesional, a pesar de que sus
resultados sugerían la necesidad a corto plazo, y el 27.7 % restante no recibió
la sugerencia de buscar ayuda.
De las actividades sugeridas para potenciar el autocuidado y
bienestar, la mayoría (20 %) buscó apoyo en sus amigos cercanos, un 6.1 %
realizó diversas actividades recreativas, un 4.3 % pidió ayuda a su familia y
un 3.8 % inició actividad física de modo sistemático. El porcentaje restante no
realizó actividades (9.3 %) o realizó otro tipo de actividades (56.5 %).
Ante la pregunta “¿Cómo te sientes actualmente?”, un 16.1 %
refirió estar mucho mejor, un 27.9 % dijo estar algo mejor, un 29.8 % indicó
estar igual que cuando respondió los cuestionarios y un 26.2 % declaró sentirse
peor.
Finalmente, frente a la pregunta acerca de la utilidad de los
recursos en línea en ámbitos de salud mental (aplicación de cuestionarios, feedback y orientación), la mayoría (74.3 %) consideró
que habían sido de utilidad para obtener ayuda (44 %) y para entender mejor lo
que les sucedía y los problemas de salud mental (30.3 %). A su vez, un 14.2 %
opinó que los cuestionarios podían inducir una sugestión con respecto a las
problemáticas de salud mental, acentuando la percepción de malestar emocional,
y un 11.4 % consideró que no eran de utilidad.
En cuanto a las relaciones entre las variables, se encontraron
correlaciones estadísticamente significativas entre sentirse mucho mejor y
encontrarse en tratamiento hacía más de tres meses con farmacoterapia (r =
.109; p = .009), y entre sentirse un poco mejor y estar en tratamiento hacía
más de tres meses con farmacoterapia y psicoterapia juntos (r = .098; p =
.018). También se encontró una asociación significativa entre sentirse mucho
mejor y haber pedido ayuda a los amigos cercanos (r = .147; p = .001) y a la
familia (r = .102; p = .014). No se encontraron correlaciones significativas
entre la variable sentirse peor y encontrarse en tratamiento farmacológico o
psicológico (r = -.041; p = .331). Además, existe una correlación inversa
significativa entre no solicitar ayuda, aunque los resultados decían que era
necesario y sentirse mejor en la actualidad (r = -.093; p = .026). No se
encontraron diferencias estadísticamente significativas según sexo en ninguna
de las correlaciones antes mencionadas.
Discusión
El estudio que se presenta estuvo dirigido a conocer el impacto
del actual sistema de evaluación de salud mental en línea implementado por la
Universidad Austral de Chile. Incluyó cuestionarios de detección, feedback sobre los resultados y orientaciones para la
búsqueda de ayuda y autocuidado y arrojó resultados interesantes.
La prevalencia de las problemáticas de salud mental encontradas
en el estudio concuerda con datos arrojados por otras investigaciones a nivel
nacional e internacional, con una predominancia de los síntomas ansiosos,
depresivos y riesgo potencial de presentar conducta suicida, principalmente en
mujeres (Álamo et al., 2020; Antúnez y Vinet, 2013; Auerbach et al., 2018;Baader et al., 2014, Barrera-Herrera y San Martín, 2021).
En el seguimiento realizado a los estudiantes, seis meses
después de haber contestado los cuestionarios de salud mental, un grupo
significativo de estudiantes que, según el screening,
requerían ayuda profesional, reportó haberla buscado y encontrarse en tratamiento
especializado en salud mental. A su vez, este hecho se relaciona directamente
con la percepción de sentirse significativamente mejor.
De igual modo, estos hallazgos permiten resaltar la búsqueda de
ayuda en los amigos como un factor protector y como un indicador que favorece
el cambio hacia el bienestar. En las instituciones de educación superior, es
reconocida la importancia del apoyo de compañeros, ya que los estudiantes
tienen contacto diario con sus pares y por lo tanto, estos desempeñan junto a
la familia, un papel importante en los niveles de satisfacción de necesidades
psicológicas y de bienestar (Basson y
Rothmann, 2018; Sepúlveda et al., 2020).
Incluso el apoyo de compañeros podría llegar a ser en ocasiones más relevante
que el de la familia, puesto que los estudiantes universitarios tienen más
interacciones y experiencias similares con sus compañeros que con su familia (Bernardon et al., 2011). Por ello, los
estudiantes con menor apoyo social percibido tendrían más probabilidades de
experimentar problemas de salud mental (Hefner
y Eisenberg, 2009).
Se destaca a su vez, que la estrategia es valorada por los
estudiantes, en tanto la consideran una vía útil para obtener ayuda en salud
mental y en la reducción del estigma asociado a estas problemáticas, al
facilitar visibilizarlas y entenderlas mejor. Los resultados sugieren por
tanto, que este recurso en línea para la detección y orientación en salud
mental tiene un impacto positivo en los estudiantes que están cursando con
alguna afección en salud mental, ya que facilita el acceso a la evaluación,
contribuye a su detección y promueve la búsqueda de ayuda, la que favorece un
cambio hacia el bienestar.
Estos resultados son prometedores desde la perspectiva de la
salud pública, dado que las tasas de problemas de salud mental en esta
población van en aumento en Chile y en el mundo, y que es un grupo que, por
distintos motivos, tiende a no consultar (Auerbach
et al., 2018; Eisenberg et al., 2011;
Goodman, 2017; Mowbray et al., 2006). En ese contexto,
el uso de plataformas digitales se ajusta más fácilmente a su subcultura (Boydell et al., 2014) y favorece el
acceso a la detección temprana, a la toma de consciencia sobre el propio estado
de la salud mental y a la búsqueda de ayuda profesional cuando es pertinente.
Recursos institucionales como estos que contribuyan a la
desestigmatización y brinden un espacio de resguardo en el anonimato, son
especialmente relevantes ya que el miedo al estigma es considerado una barrera
para la búsqueda de ayuda en salud mental (Kass
et al., 2017; Rai et al., 2016; Renton et al., 2014). King et al. (2015) indican que este miedo
al estigma sería particularmente relevante en hombres. Al respecto, resultados
de un estudio previo realizado en la Universidad Austral de Chile muestran un
aumento progresivo en el número de estudiantes varones que responden los
cuestionarios de salud mental (Álamo et
al., 2020), y vislumbran la hipótesis de que la realización sistemática de
esta estrategia ha contribuido a un cambio conductual en esta materia.
En síntesis, esta estrategia on-line
de detección y orientación en salud mental contempló dos de los focos
descriptos en el propósito del recurso de e-mental health:
(a) suministro de información y (b) detección, evaluación y seguimiento, y
reveló una serie de ventajas acorde a lo descripto por la literatura sobre esta
herramienta (Cook, 2010, Head et al., 2013; Lal y Adair, 2014; Lewis, 1994; Lin et al., 2007; Lutz-Kopp et al., 2021).
Persisten desafíos cruciales, como la necesidad de entender las
razones por las cuales estudiantes que aparentemente requieren apoyo
profesional en salud mental no accedan a solicitarlo, pese a que los resultados
se lo sugieren, y definir mecanismos para llegar a ellos para que puedan
considerar los riesgos de no tratar una afección de salud mental.
Esta investigación presenta algunas fortalezas, entre las que
destacan la amplia muestra de estudiantes universitarios de distintas carreras
y cursos que participaron del estudio, así como la utilización de las nuevas
tecnologías de la información, que permiten una gran accesibilidad y una
modalidad de respuesta confiable para los jóvenes. Este estudio ha permitido
también concientizar acerca de la importancia de la salud mental e informar a
los estudiantes acerca de las redes de apoyo disponibles, y orientar las
estrategias de apoyo y preventivas en la universidad.
Asimismo, este estudio también tiene una serie de limitaciones.
Entre ellas, que muchos estudiantes no respondieron en su totalidad todos los
cuestionarios de salud mental, lo que imposibilitó la inclusión de esos casos.
Por otra parte, al utilizarse un muestreo por conveniencia, los resultados no
son generalizables. Otra limitación es que aunque los resultados sean
estadísticamente significativos, en general los tamaños de efecto encontrados
al contrastar hombres y mujeres son bajos, exceptuando los tamaños de efecto
encontrados en ansiedad, el estrés y restricción alimentaria (más cercanos a lo
medio). También consideramos una limitación el hecho de que la encuesta de
seguimiento sólo haya sido contestada por un 33.8 % de quienes habían
respondido los cuestionarios de salud mental iniciales.
Para futuras investigaciones, resulta un importante desafío
mejorar el sistema de detección online y la entrega
de retroalimentación e información. Para ello, sería útil realizar una campaña
masiva de concientización de la salud mental a través de redes sociales, para
motivar a los estudiantes a responder los cuestionarios y así obtener una
retroalimentación oportuna. Además, se deberá invitar más activamente a
responder la encuesta de seguimiento, para alcanzar una mayor representatividad
en los resultados y también conocer el real impacto del modelo de detección online implementado. En los próximos cuestionarios se
incluirán preguntas más específicas acerca de asistencia a tratamientos de
salud mental previos, pues la evidencia sugiere que muchos jóvenes al ingresar
a la universidad han presentado síntomas de salud mental con anterioridad (Auerbach et al., 2018). Se espera
igualmente recabar información acerca de acciones de autocuidado y otros
factores protectores. También se incluirá un cuestionario que evalúe la calidad
de sueño, pues es un aspecto que se ha visto cada vez más debilitado en la
población universitaria y que puede estar relacionado a síntomas de salud
mental. Todos estos aspectos resultan importantes, ya que como señalan diversos
autores, resulta indispensable acumular mayor investigación en esta materia (Davies et al., 2014; Harrer et al., 2018; King et. al. 2015; Lattie et al., 2019). Asimismo,
perfeccionar este sistema permitirá un mayor acercamiento a los estudiantes y
brindar ayuda más rápida y oportuna.
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