Soledad y ansiedad
durante el confinamiento por COVID-19. El efecto mediador de la regulación
emocional
Loneliness
and anxiety during COVID-19 lockdown. The mediating effect of emotion
regulation
Arturo
Enrique Orozco-Vargas dr.enrique.orozco@hotmail.com
Universidad Autónoma del Estado de México, México
Soledad y ansiedad durante el confinamiento por COVID-19. El
efecto mediador de la regulación emocional
Interdisciplinaria, vol. 39, núm. 2, pp. 335-354, 2022
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
Afines
La revista
Interdisciplinaria se publica bajo una licencia Creative Commons BY-NC-SA 4.0
Esta obra está bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Recepción:
31 Mayo 2021
Aprobación:
13 Abril 2022
Resumen:
El confinamiento ocasionado por la pandemia del COVID-19 ha
impactado en la vida de los estudiantes universitarios en todo el mundo.
Conocer sus efectos en la salud mental y el comportamiento será una prioridad
en los siguientes años. En este contexto, el objetivo de la presente
investigación fue analizar por primera vez las relaciones directas e indirectas
entre la experiencia de soledad, las estrategias de regulación emocional
desadaptativas (rumiación, evitación, supresión, catastrofización y autoculpa) y
la ansiedad en una muestra de universitarios mexicanos. Con base en él, se
hipotetizó que las estrategias de regulación emocional desadaptativas mediarían
la relación entre la soledad y la ansiedad. Para lograr este propósito se
especificó un modelo de ecuaciones estructurales. Un total de 824 estudiantes
universitarios participaron en la presente investigación. Los resultados
mostraron que los datos se ajustaron de manera adecuada al modelo estructural
especificado. Por otra parte, también se encontró que la soledad tuvo un efecto
directo que no fue estadísticamente significativo con la ansiedad. En
conclusión, estos hallazgos revelan la presencia de un efecto de mediación al
mostrar que la soledad estuvo relacionada indirectamente con la ansiedad por su
relación con las estrategias de regulación emocional desadaptativas. Con ello,
al analizar la función mediadora de las estrategias de regulación emocional
desadaptativas se aportaron, por primera vez en México, nuevos elementos que
permiten conocer con mayor profundidad los efectos directos e indirectos de
estos tres constructos.
Palabras clave: regulación emocional, trastornos psicológicos, pandemia por
COVID-19, efecto mediador, modelo de ecuaciones estructurales.
Abstract: The lockdown caused by the
COVID-19 pandemic has impacted the lives of undergraduate students around the
world. Knowing its effects on mental health and behavior will be a priority for
years to come. Due to the multiple negative effects that confinement by the
COVID-19 pandemic has brought, this study aims to provide new scientific
evidence that will allow a better understanding of the effects of the
experience of loneliness caused by this pandemic. Based on the procedural model
of emotion regulation created by Gross, the objective of this research was to
analyze the direct and indirect relations between the experience of loneliness,
maladaptive emotion regulation strategies (rumination, avoidance, suppression,
catastrophizing, and self-blame) and anxiety in a sample of Mexican undergraduate
students. Based on this goal, it was hypothesized that maladaptive emotion
regulation strategies would mediate the relation between loneliness and
anxiety. To achieve this purpose, a total of 824 undergraduate students
participated in the present research. In addition to providing their
sociodemographic data, they answered the De Jong Gierveld Loneliness Scale, the
Emotion Regulation Questionnaire, the Cognitive-Behavioral Avoidance Scale, the
Cognitive Emotion Regulation Questionnaire, and the Beck Anxiety Inventory.
In order to carry out the mediating analysis, a structural equation model was created which included three latent variables (loneliness, maladaptive emotion regulation strategies and anxiety). This model was tested using the Lavaan software. The indirect effects were analyzed using the bootstrapping method. The results showed that maladaptive emotional regulation strategies had a mediating role which was positive and significant in the relation between loneliness and anxiety. Regarding the measurement model, confirmatory factor analysis was used to test the measurement model comprising the three latent variables. Results showed that the measurement model fit the observed data appropriately. Furthermore, with the purpose of examining the validity of the measurement model, the average variance extracted and square root of the average variance extracted were calculated. Findings indicated that the average variance extracted for each construct was higher than all the squared correlations involving that construct. This confirmed the discriminant validity of all variables of study.
Regarding the structural model, results showed acceptable data
fit. The model explained 48 % of the variance in anxiety. The structural
equation analysis revealed that loneliness was related positively with
maladaptive emotion regulation strategies. Similarly, maladaptive emotion
regulation strategies were associated positively with anxiety. Likewise, it was
possible to confirm the main hypothesis of this study which stated that
maladaptive emotion regulation strategies would mediate the influence of
loneliness on anxiety among Mexican university students. Finally, it was
confirmed that loneliness had a nonsignificant direct effect on anxiety.
Regarding the contribution of each of the five maladaptive emotion regulation
strategies, rumination had a significant function in the mediating process
showing that loneliness had an impact on anxiety via the continuous thoughts
that participants had about their own emotions. In turn, because of the
strategy of catastrophizing, participants intensified their thoughts and
emotions waiting for the worse scenario which in turn increased their levels of
anxiety. Likewise, the strategies of avoidance and suppression had also a
significant contribution on the mediating role of maladaptive strategies.
Finally, the strategy of self-blame was a significant contribution to the
mediating function. Therefore, with the purpose of controlling emotions
associated with loneliness, it was possible that participants could blame
themselves as a mechanism to regulate their emotions. In conclusion, these
findings reveal the presence of a mediating effect by showing that loneliness
was indirectly related to anxiety via its relation with maladaptive emotion regulation
strategies.
Keywords: emotion regulation, psychological disorders, pandemic COVID-19,
mediating effect, structural equation modeling.
Introducción
La pandemia por COVID-19 es considerada una de las crisis de
salud más devastadoras que ha enfrentado recientemente la humanidad. Ha traído
secuelas muy difíciles de estimar hasta el momento, no solo en el plano
económico, sino también en la educación, la convivencia social, el deporte, la
salud mental, la cultura, el entretenimiento y las prácticas religiosas.
Específicamente, como resultado de la pandemia por COVID-19, los estudiantes
universitarios han reportado un incremento en los conflictos familiares y de
pareja (Osorio-Guzmán y Prado-Romero, 2021),
estrés (Satpathy y Ali, 2020), consumo
de alcohol y desórdenes emocionales (Charles
et al., 2021), hábitos alimentarios dañinos (Amatori et al., 2020), sentimientos de
inseguridad y agresividad (Tamayo et al.,
2020), y evitación experiencial (Sánchez-Carlessi
et al., 2021).
Entre las múltiples consecuencias que ha traído consigo el
confinamiento por la pandemia de COVID-19, una muy importante fue el incremento
en el nivel de ansiedad en todo el mundo (George
y Thomas, 2020; Salari et al., 2020).
Con base en encuestas llevadas a cabo durante los meses de pandemia, se ha
reportado, por ejemplo, una prevalencia del 8.8 % en China (Ran et al., 2020) y de 32 % en Bangladesh
(Hamadani et al., 2020).
Específicamente en México, con el objetivo de medir el nivel de ansiedad que se
presentó durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 en el año 2020,
se identificó en la población general que entre el 18.6 % y el 48.2 % de la
población reportó síntomas de ansiedad dependiendo de la región geográfica en
la que vivían los ciudadanos que participaron. Asimismo, el 20.8 % de la
población general reportó síntomas de ansiedad grave (Galindo-Vázquez et al., 2020).
Modelo de las relaciones entre ansiedad, regulación emocional y
soledad
En la literatura científica se ha documento la relación entre la
ansiedad y una amplia variedad de factores, entre los que destacan el apoyo
social (Hopkins et al., 2018), la
conciencia plena (Tubbs et al., 2019),
la procrastinación (Gautam et al., 2019),
la inteligencia emocional y el optimismo (Mukhlis
et al., 2020), el bullying
(Wu et al., 2021), las disfunciones
familiares (Guo et al., 2018), los
rasgos de personalidad (Fan, 2020) y
la resiliencia (Fradelos et al., 2020).
A la par de estas variables, uno de los predictores de la ansiedad que ha
cobrado un mayor interés durante los últimos años es la regulación emocional (e. g., Ludwig et al., 2019; Picó-Pérez et al., 2017; Sloan et al., 2017). En lo general, la
falta de control en el manejo de las emociones genera un estado de ansiedad por
la dificultad de identificar y comprender apropiadamente las emociones (Cisler y Olatunji, 2012). Por otra parte,
las estrategias de regulación emocional desadaptativas juegan un rol muy
particular en esta relación. Por ejemplo, al suprimir las emociones para
disminuir la carga emocional que tienen las experiencias predominantemente
negativas, surge como resultado la presencia de más síntomas de ansiedad (Amstadter, 2008). De la misma manera, las
personas que tienden a usar las estrategias de regulación emocional
desadaptativas con la finalidad de evitar las situaciones desagradables y las
emociones negativas son más propensas a experimentar diversos síntomas de
ansiedad (Mohammadkhani et al., 2016).
Aun cuando se han documentado de forma general los efectos que produce la falta
de un control adecuado de las emociones en la ansiedad, todavía se desconoce
con precisión de qué manera las diversas estrategias de regulación
desadaptativas tienen una incidencia en la prevalencia de la ansiedad,
particularmente en los estudiantes universitarios.
Este proceso de regulación emocional es definido como las
acciones que hace cada persona con la finalidad de influir directamente en las
emociones que experimenta, el momento en que ocurren y la manera en que las
procesa y expresa. Según las características personales, el contexto social en
el que se encuentre y el momento en el que se presenten, los efectos de las
emociones tendrán diversas consecuencias (Gross,
2007). Del mecanismo general de regulación emocional se deriva una serie de
estrategias por medio de las cuales se puede alterar la frecuencia, la forma,
la duración u ocurrencia de los eventos que anteceden o suceden como secuela de
una respuesta emocional (Gross, 1998a).
Diversos modelos teóricos han sido propuestos para explicar el manejo de las
emociones. Entre ellos, el modelo procesual de la regulación emocional creado
por Gross (1998b, 2001) se destaca por su alcance y
relevancia. Este modelo se fundamenta en tres componentes: (1) el experiencial
(el sentimiento subjetivo de la emoción); (2) el conductual (el comportamiento
como respuesta ante la emoción); y (3) el fisiológico (sudoración,
respiración). El modelo de Gross describe cinco etapas a través de las cuales
transitan las respuestas emocionales. Mientras que las cuatro primeras (la
selección de la situación, la modificación de la situación, la modulación de la
atención y el cambio cognitivo) pertenecen a los antecedentes de la experiencia
emocional, la última (modulación de la respuesta) forma parte de las respuestas
emocionales (Gross, 1998b, 1999, 2001).
La primera de ellas, selección de la situación, permite que la
persona contemple diversas posibilidades y elija, de entre ellas, aquellas
situaciones emocionales que le ofrezcan la mayor cantidad de beneficios o, por
el contrario, que pueda evitar la exposición a situaciones emocionalmente
negativas. La segunda etapa, llamada modificación de la situación, consiste en
transformar una situación particular tanto por acciones como por omisiones con
la finalidad de experimentar emociones diferentes, generalmente más agradables.
La siguiente etapa se basa en la modulación de la atención, por medio de la
cual las personas pueden cambiar su atención y fijarla en la respuesta
emocional que pretenden regular. La cuarta etapa es el cambio cognitivo. En ese
momento, las personas establecen un significado cognitivo apareado
específicamente a un evento con un contenido emocional. La estrategia emocional
más representativa de esta etapa es la reevaluación, por medio de la cual una
experiencia emocional puede ser reinterpretada desde una perspectiva diferente
con el objetivo de cambiar su significado y, por ende, sus efectos. La última
etapa es la modulación de la respuesta, la cual es posterior a la respuesta
emocional. El propósito de esta etapa es influir sobre la experiencia emocional
que ya ocurrió para conseguir un cambio conductual o una modificación en la
activación fisiológica (Gross, 1998b, 1999, 2001).
De estas cinco etapas, se derivan una serie de estrategias
funcionales entre las que se destacan la reevaluación, la conciencia plena, la
solución de problemas y la aceptación. Por otra parte, las estrategias
desadaptativas incluyen la rumiación, la catastrofización, la supresión, la
autoculpa, la evitación y el culpar a otros. El manejo inadecuado de las
propias emociones no solamente impide una interacción armónica con los miembros
de la sociedad, sino que también repercute directamente en la salud mental y el
comportamiento.
Además de los efectos que tiene la regulación emocional en la ansiedad,
un factor psicológico que tiene un interés particular en este periodo de
pandemia es la soledad. En todas las sociedades, la necesidad de ser acogido y
pertenecer a un grupo es un elemento inherente a los seres humanos. No
obstante, al ser incapaces de lograrlo por diversos motivos, la soledad surge
como una consecuencia natural (Heinrich y
Gullone, 2006). Entre los diversos modelos teóricos que han sido postulados
con la finalidad de explicar la experiencia de la soledad se destaca el
propuesto por De Jong Gierveld (1987).
Desde este enfoque teórico, la soledad se comprende como una experiencia
subjetiva y desagradable que se forma al percibir que las relaciones sociales
que se establecen son consideradas como deficientes. La percepción de la falta
de relaciones que pueden satisfacer las necesidades sociales será determinante
en el origen y desarrollo de la soledad. Para comprender el sentimiento de soledad
es necesario distinguir entre la percepción subjetiva y la situación objetiva.
De esta manera, una persona puede vivir rodeada de muchas personas y sentirse
sola; por el contrario, otras personas interactúan con muy pocas amistades y
familiares y no experimentan la misma soledad (De Jong Gierveld y Van Tilburg, 2010).
Diversas investigaciones han identificado la soledad como un
importante factor de riesgo con consecuencias perjudiciales para la conducta y salud
mental de los estudiantes universitarios. Por ejemplo, la experiencia de
soledad ha tenido diversos efectos negativos que se han concretado no solamente
en el aumento de interpretaciones distorsionadas y la incapacidad para
establecer y mantener relaciones interpersonales (Qualter et al., 2015), sino también en la
presencia de hipersensibilidad e hiposensibilidad a la inclusión social, lo
cual conduce a un estilo de atribución desadaptativo caracterizado por niveles
altos de emociones negativas y niveles bajos de entusiasmo (Vanhalst et al., 2015).
De manera particular, la experiencia de soledad tiene diversos
efectos en el proceso de regulación emocional. En algunas ocasiones, la soledad
genera emociones negativas cuando las personas perciben que no han logrado
satisfacer sus necesidades sociales (Hawkley
y Cacioppo, 2010). En otras circunstancias, la experiencia de soledad
conduce a las personas no solamente a suprimir sus propias emociones, sino
también a tomar la decisión de manejarlas de forma individual con lo cual
abandonan o rechazan el apoyo social que se les brinda (Preece et al., 2021). A su vez, la
soledad es considerada una experiencia emocional de naturaleza negativa. Por
consiguiente, no solamente las personas que mantienen emociones negativas o que
no son capaces de tener un manejo adecuado de ellas son más propensas a estar
solas, sino también aquellas que fallan en mantener emociones positivas (Kearns y Creaven, 2017).
Con anterioridad se había encontrado que las personas que
tienden a vivir solas recurren al uso de las estrategias de regulación
emocional desadaptativas en comparación con quienes mantienen cotidianamente
interrelaciones familiares y sociales (Marroquín
y Nolen-Hoeksema, 2015). De la misma manera, en otro estudio llevado a cabo
recientemente en el Reino Unido se encontró una relación significativa entre la
soledad y la regulación emocional en el contexto de la pandemia por el
COVID-19. En este estudio en particular, los participantes que reportaron mayor
soledad tuvieron un mayor número de dificultades para regular sus emociones (Groarke et al., 2020). Debido al impacto
que tiene la soledad en la conformación de las estrategias de regulación
emocional, surgió el interés en investigar si la soledad derivada de la
pandemia por COVID-19 que han experimentado los estudiantes universitarios
tendrá nuevos efectos en comparación con los documentados previamente en otros
estudios.
Debido a los múltiples efectos negativos que ha traído consigo
el confinamiento por la pandemia de COVID-19, con esta investigación se
pretende aportar nueva evidencia científica que permita entender de mejor
manera los efectos de la experiencia de soledad provocada por esta pandemia en
los estudiantes universitarios. Con base en estudios llevados a cabo
previamente (e. g.Boursier et al., 2020; Losada-Baltar et al., 2020;Romero-Gonzalez et al., 2021) se había
identificado con precisión la asociación entre la soledad y la ansiedad. Sin
embargo, debido a la multicausalidad asociada con estas dos variables, es
necesario ir más allá de la explicación que se ha hecho en otras
investigaciones previas con la finalidad de encontrar otros posibles factores
que intervengan en esta relación. De esta manera, al analizar la función
mediadora de las estrategias de regulación emocional desadaptativas se estarán
aportando por primera vez nuevos elementos que permitan conocer con mayor
profundidad los efectos directos e indirectos de estos tres constructos en el
contexto mexicano con una muestra universitaria. Con ello, esta investigación
pionera no solamente conlleva una novedad al estudio del manejo y control de
las emociones en el contexto mexicano, sino que también proporciona un avance
en el conocimiento de la influencia de la experiencia de soledad en la ansiedad
a través de los mecanismos que impiden una adecuada regulación emocional.
Objetivos e hipótesis
En este contexto, el objetivo de la presente investigación fue
analizar la influencia de la soledad en la ansiedad y la función mediadora de
las estrategias de regulación emocional desadaptativas (rumiación, evitación,
supresión, catastrofización y autoculpa) en esta asociación. Con base en él, se
hipotetizó que las estrategias de regulación emocional desadaptativas mediarían
el impacto de la soledad en la ansiedad que experimentaban los estudiantes
universitarios en México. Asimismo, se hipotetizó que la soledad tendría un
efecto directo y significativo con las estrategias de regulación emocional
desadaptativas, así como un efecto directo no significativo en la ansiedad.
Método
Participantes
La presente investigación incluyó la participación de 824
estudiantes universitarios (mujeres 55.09 % y hombres 44.91 %). La edad de los
participantes osciló entre los 17 y los 25 años (M = 20.41, DE = 1.29). La
mayoría de los participantes eran solteros (97.23 %) y vivían con sus padres
(77.06 %), con algún otro familiar (14.44 %) o solos (8.50%). El 18.45 % era
hijo único, el 62.86 % tenía un hermano, el 9.71 % tenía dos hermanos, el 5.34
% tenía tres hermanos; el 2.79 % tenía cuatro hermanos, y el 0.85 % tenía cinco
o más hermanos. Con respecto a la carrera que estaban cursando, el 28.52 %
estudiaba una ingeniería, el 27.55 %, artes y humanidades, el 19.90 %, una
carrera de las ciencias de la salud y el 24.03 %, una carrera de las ciencias
sociales.
Instrumentos
El formulario que contestaron los participantes incluyó en un
primer momento preguntas sociodemográficas como la edad, el sexo, la carrera
que estudia, el estado civil y su estructura familiar. Asimismo, esta
investigación incluyó escalas válidas y confiables que miden la soledad, las
estrategias de regulación emocional desadaptativas y la ansiedad.
La experiencia de soledad fue evaluada por medio de la Escala de
Soledad de De Jong Gierveld (De Jong
Gierveld y Kamphuis, 1985). Este instrumento tiene el objetivo de medir el
nivel de soledad que experimentan las personas basándose en las situaciones en
las cuales el número de relaciones con los otros es menor que el que desearían
o, en caso contrario, si han logrado el nivel de intimidad que buscan alcanzar.
La escala consta de 11 reactivos que se contestan en un formato de respuesta
que oscila entre 1 (no),
2 (más o menos)
y 3 (sí).
De acuerdo con los autores que crearon la escala, la puntuación total se
consigue al dicotomizar las respuestas y otorgar un punto si se responde no o más o menos en
los reactivos 1, 4, 7, 8 y 11; de la misma manera, se obtiene un punto si se
responde sí
o más o menos
en los reactivos 2, 3, 5, 6, 9 y 10. En la presente investigación se empleó la
versión en español propuesta por Buz y
Prieto (2013). Esta escala cuenta con propiedades psicométricas adecuadas.
La fiabilidad reportó un índice de α = .77, KR-20. Con respecto a la validez
convergente/discriminante, la escala de soledad tuvo una relación significativa
con la satisfacción con la vida (r = -.32), con el afecto negativo (r = .31) y
con el afecto positivo, (r = -.3) (p < .001). Por otra parte, el análisis
factorial exploratorio mostró un único factor, el cual explicó el 52.44 % de la
varianza (Buz y Prieto, 2013).
Las cinco estrategias de regulación emocional desadaptativas
fueron medidas por medio de tres escalas. Para la estrategia de supresión, se
empleó el Cuestionario de Regulación Emocional (Emotional Regulation
Questionnaire [ERQ]) creado por Gross y
John (2003). El instrumento incluye 10 reactivos con la finalidad de medir
las estrategias de supresión y reevaluación. En esta investigación solamente se
emplearon los reactivos que miden la supresión, la cual se presenta cuando las
personas inhiben conscientemente la conducta que se expresa como respuesta a
una experiencia emocional. Por medio de una escala tipo Likert que oscila entre
1 (completamente en
desacuerdo) y 7 (completamente de acuerdo) los participantes emitieron sus
respuestas. En la presente investigación se usó la versión en español propuesta
por Cabello, Fernández-Berrocal y Gross
(2013). Tanto en el índice de confiabilidad para la escala de supresión
(alfa de Cronbach de .73) como en los análisis de validez discriminante y
convergente, el cuestionario ha mostrado buenos indicadores (Gross y John, 2003).
La rumiación, la catastrofización y la autoculpa se midieron con
el Cuestionario de Regulación Emocional Cognitiva (The Cognitive Emotion
Regulation Questionnaire [CERQ]) diseñado por Garnefski, Kraaij y Spinhoven (2001).
Esta escala consta de 36 reactivos dispuestos en nueve dimensiones (rumiación,
catastrofización, autoculpa, reevaluación positiva, reenfoque en los planes,
aceptación, reenfoque positivo, culpar a los otros y poner en perspectiva). El
propósito de este cuestionario es evaluar el estilo cognitivo general empleado
por cada persona, así como el uso de cada una de las distintas estrategias que
pueden ser empleadas frente a una situación particular. Con base en el objetivo
de esta investigación, se incluyeron solamente las estrategias de rumiación,
catastrofización y autoculpa. La estrategia de rumiación mide los pensamientos
excesivos acerca de los sentimientos e ideas que surgen como consecuencia de un
evento desagradable. La catastrofización describe los pensamientos que
enfatizan explícitamente el miedo que provocan ciertas experiencias. A su vez,
la autoculpa se enfoca en los pensamientos que llevan a una persona a culparse
a sí misma como consecuencia de lo que experimenta. El formato de respuesta de
este instrumento comprende una escala tipo Likert de cinco opciones que oscilan
entre 1 (casi nunca)
y 5 (casi siempre).
Para esta investigación, se seleccionó la versión en español propuesta por Domínguez-Sánchez, Lasa-Aristu, Amor y
Holgado-Tello (2013). Con respecto a las propiedades psicométricas, en la
fiabilidad se registraron coeficientes entre .68 y .93. Asimismo, la validez
convergente y discriminante se analizó por medio de correlaciones entre las
dimensiones del CERQ y variables como la ansiedad y la depresión (Garnefski y Kraaij, 2007).
La evitación se evaluó con la Escala de Evitación
Conductual-Cognitiva (The Cognitive-Behavioral Avoidance Scale [CBAS]). Este
instrumento fue creado por Ottenbreit y
Dobson (2004) e incluye 31 reactivos agrupados en cuatro dimensiones
conductual/social, conductual/no social, cognitiva/social y cognitiva/no
social. El objetivo de esta escala es medir diferentes estrategias de evitación
empleadas por las personas cuando se enfrentan a problemas cotidianos. Los
participantes deben responder a las afirmaciones por medio de una escala tipo
Likert de cinco opciones que van desde 1 (no tan cierto para mí) hasta 5 (extremadamente cierto para
mí). Para esta investigación, se eligió la versión en español del
CBAS que realizaron Hernández-Guzmán,
Dobson, Caso-Niebla, González-Montesinos, Arratíbel-Siles y Wierzbicka-Szymczak
(2009). Con respecto a sus propiedades psicométricas, en el estudio
original se encontraron alfas de Cronbach de .89 para la escala total, de .68
para la dimensión cognitiva/social, de.87 para la dimensión conductual/social,
de .63 para la dimensión conductual/no social y de .64 para la dimensión
cognitiva/no social (Ottenbreit y Dobson,
2004).
Para medir la ansiedad se empleó el Inventario de ansiedad de
Beck (Beck Anxiety Inventory [BAI]) creado por Beck, Epstein, Brown y Steer (1988). Por
medio de 21 reactivos, las personas examinan la gravedad de diversos síntomas
de ansiedad y si se vieron afectados por ellos durante la semana anterior a
responder el instrumento; se emplea una escala tipo Likert que oscila entre 0 (nada en absoluto)
y 3 (gravemente,
casi no podía soportarlo). En esta investigación se usó la versión
en español del BAI sugerida por Sanz y
Navarro (2003). En el estudio original se encontró una consistencia interna
de .92 y un coeficiente de .75 para la aplicación test-retest (Beck et al., 1988).
Procedimiento
Después de haber recibido el permiso por parte de las
autoridades de la universidad en la que se llevó a cabo la recolección de los
datos, se contactó a los docentes que impartían clases en las diversas
licenciaturas y se les preguntó si estaban dispuestos a permitir que se
invitara a sus alumnos a participar en la presente investigación. A quienes
respondieron afirmativamente, se los contactó posteriormente para explicarles a
detalle el procedimiento a seguir, y ellos mismos fueron quienes informaron a
sus alumnos que serían invitados a participar en un proyecto de investigación.
El contacto directo con los alumnos se hizo por medio de la plataforma TEAMS y
se les explicó el objetivo general del estudio, sus características y sus
derechos como participantes. A los alumnos que decidieron participar
voluntariamente se les proporcionó el acceso a los cuestionarios y, antes de
comenzar a responderlos, firmaron el consentimiento informado. Al inicio del
formulario, leyeron las instrucciones generales, contestaron las preguntas
sociodemográficas y, posteriormente, respondieron cada una de las escalas. Por
su participación, los estudiantes no recibieron ninguna remuneración económica.
Desde el primer contacto con las autoridades de la universidad,
así como en todo el proceso de recolección de datos, se siguieron las normas y
los estándares que se han establecido en México para llevar a cabo un proyecto
de investigación con seres humanos. Durante todo el procedimiento se guardó el
anonimato y la confidencialidad de las respuestas de los participantes.
Análisis de datos
La primera fase de análisis incluyó la media y la desviación
estándar. A su vez, se evaluó el alfa de Cronbach de cada una de las variables,
así como la curtosis y asimetría. Según las indicaciones de George y Mallery (2001) una curtosis de ±
1.60 y una asimetría de ± 1 indicarían que la distribución es normal.
Posteriormente, se analizaron las correlaciones de Pearson con el fin de
examinar las propiedades de cada una de las variables e identificar las
relaciones que estaban presentes entre ellas, así como la varianza media
extraída (AVE) y las raíces cuadradas del AVE.
En un segundo momento, se llevaron a cabo diversos análisis para
probar las hipótesis planteadas. Debido a la falta de consenso y las
discrepancias que se han encontrado en los análisis realizados con respecto a
la naturaleza unidimensional o multidimensional de la escala de soledad de De
Jong Gierveld y el inventario de ansiedad de Beck, en la presente investigación
se procedió a emplear el método de parcelación. Este procedimiento permite
disminuir el riesgo de problemas de convergencia y mejorar de esta manera el
ajuste del modelo (Sterba y Rights, 2016).
Específicamente, siguiendo el procedimiento sugerido por Marcoulides y Schumacker (2001), la
estrategia de parcelación de los reactivos se llevó a cabo añadiendo reactivos
con cargas factoriales estandarizadas que fueran similares.
Una vez que se tuvieron todas las variables observadas, se
empleó un modelo de ecuaciones estructurales para explorar el efecto mediador
de las estrategias de regulación emocional desadaptativas con el procedimiento
de máxima verosimilitud. Este modelo de ecuaciones estructurales se calculó por
medio del paquete Lavaan del software estadístico R 3.5.2 (Rosseel, 2012). Los efectos indirectos se
analizaron a través del procedimiento de bootstrapping (Preacher y Hayes, 2008). Se siguieron las
recomendaciones de Hu y Bentler (1995)
y se usaron diversos índices para probar el ajuste del modelo. El índice de
ajuste comparativo (CFI), el índice de ajuste Tucker-Lewis (TLI), el índice de
bondad del ajuste global (GFI) y el error cuadrado de aproximación a las raíces
medias (RMSEA). Para los índices CFI, GFI y TLI, los valores de .95 o
superiores sugieren un ajuste aceptable. El índice RMSEA es considerado
adecuado cuando sus valores son de .05 o inferiores (Hu y Bentler, 1995).
Resultados
Análisis preliminares
En un primer momento se calculó la media, desviación estándar,
los valores de curtosis y asimetría, el alfa de Cronbach, así como las
correlaciones bivariadas entre todas las variables de estudio (véase Tabla 1). Las correlaciones entre la soledad, las estrategias
de regulación y la ansiedad que presentaron las magnitudes más elevadas se
muestran resaltadas en esta primera tabla.
Tabla 1
Media, DE, alfa de Cronbach,
curtosis y asimetría
Variables |
M |
DE |
Curtosis |
Asimetría |
||
1. Soledad |
7.11 |
1.29 |
.80 |
.82 |
-.90 |
-.43 |
2. Rumiación |
15.28 |
2.17 |
.78 |
.83 |
.75 |
.52 |
3. Catastrofización |
12.91 |
3.71 |
.84 |
.84 |
-.33 |
-.18 |
4. Evitación |
104.74 |
13.82 |
.82 |
.83 |
.48 |
.24 |
5. Autoculpa |
11.02 |
1.46 |
.85 |
.85 |
.19 |
-.40 |
6. Supresión |
19.41 |
2.21 |
.71 |
.75 |
-.07 |
-.12 |
7. Ansiedad |
37.82 |
4.13 |
.88 |
.89 |
-.81 |
-.32 |
α: alfa de CronbachOmega: omega de McDonald
Modelo de medición
Con la finalidad de evaluar el modelo de medición que se diseñó
para esta investigación, se llevó a cabo un análisis factorial confirmatorio.
Este modelo incluyó las tres variables latentes de soledad, estrategias de
regulación emocional desadaptativas y ansiedad. La variable latente de soledad
estuvo conformada por dos parcelas. La variable latente de las estrategias de
regulación emocional desadaptativas estuvo compuesta por las variables
observadas de rumiación, catastrofización, evitación, autoculpa y supresión.
Finalmente, la variable latente de ansiedad quedó conformada por dos parcelas.
El modelo de mediación ajustó de manera adecuada los datos observados (χ2
= 38.81, df = 28; CFI = .958, GFI = .982, TLI = .973 y RMSEA = .018).
Posteriormente, con la finalidad de verificar la validez del
modelo de medición, se calcularon los valores de la varianza media extraída
(AVE) y las raíces cuadradas del AVE. Siguiendo los criterios de Fornell y Larcker (1981), es necesario
que el valor del AVE se encuentre por arriba de .50. Asimismo, para satisfacer
el requisito de la validez discriminante, las raíces cuadradas del AVE deben
ser mayores a las correlaciones entre un constructo y otros constructos en el
modelo (Netemeyer et al., 1990). Los
resultados en la Tabla 2 muestran que la raíz cuadrada del
AVE de todos los constructos es mayor que los coeficientes de correlación entre
todos los constructos. Con ello se confirma la adecuada validez discriminante
de todos los constructos medidos con sus respectivos instrumentos.
Tabla 2
Correlaciones entre las
variables, AVE, √AVE
Variables |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
AVE |
√AVE |
1. Soledad |
-- |
.75 |
.87 |
||||||
2. Rumiación |
.48** |
-- |
.88 |
.94 |
|||||
3. Catastrofización |
.25** |
.40** |
-- |
.70 |
.84 |
||||
4. Evitación |
.37** |
.25** |
.35** |
-- |
.74 |
.86 |
|||
5. Autoculpa |
.22** |
.22** |
.29** |
.33** |
-- |
.85 |
.92 |
||
6. Supresión |
.30** |
.28** |
.31** |
.27** |
.30** |
-- |
.77 |
.88 |
|
7. Ansiedad |
.33** |
.52** |
.32** |
.44** |
.11 |
.20* |
-- |
.83 |
.91 |
Varianza media extraída (AVE) y Raíz cuadrada del AVE
* p < .05** p < .01
Modelo estructural
La evaluación del modelo estructural se realizó con la finalidad
de examinar las relaciones entre la soledad, las estrategias de regulación
emocional desadaptativas y la ansiedad. Los resultados mostraron que los datos
se ajustaron de manera adecuada (χ2 = 58.81, df = 30; CFI = .952,
GFI = .987, TLI = .959 y RMSEA = .038). El modelo explicó el 48 % de la
varianza de la ansiedad (Figura 1).
Figura 1
Modelo final de
soledad, estrategias de regulación emocional y ansiedad
Nota: Modelo de ecuación estructural que muestra las relaciones entre soledad, estrategias de regulación emocional desadaptativas y ansiedad. Los valores son los coeficientes estandarizados. *** p < .001.
De esta manera, los resultados mostraron que la soledad estuvo
relacionada positivamente con las estrategias de regulación emocional
desadaptativas (β = .57, SE = .08, p < .001). Asimismo, las estrategias de
regulación emocional desadaptativas estuvieron asociadas positivamente con la
ansiedad (β = .73, SE = .10, p < .001). A su vez, se pudo confirmar la
principal hipótesis de esta investigación, la cual postulaba que las
estrategias de regulación emocional desadaptativas mediarían el impacto de la
soledad en la ansiedad que experimentaban los estudiantes universitarios (β =
.21, SE = .04, p < .001). El hecho de añadir más trayectorias al modelo o el
eliminar variables observadas no mejoró el ajuste del modelo estructural. Por
otra parte, también se confirmó la segunda hipótesis que establecía que la soledad
tendría un efecto directo no significativo en la ansiedad (β = .07, SE = .04, p
= .23; Figura 1). Con respecto al análisis de mediación y
los efectos indirectos, estos se llevaron a cabo con 10 000 muestras bootstrap, lo
que generó 95 % de intervalos de confianza corregidos por sesgo para los
efectos indirectos. Con el propósito de incrementar la potencia del modelo y
estimar los efectos directos, Hayes y
Preacher (2010) sugieren usar la técnica de bootstrapping, por medio de la
cual se obtienen los límites de confianza para los efectos indirectos. Como el
método bootstrapping
es el más efectivo para analizar los efectos indirectos, estos resultan
estadísticamente significativos si los intervalos no incluyen el cero. Los
resultados del análisis de mediación y los efectos indirectos para la ansiedad,
así como sus predictores y variables mediadoras, se muestran en la Tabla 3.
Tabla 3
Medicación y efectos
indirectos estandarizados de las estrategias de regulación emocional
desadaptativas en la relación entre soledad y ansiedad
Efectos |
β |
Boot SE |
p |
Boot 95 % IC |
Soledad -> Estrategias desadaptativas
-> Ansiedad |
||||
Efecto directo Efecto indirecto |
.071.210 |
.042 .038 |
.230 <.001 |
-.018, .145 .113, .258 |
Discusión
En el contexto de la pandemia por COVID-19, se diseñó esta
investigación con el propósito de analizar por primera vez los efectos de
mediación de las estrategias de regulación emocional desadaptativas en una
muestra de estudiantes universitarios mexicanos. Más allá de la influencia que
tiene la soledad en la ansiedad, misma que había sido ampliamente documentada
en estudios previos, esta investigación tuvo el propósito de aportar un avance
en el conocimiento al examinar la función mediadora que pudiesen tener las
estrategias desadaptativas de la regulación emocional en la relación entre la
soledad y la ansiedad. Las nuevas evidencias encontradas permitirán una mejor
comprensión de las consecuencias que conlleva la falta de un control adecuado
de las emociones.
Con base en las teorías del modelo procesual de la regulación
emocional de Gross (1998b) y el modelo
de soledad propuesto por De Jong Gierveld
(1987), se diseñó un modelo estructural a través del cual se analizó la
función mediadora de las estrategias desadaptativas. Los hallazgos confirmaron
la principal hipótesis de esta investigación, la cual postulaba que las
estrategias de regulación emocional desadaptativas mediarían la relación entre
la soledad y la ansiedad. Es importante mencionar que para medir la ansiedad se
empleó el inventario de ansiedad de Beck, por lo cual la medición conlleva
indicadores relacionados con la crisis de angustia. Con base en el modelo
propuesto, la estrategia de rumiación tuvo una contribución estadísticamente
significativa en el proceso de mediación que evidenció la influencia de los
pensamientos repetitivos que los participantes tienen de sus propias emociones.
Previamente, se había encontrado que, en lugar de usar estrategias más
funcionales, los esfuerzos que se llevan a cabo para regular las emociones
negativas en la forma de pensamientos repetitivos, como los que son
característicos de la rumiación, son generadores de ansiedad y depresión (Nolen-Hoeksema et al., 2008).
De la misma manera, los resultados de la presente investigación
confirmaron que la soledad tuvo un efecto significativo en la ansiedad a través
de las estrategias desadaptativas de la regulación emocional de las cuales la
rumiación forma parte. Este hallazgo sugiere que la soledad que han vivido los
participantes como consecuencia del confinamiento incrementó la ansiedad a
través de un aumento en los pensamientos repetitivos y pasivos enfocados
directamente en los sentimientos negativos. Por ejemplo, pensar que ellos se
pudiesen contagiar de COVID-19, que estaba en riesgo su preparación profesional
y que sus familiares más vulnerables estaban en peligro de perder la vida son
algunos de los pensamientos reiterativos que pudieron caracterizar la
estrategia de rumiación. Por otra parte, al experimentar mayor soledad, los
participantes fomentaron una serie de pensamientos recursivos con la finalidad
de sentir un mayor alivio. Sin embargo, como se ha documentado en otros
estudios (e. g.,
Denovan et al., 2019; Watkins y Roberts, 2020), en vez de tener
efectos favorables, este mecanismo repercutió directamente en un incremento en
la ansiedad de los participantes.
Además de la estrategia de rumiación, la catastrofización
también formó parte de las estrategias desadaptativas que se incluyeron en esta
investigación. A través de esta estrategia de regulación emocional, la soledad
tuvo un impacto en los niveles de ansiedad que vivieron los participantes
durante los meses de confinamiento. Este resultado sugiere que, una vez que las
personas con las que estaban viviendo regresaron a sus actividades laborales,
los participantes pudieron pensar más explícitamente en situaciones que
tendrían un desenlace trágico. Entre este tipo de pensamientos estarían
diversos miedos asociados con la muerte de sus familiares y amigos, el que
ellos mismos se pudiesen contagiar con COVID-19, la pérdida del empleo y las
consecuencias que se derivarían de ello, los problemas para continuar con sus
estudios, que incluyen la probabilidad de abandonarlos, así como el temor a no
volver a realizar las mismas actividades que llevaban a cabo antes de la
pandemia. De esta manera, producto del mecanismo de catastrofización, los
participantes comenzaron o intensificaron una serie de pensamientos y emociones
esperando que pasara lo peor, lo cual a su vez incrementó sus niveles de
ansiedad, específicamente indicadores relacionados a crisis de angustia.
Por otra parte, la evitación también formó parte de las
estrategias desadaptativas. Por su propia naturaleza, la evitación aleja a las
personas de entrar en contacto con las experiencias emocionales que les
resultan aversivas, lo cual impide que las puedan modificar. Para la mayoría de
los participantes, son muy pocas las situaciones que han vivido con una carga
emocional tan intensa como lo ha sido el confinamiento por la pandemia. Por
consiguiente, los hallazgos sugieren que la soledad que experimentaron
repercutió directamente en el control de sus propias emociones. A su vez, esta
condición terminó incrementando los niveles de ansiedad que reportaron los
participantes.
Este mismo mecanismo había sido analizado en una investigación
longitudinal con adultos, en la cual se identificó que un incremento en la
evitación provoca la intolerancia hacia las emociones negativas (Spinhoven et al., 2014), además de ser un
predictor importante de los síntomas de ansiedad (Berman et al., 2010). Específicamente, al
examinar el rol mediador de la estrategia de evitación, se había encontrado
previamente su función mediadora en las relaciones entre el apego adulto y la
ansiedad (Nielsen et al., 2017), así
como entre el miedo al COVID-19 y el desorden obsesivo convulsivo (Seçer y Ulaş, 2020). En la misma línea,
en esta investigación se encontró que, al evitar el contacto con las emociones,
se reportaron mayores niveles de ansiedad. Este patrón es característico de las
estrategias de regulación emocional desadaptativas y de las consecuencias
perjudiciales que conlleva la evitación (e. g., Cheng et al., 2020; Krause-Utz et al., 2021; Murray et al., 2021).
Por otra parte, en el modelo que se construyó para esta
investigación, la estrategia de supresión también formó parte de las
estrategias de regulación emocional desadaptativas. El principal propósito de
la supresión es inhibir las diversas respuestas cognitivas, fisiológicas y
conductuales que se generan a partir de una experiencia emocional (Greenaway y Kalokerinos, 2017). Debido a
que la supresión está frecuentemente relacionada con las consecuencias
negativas que se derivan de las relaciones interpersonales, las experiencias
emocionales y el bienestar psicológico, es considerada como una estrategia
desadaptativa (Dryman, y Heimberg, 2018).
De la misma manera que la rumiación, la catastrofización y la
evitación, la supresión no solamente consume diversos recursos cognitivos que
las personas podrían usar para manejar adecuadamente sus emociones, sino que
también puede generar emociones negativas hacia uno mismo y sobre todo hacia
los otros, e impedir de esta manera establecer relaciones interpersonales
cercanas y significativas (Gross y John,
2003; Tackman y Srivastava, 2016).
Al igual que en investigaciones anteriores se había encontrado que la supresión
estaba relacionada positivamente con la ansiedad (e. g., Campbell-Sills et al., 2006; Eastabrook et al., 2014), en el presente
estudio también se presentó el mismo vínculo. Una posible explicación sugeriría
que al experimentar diversos niveles de soledad, los participantes comenzaron a
inhibir aquellos pensamientos asociados a los cambios que tuvieron que realizar
a partir del cierre de la universidad en la que estudiaban, así como las
restricciones que trajo consigo el confinamiento por la pandemia.
Finalmente, la autoculpa formó parte de las estrategias
desadaptativas. Al estar incluida dentro del modelo, recibió la influencia de
la soledad. De ello se derivó que la soledad que experimentaron los
participantes durante los meses del confinamiento provocó un aumento en los
sentimientos de autoculpa. Una posible explicación sugiere que, con el
propósito de manejar las emociones que conlleva la soledad, una alternativa que
pudieron encontrar los participantes fue culparse a sí mismos para tener un
mejor control de las emociones asociadas a la soledad.
Al igual que lo que sucede con las otras estrategias
desadaptativas, al autoculparse los participantes buscarían aliviar, de manera
parcial y a corto plazo, los sentimientos negativos que les estaba generado la
soledad. Sin embargo, esto no sucedió y, en vez de aminorarlos, como
consecuencia de sentirse culpables los síntomas de ansiedad se incrementaron.
Este resultado está en línea con otras investigaciones que previamente habían
documentado una relación entre la autoculpa y la ansiedad (e. g., Garnefski y Kraaij, 2007; Kraaij et al., 2003; Martin y Dahlen, 2005). De esta manera,
en la presente investigación, las estrategias desadaptativas contribuyeron a
explicar los efectos indirectos de la soledad en la prevalencia de la ansiedad,
que se manifestaron principalmente en crisis de angustia.
Por otra parte, se hipotetizó que la soledad estaría relacionada
directamente con las cinco estrategias de regulación emocional desadaptativas.
Específicamente, los hallazgos mostraron una relación positiva entre la soledad
y las estrategias de regulación emocional desadaptativas. En estudios previos,
se había documentado que los estudiantes universitarios con una experiencia de
soledad crónica tuvieron una mayor presencia de las estrategias de rumiación,
catastrofización y autoculpa en comparación de otros estudiantes universitarios
que no manifestaron la misma soledad (Vanhalst
et al., 2018). Asimismo, en otra investigación que incluyó tanto
estrategias adaptativas como desadaptativas, se encontró que la reevaluación
positiva y la rumiación estuvieron directamente asociadas con la soledad (Kearns y Creaven, 2017). Recientemente,
otras investigaciones han encontrado también una relación positiva entre la
rumiación y la soledad derivada específicamente por el distanciamiento social
ocurrido durante los meses de confinamiento por la pandemia de COVID-19 (Borawski, 2019; Hoffart et al., 2020).
Al igual que lo hallado en estas investigaciones, el presente
trabajo revela que al experimentar diversos niveles de soledad durante el
confinamiento por la pandemia de COVID-19, los participantes fueron
desarrollando paulatinamente diversos mecanismos inherentes a las estrategias
desadaptativas. En algunos casos, la soledad provocó un aumento en los
pensamientos repetitivos (rumiación). Por consiguiente, es muy probable que los
estudiantes centraran su atención en pensar cuándo iban a regresar a clases, las
consecuencias negativas que estaba trayendo consigo el confinamiento, el
imaginar el momento en que por fin volverían a reunirse con sus amigos y
retomar sus actividades cotidianas, así como las dificultades que han estado
enfrentando para cumplir con sus actividades académicas y laborales. Asimismo,
la soledad también incrementó la capacidad de los participantes para inhibir
las expresiones inherentes a las experiencias emocionales que trajo consigo el
confinamiento por COVID-19 (supresión). Esto sugiere que al sentirse abrumados
por la soledad que experimentaron durante los meses de confinamiento, los
estudiantes universitarios buscaron contener sus emociones lo cual repercutió
negativamente en su nivel de ansiedad. Este resultado está en línea con otra investigación
en la que se identificó que el uso de la supresión, junto con la rumiación y el
compartir, estuvo asociado positivamente con el afecto negativo y evidenció
claramente que estas tres estrategias tienen un impacto disfuncional en el
proceso de regulación emocional (Brockman
et al., 2017).
Aunque poseen una gran relevancia, estos hallazgos no se
encuentran exentos de algunas limitaciones. La primera de ellas tiene que ver
con la recolección de datos hecha por medio de una plataforma en línea. Debido
a que los estudiantes están tomando sus clases en casa, la única manera de
responder las escalas fue en línea. Por consiguiente, fue necesario confiar en
que cada participante haya leído las instrucciones correctamente y como se les
indicó, así como haber estado en un lugar apropiado para contestarlas con
veracidad y exactitud. Sin embargo, al no poder observar la forma en que cada
uno de los participantes contestó todos los instrumentos, ni la atención que estaba
teniendo en ese momento, no se puede asegurar que lo haya hecho de manera
apropiada.
Asimismo, otra de las limitaciones está relacionada con su
diseño transversal, que impide que se pueda determinar la causalidad de las
variables. Una tercera limitación se presenta en la inclusión de una muestra no
probabilística, lo cual conlleva el riesgo de un sesgo. De la misma manera, el
uso de las estrategias incluidas en esta investigación (catastrofización,
supresión, evitación, rumiación y autoculpa) es una limitación, ya que no es
posible identificar con precisión la contribución particular que tuvo cada una
de ellas en el efecto mediador de las estrategias desadaptativas. Finalmente,
la muestra estuvo restringida a una región geográfica en particular. Esta condición
limita la generalización de los resultados a estudiantes de escuelas
particulares y de otras regiones del país.
En conclusión, la presente investigación contribuye a
profundizar en el conocimiento de los efectos de la soledad en la ansiedad a
través de estrategias desadaptativas de la regulación emocional,
particularmente la catastrofización, supresión, evitación, rumiación y
autoculpa, en una muestra de estudiantes universitarios mexicanos. De esta
manera, los resultados que se derivan de los análisis hechos al modelo
propuesto permiten comprender los efectos que trae consigo el manejo inadecuado
de las emociones. En el contexto del confinamiento provocado por la pandemia de
COVID-19 o en otras situaciones semejantes, los hallazgos encontrados son de
gran utilidad para el diseño e implementación de diversas acciones de
prevención e intervención con la finalidad de contribuir al mejor manejo de la
soledad y las emociones, así como a reducir los niveles de ansiedad.
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