Artículos
Repercusión en la
autoeficacia docente de los términos “dislexia” y “dificultad específica del
aprendizaje en lectura”
The effect of the
terms “dyslexia” and “reading learning disability” on the teacher self-efficacy
R. Tárraga-Mínguez raul.tarraga@uv.es
Universitat de València,
España
Pilar Sanz-Cervera pilar.sanz-cervera@uv.es
Universitat de València,
España
Irene Lacruz-Pérez irene.lacruz@uv.es
Universitat de València,
España
Repercusión en la autoeficacia docente de los términos
“dislexia” y “dificultad específica del aprendizaje en lectura”
Interdisciplinaria,
vol. 39, núm. 3, pp. 263-274,
2022
Centro Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias
Afines
Los autores/as
conservan los derechos de autor y ceden a la revista el derecho de la primera
publicación, con el trabajo registrado con la licencia de atribución, no
comercial, compartir igual de Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Recepción:
28
Junio 2021
Aprobación:
11
Agosto 2022
Resumen:
Las etiquetas diagnósticas de dislexia
y dificultades específicas de aprendizaje en lectura pueden considerarse, desde
un punto de vista teórico, como prácticamente sinónimas. Sin embargo, la
elección de un término u otro por parte del profesorado conlleva ciertas
connotaciones que pueden ejercer una notable influencia en las percepciones de
los docentes sobre estos estudiantes. El propósito del presente estudio fue
determinar si las etiquetas de dislexia y dificultades específicas de
aprendizaje en lectura influyen en el sentimiento de autoeficacia de un grupo
de futuros docentes. Para ello se administró un cuestionario de 14 preguntas
tipo Likert con 9 opciones a 242 estudiantes de los grados de Maestro/a en
Educación Infantil y Maestro/a en Educación Primaria de la Universidad de
Valencia que no tenían conocimientos previos sobre el tema que se trata en el
cuestionario. Un grupo cumplimentó una versión del cuestionario en el que se
preguntaba sobre la dislexia y otro grupo cumplimentó otra versión en la que la
palabra “dislexia” se sustituía por el término “dificultades específicas de
aprendizaje en lectura”. Tras el análisis de los datos, se obtuvieron
diferencias estadísticamente significativas, en las que el término “dislexia”
parece ser percibido por los futuros docentes como una dificultad más compleja
de afrontar, en comparación con el término “dificultades específicas del
aprendizaje en lectura”. Los resultados no señalaron la existencia de
diferencias ni entre género ni entre especialidad (infantil/primaria). Esto
indica que durante la formación inicial del profesorado se debería profundizar
más en la comprensión de los términos “dislexia” y “dificultades de aprendizaje
en lectura”.
Palabras clave: autoeficacia,
dificultades de aprendizaje, dislexia, etiquetado, formación del profesorado.
Abstract: The diagnostic labels of “dyslexia” and “reading learning
disability” can be considered from a theoretical point of view as practically
synonymous, according to the latest version of the Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders (DSM 5; APA, 2013). However, the teachers’ choice of
one term or another carries certain connotations that could have a significant
influence on their perceptions. The purpose of the present study was to
determine whether the labels of dyslexia and reading learning disability
influence the feeling of self-efficacy of a group of pre-service teachers.
Self-efficacy beliefs refer to the judgment that a person makes about their own
ability to perform a certain action or task successfully. According to previous
research, the study of teachers’ self-efficacy beliefs is relevant because they
are directly related to the academic performance of students. Moreover, these
beliefs are also related to teachers’ attitudes towards educational inclusion
of students with specific needs of educational support, in which students with
dyslexia or reading learning disability are included. In this study, a
questionnaire of 14 Likert-type questions with 9 options was administered to
242 students of the Early Childhood and Primary Education Teachers degrees of
the University of Valencia. These students had no previous knowledge on the
subject that was treated in the questionnaire in the moment that they filled it
out. The instrument was adapted from a questionnaire used in the study of Gibbs
& Elliot (2015). These authors adapted it from the original one, Teachers’
Sense of Efficacy for Literacy Instruction Scale (TSELI), designed by
Tschannen-Moran & Johnson (2011). The questions were about the beliefs that
pre-service teachers had about their own effectiveness and ability in teaching
students with dyslexia or reading learning disability. There were also some
questions regarding participants’ demographic information. A group of
pre-service teachers filled out a version of the questionnaire asking about
dyslexia and another group filled out another version where the word “dyslexia”
was replaced by the term “reading learning disability”. After collecting the
data, a statistical analysis was carried out with two purposes. One of them was
to know if the use of two different diagnostic labels influences the pre-service
teachers’ self-efficacy beliefs. The other one was to find out if there were
statistically significant differences regarding gender and the different
specializations that the pre-service teachers were studying (early childhood
education or primary education). After data analysis, statistically significant
differences were obtained, finding that the term “dyslexia” seemed to be
perceived by pre-service teachers as a more difficult problem to face compared
to the term “reading learning disability”. No differences were found between
gender or specialty (early childhood/primary education). Therefore, the main
finding of this study is that the use of certain diagnostic labels influences
teachers’ self-efficacy beliefs. More specifically, the interpretation of this
result in this research is that pre-service teachers conceive the term
“dyslexia” as a medical concept, what can be interpreted for students as a more
difficult diagnostic to intervene and modify through education in comparison
with the term “reading learning disability”. This fact indicates that during
initial teacher training, the understanding of the terms “dyslexia” and
“reading learning disability” should be studied in greater depth. Additionally,
this paper can contribute to show the importance of the decision made by
professionals regarding the exact term they use when preparing the
psychological reports of the students with special educational needs. These
findings do not exactly agree with the results obtained in previous studies on
this topic, and this is discussed in the discussion section. Moreover, we also
indicate the limitations of the study and future lines of research.
Keywords: dyslexia, label,
learning disabilities, self-efficacy, teacher training.
Introducción
Según la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico
(DSM-5; APA, 2013), el término
“dislexia” y el término “dificultades específicas del aprendizaje de la
lectura” (DEA) son etiquetas diagnósticas que pueden utilizarse de manera
alternativa, lo que los convierte prácticamente en sinónimos. Sin embargo, en
la práctica educativa, no se puede afirmar tajantemente que ambos términos se
utilicen de manera indistinta, sino que cada uno de ellos presenta connotaciones
que pueden conllevar repercusiones en diferentes variables, como: el
sentimiento de autoeficacia del profesorado (Gibbs
y Elliot, 2015); las expectativas y actitudes que el profesorado deposita
en su alumnado (Hornstra, Denessen, Bakker,
Van den Bergh y Voeten, 2010; Woodcock
y Hitches, 2017); la autoestima del propio estudiantado (Taylor, Hume y Welsh, 2010), o incluso su
sintomatología depresiva y bienestar psicológico (Lindeblad, Svensson y Gustafson, 2016).
Una de las posibles causas de que estos dos términos posean
connotaciones diferentes –cuando en teoría deberían utilizarse como sinónimos–
puede estar relacionada con la doble naturaleza que posee en sí el diagnóstico
al que hacen referencia. Las dificultades específicas de aprendizaje en
lectura, como tantos otros rasgos psicológicos, son en realidad producto de la
interacción de dos variables. Por un lado, está la dificultad intrínseca del
estudiante para llevar a cabo las tareas propias de la lectura (Kudo, Lussier y Swanson, 2015; Maisog, Einbinder, Flowers, Turkeltaub y
Eden, 2008). Por otro lado, estas dificultades no están exentas de la
influencia cultural propia de un fenómeno como la lectura, que requiere de
aprendizajes formales e informales en diferentes contextos –la escuela, el
hogar, los medios de comunicación, entre otros, y que se ve influida claramente
por aspectos sociales como la disponibilidad de material impreso para la
lectura, el método de enseñanza utilizado, la actitud hacia la lectura en el
entorno, etcétera. (Elliot y Grigorenko,
2014; Ferroni, Barreyro, Mena y Diuk,
2019).
Sin embargo, esta doble perspectiva sobre el estudio de las
dificultades específicas de aprendizaje en lectura no se ve reflejada en el
ámbito de la investigación en la misma proporción. Existe un evidente
desequilibrio entre la gran cantidad de literatura científica que se publica
sobre dislexia desde un enfoque médico o psicológico, y la cantidad de estudios
científicos proporcionalmente mucho menor que se publican desde un enfoque más
educativo o cultural (Lopes, 2012).
Este desequilibrio de enfoques ha contribuido en las últimas décadas a que el
término “dislexia” (el que se utiliza más habitualmente en las publicaciones de
carácter médico), se haya cargado de una connotación biológica y que se
considere por muchos profesionales de la educación como una dificultad con una
etiología clara, intrínseca al estudiante y prácticamente inmutable (Gibbs y Elliot, 2015).
Hasta el momento, pocas investigaciones han analizado las
repercusiones que puede conllevar el hecho de hacer uso de diferentes etiquetas
para referirse a un mismo diagnóstico. En el caso de otros diagnósticos, como
puede ser el caso del trastorno del espectro autista (TEA), algunos estudios
han analizado los efectos que ha podido traer consigo el cambio de terminología
que se realizó en el año 2013, tras la publicación de la última edición del
DSM-5 (APA, 2013), respecto a las
etiquetas diagnósticas de autismo y síndrome de Asperger. Esta última quedó en
desuso, y se incluyó bajo la categoría de trastorno del espectro autista, que
corresponde al nivel 1 de severidad del autismo). Kite, Gullifer y Tyson (2013) detectaron
en un grupo de profesionales de la educación y la salud claras diferencias en
la concepción de las dos etiquetas diagnósticas, y que era más estigmatizadora
la de autismo que la de síndrome de Asperger, pues ellos consideraban que el
primero es un diagnóstico más severo.
En el caso de las etiquetas diagnósticas en las que se centra el
presente estudio, únicamente se ha encontrado la investigación de Gibbs y Elliot (2015), quienes compararon
los efectos que tenía el uso de la etiqueta dislexia y el uso de la etiqueta
dificultades lectoras, en la percepción de autoeficacia de una muestra de
profesores en activo. La idea de autoeficacia se refiere al juicio que una persona
realiza sobre su propia capacidad para desempeñar una determinada acción o
tarea con éxito (Bandura, 1977). Así,
los resultados del estudio de Gibbs y
Elliot (2015) mostraron que el profesorado manifestó sentirse más preparado
para la enseñanza de estudiantes con dislexia en comparación a estudiantes con
dificultades lectoras. Los autores del estudio interpretaron estos resultados
con el argumento de que la etiqueta “dificultades lectoras” pudo ser entendida
como un término genérico que incluía tanto a estudiantes con dificultades leves
como severas e igualmente podía incluir a estudiantes con dificultades en la
decodificación como en la comprensión. Por el contrario, la etiqueta dislexia
parece que fue entendida por el profesorado como una dificultad concreta, bien
acotada y delimitada que hacía referencia a un grupo homogéneo de estudiantes.
Los mismos autores, junto con otros investigadores, analizaron
si las etiquetas de dislexia y trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH) influían en la autoeficacia percibida por el profesorado
en activo participante en el estudio (Gibbs
et al., 2020). Aunque concluyeron que las diferentes etiquetas diagnósticas
estaban relacionadas con la percepción y las creencias del profesorado respecto
al alumnado con dislexia y TDAH, no hallaron que tales etiquetas influyeran en
su sentimiento de autoeficacia, contrariamente a lo que encontraron en su
estudio previo (Gibbs y Elliot, 2015).
Lee, Cheung y Chen (2019),
por su parte, estudiaron el modo en que la etiqueta diagnóstica de TDAH influía
en el sentimiento de autoeficacia de un grupo de futuros docentes.
Sorprendentemente hallaron que el profesorado en formación inicial se notaba
más preparado para gestionar un aula en la que había escolarizada una
estudiante con una etiqueta diagnóstica de TDAH, que un aula con una estudiante
con sintomatología hiperactiva e impulsiva, pero sin diagnóstico de TDAH
definido. La interpretación de este resultado por parte de los autores sugiere
que los futuros docentes podrían sentirse más seguros para planificar
estrategias de intervención y organización del aula cuando existe una etiqueta
diagnóstica, puesto que esta puede representar un punto de partida y una guía
que les oriente. Encontraron, además, un sesgo de género claro, pues detectaron
que los futuros docentes tenían un mayor sentimiento de autoeficacia para
trabajar con una estudiante con TDAH si esta era mujer. Por tanto, hallaron un
efecto positivo de la etiqueta diagnóstica en la autoeficacia percibida de
futuros docentes para trabajar con alumnas, pero no tanto en el caso de los
alumnos.
El interés por estudiar la percepción de autoeficacia del
profesorado responde a diferentes motivos, entre los que destaca el hecho de
que este aspecto se encuentra estrechamente relacionado con el rendimiento
académico del alumnado (Caprara,
Barbaranelli, Steca y Malone, 2006).
Zee y Koomen (2016) hallaron, además, que la percepción de autoeficacia
influye en el tipo de relación que establecen los docentes con el alumnado y
consecuentemente los docentes con mayor sentimiento de autoeficacia tienden a
utilizar estrategias más eficaces para afrontar los posibles problemas de
comportamiento en el aula que aquellos docentes con un sentimiento de
autoeficacia menor.
La importancia de la autoeficacia percibida por los docentes
podría ser incluso mayor cuando se trata de la educación del alumnado que
presenta necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), entre los que se
incluyen los estudiantes con dislexia o dificultades específicas del
aprendizaje de la lectura. La evidencia empírica ha mostrado que el sentimiento
de autoeficacia del profesorado para trabajar con el alumnado que presenta NEAE
influye directamente en sus actitudes hacia la inclusión educativa (Malinen et al., 2013; Savolainen, Engelbrecht, Nel y Malinen, 2012),
por lo que son más positivas tales actitudes cuanto mayor es la percepción de
autoeficacia del docente.
La comparación del efecto del uso de etiquetas diagnósticas
genéricas o específicas en relación con la autoestima es un aspecto
interesante, aunque tampoco ha sido ampliamente estudiado. Taylor et al. (2010) analizaron el efecto
en la autoestima que producían los diagnósticos que utilizaban etiquetas
genéricas o específicas. Para ello, compararon las puntuaciones en una prueba
de autoestima en tres grupos de estudiantes: estudiantes con diagnóstico de
dislexia (una etiqueta específica), estudiantes con diagnóstico de necesidades
educativas especiales (NEE, una etiqueta genérica) y estudiantes sin
diagnóstico. Los resultados evidenciaron que el grupo con peores resultados en
autoestima fue el que tenía un diagnóstico de NEE. Es decir, la etiqueta de
carácter más genérico se relacionaba con los peores resultados en autoestima.
Es más, no hubo diferencias en autoestima entre los estudiantes con dislexia y
los estudiantes sin diagnóstico, por lo que los autores concluyen que la
etiqueta de dislexia, una etiqueta con carácter específico, se relaciona con un
menor impacto negativo en la autoestima.
El presente estudio se centra en investigar el efecto de dos
etiquetas de carácter específico en la autoeficacia de futuros docentes de
educación infantil y primaria. Concretamente, el objetivo de este estudio es
analizar en una muestra de estudiantes del grado de Maestro/a en Educación
Infantil y el grado de Maestro/a en Educación Primaria el impacto diferencial
que produce en el sentimiento de autoeficacia el uso de dos etiquetas
diagnósticas de carácter específico que, según las indicaciones del DSM-5 (APA, 2013), son prácticamente sinónimas:
dislexia y dificultad específica en el aprendizaje de la lectura.
Hasta donde se conoce, este objetivo no se ha planteado
anteriormente en el contexto español ni en lengua castellana, y tan solo un
trabajo previo se ha propuesto un objetivo similar (Gibbs y Elliot, 2015), aunque se
desarrolló con un profesorado en activo y se utilizó una etiqueta de carácter
genérico y otra de carácter específico. Se considera que la consecución de este
objetivo puede llevar a la obtención de conclusiones relevantes tanto en el
ámbito de la investigación como de la práctica psicopedagógica, ya que puede
ayudar a entender qué tipo de representaciones genera en los futuros docentes
el uso de estos dos términos.
Método
El presente estudio adoptó un enfoque cuantitativo y planteó un
diseño cuasiexperimental en el que se comparó la autoeficacia de dos grupos de
futuros docentes seleccionados a través de un muestreo por conveniencia.
Muestra
En el presente estudio participaron 242 estudiantes
universitarios (198 mujeres y 44 hombres), con una media de edad de 21.18 años
(DT = 3.82), que cursaban la asignatura Necesidades educativas especiales. Esta
asignatura se imparte en el segundo curso del grado y se realiza de forma conjunta
para los estudiantes de los dos grados universitarios que estudiaban los
participantes en el presente estudio: Maestro/a en Educación Infantil (N = 110)
y Maestro/a en Educación Primaria (N = 132) en la Universidad de Valencia (Tabla 1).
Tabla 1.
Datos demográficos de
los participantes
elaboración
propia.
Instrumentos
El instrumento utilizado para la recogida de datos es un
cuestionario que ha sido adaptado y traducido a partir del empleado en la
investigación de Gibbs y Elliot (2015).
Este cuestionario fue a su vez una adaptación del original, Teachers’ Sense of
Efficacy for Literacy Instruction Scale (TSELI), diseñado y validado por Tschannen-Moran y Johnson (2011).
Se contó con dos versiones idénticas de este cuestionario, salvo
que en una versión se utilizó el término “dislexia” y en la otra el término
“dificultades específicas de aprendizaje en lectura”. Por ejemplo, en la
versión A una de las preguntas es “¿Cuánto puedes motivar a los niños con
dislexia?”, mientras que en la versión B esta misma pregunta es “¿Cuánto puedes
motivar a los niños con dificultades específicas de aprendizaje en lectura?”.
Del mismo modo, el cuestionario cuenta con un encabezado en el
que se utiliza un término u otro en función de la versión que se trate: “A
continuación se exponen algunas preguntas referidas a tus ideas sobre enseñar a
niños que podría decirse que presentan dislexia/dificultades específicas de
aprendizaje en lectura. Tus respuestas son confidenciales”.
En la primera parte del cuestionario se recoge información
demográfica de los participantes a través de tres cuestiones: (1) edad, (2)
sexo y (3) grado que cursan (Maestro/a de Educación Infantil o Maestro/a de
Educación Primaria).
A continuación, el cuestionario cuenta con 14 ítems relativos a
las ideas de los futuros docentes sobre su propia eficacia para enseñar a niños
y niñas que presentan dislexia o dificultades específicas de aprendizaje en
lectura. Los participantes deben responder mediante una escala de tipo Likert
de 9 puntos, en la que 1 es la puntuación más baja y 9, la más alta.
Se calculó para cada participante un indicador global de
autoeficacia que corresponde a la suma de las puntuaciones de los 14 ítems del
cuestionario. Este dato fue empleado como la variable mediante la que se
comparó ambos grupos (el grupo de participantes que cumplimentó la versión del
cuestionario con el término “dislexia” y el grupo que cumplimentó la versión
con el término “dificultades específicas de aprendizaje en lectura”).
En el presente estudio, el índice alfa de Cronbach para las dos
versiones del instrumento fue de .96.
Procedimiento
Los estudiantes cumplimentaron el cuestionario durante el
segundo cuatrimestre de su segundo curso universitario de los grados de
Maestro/a en Educación Infantil y Maestro/a en Educación Primaria. En ninguna
de las asignaturas cursadas anteriormente por los participantes se aborda de
manera sistemática el tema de las dificultades específicas de aprendizaje o la
dislexia, por lo que los estudiantes no habían tenido oportunidades previas de
estudiar de modo sistemático a nivel universitario aquellos contenidos
relacionados con el cuestionario.
La cumplimentación del cuestionario fue voluntaria y se realizó
en el aula donde habitualmente se desarrollan sus clases, al inicio de una
sesión de la asignatura necesidades educativas especiales. No se había
impartido ninguna clase de esta asignatura en la que se trabajaran estos
contenidos antes de cumplimentar el cuestionario. No se ofreció ningún tipo de
recompensa o beneficio en la calificación de la asignatura.
De los 242 participantes, 124 sujetos respondieron la versión
del cuestionario en la que se empleaba el término “dificultades específicas de
aprendizaje en lectura” y 118 sujetos respondieron la versión del cuestionario
que empleaba el término “dislexia”.
Resultados
El objetivo principal fue analizar en una muestra de estudiantes
del grado de Maestro/a en Educación Infantil y el grado de Maestro/a en
Educación Primaria el impacto diferencial que produce en el sentimiento de
autoeficacia el uso de dos etiquetas diagnósticas de carácter específico y
sinónimas (dislexia y dificultad específica en el aprendizaje de la lectura).
Para ello, se realizaron tres ANOVAs en los que la variable dependiente fue la
autoeficacia (evaluada a través de la suma de las puntuaciones de cada uno de
los ítems del cuestionario). Las variables independientes para cada uno de los
tres ANOVAs fueron respectivamente: el sexo de los participantes, el grado
universitario que estudiaban (grado de Maestro/a en Educación Infantil o en
Educación Primaria) y la versión del cuestionario contestada (la versión con la
etiqueta “dislexia” o la versión con la etiqueta “dificultades específicas de
aprendizaje en lectura”).
Como muestra la Tabla 2, no se encontraron
diferencias en las puntuaciones obtenidas en autoeficacia entre hombres y
mujeres, ni tampoco entre los participantes que cursaban el grado universitario
de Maestro/a en Educación Infantil y los que cursaban el grado en Maestro/a en
Educación Primaria. Por el contrario, se encontraron diferencias
estadísticamente significativas en el ANOVA que comparaba la puntuación de
autoeficacia para las dos versiones del cuestionario.
Concretamente, los resultados mostraron que aquellos
participantes que cumplimentaron la versión que empleaba la etiqueta
“dificultades específicas de aprendizaje en la lectura” obtuvieron una
puntuación significativamente mayor que aquellos que cumplimentaron la versión
con la etiqueta “dislexia” (77.19 y 70.67 respectivamente).
Tabla 2.
ANOVAs que comparan las
puntuaciones de autoeficacia en función del sexo, grado universitario y versión
del cuestionario
elaboración
propia.* p < .05** p < .01
Conclusiones
Los resultados de este estudio muestran cómo la presentación de
dos términos que en teoría deberían ser intercambiables, ya que designan un
mismo diagnóstico, producen un efecto diferencial en una variable en la que no
resulta sencillo intervenir, como es el sentimiento de autoeficacia para la
intervención educativa en futuros docentes (Leyser,
Zeiger y Romi, 2011). Este resultado concuerda, por tanto, con los estudios
que han concluido que el uso de una determinada etiqueta diagnóstica influye en
la autoeficacia percibida por los docentes (Lee
et al., 2019) y contrasta con los que han obtenido resultados diferentes al
respecto (Gibbs et al., 2020).
La dislexia parece ser percibida por los futuros docentes como
una situación más compleja de afrontar en la escuela que las dificultades
específicas del aprendizaje. El hecho de que en realidad ambos términos hacen
referencia al mismo tipo de dificultades en la lectura lleva a pensar que la
explicación de este efecto diferencial debe buscarse en las concepciones que
los futuros docentes albergan sobre uno y otro término. Investigaciones previas
han evidenciado que el término “dislexia” se ha abordado en las últimas
décadas, fundamentalmente, desde el ámbito de la investigación relacionada con
la medicina y la biología (Lopes, 2012),
lo que en cierto modo ha dejado en segundo plano el enfoque educativo de este
fenómeno. Es posible que este sesgo en la naturaleza de las investigaciones
sobre la dislexia haga que este término sea percibido como una entidad clínica
de carácter más biológico, estable y difícil de modificar mediante una
intervención educativa que las dificultades específicas del aprendizaje. Esta
expresión es menos utilizada en las publicaciones médicas y puede relacionarse
con variables más externas, transitorias y susceptibles al cambio mediante la
intervención educativa debido al uso del término “aprendizaje”, que puede ser
percibido como la consecuencia directa de la enseñanza.
La única investigación previa que ha realizado un estudio con un
diseño similar al del presente trabajo (Gibbs
y Elliot, 2015) obtuvo, sin embargo, el resultado contrario al obtenido
aquí. En el estudio de Gibbs y Elliot
(2015) los resultados mostraron que el profesorado se sentía más competente
para llevar a cabo su trabajo con estudiantes etiquetados con dislexia, en
lugar de dificultades lectoras en las dimensiones de uso de estrategias
educativas y capacitación lectora.
Esta diferencia de resultados puede explicarse por al menos dos
motivos. Por un lado, una de las etiquetas que emplearon Gibbs y Elliot (2015) es diferente de la
empleada en el presente estudio: mientras que en el estudio de Gibbs y Elliot (2015) se empleó la
etiqueta “dificultades lectoras”, en el presente estudio se ha empleado
“dificultades específicas de aprendizaje en lectura”. El término empleado por
Gibbs y Elliot (2015), “dificultades lectoras”, hace referencia a un conjunto
amplio de estudiantes que comparten como único punto en común la existencia de
una dificultad en la decodificación y/o la comprensión lectora. El origen de
estas dificultades puede ser muy diverso y encontrarse relacionado con la
motivación, la falta de instrucción o instrucción deficiente, la existencia
genérica de dificultades de aprendizaje en todas las áreas o bien la presencia
de dificultades circunscritas únicamente a la lectura. Por el contrario, el
término empleado en el presente estudio, “dificultades específicas de
aprendizaje en lectura”, hace referencia a un conjunto más concreto de
estudiantes, que tienen en común el haber sido diagnosticados tras un proceso
de evaluación individual de acuerdo con unos criterios diagnósticos bien
establecidos en los que se descarta, precisamente, la existencia de
dificultades cognitivas generalizadas o dificultades relacionadas con la
motivación y/o la instrucción lectora. Así, la etiqueta “dificultades lectoras”
puede considerarse genérica, mientras que la etiqueta “dificultades específicas
de aprendizaje en lectura” tiene un carácter más específico.
Los efectos del uso de etiquetas genéricas o específicas en el
diagnóstico ya se han estudiado previamente en el ámbito de la lectura (Taylor et al., 2010) y muestran que las
etiquetas genéricas tienen un efecto más negativo que las específicas, lo que
resultaría acorde con los resultados obtenidos en el presente estudio.
Por otro lado, el estudio de Gibbs
y Elliot (2015) se realizó con profesorado en activo, mientras que el
presente estudio se realizó con estudiantes de los grados de Maestro/a. Esto
significa que la formación previa de los participantes, tanto genéricamente
sobre el ámbito de la educación como de manera específica en el ámbito de la
dislexia, es menor en el presente estudio que en el estudio de Gibbs y Elliot (2015), lo que es relevante
para la percepción de autoeficacia.
Los resultados del presente trabajo conducen a obtener varias
conclusiones a diferentes niveles: en el ámbito de la investigación, en el
ámbito de la práctica psicopedagógica y en el ámbito de la formación de los
profesionales de la educación. En primer lugar, la confusión terminológica que
impera en el área de estudio constituye un desafío que las futuras líneas de
investigación deberán abordar de manera prioritaria. La publicación del DSM-5 (APA, 2013), en la que se propone el uso
indistinto de los términos “dificultades específicas del aprendizaje de la
lectura” y “dislexia”, supone una oportunidad interesante para aclarar las
discrepancias terminológicas que han caracterizado esta área durante décadas (Elliot y Grigorenko, 2014) y que, tal y
como se ha mostrado en este estudio, tienen repercusiones reales que van más
allá de los meros matices semánticos.
En segundo lugar, en cuanto al ámbito de la práctica psicopedagógica,
este trabajo puede contribuir a mostrar la importancia de la decisión por parte
de los profesionales del término exacto que utilicen cuando elaboran sus
informes psicopedagógicos. Aunque a priori el uso
de términos como “dislexia” o “dificultades específicas del aprendizaje de la
lectura” pueda parecer indistinto, este trabajo muestra que las
representaciones que los futuros profesionales de la educación tienen sobre
estas expresiones no son las mismas. De esta manera, los futuros maestros y maestras
se consideran a sí mismos menos capacitados para llevar a cabo su tarea
educativa cuando se emplea el término “dislexia” que cuando se emplea el
término “dificultad específica de aprendizaje en lectura”.
En tercer lugar, los resultados del presente estudio deben ser
tenidos en cuenta en el ámbito de la formación del profesorado. En realidad, la
diferencia de resultados entre los estudiantes que cumplimentaron una y otra
versión del cuestionario indica un evidente desconocimiento de una herramienta
tan básica en el diagnóstico en educación como el propio DSM-5 (APA, 2013). Este hallazgo corrobora la
importancia de formar al profesorado sobre este tópico y cobra especial
importancia si se tiene en cuenta que en la literatura científica previa se ha
documentado que tanto en España (Soriano-Ferrer,
Echegaray-Bengoa y Malathesa, 2016) como en otros países (Malathesa, Washburn y Kahn-Horwitz, 2016;
Washburn, Binks-Cantrell y Malathesa, 2014)
existe una falta de formación del profesorado en uno de los ámbitos centrales
de la labor de los docentes, como es la enseñanza de la lectura en estudiantes
que presentan dificultades.
Los resultados del presente estudio siguen esta misma línea e
inducen a pensar que los participantes tienen carencias en el conocimiento de
este ámbito, lo cual resulta lógico si se tiene en cuenta que el estudio se
realizó con estudiantes de segundo curso de los grados de Maestro/a en
Educación Primaria y Maestro/a en Educación Infantil. Según el plan de
estudios, todavía no han recibido una formación sistemática relacionada con la
educación especial, y tampoco han tenido la sesión en la que se explican los
criterios diagnósticos de la dislexia y se expone que los términos
“dificultades específicas del aprendizaje de la lectura” y “dislexia” pueden
utilizarse de manera indistinta.
Aun así, los resultados refuerzan la idea, ya presente en
numerosas investigaciones previas, de que es necesario dedicar esfuerzos
específicos en la formación inicial del profesorado a la educación especial (Brownell, Ross, Colón y McCallum, 2005; León, 2011) y, específicamente, a las
dificultades propias del aprendizaje en lectura (Malathesa et al., 2016). Hay que aclarar
que estas no solamente se relacionan con el aprendizaje de la lectoescritura,
sino también con la adquisición de otras competencias fundamentales como es la
matemática y, por ende, con las posibles dificultades de aprendizaje en
matemáticas (Sánchez-Acero y
García-Martín, 2021).
Este hecho es importante puesto que, tal y como se ha encontrado
en estudios previos (Lee et al., 2019;
Nah y Tan, 2021), las etiquetas
diagnósticas pueden tener un efecto positivo tanto en el sentimiento de
autoeficacia del profesorado como en sus percepciones hacia el alumnado que las
presenta. Conocerlas ayuda a los docentes a comprender los comportamientos del
estudiante y les orienta para planificar diferentes estrategias de
intervención.
El presente estudio tiene algunas dificultades que es necesario
tomar en consideración a la hora de interpretar los resultados. En primer
lugar, es importante tener en cuenta que los participantes incluidos en la
muestra eran estudiantes de segundo curso de grado, por lo que no ofrecen
información sobre la percepción de autoeficacia del profesorado una vez que
termina su formación inicial, sino únicamente en una fase intermedia. Sería
interesante en futuras investigaciones evaluar este grado de autoeficacia no en
un momento intermedio, sino en el momento de comenzar la formación inicial y en
el momento en que esta finaliza.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta la naturaleza local de
la muestra, ya que todos los estudiantes provienen de una misma facultad, por
lo que no puede afirmarse que los resultados del presente estudio sean
extrapolables a estudiantes de otras facultades. Esta limitación conduce, por
lo tanto, a otra futura vía de investigación posible en la que se planteen los
mismos objetivos con muestras de estudiantes que sean más amplias y que se
estén formando en diferentes facultades.
Al margen de estas limitaciones, quedan abiertas otras posibles
vías de investigación. Por ejemplo, sería interesante plantear estos mismos
objetivos en profesorados en activo de diferentes niveles y comparar la
percepción de autoeficacia del profesorado en activo especialista en educación
especial y del profesorado generalista. Así, se podría comprobar si existen
diferencias entre ambos colectivos, tal y como ocurre en otras variables
similares como las atribuciones y actitudes hacia los estudiantes con
necesidades educativas (Vlachou,
Eleftheriadou y Metallidou, 2014), o las falsas creencias sobre la
educación especial (Sanz, Fernández,
Pastor y Tárraga, 2017).
Referencias
American Psychiatric
Association (2013). Diagnostic and Statistical Manual of
Mental Disorders. Fifth Edition. Washington: American Psychiatric
Publishing.
Bandura, A. (1977)
Self-efficacy: toward a unifying theory of behavioral change. Psychological Review, 84(2), 191-215. https://doi.org/10.1037/0033-295X.84.2.191
Brownell, M. T.,
Ross, D. D., Colón, E. P. y Mccallum, C. L. (2005). Critical features of
special education teacher preparation: A comparison with general teacher
education. The Journal of Special Education, 38(4),
242-252. https://doi.org/10.1177/00224669050380040601
Caprara, G. V.,
Barbaranelli, C., Steca, P. y Malone, P, S. (2006). Teachers’ Self-efficacy
Beliefs as Determinants of Job Satisfaction and Students’ Academic Achievement:
A Study at the School Level. Journal of School Psychology,
44(6), 473–490. https://doi.org/10.1016/j.jsp.2006.09.001
Elliott, J. G. y
Grigorenko, E. L. (2014). The dyslexia debate.
Nueva York: Cambridge University Press.
Ferroni, M. V.,
Barreyro, J. P., Mena, M. y Diuk, B. G. (2019). Perfiles cognitivos de niños de
nivel socioeconómico bajo con dificultades en la velocidad lectora: análisis de
los resultados de una intervención. Interdisciplinaria, 36(1),
273-288. https://doi.org/10.16888/interd.36.1.18
Gibbs, S., Beckmann,
J. F., Elliott, J., Metsäpelto, R. L., Vehkakoski, T. y Aro, M. (2020). What’s
in a name: the effect of category labels on teachers’ beliefs. European Journal of Special Needs Education, 35(1), 115-127.
https://doi.org/10.1080/08856257.2019.1652441
Gibbs, S. y Elliot,
J. (2015). The differential effects of labelling: how do ‘dyslexia’and ‘reading
difficulties’ affect teachers’ beliefs. European Journal
of Special Needs Education, 30(3), 323-337. https://doi.org/10.1080/08856257.2015.1022999
Hornstra, L.,
Denessen, E., Bakker, J., Van Den Bergh, L. y Voeten, M. (2010). Teacher
attitudes toward dyslexia: Effects on teacher expectations and the academic
achievement of students with dyslexia. Journal of learning
disabilities, 43(6), 515-529. https://doi.org/10.1177/0022219409355479
Kite, D. M.,
Gullifer, J. y Tyson, G. A. (2013). Views on the diagnostic labels of autism
and Asperger’s disorder and the proposed changes in the DSM. Journal of Autism and Developmental Disorders, 43(7),
1692-1700. https://doi.org/10.1007/s10803-012-1718-2
Kudo, M. F.,
Lussier, C. M. y Swanson, H. L. (2015). Reading disabilities in children: A
selective meta-analysis of the cognitive literature. Research
in Developmental Disabilities, 40, 51-62. https://doi.org/10.1016/j.ridd.2015.01.002
Lee, K. W., Cheung,
R. Y. M. y Chen, M. (2019). Preservice teachers’ self-efficacy in managing
students with symptoms of attention deficit/hyperactivity disorder: The roles
of diagnostic label and students’ gender. Psychology in
the Schools, 56, 1–13. https://doi.org/10.1002/pits.22221
León, M. J. (2011).
La situación de la formación en educación inclusiva en los nuevos títulos de
grado de maestro en España. Revista Interuniversitaria de
Formación del Profesorado, 70, 145-164. http://hdl.handle.net/10481/25092
Leyser, Y., Zeiger,
T. y Romi, S. (2011). Changes in self-efficacy of prospective special and
general education teachers: Implication for inclusive education. International Journal of Disability, Development and Education,
58(3), 241-255. https://doi.org/10.1080/1034912X.2011.598397
Lindeblad, E.,
Svensson, I. y Gustafson, S. (2016). Self-concepts and psychological well-being
assessed by Beck Youth Inventory among pupils with reading difficulties. Reading Psychology, 37(3), 449-469. https://doi.org/10.1080/02702711.2015.1060092
Lopes, J. (2012).
Biologising reading problems: the specific case of dyslexia. Contemporary Social Science, 7(2), 215-229. https://doi.org/10.1080/21582041.2012.692098
Maisog, J. M.,
Einbinder, E. R., Flowers, D. L., Turkeltaub, P. E. y Eden, G. F. (2008). A
meta‐analysis of functional neuroimaging studies of dyslexia. Annals of the New York Academy of Sciences, 1145(1),
237-259. https://doi.org/10.1196/annals.1416.024
Malathesa, R.,
Washburn, E. K. y Kahn-Horwitz, J. (2016). Introduction to the special issue on
teacher knowledge from an international perspective. Annals
of Dyslexia, 66(1), 1-6. https://doi.org/10.1007/s11881-015-0119-6
Malinen, O. P.,
Savolainen, H., Engelbrecht, P., Xu, J., Nel, M., Nel, N. y Tlale, D. (2013).
Exploring teacher self-efficacy for inclusive practices in three diverse
countries. Teaching and Teacher Education, 33,
34–44. https://doi.org/10.1016/j.tate.2013.02.004
Nah, Y. H. y Tan, J.
W. L. (2021). The effect of diagnostic labels on teachers' perceptions of
behaviours of students with autism spectrum disorder. British
Journal of Educational Psychology, 91(1), 315-327. https://doi.org/10.1111/bjep.12368
Sánchez-Acero, A. y
García-Martín, M. B. (2021). Programa de entrenamiento en potencial de
aprendizaje para niños colombianos con dificultades de aprendizaje en
Matemáticas. Interdisciplinaria, 38(1), 163-180. https://doi.org/10.16888/interd.2021.38.1.11
Sanz, P., Fernández,
M. I., Pastor, G. y Tárraga, R. (2017). Pre-service teachers’ knowledge,
misconceptions and gaps about autism spectrum disorder. Teacher
Education and Special Education, 40(3), 212-224. https://doi.org
/10.1177/0888406417700963
Savolainen, H.,
Engelbrecht, P., Nel, M. y Malinen, O. P. (2012). Understanding teachers’
attitudes and self-efficacy in inclusive education: Implications for
pre-service and in-service teacher education. European
Journal of Special Needs Education, 27(1), 51-68. https://doi.org/10.1080/08856257.2011.613603
Soriano-Ferrer, M.,
Echegaray-Bengoa, J. y Malathesa, R. (2016). Knowledge and beliefs about
developmental dyslexia in pre-service and in-service Spanish-speaking teachers.
Annals of Dyslexia, 66(1), 91-110. https://doi.org/10.1007/s11881-015-0111-1
Taylor, L. M., Hume,
I. R. y Welsh, N. (2010). Labelling and self‐esteem: the impact of using
specific vs. generic labels. Educational Psychology, 30(2),
191-202. https://doi.org/10.1080/01443410903494478
Tschannen-Moran, M.
y Johnson, D. (2011). Exploring literacy teachers’ self-efficacy beliefs:
potential sources at play. Teaching and Teacher Education
27(4), 751–761. https://doi.org/10.1016/j.tate.2010.12.005
Vlachou, A.,
Eleftheriadou, D. y Metallidou, P. (2014). Do learning difficulties
differentiate elementary teachers’ attributional patterns for students’
academic failure? A comparison between Greek regular and special education teachers.
European Journal of Special Needs Education, 29(1),
1-15. https://doi.org/10.1080/08856257.2013.830440
Washburn, E. K.,
Binks‐Cantrell, E. S. y Malathesa, R. (2014). What do preservice teachers from
the USA and the UK know about dyslexia? Dyslexia, 20(1),
1-18. https://doi.org/10.1002/dys.1459
Woodcock, S. y
Hitches, E. (2017). Potential or problem? An investigation of secondary school
teachers’ attributions of the educational outcomes of students with specific
learning difficulties. Annals of dyslexia, 67(3),
299-317. https://doi.org/10.1007/s11881-017-0145-7
Zee, M. y Koomen, H.
M. Y. (2016). Teacher self-efficacy and its effects on classroom processes,
student academic adjustment, and teacher well-being: A synthesis of 40 years of
research. Review of Educational Research, 86(4),
981–1015. https://doi.org/10.3102/0034654315626801
HTML generado a partir
de XML-JATS4R por
Refbacks
- No hay Refbacks actualmente.
Añadir comentario