Artículos
Percepciones del
tatuaje como expresión cultural en AMBA
Perceptions
about Tattoo as a cultural expression in AMBA
Luisina Aldaz laldaz@uade.edu.ar
Universidad Argentina
de la Empresa, Argentina
Ana A. Fuentes Cuiñas afuentescuinas@uade.edu.ar
Universidad Argentina
de la Empresa, Argentina
Pablo A. Vailati pvailati@uade.edu.ar
Universidad Argentina
de la Empresa, Argentina
Boris A. Arko barko@uade.edu.ar
Universidad Argentina
de la Empresa, Argentina
Percepciones
del tatuaje como expresión cultural en AMBA
Interdisciplinaria, vol. 38, núm. 1, pp. 235-243, 2021
Centro
Interamericano de Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines
Esta obra está bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Recepción: 27 Julio 2019
Aprobación: 03 Diciembre 2020
Resumen:
El tatuaje representa un fenómeno presente desde los comienzos
de la historia de la humanidad. A lo largo de los años, supo ocupar diferentes
roles asociados a distintos significados y utilidades, y se ha convertido en la
actualidad en una forma de expresión de los individuos. En este contexto, el
objetivo planteado para este estudio fue descubrir las percepciones del tatuaje
como elemento cultural. Para alcanzarlo, se llevó a cabo una investigación
descriptiva, de diseño transversal simple, mediante un cuestionario online
estructurado y autoadministrado. La muestra se realizó mediante
el muestreo bola de nieve y se compuso de 745 individuos que vivían, estudiaban
o trabajaban en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires, Argentina) y tenían entre
18 y 60 años. Como principal resultado de esta investigación se destaca la
existencia de fuertes correlaciones entre las principales variables culturales
del tatuaje (moda que vino para quedarse; prejuicios en el entorno laboral;
expresión cultural). Adicionalmente, fue posible desarrollar un modelo
predictivo para la percepción de que el tatuaje representa una expresión
cultural, a través de las otras dos variables culturales mencionadas. Por
último, se evidencia la existencia de diferencias significativas que permiten
reconocer que los individuos más jóvenes presentan un mayor nivel de acuerdo
con la idea de que los tatuajes son una moda que vino para quedarse.
Palabras
clave: tatuaje, cultura del
tatuaje, expresión cultural, tatuaje como moda, prejuicios laborales del
tatuaje.
Abstract: Tattoo represents a
phenomenon present since the beginning of human history. Over the years, it
took different roles associated with different meanings and utilities, becoming
today a form of expression of individuals. Nowadays, tattoos are understood as
fashion ornaments, body art, among others, which integrate a social reality.
The individuals who are tattooed do not perceive their body as an organic
entity, but as an expressive and aesthetic one: they permanently record a story
that tells their experiences, feelings and their significant links.
Consequently, the tattoo is not a part of the body of the subject, but a
synthesis of it. Tattoos are also understood as elements that represent
collective identities.
In this context, the objective of this study was to discover the perceptions of tattoos as cultural elements. To achieve this, a descriptive research was carried out, with a simple transversal design, through a structured and self-administered online questionnaire. The sample was collected by snowball sampling and consisted of 745 individuals who live, study or work in AMBA (Metropolitan Area of Buenos Aires, Argentina) and who are between 18 and 60 years old.
As the main results
of this research, it is relevant to highlight the existence of strong
correlations between the main cultural variables of tattoos (Fashion that will
last; Prejudices in the workplace; Cultural expression). Additionally, a
multiple linear regression model was formulated to predict the perception that
tattoos are a cultural expression through the idea that it represents a fashion
that came to stay and the perception that there are prejudices in the work
environment regarding the use of tattoos. Finally, there is evidence of
significant differences that allow to recognize that younger individuals have a
higher level of agreement with the idea that tattoos are a fashion that will
last.
These results
contribute to previous studies on the subject. Tattoos currently represent
elements associated with fashion and culture, which can be reflected in the
correlations found between cultural variables, reinforcing previous studies,
who add to this panorama the idea that Tattoos constitute a social reality.
Moreover, the predicted model found allows to assess the existence of a
subculture around the use of tattoo as a cultural expression. Additionally, the
importance of the Prejudice variable in the work environment as one of the
predictors of the Cultural Expression variable can be evidenced in previous studies
that confirm the existence of these prejudices.
Keywords: tattoo, tattoo culture, cultural expression, tattoo as a
fashion, tattoo labor prejudices.
Introducción
La modificación del aspecto externo del cuerpo es una costumbre
humana y universal: desde la decoración del cuerpo con joyas, vestimentas y
peinados hasta mutilaciones, tales como cortar, cercenar o lesionar de forma
permanente una parte del cuerpo, entre las que se distinguen las deformaciones
esqueléticas, dentarias, ablación del clítoris, circuncisión, escarificación,
perforaciones o piercings
y tatuajes (Pérez-Cotapos y Cossio, 2006).
A lo largo de la historia, el tatuaje ha estado presente en
culturas muy diversas y alejadas en el tiempo y el espacio. Según el contexto,
representó diversos significados, a saber: un arte prohibido, informativo,
popular, erótico, identificatorio o decorativo; usado con fines curativos o
preventivos; alusivo a mitos y leyendas; entendido como marcas de transición a
la adultez o como pruebas de virilidad y coraje; comprendido como signo de
realeza en algunas culturas y de barbarie en otras, o utilizado como forma de
castigo (Reisfeld, 2005).
En la actualidad, los tatuajes y perforaciones son entendidos
como ornamentos de moda, arte corporal, fijación de la personalidad y atracción
sexual, e integran una realidad social (Pérez-Cotapos
y Cossio, 2006). Los individuos que están tatuados no perciben su cuerpo
como una entidad orgánica, sino expresiva y estética: en él graban de manera
permanente una historia que cuenta sus experiencias, sentimientos y sus
vínculos significativos. En consecuencia, el tatuaje no es una parte más del
cuerpo, sino su síntesis (Sastre
Cifuentes, 2010).
Según exponen Pérez-Cotapos
y Cossio (2006), existen dos tipos de tatuajes: por un lado, el tatuaje
permanente es aquel que introduce un pigmento insoluble por debajo de la piel a
través de una inyección, y por el otro lado, existe una variante de tatuajes
temporales o de henna
que no necesita de agujas u otro objeto para perforar la piel, y duran
aproximadamente dos semanas. A lo largo del presente texto, se hará referencia
al tatuaje permanente como, simplemente, “tatuaje”.
En la sociedad contemporánea, el acto voluntario de tatuarse se
ha transformado en un gesto individual y en ese sentido, se puede considerar un
acto privado; sin embargo, el grafismo trazado en la piel es leído
colectivamente y denota la pertenencia a un grupo etario, cultural u otro (Tesone, 2000). Adicionalmente, los
tatuajes nacen en contextos culturales que influyen en la decisión del tatuado,
por lo que existen razones sociales y culturales que anteceden la decisión
personal de tatuarse (Álvarez Licona y
Sevilla González, 2002). En este sentido, resulta relevante el estudio
sobre las percepciones que una sociedad tiene acerca del tatuaje como símbolo
cultural ya que, como se menciona anteriormente, se trata de un elemento cuya
función ha evolucionado a lo largo de los años en distintas culturas (Reisfeld, 2005; Pérez-Cotapos y Cossio, 2006).
En este contexto, se propuso desarrollar una investigación
cuantitativa con el propósito de analizar el fenómeno del tatuaje como elemento
cultural, atendiendo a las diferencias perceptuales de distintos segmentos y
analizando las relaciones entre distintas variables pertinentes a la temática.
Marco teórico
El tatuaje como moda
Gil Mártil (2009)
considera que algo es moda cuando la mayor parte de los integrantes de un grupo
así lo cree. Si bien no es necesario que todos los miembros del grupo lo
adopten, es importante que consideren normal que otros lo hagan. En este
sentido, algunos individuos que se autodenominan “artistas”, y no tatuadores,
consideran que la práctica del tatuaje se ha convertido en una moda (Reisfeld, 2005).
Una investigación realizada con pacientes en el Centro de
Dermatología Láser del Hospital General de Massachusetts, antes o durante las
primeras etapas de la aplicación de un tratamiento láser de remoción de
tatuajes, vislumbró que casi la mitad de los pacientes (42 %) había sentido una
fuerte presión por parte de sus pares para tomar las decisiones relacionadas
con el tatuaje (Armstrong, Stuppy, Gabriel
y Anderson, 1996). A su vez, el 61 % se había interesado en tatuarse con un
grupo de amigos, el 58 % había contado con la presencia de dos o más personas
antes de tatuarse y el 65 % manifestó que alguien de sus grupos cercanos se
había tatuado al mismo tiempo que ellos. En suma, el grupo arrastra a los
individuos hacia cierta moda (Gil Mártil,
2009), debido a que el aspecto del contagio o las conductas imitativas
confieren la tranquilidad que genera estar haciendo lo mismo que otros (Reisfeld, 2005).
Los resultados de una encuesta telefónica realizada en Estados
Unidos a nivel nacional por Pew Research
Center (2010) dejan vislumbrar el aumento de la tendencia de la posesión de
tatuajes generación tras generación: casi cuatro de cada diez millennials
estadounidenses tienen, por lo menos, un tatuaje; por su parte, el 32 % de
quienes pertenecen a la generación X (aquellos nacidos entre 1965 y 1980) está
tatuado, y solo el 15 % de los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) y el 6 % de los
pertenecientes a la generación silenciosa (nacidos antes de 1946) lo está. En
otras palabras, existe una fuerte asociación entre la edad de los individuos y
la presencia de tatuajes, siendo las personas más adultas menos proclives a
portar uno (Dean, 2010).
El tatuaje como forma de expresión de identidad y cultural
La cultura es el conjunto de creencias, valores y costumbres
aprendidos por un individuo, que sirven para dirigir su comportamiento como
miembro de una sociedad particular (Schiffman
y Kanuk, 2010). Por su parte, el significado de subcultura o microcultura
abarca los valores o símbolos de un grupo restringido de individuos, definidos
de acuerdo a diversas variables, tales como la edad, religión, etnicidad o
alguna otra subdivisión del todo. En efecto, la cultura de un individuo es lo
que le da el sentido de identidad (Blackwell,
Miniard y Engel, 2002).
Bajo la misma mirada de la relación cultura-identidad, Reisfeld (2005) explica que en el acto de
tatuarse está en juego la identidad total del sujeto. Él mismo encarna
concretamente los códigos, las tradiciones y los valores que fundamentan su
existencia como miembro de un grupo (es decir, miembro de una subcultura). Tal
como explican Álvarez Licona y Sevilla
González (2002), en los casos en que el tatuaje de un individuo representa
no solamente a su persona sino a un grupo, se cohesiona con el grupo; es decir,
los tatuajes de los distintos individuos parecerían seguir una línea que
demuestra que no solamente representan a sus portadores individualmente, sino
al grupo al que pertenecen.
La realización de un tatuaje es una decisión que viene
acompañada de expectativas internas de autoidentidad (Armstrong, Stuppy, Gabriel y Anderson, 1996).
En otras palabras, un tatuaje es una expresión gráfica de una producción
psíquica del sujeto, el cual tiene un valor metonímico del mundo interior, pero
no necesariamente metafórico (Tesone, 2000).
El tatuaje revela un rasgo sustancial del hombre: la necesidad de procesar y
significar sus propias vivencias y experiencias, y de darles alguna forma de
expresión (Reisfeld, 2005). No
obstante, el tatuaje se entiende también como un elemento que representa cierta
identidad colectiva (Álvarez Licona y
Sevilla González, 2002).
La idea de reflejar la propia identidad a través del arte
corporal también fue apoyada por un estudio realizado por Armstrong y Murphy (1997) en escuelas
secundarias de ocho estados de Estados Unidos, el cual reportó que el 81 % de
los adolescentes había obtenido su tatuaje con el propósito de ser ellos mismos
y no de impresionar a otros, mientras que el 50 % consideraba que sus tatuajes
los hacían sentir únicos y especiales. La piel le otorga al adolescente una
superficie que le permite, por medio del dibujo sobre ella, darle un sentido al
caos de lo irrepresentable de sus propias transformaciones (Tesone, 2000), es decir, el cuerpo es el
espacio que permite que a través de prácticas como el tatuaje, se canalice una
amplia gama de situaciones inconscientes (Reisfeld,
2005).
Por otra parte, la idea de remover un tatuaje también está
relacionada con la identidad del portador, dado que surge ante la motivación
interna de disociarse de las experiencias del pasado y mejorar el concepto o la
imagen de uno mismo (Armstrong, Stuppy,
Gabriel y Anderson, 1996). Los mismos autores sostienen que las razones
para comenzar un proceso de remoción de tatuajes son: los cambios positivos a
nivel personal, la madurez y el deseo de tener una autoimagen más saludable.
El tatuaje y los prejuicios en el ámbito laboral
La presencia de tatuajes visibles en el cuerpo puede reducir
considerablemente la posibilidad de obtener empleo, sobre todo en los sectores
de belleza, venta minorista, oficinas y hospitalidad, donde dicha posibilidad
se puede ver minimizada un 70 % o más (Bekhor,
Bekhor y Gandrabur, 1995). Esto mismo es apoyado por Dean (2010), quien expone que los tatuajes
visibles son considerados como inapropiados para los cuellos blancos, es decir,
para personas que desarrollan tareas semiprofesionales o profesionales; pero
como apropiados para los cuellos azules, es decir, aquellos que realizan tareas
manuales.
Sin embargo, los prejuicios de los tatuajes en el ámbito laboral
dependen ampliamente del sector que se considere. Por ejemplo, mientras que en
el ámbito de la construcción y los servicios públicos, menos de la mitad de los
empleadores se deja influenciar por los tatuajes a la hora de reclutar
personal, en el sector de belleza, hospitalidad, venta minorista y oficinas la
decisión de las personas encargadas de contratar personal se ve
considerablemente afectada por la presencia o ausencia de tatuajes en el futuro
empleado, siendo menos propensos a emplear personas que cuenten con alguno (Bekhor, Bekhor y Gandrabur, 1995). La
presencia de tatuajes en personas que trabajan en el sector financiero proyecta
una imagen de poca profesionalidad y el prejuicio de que no son confiables (Dean, 2010). En el sector de los
restaurantes y servicios de comida, los empleadores consideran como un aspecto
desfavorable la presencia de tatuajes en los futuros empleados; es decir,
existe una preferencia por contratar gente sin tatuajes visibles en relación a
alguien que sí los tiene (Brallier,
Maguire, Smith y Palm, 2011). Por su parte, aquellos que trabajan en el
sector de la salud y cuentan con tatuajes visibles son percibidos como poco
higiénicos (Dean, 2010).
No obstante, estas percepciones están fuertemente relacionadas con
la edad de las personas. Los más jóvenes tienen una percepción más favorable
con respecto a los portadores de tatuajes en comparación con los de más edad,
quienes consideran menos inteligentes, más rebeldes, con menos encanto y menos
honestos a las personas tatuadas que a las que no lo están (Dean, 2010).
Según un estudio realizado por Foltz (2014), la mayoría de los
estudiantes universitarios millennials, tanto tatuados como no tatuados, percibe que la
búsqueda laboral luego de terminar sus estudios universitarios será más difícil
para aquellos que posean un tatuaje en comparación con los que no tengan
ninguno. En consecuencia, la mayoría de los estudiantes tiene en cuenta su
futuro empleo a la hora de elegir el lugar del cuerpo para un tatuaje. De igual
modo, quienes ya cuentan con un tatuaje deciden tapárselo para las entrevistas
laborales o reuniones de trabajo formales. Por otra parte, el estudio también revela
que los millennials que
tienen un tatuaje deben tener en cuenta que no solo puede generar un impacto
negativo en el proceso de conseguir un trabajo, sino que, una vez conseguido el
puesto laboral, podría causar interferencias negativas con compañeros de
trabajo de mayor edad, debido a los prejuicios que vienen asociados con el
tatuaje.
Por último, es importante resaltar que un estudio realizado por Armstrong et al. (2008) en diferentes
centros de remoción de tatuajes en Arizona, Colorado, Massachusetts y Texas,
verificó que el 38 % de quienes deciden quitarse su tatuaje lo hace debido a un
nuevo trabajo o una nueva carrera.
Objetivos
Como objetivo general de esta investigación, se planteó
descubrir las percepciones del tatuaje como elemento cultural. Para alcanzarlo,
se establecieron los siguientes objetivos específicos:
1) Determinar la existencia y carácter de las relaciones entre
ciertas variables asociadas a la importancia e incidencia del tatuaje en la
cultura.
2) Identificar la existencia de diferencias perceptuales entre
grupos etarios en función de las variables asociadas a la cultura del tatuaje.
Metodología
Procedimiento
La presente investigación se llevó a cabo a partir de un diseño
descriptivo transversal simple, el cual se caracteriza por descubrir relaciones
existentes entre dos o más variables, permitiendo al investigador realizar
predicciones incipientes (Hernández
Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio, 2006). La recolección de
datos se realizó a partir de un cuestionario online estructurado y autoadministrado,
que los participantes recibieron por medios electrónicos.
Una vez que el período de trabajo de campo finalizó, se
codificaron las variables y se realizaron análisis de correlaciones bivariadas,
análisis de regresión lineal múltiple y ANOVAs a través del programa
estadístico SPSS en su versión 20.
Instrumento
Como instrumento de medición se desarrolló un cuestionario online
estructurado, que fue respondido por los participantes en forma
autoadministrada. En primer lugar, se incluyeron preguntas sociodemográficas
que permitieron perfilar la muestra (edad, género, situación laboral, entre
otras). Por último, se incluyeron preguntas relacionadas con la
temática(percepciones y opiniones acera del tatuaje como expresión cultural),
que permitieron realizar el análisis presentado en este artículo.
Para analizar la validez del instrumento, se realizó una
evaluación sistemática del contenido de las preguntas de la escala.
Adicionalmente, se analizó la validez de constructo de carácter nomológico,
evaluando la relación entre los resultados obtenidos a través de la escala con
constructos teóricos y resultados previos expuestos en investigaciones
anteriores. Por último, se abordó la confiabilidad de consistencia interna,
obteniendo un alfa de Cronbach de .51.
Participantes
El método de muestreo utilizado fue el de bola de nieve, a
través del cual se les pidió a los encuestados que reenviaran el formulario a
sus conocidos, con el propósito de obtener la mayor cantidad posible de
respondentes.
La muestra estuvo compuesta por 745 individuos que vivían,
estudiaban o trabajaban en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) y tenían
entre 18 y 60 años (M = 23.94, DE = 6.96).
Consentimiento informado
Debido al hecho de que la encuesta fue autoadministrada, se
incluyó al inicio una explicación de los objetivos de esta investigación y una
pregunta filtro solicitando la aceptación a formar parte de la muestra de este
estudio. Quienes eligieran no participar, finalizarían la encuesta y quedarían
excluidos de la investigación.
Resultados
A fin de determinar la existencia y carácter de las relaciones
entre las variables asociadas a la cultura del tatuaje (“Me parece que el
tatuaje es una moda que vino para quedarse” o Moda que vino para quedarse; “Me
parece que existen prejuicios en el entorno laboral respecto al tatuaje” o
Prejuicios en el entorno laboral; “Creo que el tatuaje es una expresión
cultural” o Expresión cultural) se realizó una prueba de correlaciones
bivariadas, obteniéndose los resultados que se observan en la Tabla
1.
Tabla 1
Elaboración propia.** La correlación es
significativa en el nivel .01 (bilateral).
Posteriormente, se realizó un análisis de regresión lineal
múltiple aplicando las variables Moda que vino para quedarse (X1) y
Prejuicios en el entorno laboral (X2) como elementos predictivos de
la variable Expresión cultural (Y). Se encontró que los predictores logran
explicar un 13.6 % de la varianza de la variable dependiente: R² = .13,
F(1,743) = 58.630, p < .001. Tanto Moda que vino para quedarse (β = .248, p
< .000) como Prejuicios en el entorno laboral (β = .227, p < .001)
muestran efectos sobre la variable dependiente, constituyéndose la siguiente
regresión lineal múltiple: Y = 1.820 + .248 X1 + .227 X2.
Finalmente, se realizaron análisis de varianza a fin de
determinar la existencia de diferencias entre los grupos etarios en función de
las variables culturales, encontrándose los siguientes resultados:
Edad/Moda que vino para quedarse: El estadístico de Levene
(.444, p = .505) permite asumir la igualdad de varianzas entre los grupos. El
análisis de la varianza permite afirmar la existencia de diferencias
significativas entre los grupos de la variable Edad en función de la variable
Moda que vino para quedarse: F(1,743) = 7.237, p < .05, η² = .010. Entonces,
podría afirmarse que los individuos entre 18 y 25 años (M = 3.16, DE = 1.187)
presentan un mayor nivel de acuerdo con la idea de que los tatuajes son una
moda que vino para quedarse frente a los encuestados entre 26 y 60 años (M =
2.9, DE =
1.185).
Edad/Expresión cultural: El estadístico de Levene (8.326, p =
.004) no permite asumir la igualdad de varianzas entre los grupos y el análisis
de la varianza no permite afirmar la existencia de diferencias significativas
entre los grupos de la variable Edad en función de la variable Expresión
cultural: F(1,743) = .809, p = .369, η² = .001.
Edad/Prejuicios en el entorno laboral: Si bien el análisis de la
varianza pareciera indicar la existencia de diferencias entre los grupos
[F(1,743) = 22.357, p < .001, η² = .029], el estadístico de Levene (17.236,
p = .000) no permite asumir la igualdad de varianzas, por lo que el resultado
del ANOVA no es confiable. Entonces, podría afirmarse que no hay suficiente
evidencia para identificar la existencia de diferencias significativas entre
los grupos etarios en función de la variable dependiente.
Limitaciones y alcance
La principal limitación de esta investigación es la metodología
de muestreo utilizada que, al no ser un método probabilístico, impide la
generalización de los resultados a la población total en cuestión. Además,
existe una mayor cantidad de respuestas de jóvenes, lo que se evidencia en la
distribución de la variable edad, presentando una media de 23.94 años y un
desvío estándar de 6.96.
En cuanto a la fundamentación teórica de la temática, se ha
descubierto que no existe gran cantidad de artículos científicos que aborden el
estudio del tatuaje como elemento cultural desde una perspectiva cuantitativa.
En este sentido, se ha realizado una selección de las investigaciones previas
más relevantes y se han incluido también ciertos trabajos teóricos o de
naturaleza cualitativa que ofrecen un antecedente para los resultados del
presente estudio.
En cuanto al alcance de esta investigación, debe considerarse
que se toma como población a AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).
Adicionalmente, aunque existen dos tipos de tatuajes, los permanentes y los
temporales o de henna
(Pérez-Cotapos y Cossio, 2006), a lo
largo del presente texto se refiere al tatuaje permanente como simplemente
tatuaje, y no se aborda el uso de tatuajes temporales o de henna.
Conclusiones y discusión
Los tatuajes representan en la actualidad elementos asociados
con la moda y la cultura, lo que puede reflejarse en las correlaciones halladas
entre las variables culturales, reforzando las afirmaciones de Pérez-Cotapos y Cossio (2006), quienes
agregan a este panorama la idea de que los tatuajes constituyen una realidad
social.
La variable Expresión cultural presentó importantes
correlaciones con las variables Moda que vino para quedarse (correlación del
29.5 %) y Prejuicios en el entorno laboral (correlación del 27.9 %). En este
sentido, la regresión lineal múltiple que se formuló con estas variables
demuestra que es posible identificar un modelo predictivo de la utilización del
tatuaje como una expresión cultural a partir de la idea de que representa una
moda que vino para quedarse y la percepción de que existen prejuicios en el
ambiente laboral en cuanto al uso de tatuajes.
Este modelo podría evidenciar la existencia de una subcultura en
torno al uso del tatuaje como expresión cultural (siguiendo el concepto de
subcultura de Schiffman y Kanuk, 2010),
evidenciada por un grupo restringido de individuos que consideran que el
tatuaje es una moda no pasajera, pero reconocen la existencia de prejuicios en
el entorno laboral (probablemente provenientes de individuos que no forman
parte de esta subcultura). Esto concuerda con la descripción propuesta por Armstrong, Stuppy, Gabriel y Anderson (1996),
quienes informan en su estudio que casi la mitad de los participantes se vieron
influenciados por sus pares a la hora de tomar decisiones relacionadas con el
tatuaje, considerando que el 61% se había interesado en tatuarse con un grupo
de amigos. Asimismo, en línea con lo expuesto por Gil Mártil (2009) y Reisfeld (2005), un grupo cultural (o una
subcultura) tiene la capacidad de arrastrar a los individuos hacia cierta moda,
debido a que se presentan conductas imitativas entre los individuos.
Adicionalmente, la importancia de la variable Prejuicios en el
entorno laboral como una de las predictoras de la variable Expresión cultural,
puede evidenciarse en estudios anteriores que ratifican la existencia de estos
prejuicios (Bekhor, Bekhor y Gandrabur,
1995; Dean, 2010; Brallier, Maguire, Smithy Palm, 2011; Foltz, 2014). Resulta relevante también
considerar los resultados del estudio de Armstrong
et al. (2008), quienes exponen que el 38 % de los participantes de su
investigación decidieron remover su tatuaje debido a un nuevo trabajo o una
nueva carrera.
Con respecto a la idea de que los tatuajes son una moda que vino
para quedarse y la percepción de que existen prejuicios en el entorno laboral
relacionados con su uso, la correlación es menor que las anteriores, pero
permite entender que existe una considerable relación entre las variables
(correlación del 21 %). En este sentido, el concepto de moda explicado por Gil Mártil (2009), es decir, la consideración
de que algo es moda cuando la mayoría en un grupo así lo cree, se relaciona con
el hecho de que los distintos grupos culturales poseen diferentes
consideraciones en cuanto a qué se considera aceptable a la hora de ocupar un
puesto de trabajo.
El análisis de la varianza permitió descubrir que los individuos
más jóvenes (entre 18 y 25 años) presentan un mayor nivel de acuerdo con la
idea de que los tatuajes son una moda que vino para quedarse, frente a los
encuestados de mayor edad (entre 26 y 60 años), lo que concuerda con las ideas
expuestas por Tesone (2000), quien
afirma que el tatuaje denota la pertenencia a un grupo etario y cultural, y Dean (2010), quien sostiene la existencia
de una fuerte asociación entre la edad de un individuo y la posesión de
tatuajes. Siguiendo con esta línea, una investigación realizada en Estados
Unidos demuestra el aumento de la tendencia de la posesión de tatuajes
generación tras generación (Pew Research
Center, 2010).
Por último, pero no de menor relevancia, los resultados de esta
investigación demostrarían la ausencia de diferencias significativas entre
grupos etarios en función de la creencia de que los tatuajes representan una
expresión cultural y la percepción de que existen prejuicios en el entorno
laboral relacionados con la posesión de tatuajes. Esta última afirmación no
concuerda con lo expuesto por Dean (2010),
quien expone que las percepciones relacionadas con los prejuicios sobre el
tatuaje estarían fuertemente relacionadas con la edad de las personas.
Cabe destacar que, como se mencionó anteriormente, el presente
estudio se caracteriza por una mayor cantidad de respondentes jóvenes, por lo
que es probable que las respuestas representen más fielmente a este segmento de
la sociedad. Se necesitan estudios posteriores con métodos equitativos de
muestreo que permitan conseguir proporciones que representen la distribución de
edades de la población estudiada.
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"cwxhxryygl" (2021-10-05)
"johnanz" (2022-04-18)